Memories of a Dream. Capítulo único

Notas de la autora

▶ Y después de otro  hiatus... (otra vez) he vuelto con otra historia corta para aportar al fandom de Octopath Traveler.

▶ Una vez mas es sobre la pareja tan desconocida de Cyrus y Prim, aunque de manera indirecta mediante una conversación entre ella y Alfyn.

▶ Los personajes de Octopath Traveler no me pertenecen, sino a Square Enix Holdings Co., Ltd.

▶ Esta idea surgió a partir de las interacciones que tienen los personajes en cada uno de sus capítulos; éste, en especial, contendrá spoilers del capítulo 3 de la historia de Primrose, así que lean bajo este riesgo.

▶ Quien sepa acerca del artista que se ha usado en la imagen de la portada, les estaría agradecida que me lo dijeran para darle sus respectivos créditos.

▶ Primer oneshot que escribo sin supervisión de mi beta-reader, así que si hay algún error en la redacción, lo estaré corrigiendo en estos días.

Y sin mayor dilación, espero que disfruten de la lectura.

Solía corretear por esta mansión fantasma, tratando de huir de una vida que en ocasiones me resultaba ajena. Creía ingenuamente que podía gobernar el mundo para hacer que los mares se alzasen si se los ordenaba, pero descubrí que mis castillos se derrumbaban por estar construidos sobre pilares de arena y de sal.

Solía soñar despierta como un forma de salir de mi realidad, ya que en muchas ocasiones me resultaba difícil complacer las exigencias de mi padre.

Con tantas emociones que apenas comprendía por ser la única heredera de esta familia, buscaba un refugio perfecto para llenar de paz mi corazón inquieto.

Sentada bajo el marco de una ventana, noté tu presencia de inmediato, pero preferí no hablar en ese momento, con solo verte me bastaba para sonreír.

—¿Hmm..? ¿Simeón?— me puse en pie en cuanto vi que te marchabas del salón principal.

—¿Sí? ¿Qué quieres?— detuviste tu andar para prestarme atención, manteniendo ese brillo especial y misterioso en tus ojos que provocó que mi corazón saliera desbocado.

—¿Adónde vas?— di un paso hacia ti, buscando tu calidez... buscando tu compañía.

—A trabajar, ¿dónde si no?— me mostraste tu mas dulce sonrisa —Hay que podar los setos—

—¡¿Qué más dan los jardines?!— no te sorprendiste ante mi rabieta, te mantuviste tranquilo y aguardaste para que pudiera continuar —¡Quédate conmigo! Me siento mucho más tranquila cuando estás aquí— mi voz se volvió un susurro al mismo tiempo que me sonrojaba —¿No me leerías uno de tus poemas? Por favor—

—Como desees, mi dama— tomaste mi mano con delicadeza, depositando un beso sobre ella —Y no fatigues tu hermoso corazón, yo siempre te estaré cuidando— una caricia tuya en mi mejilla bastó para que me tuvieras a tus pies.

—Oh, gracias— sonreí por primera vez en este día... este trágico día que me marcaría de por vida.


Primrose despertó turbada de su letargo, sentía los párpados como si se los hubiesen cosido e imaginó que la piel se desgarraba mientras los despegaba lentamente para abrirlos, parpadeando por primera vez en... quién sabe cuántos días desde que quedó inconsciente.

Lo primero que vio fue un techo de color café oscuro sobre su cabeza con vigas de madera de donde colgaban candiles que apenas iluminaban la habitación, permitiendo solo la luz necesaria para que no resultase molesta en esta apacible noche de otoño. Tratando de ver a su alrededor para ubicar en dónde se encontraba, solo pudo reconocer la cama con sábanas de lino en la que se hallaba recostada.

"¿Ha sido... un sueño?" fue su primer pensamiento al intentar incorporarse penosamente de la cama, sin embargo un repentino dolor punzante proveniente de su costado izquierdo le obligaría a tumbarse nuevamente al mismo tiempo que lanzaba un grito ahogado "No... eso no fue un sueño..."

Respiraba con agitación ante los recuerdos recientes ocurridos en la antigua mansión Azelhart que pasaron como una exhalación por la mente de la bailarina causando que se estremeciera y se aferrarase a las sábanas como si su vida dependiera de ello.

"Simeón..." sacudió su cabeza en un intento de alejar tales pesadillas "¿Por qué?" no quería una respuesta inmediata a esta interrogante, no cuando aún le estaba costando trabajo asimilar la traición de la persona a quien alguna vez amó. El dolor que la inundaba ahora no solo era físico, sino también emocional pues tratar de comprender a Simeón solo causaría que las heridas de su pobre corazón roto se volviesen insoportables.

Si tan solo el tiempo fuese más indulgente con ella...

"¿Por qué tiene que doler tanto?" un gimoteo escapó de su garganta, no quería llorar... no debía llorar, ya que su mayor anhelo es darle fin a este suplicio; por ello tendría que hacer acopio de la poca fuerza que le quedaba para evitar desfallecer cuando estaba tan cerca de lograr su cometido. Aún así, ¿cuánto más lograría soportar hasta que la oscuridad la reclamara?

Y antes de que derramara una sola lágrima, escuchó una puerta abrirse al fondo de la habitación, lo que la obligó a levantar la mirada para toparse con Alfyn, quien se quedó quieto en el umbral, en donde pudo notar cómo su jovial rostro pasaba de la sorpresa al alivio para terminar en alegría por verla despierta y a salvo.

¡Hey, Primrose!sin levantar demasiado la voz, Alfyn cerró la puerta tras de sí para hacerle compañía una vez que se sentó en la orilla de la cama.

