5

«Cada vez que estaba con Yoongi mi corazón latía, aún no entendía, como podía enamorarme de alguien sin poder verle el rostro, pero eso no me importaba.»

—¿Es verdad que tendrás una cirugía? —preguntó el pálido luego de dejar de tocar el piano.

—Sí. —suspiro. —tratarán de hacer lo posible para que vea.

—Eso es bueno. —dijo Yoongi.

—No lo sé. —Busco las teclas del piano. —La operación no asegura nada.

—Eso no lo sabes. —lo animo. —que tal si vuelves a ver.

Jimin respiró profundamente, buscando consuelo en el sonido suave del piano. Sus dedos temblaban levemente sobre las teclas, como si dudaran en continuar tocando.

—Tengo miedo. —confesó, finalmente. Su voz apenas era un susurro. —¿Qué pasa si la operación falla? ¿Qué pasa si nunca llego a verte?

Yoongi se acercó lentamente, colocando una mano cálida sobre la de Jimin, deteniendo el temblor en sus dedos.

—No importa lo que pase, estaré aquí. —dijo suavemente. —Con o sin la vista, seguirás siendo tú y eso es lo único que importa.

El silencio entre ellos se llenó de emociones no dichas, hasta que Jimin habló nuevamente, con una sonrisa tímida.

—A veces me pregunto cómo eres. —confesó Jimin. —pero lo que siento cuando estoy contigo, creo que ya me basta.

Yoongi sonrió, aunque sabía que Jimin no podía verlo.

—Algún día lo sabrás. —dijo, con una seguridad que esperaba pudiera tranquilizarlo.

Jimin comenzó a tocar las teclas del piano tal y como Yoongi le había enseñado, pero esta vez, el sonido parecía un poco más firme, como si sus temores hubieran disminuido, aunque solo un poco.

Yoongi detuvo a Jimin suavemente, tomando ambas de sus manos entre las suyas, cálidas y firmes. Jimin sintió la pausa en el aire, justo antes de que Yoongi las guiará con cuidado hacia su rostro.

—Hazlo. —murmuró Yoongi. —Si no puedes verme ahora, quiero que me sientas.

Jimin contuvo el aliento, sus dedos rozaron la piel suave y fría de Yoongi. Su corazón latía rápido, más fuerte con cada segundo. Primero, sus yemas recorrieron la línea definida de su mandíbula, luego subieron lentamente, trazando el contorno de sus labios, sintiendo cada curva, cada detalle. Tocó su nariz, sus pómulos, y finalmente llegó a sus ojos, cerrados bajo su tacto.

—Eres... —susurró Jimin, sin saber bien cómo continuar.

—¿Cómo me imaginas? —preguntó Yoongi en voz baja, con una mezcla de curiosidad y vulnerabilidad.

—No lo sé... —Jimin rio suavemente, aunque sus palabras estaban cargadas de emoción. —Pero ahora, eres más real para mí.

Yoongi soltó una pequeña risa, sintiendo la calidez de los dedos de Jimin recorriendo su piel.

—Ahora me conoces un poco más. —respondió, dejando que la intimidad del momento hablará por sí misma.

Jimin dejó que sus manos cayeran lentamente, pero el recuerdo del rostro de Yoongi quedó grabado en su mente, aún más nítido que cualquier imagen que pudiera haber imaginado.

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