14. Quería arreglar contigo pero me faltó la voz
Una semana había pasado desde el, ahora llamado, "incidente del golden que ladró"; misma semana que Tony había pasado lamentándose sus malas decisiones e intentando reunir fuerzas para ir y aceptar las consecuencias, todo en la cama de Loki, tomando más café que de costumbre, hecho un burrito depresivo y escuchando mucha música, la playlist secreta con Steve, con la compañía de Bruce, Rhodey, Loki o Natasha, que venían a pasarle apuntes que no necesitaba y a intentar levantarle el ánimo y de la cama. Mientras, Steve intentaba seguir adelante en un cuarto vacío, con un ensayo (para el cual ya le quedaba poco para terminar y entregar) que le pesaba, limitándose a existir sin disfrutar mucho. Parecía ido, ausente; solo reaccionando cuando ponía la playlist secreta o cuando Bucky, Sam o Thor intentaban sacarle una sonrisa.
—Señores, estamos en crisis —dijo Clint, después de que le informaran de lo sucedido la última semana desde el incidente, caminando al frente del salón vacío que estaban ocupando—. Infórmenme de lo más reciente.
—Steve se está lamentando ser más boca floja que tú —informó Bucky, poniéndose de pie—. Y está escuchando mucho Stop Crying Your Heart Out, creo que no es ni saludable —se sentó, con un bufido.
—¿Y el genio más idiota?
—Se rehusa a salir del cuarto —dijo Natasha—. Su sangre es más café que sangre, está hecho un burrito depresivo y lo único que escucha son canciones en español, muy tristes —golpeó la mesa con la palma de las manos, inclinándose y viendo fijamente a Clint—. Muy. Tristes. Hará que Bruce entre en depresión, si no es que Rhodey le pega primero.
—Yo digo que hasta acá llegamos —fue Sam quien habló, cruzado de brazos—. Hicimos todo lo que pudimos, metimos la pata todas esas veces y ahora, nuestros idiotas, están depresivos y lejos del otro.
—¿Mencioné que Tony sí quería a Stephen? —añadió Natasha, ignorando a Sam—. Aparentemente, era demasiado cobarde para decirle a Steve que le gustaba y usó a Strange, pero le salió el tiro por la culata porque el otro hacía lo mismo con él —Loki asentía mientras Natasha hablaba—. Loki, deja de aventarte un Kuri.
—¿Kuri?
—Fui débil y me vi un especial de stand up con Clint —murmuró la pelirroja—. En fin, que Stephen obtuvo lo que quería, pero Tony terminó siendo un bulto depresivo en la cama de Loki.
—En mi piso, en realidad —aclaró—. Desde que se cayó de la cama, se rehusa a moverse.
—Ah, y no quiere ver a nadie que no seamos nosotros cuatro —añadió Natasha—. ¿O no, Kuri? —preguntó a Loki, quien seguía asintiendo. Clint soltó una carcajada y se acercó a chocar los cinco con la pelirroja.
—Entonces... ¿le decimos a Steve que está bien que se rinda? —preguntó Bucky—. Porque él no tiene problemas con hacerlo.
—¿En serio? ¿Hasta acá llegamos? —todos asintieron, pero Clint negó—. ¡No, idiotas! No hemos visto su estúpida rivalidad evolucionar a una estúpida amistad con sentimientos extra para quedarnos con las ganas de ver su estúpido noviazgo —se llevó una mano al pecho, dramáticamente—. Hemos hecho de todo para estar acá, ¿nos vamos a rendir así como así? ¿Qué somos? ¿Huevones o Leones?
—¿Qué tenemos que responder a eso? —susurró Sam a la oreja de Bucky, quien se puso de pie.
—¡Leones! —exclamó el castaño, sonriendo—. No digo que tengan que ser novios mañana —explicó, al ver la mirada seria de Natasha y Loki—, pero tienen que hablar, ¿no? Sentimientos de lado, son amigos.
—Yo no sé qué sería de mí sin Nat —dijo Clint—. Puede estar todo lo loca que quieras, pero le da color a mis días. Amistosamente hablando, no me mates, Buck.
—Entendemos el punto; los amigos son amigos para siempre y por siempre —canturreó Sam, volteando a ver a Bucky con una sonrisa—. Y aja, también te quiero Buck, pero lo que nos importa ahora es la crisis de los lentos.
—¿Y qué propones? —preguntó Loki. La sonrisa que le dio Bucky, le asustó un poco—. Ah, maldición.
—¿Y por qué yo? —preguntó Steve, con un audífono reproduciendo The Longest Wave en una oreja, viendo incrédulo a Loki. Era raro que el pelinegro le pidiera esa clase de favores.
—Porque eres el más rápido, el de mayor resistencia y el más cuidadoso del grupo —explicó, poniendo la mejor cara de angustia que tenía en su colección—. Te pago si quieres, pero me urge un poco tener la tarea de mate y no puedo irme de acá —pidió. Steve rodó los ojos y asintió, emprendiendo su camino hacia la habitación de su amigo, jugando con la llave en su mano y tarareando la canción.
Avanzando por el pasillo, seguía maldiciendo su suerte y regresaba amable los saludos que recibía, muchos de ellos, eran sonrisas coquetas. No se sentía listo para otra pena así, pero tenía que avanzar y solo lo lograría olvidando a Tony; aunque ser compañeros de cuarto le ponía la situación un poco difícil, pero seguro que se las arreglaba. Aparte, no había visto al castaño en toda la semana, y no sabía hasta cuándo aparecería, podría, por fin, hacer el cambio de compañero que había querido hacía tanto. Parecían años.