Primrose no respondió al saludo amistoso de su compañero, lo que le preocupó al boticario en cierta medida. Si bien es cierto que la bailarina siempre lucía animada cuando no se trataba de su misión, ¿qué se supone que debes decir o hacer una situación como esta?

Esto es para ti...alargó la mano para acercarle un frasco de cerámica envuelto en un trozo de tela.. 

¿Medicina?Primrose lo destapó, se trataba de un ungüento que olía a hierbas y a algo más, algo sustancioso y... oscuro que no lograba identificar. "Ugh...". 

Te arreglará rápido si comienza a doler de nuevole ofreció una pequeña sonrisa.

Gracias...solo bastó asentir a la vez que dejaba el frasco con el ungüento en la mesita de noche, para dar por terminada la conversación, lo que provocó que un silencio incómodo se apoderara de la habitación.

Escucha...carraspeó el boticario, en verdad detestaba esta situación, pero estaba haciendo lo mejor posible por ayudarle Quiero que te cuides, ¿de acuerdo?Primrose levantó la mirada, mostrándose confusa ante el contexto de tales palabras Estoy preguntando como tu boticario...tomó la mano de la bailarina con sumo cuidado al momento de darle un ligero apretón ...y amigo

Gracias, Alfyn...con su voz siendo apenas audible, Primrose se esforzó en dedicarle una sonrisa llena de gratitud por todo el apoyo que le ha estado brindando.

No solo es a mi a quien tienes que agradecer...el boticario soltó la mano de Primrose al ponerse en pie para acomodar encima del tocador los demás medicamentos que llevaba en su bolso ...también se lo debes al profesor Cyrusobservó por encima de su hombro la reacción de la dama Azelhart, con un poco de suerte esto podría resultar de su interés.

¿Cyrus?inquirió ¿Qué tiene que ver él en todo esto?

No creo que sea una buena idea decirlo...comentó sin cuidado al encogerse de hombros.

Alfyn...frunció el ceño ¿Realmente piensas dejarme con la duda?

¡Oh, de acuerdo!giró sobre sus talones para encararla, alzando los brazos en señal de rendición Que nunca se diga que puedo soportar ver a una bella dama llorarfue la primera vez en esa noche que Primrose se permitió reír. 

Qué considerado

Al menos logré hacerte reíresbozó una amplia sonrisa, que le fue correspondida Verás...volviendo a sentarse en la orilla de la cama, continuó con la charla —...durante estos últimos días, Cyrus se ha encargado de cuidarte...

Estamos hablando de Cyrus, ¿cierto?esperando que se tratase de una broma, Primrose mantuvo una sonrisa que fue desvaneciéndose en cuanto la seriedad de Alfyn no desaparecía de su rostro Pero... ¿por qué?el boticario se encogió de hombros.

Incluso cuando me encargué de sanar tu herida, él siempre estuvo presente, jamás quiso apartarse de tu ladosuspiró Incluso Ophilia tuvo que ayudarme a razonar con él para sacarlo de aquí en un par de ocasiones para que pudiese ir a descansardijo mostrando una mueca de desagrado ante tales recuerdos en tanto pasaba una mano por su cabello hasta alborotarlo aún más Sé que es un erudito y que pasa muchas noches en vela mientras lee, pero, para ser sincero, lucía más agotado que el resto de nosotros

¿Por qué?volvió a repetir la misma pregunta en un susurro apenas audible incluso para ella No tendría que haber hecho algo así... tomó la sábana de lino entre sus manos No era necesario que se preocupara tanto por mi

Pero lo hizopor un momento se olvidó que Alfyn seguía en la habitación, por lo que se sobresaltó al escucharlo hablar de nuevo No trates de buscar una respuesta para ello, Prim, el pobre sufrió mucho al verte...mordió su lengua, en verdad no quería decir moribunda ... ahí en la mansión en ese estado tan lamentable

Ya veo...

Sus manos se mancharon de sangre, Prim...alzó el rostro hacia el techo con la mirada fija al infinito —...de tu sangre, jamás podré olvidar la desesperación en sus ojos mientras trataba de contener la hemorragia, suplicándome una y otra vez que te salvara

"Cyrus..." su sorpresa era evidente, pero se negaba a mostrar emoción alguna estando su compañero de viaje frente a ella. No obstante, había algo más en su interior... algo que temía descubrir si se aventuraba a hurgar en el fondo de su alma.

"Ya no mas... no quiero que me lastimen de nuevo..."

Mordiendo su labio inferior, se llevó la mano por encima del pecho para prestar atención en el peculiar latido de su corazón. Saber de las proezas que el profesor estaría dispuesto a atravesar por ella, o por lo menos imaginarlo, le devolvían los sueños que alguna vez tuvo en su infancia acerca de un caballero dispuesto a rescatarla de la torre del dragón.

Sin embargo, ya no era una niña y ahora podía cuidarse sola...

Es solo que...

Ella ya lo sabía.

Lo supo desde un principio, cuando sus destinos se cruzaron por este viaje, más se negaba a comprenderlo o darle una oportunidad siquiera.

"Cyrus..."

En su cabeza no encajaba que el prestigioso profesor Cyrus Albright, un erudito brillante, elocuente, tonto e ingenuo, tuviera miedo de perder a alguien que lleva poco menos de un año de conocer.

Y eran esas etiquetas las que no le dejaban ver las cosas con claridad...

Le amaba. De alguna manera le amaba y no podía estar segura de si eso era bueno o malo.

"Por favor, no me hagas esto, Cyrus" finalmente una lágrima se deslizó por su mejilla... y con ella, una parte de su dolor estaba comenzando a disiparse, pues tenía la vaga esperanza de poder sonreír junto a él.

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