23
Jimin se sentó al borde de la cama, tomando la mano de Yoongi con cuidado. Era un gesto simple, pero para él significaba el mundo. Aquel contacto físico le recordaba que estaban juntos, que él no estaba solo en esa lucha.
—No vuelvas a asustarme así, ¿quieres? —dijo Jimin, un leve reproche en su tono, pero sus ojos brillaban con amor. —No sé qué haría si te pasara algo.
—Lo siento. —respondió Yoongi, cerrando los ojos un momento mientras trataba de recuperar fuerzas. —No era mi intención, sabes que no me gusta preocuparte.
—Bueno, lo hiciste. —replicó Jimin, aunque una sonrisa se dibujaba en su rostro. —Pero me alegra que estés aquí, de verdad.
A pesar del temor, estaba feliz de tenerlo allí, de poder compartir ese momento. Yoongi entrelazó sus dedos con los de Jimin, buscando su calor y la conexión que siempre habían compartido.
—Gracias por no dejarme solo… —murmuró, y sus ojos se encontraron, llenos de un entendimiento profundo que trascendía las palabras.
El tiempo parecía detenerse a su alrededor. Jimin sintió que todo lo que había pasado, cada instante de ansiedad, valía la pena solo por ver a Yoongi despertar y sonreírle. En ese momento, supo que siempre estarían juntos, pase lo que pase.
—Siempre estaré aquí. —prometió, apretando suavemente la mano de Yoongi. —No importa lo que suceda, siempre voy a estar a tu lado.
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«No puedo creer cuánto ha cambiado todo en tan poco tiempo. Al principio, cuando Yoongi estaba en el hospital, cada día se sentía como una eternidad. Pero después de esa larga espera llena de ansiedad, la noticia de su recuperación llegó como un rayo de luz. Ahora, solo unas semanas después de su salida, las cosas se han vuelto a normalizar, aunque, en el fondo, siento que hay una nueva profundidad en nuestra relación.
Yoongi y yo hemos vuelto a nuestra rutina, y me encanta cómo los pequeños momentos se han vuelto aún más especiales. A menudo, mientras estamos en casa, él se sienta en el sillón con una taza de café humeante, y yo me acomodo a su lado. Me cuenta sobre el cielo, su visión del mundo desde su ventana.»
—El cielo está increíble hoy. —dice, y aunque Jimin no puede verlo, sus palabras logran pintar una imagen vívida en su mente.
—¿Cómo está? —le pregunto, interesado.
—Es azul claro, con algunas nubes esponjosas que parecen algodón. —responde, y Jimin puede notar la alegría en su voz. —Se siente como si el cielo estuviera sonriendo.
«Me gusta escuchar cómo sus ojos brillan al describirlo. Es como si pudiera ver el mundo a través de sus ojos, y me doy cuenta de lo afortunado que soy de tenerlo a mi lado.»
—¿Y qué más? —insisto, queriendo que continúe.
—A veces, cuando el sol se oculta, las nubes se tiñen de naranja y rosa, es uno de mis momentos favoritos. —le dice, sonriendo, habiendo una calidez en su expresión que hace que el corazón de 3 sienta ligero. —Me recuerda que siempre hay un nuevo comienzo.
«Esas conversaciones son lo que más atesoro. Me encanta cómo, a pesar de lo que ha pasado, ha recuperado su energía y su amor por la vida. Él tiene la capacidad de encontrar belleza incluso en las cosas más simples. En esos momentos, siento que el miedo que alguna vez nos separó se ha desvanecido»
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