11. El cariño que te tengo no se paga con dinero, cómo decirte que sin ti muero

El resto de la semana pasó sin muchas emociones extras, más allá de alguna llorada en las noches escuchando Azul a espaldas de Steve, porque iba a terminar por deprimirlo más que Clint viendo Siempre a tu lado y realmente no le convenía tener a su rubio triste, porque se iba a poner más triste y esta difícil intentar superar a alguien estando terriblemente triste.

Mientras, Steve parecía estar sobre un arcoíris; estaba tan feliz que era contagioso (era, en parte, razón por la cual Tony no estaba tan triste) e, incluso, había avanzado más de media página en el maldito ensayo, que empezaba a amar. Escribía a espaldas de Tony, estando ambos encerrados en el cuarto, el castaño "durmiendo" en la cama de Steve porque "oh, Steve, es más cómoda que la mía" y Steve sentado en el escritorio, el lapicero entre sus dedos avanzando rápidamente sobre el papel. La viejita prehistórica estaría muy orgullosa, él lo estaba. Ese ensayo era digno de salir en el periódico escolar, pero mejor no. No quería que nadie más aparte de él (y la pasita) leyeran lo maravilloso que era Tony a sus enamorados ojos.

En fin, que ahora era sábado y no había nada que hacer en la casi vacía academia; Steve y Tony seguían en el cuarto, ahora escuchando música menos deprimente ("Tony, me gustaría tener un compañero que no entra en depresión, si no es mucha molestia") pero igual de suave, para aliviar un poco ese roto corazoncito. Para su mala suerte, el clima no ayudaba mucho, porque las nubes grises, que también forman parte del paisaje ("¡maldito seas, Arjona, con tus letras deprimentes y poco entendibles!") no habían dejado el cielo, ahora empezando a llover. Pero, de todas maneras, Tony empezaba a sentirse mejor; ahí, escuchando Champagne Supernova junto a Steve, mientras la lluvia golpeaba la ventana del cuarto y las nubes hacían gris la tarde, Tony se sintió a gusto con la vida; a gusto como hacía mucho no se sentía. Desde inicios de ciclo, seguramente.

Al no haber nadie, la música estaba mucho más alta que de costumbre, haciendo que a Tony le entraran unas ganas terribles de rock. Quería saltar por el cuarto y olvidar sus penas usando una buena guitarra eléctrica, así que, en cuanto terminó Champagne Supernova, saltó de la cama de sábanas azules, espantando a Steve, y cambió a Paradise City, queriendo dejarse llevar por el ritmo pegadizo de la canción.

—¿Y ese cambio? —preguntó Steve, incorporándose con pereza. Tony se encogió de hombros.

—Quiero... uhm, un poco de esto —hizo un movimiento con la cabeza, haciendo referencia a la banda—. Take me down to the Paradise City where the grass is green and the girls are pretty —cantó, bailando al ritmo de la canción—. Take me home —saltó hacia la cama, quedando de pie frente a un sonriente y confundido Steve—. Es más divertido si destrozas la canción conmigo, Steeb —Steve se levantó de la cama, negando con la cabeza, y se acercó al escritorio, viendo con algo de pereza los papeles regados y lapiceros desordenados.

—¿Vamos por pizza? —propuso, después de desechar la idea de trabajar en el ensayo. Tony, a mitad de mini concierto sobre la cama, paró sus movimientos y asintió sonriente, con las mejillas sonrojadas por el baile. A Steve le pareció lo más tierno que había visto. Tomó una sudadera, pensando que iba a sentir frío, y salió de la habitación, seguido por Tony. Cerró la puerta y avanzaron por el pasillo; el silencio era llenado por la música del teléfono del castaño, sonando aún Paradise City. A Steve le extrañó que Tony estuviese escuchando esa banda, puesto que era más de AC/DC, pero prefirió no hacer preguntas. A mitad de pasillo, Tony sintió frío y Steve calor, quitándose la sudadera y pasándola a Tony.

—Hasta acá te siento temblar —sonrió. Tony no dijo nada, pero agradeció con un movimiento y se puso la sudadera.

—¿Qué talla eres? ¿XXL?

—Eh... —Tony revisó la etiqueta.

—¡XXXL! —exclamó, soltando una carcajada—. ¡Eres talla porno!

—No creas, me queda grande, pero es calientita.

—Joder que sí —se abrazó a sí mismo, las manos hundidas en las mangas largas de la prenda, e inhaló un poco del aroma de Steve impregnando en la tela. Siguieron caminando por el pasillo, un poco más cerca, un poco más cómodos, hasta que las conocidas risas se hicieron presentes—. Yo quería un sábado tranquilo —bufó dramático. Clint les llegó por la espalda, abrazándolos a ambos por los hombros.

—¿Qué pasiones? —sonrió, haciendo voltear a los otros dos, mientras el resto llegaba por el pasillo—. Planeábamos subir a la terraza y hacer estupideces de terraza.

—¿Y nos lo dices para no asustarnos cuando veamos tu cuerpo hecho lata afuera o qué? —preguntó Tony, sonriendo burlón.

—Es una invitación Barton, tómala o déjala —señaló al resto—. Llevamos Pringles, Cheetos y no sé qué otras porquerías, ahorita iba a ir yo por pizza y por ustedes... y tus bocinas. Anda, vengan —jaló a Tony de la manga—. Qué grande es tu sudadera para corazones rotos.

