26
Cuando el pálido abrió los ojos vio que estaba junto con la omega y el pequeño, pero este estaba alejado de ambos. Yoongi se levantó como pudo y se acercó al pequeño para revisar que estuviera bien. El pequeño solo lloraba, pues aún le dolía saber que había muchas mentiras y que el lindo omega de cabellos rosas, que era su verdadero padre, no lo quería por su padre alfa.
—Cachorro. —lo llamo Yoongi. —Yeonseok.
—Por tu culpa mi appa me odia. —le dijo.
—Él no es tu padre. —habló la omega. —está engañando.
—Veo que siguen metiéndole más mentiras al pequeño. —escucharon una voz.
Al ver a la puerta vieron al omega con un beta, el cual tomó al pequeño para sacarlo de ahí y llevarlo a una habitación para que durmiera tranquilo, Yoongi se levantó y analizó al omega, este solo lo miraba esperando respuesta de lo que le tenía que decir.
—Acepto la luna de miel. —le dijo y el omega soltó una risa. —¿No era lo que querías?
—Esto no se trata de que harás las cosas cuando se te plazca Min. —lo vio. —además, ya perdiste tu oportunidad.
—¿No eras tú el que se moría por tener mi polla enterrada? —le dijo.
—Hay cosas mejores que tu polla. —suspiro. —duerman bien, mañana seguiremos, hoy ha sido un día cansado.
Cuando iba a salir fue tomado del brazo por el pálido, el cual lo miraba serio, Jimin se soltó y lo miro de igual forma Este miro a la omega la cual no se movía de su lugar, Jimin miró nuevamente al alfa y salió de ahí, pero antes se giró y lo vio.
—Pudiste dormir en un suave colchón como lo hará tu hijo. —mencionó. —para que veas que no soy tan mal padre, Yeonseok dormirá donde dormía mi hija.
Únicamente dijo eso y salió de ahí, ya tenía todo planeado para el final de esa familia, Jimin sonrió mientras miraba al niño dormir, su lobo lo negaba como suyo y por más que intentaba sentir un vínculo con el pequeño, este no existía y su lobo le gruñía a un pequeño cachorro ajeno. Él salió de ahí y se fue a su habitación para dormir un rato, al amanecer desde muy temprano fueron trasladados al lugar donde sería el final de todo y donde su venganza sería concluida.
—Ya casi es hora. —le dijo el beta.
—Muy bien. —Asintió. —Hay que preparar a nuestros anfitriones.
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