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Con un esfuerzo renovado, empezó a arrastrarse, guiándose solo por el sonido de las voces que hablaban de llevar al paciente a urgencias. Su respiración era agitada, y sentía un nudo en la garganta, tratando de aferrarse a la esperanza de que no se tratara de Yoongi.

—No puede ser él… no puede… —susurraba para sí mismo, casi como una súplica.

—¡Por favor! Díganme… —Finalmente, al escuchar el sonido de pasos cerca, Jimin gritó con todas sus fuerzas. —¿Es Yoongi? ¡Necesito saberlo!

El enfermero que pasaba junto a él se detuvo, sorprendido al ver a Jimin en el suelo. Se acercó rápidamente y se arrodilló a su lado.

—Joven, debe volver a su habitación, es peligroso que esté aquí afuera. —le dijo en un tono preocupado, ayudándolo a incorporarse.

—Dígame la verdad… —insistió Jimin, con voz temblorosa. —¿Es Yoongi quien está mal?

El enfermero dudó un momento, viendo la angustia en el rostro de Jimin.

—Sí, tuvo una recaída. —Finalmente, asintió, aunque trató de mantener una calma que no lograba ocultar del todo. —Estamos llevándolo a urgencias ahora mismo.

Al escuchar esas palabras, Jimin sintió que el mundo se derrumbaba a su alrededor. El cuerpo de Jimin se debilitó al escuchar la confirmación. Era como si toda la energía lo hubiera abandonado de golpe, dejándolo solo con el peso de la preocupación. Sin embargo, la determinación en su corazón fue más fuerte, y una vez más trató de levantarse, aferrándose al brazo del enfermero que lo sostenía.

—Llévame con él… —suplicó, su voz apenas un susurro, pero cargada de desesperación. —Yoongi me necesita, por favor, déjenme ir con él.

El enfermero dudó, sabiendo que no estaba permitido llevar a otro paciente a las urgencias sin permiso, pero la mirada de Jimin, vulnerable y decidida a la vez, lo hizo reconsiderar. Finalmente, suspiró y asintió levemente.

—Está bien, pero debes prometer que no harás nada imprudente.  —le dijo en un tono firme pero amable. —Solo puedes acompañarlo hasta la puerta.

Jimin asintió rápidamente, agradecido, y con la ayuda del enfermero, comenzó a caminar por el pasillo. Su mente estaba llena de recuerdos y sentimientos encontrados, la esperanza y el miedo entrelazándose con cada paso. La presencia del enfermero a su lado le daba un poco de seguridad, aunque su corazón seguía palpitando con fuerza, temiendo lo peor.

Al llegar a la sala de urgencias, escuchó las voces de otros enfermeros y el sonido de equipos médicos. Aunque no podía ver, sintió el ambiente tenso y supo que Yoongi estaba allí, luchando. Su instinto le decía que debía acercarse, pero el enfermero lo detuvo suavemente.

—Hasta aquí, Jimin. —lo detuvo. —Yoongi necesita calma y atención ahora.  —le dijo con una voz tranquilizadora. —Confía en que haremos todo lo posible para que se recupere.

Jimin asintió, aunque sus labios temblaban.

—Por favor, Yoongi… tienes que ser fuerte. —Se quedó en la puerta, susurrando en voz baja, casi como una oración. —No me dejes solo en esta oscuridad.

Mientras tanto, en la sala, los médicos trabajaban incansablemente para estabilizar a Yoongi. Jimin solo podía escuchar fragmentos de las instrucciones, pero cerró los ojos, concentrándose en los recuerdos que tenía de Yoongi, aferrándose a ellos como un ancla.

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