—Es de Steve —aclaró—. Pero sí, yo quiero ir.

—De paso, dejas de oler a desamor —sonrió Loki—, y olerás a Pringles robadas y terraza de academia. Steve, ¿tú vienes? —el rubio asintió–. Bien. ¿Acompañas a Clint por la pizza? No queremos que se coma la mitad en el camino.

—¡Hey! —protestó el mencionado, dando media vuelta y siendo seguido por Steve. Cuando dejaron de escuchar las voces del resto, que se dirigían a la terraza, Clint decidió abrir la boca—. Así que... Tony tiene tu sudadera.

—Uhum —se encogió de hombros—. Sudadera grande, rock viejo, pelo despeinado, ¿qué tiene de malo?

—Oh, nada —paseó sus ojos por el pasillo, fingiendo demencia—. Solo digo... que tiene tu sudadera. Y tú una sonrisa grande.

—Y más de la mitad del ensayo hecho —chasqueó los dedos y señaló al otro, finger gun—. No olvides el ensayo.

—Cool cool cool, ensayo, cool —asintió. Luego, pasó las manos por su pelo, despeinándolo más—. Mira, lo diré ahora antes de que... explote. Tenemos un plan estúpido para que ustedes dos están juntos, se amen y su puta madre: encerrarlos en el closet de limpieza.

—Qué cliché —soltó—. Y estúpido, ¿qué les parece darle tiempo a Tony para... recuperarse? Digo, a nadie más le terminaron el miércoles.. dale, no sé, ¡tiempo al tiempo! —metió ambas manos en los bolsillos de su pantalón y aceleró por el pasillo, haciendo que Clint tuviera que trotar para alcanzarlo.

—Lo tomaré como un no, ok, me llegó el memo, bájale dos rayas —dijo, posando una mano en el tenso hombro del más alto.

—Perdón —susurró—. Es solo... lo he tenido para mí estos días, y se mira mejor, y no quiero hacerle nada que lo altere o arruine nuestra amistad —explicó, bajando la voz, como con miedo a ser escuchado—. Lo que tenemos ahora me es suficiente, no quiero acelerar ni presionar nada.

Clint asintió, sonriéndole amable al rubio—: Entendido. Ahora, vayamos por esa pizza —Steve sonrió y siguió avanzando, mientras, Clint se volteó y llevó un dedo al audífono en su oído—. ¿Escuchaste?

Yep —respondió Natasha—. Supongo que... se acabó.

—La caca se salva, repito, la caca se salva.

—No entendemos tus referencias a stand up, somos demasiado lindos para ver eso —respondió Loki—. Pero entendemos el no, ahorita les decimos al resto. Trae pizza de jamón, el pepperoni pica. Tal vez bajemos a la sala cuando anochezca, ya tenemos las bocinas, igual. No tardes —la comunicación se cortó; echó andar por el pasillo, trotando para alcanzar a Steve. Y se preguntó porqué Loki había hablado como si estuviese leyendo un telegrama. En fin.

Al tener la pizza, subieron a la terraza, encontrándose al resto ya en tema; las latas de Pringles y bolsas de chucherías estaban abiertas y siendo devoradas por el grupo, mientras las latas de soda descansaban en la pequeña hielera de Bruce y Tony conectaba las bocinas, conectando de paso, el teléfono a ellas, poniendo la playlist grupal (que, cabe destacar, tenía la canción de Barbie y unas cuantas de Barney el dinosaurio). Natasha había subido unas cuantas mantas, en caso de que hiciera más frío y también, para bajarlas a la sala de audiovisuales y ver alguna película.

—¿Y todo esto? —preguntó Tony, señalando lo que habían llevado al terminar su trabajo con las bocinas.

—Porque nos lo merecemos... y para distraerte, por qué no —respondió Thor, lanzándole una Coca-Cola. Asintió, recibiendo la soda, y sonriendo grande.

—En ese caso... ¡por mi soltería, carajo! —alzó la lata, haciendo a los demás imitarle el acto entre risas.

Pasaron una buena parte de la tarde en la terraza, bromeando y cantando (gritando) canciones de la playlist; también, haciéndole burla a los bailes de Clint, pero bailando con él.

—Ah, carajo, amo esta canción —susurró Loki, en cuanto We are young empezó a sonar. Se puso de pie, pues algunos se habían sentado, cansados de bailar; tomó una lata, fingiendo que era un micrófono, y se acercó a Tony, cantando la letra—. My friends are in the bathroom getting higher than the Empire State.

—My lover, he's waiting for me just across the bar —completó Tony. El resto se unió, gritando, cómo no, la letra. Steve sonreía, viendo a Tony relajado y feliz de nuevo.

Terminaron el sábado viendo una película muy mala en la sala de audiovisuales. Salieron como a medianoche, entre risas y chistes, yéndose cada quien a su cuarto.

—No pues... —dijo Clint, cuando Steve y Tony se alejaban por el pasillo—. Qué putos somos, eh.

Latita Canciones Bill me llaman xd. Siento que me quedó algo flojo, pero meh.
Extraño a mis compas:(
La canción de este capítulo es El lado oscuro.
Mi amigo está bien emocionado del amor que le están dando, así que este es el espacio para dejarle amor al mejor amigo que ha tenido Latita:

¿Les gustó? :>

Cuídense las nalguitas<3

Latita<3

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