Sarah:

Debiste habérmelo dicho.

Axel:

Yo nunca diría una sorpresa.

Sarah:

Axel, si lo dijeras entonces ya no sería una sorpresa.

Axel:

Sarah, no arruines el momento.

Sarah:

Creo que deberíamos dejar de mandar mensajes de texto.

Axel:

Sarah, estoy de acuerdo.

—En este momento no necesitamos mensajes—habló Axel.

—¿Hemos estado aquí como una hora y lo único que hemos hecho es hablar por mensajes?

—Me temo decir que sí, señorita Harper.

—Axel, enserio, deberíamos dejar los mensajes.

—No lo creo—hizo un gesto de desaprobación.

—Por cierto, gracias por traerme a este lugar.

—Solamente he traído a dos personas a este lugar.

— ¿Quién fue la otra? —hablé enojada.

—Mi auto y tú, este es un lugar demasiado especial.

— ¿Por qué es demasiado especial?

—Solamente es demasiado especial.

Nos encontrábamos en una colina, estábamos sentados en el cofre del auto de Axel, con una vista perfecta.

—Las estrellas son hermosas.

—La vista también.

—Mirar toda la ciudad desde este lugar es un gran privilegio.

—Lo mejor de esto es que estoy contigo.

—Axel, ¿algún día te harías un tatuaje con mi nombre?

—No es necesario, tú ya eres una marca aquí, dentro de mí —habló mientras se tocaba debajo del pecho izquierdo.

—Axel, yo siempre estaré contigo, pase lo que pase —dije mientras Axel me abrazaba.