21
«Cada segundo que pasa aquí, esperando, siento que me ahoga más. No puedo dejar de imaginarme a Yoongi rodeado de médicos, luchando por respirar, y no poder hacer nada… me destruye. La incertidumbre es como un peso enorme en mi pecho, presionando y haciendo que me cueste cada vez más mantener la calma. Yoongi ha sido mi luz en esta oscuridad, la única voz que me da seguridad cuando no veo nada más. Y pensar que ahora está ahí, sin mí, en ese estado… es aterrador.»
—Por favor. —suplicó Jimin.
«Mis manos tiemblan y las aprieto hasta sentir las uñas clavarse en mis palmas, intentando mantener el control, pero no sirve de nada. Siento que me derrumbo de todas formas. Cierro los ojos y trato de recordar su voz, su risa… cualquier cosa que me haga sentir que aún está aquí conmigo, que aún puedo aferrarme a algo.
Lo que más me duele es esta impotencia, esta maldita sensación de no poder hacer nada por él. Él siempre ha estado ahí para mí, guiándome cuando más lo necesitaba, y ahora, cuando él me necesita… estoy aquí, en la puerta, sin poder cruzar, sin poder decirle que estoy con él. Es como si esta oscuridad me tragara por completo.»
Jimin permanecía en silencio junto a la puerta, conteniendo la respiración mientras esperaba alguna noticia. De repente, escuchó la voz de uno de los doctores al salir de la sala.
—Todo salió bien. —dijo el doctor con una sonrisa tranquila en la voz. —Está estable, y en unas horas podrá recibir visitas.
Jimin dejó escapar un suspiro largo y profundo, como si toda la angustia que había acumulado finalmente se liberara. Sintió sus piernas temblar, y se apoyó contra la pared para no caerse.
—¿E-está seguro? —preguntó, con la voz rota por la emoción contenida. —¿Yoongi va a estar bien?
—Sí, ha sido fuerte. —El doctor asintió, percibiendo el alivio en el rostro de Jimin. —Ahora necesita descansar, pero podrás verlo muy pronto.
—Gracias… muchas gracias… —Jimin esbozó una sonrisa pequeña, llena de alivio, y murmuró apenas.
Cuando el doctor se fue Jimin se quedó ahí solo, sus lágrimas resbalaban ante la idea de perder a Yoongi. Una suave sonrisa se dibujó en su rostro mientras se apoyaba en la pared y suspiraba.
—Aguantaste, Yoongi… —Luego, susurró en voz baja, casi como si estuviera hablándole directamente a Yoongi. —Sabía que lo harías.
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