7.
Ya había pasado alrededor de un mes desde que Roger había vuelto del hospital. Brian y él se dedicaban a darse amor y claramente a intentar recordar. Roger estaba emocionado por saber todo lo que había vivido con el rizado.
Bueno, quizás hubiera sido bueno olvidar por siempre.
Brian y él estaban en la sala de estar del departamento que compartían viendo unos álbumes de fotos. El mayor le explicaba qué habían hecho en cada una de las fotos, y Roger escuchaba atento mientras se dividía entre mirarlo a él o a las imágenes.
— En esta estuvimos de vacaciones en Liverpool —le dijo señalando la fotografía—. Fuimos la casa de John Lennon, de Paul McCartney, de George Harrison y de Ringo Starr, al muelle, donde vimos el atardecer y al The Cavern y te subiste al escenario a cantar...
— ¿En serio? —rió.
— Sí —sonrió nostálgico—. Y después dijiste "quiero invitar a mi novio Brian que está en la tercera mesa a la izquierda". ¡Me obligaste!
— ¡Hey, ni lo recuerdo! —rió, pero guardó silencio un momento—. Vaya... yo... no lo recuerdo...
— Oh, Rog...
— Me gustaría recordarlo... —murmuró.
— Vas a recordarlo —aseguró—. Yo te ayudaré.
— Es que... ¡vamos! Fui a Liverpool, lugar donde nacieron los Beatles, mi Banda favorita, y aún así... ¿no lo recuerdo?
— Ya vas a hacerlo —dijo.
— ¿Y si no? ¿Perderé por siempre esos cinco años de mi vida? —preguntó asustado.
— Claro que no, bebé —suspiró y besó su cabeza para luego acercarlo más a él, puesto que lo abrazaba por los hombros.
Solo espero que no recuerdes lo último.
— Bri... quiero recordarlo... —suspiró—. Quiero recordar todo lo nuestro. Quiero poder contarle a alguien las cosas que vivimos y no por lo que tú me has dicho, todos los días vemos un álbum de fotos, todos los días me cuentas historias, todos los días nos besamos... y aún así...
— Si no logras recordar, haremos recuerdos nuevos —dijo—. Volveremos a Liverpool, pasearemos por la lluvia, ¡adoptaremos niños si quieres incluso! Nos casaremos, nos mudaremos de aquí... solo hay un antes y un después.
— ¿Soy feliz? —preguntó.
— Sí, lo eras —suspiró.
— ¿Era?
— Antes del accidente... —se apresuró en mentir.
Roger asintió convencido y siguió mirando las fotos.
— ¿Qué sucedió en esta?
— Oh, eso fue cuando aún no éramos pareja —dijo—. Fuimos a un bar con Freddie y John. La pasamos muy bien.
— Así se ve... —comentó y lo abrazó acurrucándose junto a él.
— ¿Tienes sueño? —le preguntó.
— No —sonrió.
— ¿Hambre?
— Tampoco.
— ¿Frío?
— No, estoy bien —rió levemente—. Me tratas como si fuera un bebé...
— Claro que lo eres —dijo—. Eres mi bebé.
Roger sonrió y tomó su mejilla para besar sus labios.
— Cuando recuerde todo, quiero casarme contigo —le dijo.
— Por supuesto —volvió a besarlo.
Solo espero que aún quieras casarte conmigo cuando lo hagas...
Se besaron varias veces más hasta que el sueño le ganó a ambos y decidieron irse a dormir.
— Se me hincharon los labios —rió Roger de forma nerviosa.
— Se te van a hinchar muchas veces más —lo abrazó desde atrás por la cintura y volvió a besarlo.
— Sí —correspondió feliz.
(...)
— Bueno, aquí estamos.
Roger miró el lugar asombrado.
— ¿Aquí nos conocimos? —preguntó.
— Justo aquí —lo abrazó por los hombros luego de que se sentaban en la arena—. Incluso en este mismo espacio.
— ¿Y cómo estás tan seguro? —preguntó.
— Porque jamás olvidaría dónde conocí al amor de mi vida —respondió.
Roger sonrió y se apegó más a él mientras cerraba los ojos para escuchar el sonido del mar. Brian disfrutó de la vista, mirando a Roger todo el tiempo y besando su cabeza de vez en cuando.
Porque para Brian, el mejor paisaje era Roger.
El día en la playa fue grato para ambos. Vieron las olas, de vez en cuando fueron al mar a tirarse agua, reposaron en la arena y se besaron varias veces. El día otoñal hacía que la playa estuviese prácticamente vacía, pero con la compañía contraria la sentían llena.
Por un tiempo, al menos.
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