Al llegar a la puerta, se extrañó al sentir el olor del café de Tony y escuchar que, del otro lado, alguien reproducía una canción de esa banda española, la misma canción que sonó el sábado cuando Tony salió corriendo: Tú me hacías sonreír. Sacudiendo la cabeza, para despejar la mente y liberarla de esos pensamientos, introdujo la llave y abrió la puerta.
Tony se puso alerta al escuchar la llave, pero supuso que era alguno de sus amigos, así que siguió dándole la espalda a la puerta y disfrutando de la banda; no tenía deseos de cambiar la canción, que escucharan su pequeño tesoro.
—Puedes agarrar una taza, si quieres —dijo, señalando la cafetera y creyendo que era Bruce, por el silencio y lentitud de los movimientos.
Steve, por su parte, estaba sorprendido de ver a Tony ahí y así; el bulto depresivo en las sábanas lo hizo sentir peor, había dañado a quién más quería en el mundo, jamás se lo perdonaría. Intentó decir algo, aunque sea rechazar la taza ofrecida, pero la voz se rehusaba a salir de su garganta, y la lengua se sentía pesada en su boca. Decidió, entonces, acercarse al desordenado escritorio de Loki y buscar la dichosa tarea de mate.
—Creo que no estamos animados hoy, eh, Brucie —resopló, incorporándose en la cama y sorprendiéndose al ver a Steve buscar algo en el escritorio de Loki—. ¿Steve?
Se volteó hacia Tony, en el momento justo en el que escuchó la puerta ser cerrada a sus espaldas. Antes de responderle algo al castaño, avanzó hacia la puerta, intentando abrirla y bufando frustrado al ver que la habían cerrado por fuera. La golpeó, irritado—: Abran la maldita puerta.
—No hasta que se amiguen otra vez, estamos deprimidos de verlos así —respondió la voz de Bucky del otro lado—. Me agradeces luego, o me matas, no sé, pero arréglense y por favor, dejen esa depresión, ya nos afecta a todos —no pudo replicar, pues lo siguiente que escuchó fueron los pasos alejarse. Lo de la tarea sólo había sido una trampa, qué bajo, pero ingenioso. Se sentó en la cama de Thor, pasando una mano por sus cabellos. Inglés no era su clase favorita, pero no por eso iba a perderla.
Bueno, una vez al año no hace daño.
Tony se arrastró hasta los pies de la cama de Loki, dejando la manta en las almohadas. Se sentó, con los pies colgando, y vio apenado al fantasma de Steve que tenía en la cama de Thor. Se miraba igual o peor que él.
—Perdón —dijo Steve, jugando con sus dedos y sin alzar la vista de éstos—. Fue... imprudente haberte dicho todo eso sin considerar lo que tú sentías o cómo te afectaría, pero estaba cansado de fingir frente a ti.
—Bueno, yo también metí la pata —murmuró, meciendo sus pies, para luego contarle todo el lío con Stephen y sus malas decisiones—. El karma es una perra —finalizó, sacándole la primera sonrisa de la semana a Steve—. Lo siento, Steve —el rubio se levantó y sentó al lado de Tony, disfrutando de la cercanía y el calor que tanta falta le habían hecho esa semana. Luego, se dejó caer de espaldas en la cama de Loki, con un suspiro, y se sintió más aliviado—. Pero, tengo que confesar que, aunque me gustes y mucho, no me siento listo para... bueno, ya sabes —se sonrojó un poco.
—No te apures, yo tampoco estoy en mis mejores días para eso —respondió—. Propongo regresar a nuestro cuarto y escuchar toda la playlist si hace falta, ya luego veremos qué hacer —Tony sonrió, y asintió, de acuerdo con el plan, cuando escucharon la puerta ser abierta y vieron entrar a todos su amigos, con cara de alivio... y Clint llorando.
—Crecen tan rápido —sollozó, abrazando a Steve, quien no sabía cómo reaccionar y se limitó a palmearle la espalda. Con ayuda de todos, mudaron a Tony de regreso y los dejaron solos, a ellos y a su música. Diversas bandas sonaron en el cuarto el resto del día, mientras ambos estaban acostados en la cama de Steve, sonrientes y tranquilos por primera vez en mucho tiempo.
Jamás habían disfrutado tanto de escuchar un solo de guitarra, y Tony no pudo evitar abrazar a Steve en pleno Lucky Ones, susurrando la letra de la canción.
—Everybody told me love was blind, then I saw your face and you blew my mind. Finally, you and me, are the lucky ones this time —Steve sonrió y se apretó más al castaño, disfrutando de escucharlo cantar y de tenerlo a su lado.
«Todos me dijeron que el amor era ciego, luego vi tu cara y volaste mi mente. Finalmente, tú y yo, somos los afortunados esta vez».
pareciera que se arreglaron rápido, pero mi corazoncito ya no podía más con su drama, perdón:'v
Lucky Ones es una canción que te dan ganitas de enamorarte bonito, y pues, no podía faltar con estos dos jaja:'v
Creo que el siguiente es el último :)
¿Les gustó? :>
Cuídense las nalguitas<3
Latita<3
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