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Jimin asintió, apreciando la comprensión en la voz de Yoongi. Pero había algo que él también quería entender.
—Yoongi. —dijo Jimin, girando su rostro hacia donde sabía que Yoongi estaba sentado. —he estado pensando en algo; tú tocas el piano con una maestría que me deja sin palabras, y me he preguntado… ¿Cómo aprendiste a tocar si no puedes escuchar? ¿Cómo es para ti vivir en un mundo de silencio?
Yoongi sonrió ante la pregunta, un gesto que Jimin no podía ver, pero que sentía en el cambio sutil de la energía a su alrededor.
—Es una pregunta justa, Jimin. —respondió Yoongi, con una nota de aceptación en su voz. —Aprender a tocar el piano sin poder escuchar fue un desafío, pero también fue una aventura en sí misma, para mí, la música no es algo que escucho con mis oídos, sino algo que siento con todo mi cuerpo. —miro el atardecer. — Cada vibración, cada movimiento de las teclas, me habla en un lenguaje que aprendí a interpretar de una manera diferente.
Jimin lo escuchaba con atención, fascinado por la manera en que Yoongi describía su relación con la música.
—Cuando toco el piano. —continuó Yoongi. —puedo sentir las notas resonar a través del teclado, subiendo por mis manos y brazos es como si el piano y yo fuéramos uno solo, y la música fluyera no solo de mis dedos, sino de mi interior, a veces, cierro los ojos y dejo que las vibraciones me guíen, confiando en lo que siento en lugar de lo que debería estar escuchando y es así como aprendí, y así es como sigo tocando.
Jimin se quedó en silencio, procesando lo que Yoongi acababa de compartir. Había una conexión profunda entre ellos, una comprensión mutua de lo que significaba vivir con una limitación sensorial, pero aun así encontrar una manera de comunicarse con el mundo de una forma única.
—Es increíble, Yoongi. —dijo Jimin finalmente, con una mezcla de admiración y humildad en su voz. —De alguna manera, aunque nuestros mundos son diferentes, parece que compartimos algo muy similar. —Busco la mano de Yoongi. —Tú sientes la música, y yo también, aunque de una forma distinta, pero al final, ambos encontramos nuestra propia manera de vivir, de experimentar el mundo a nuestra manera.
Yoongi sonrió nuevamente, y esta vez, extendió su mano para encontrar la de Jimin, sosteniéndola con cuidado.
—Así es, Jimin. —respondió con suavidad. —Tal vez no necesitamos ver ni escuchar para entender la esencia de lo que realmente importa. —dijo. —Tal vez, en nuestra oscuridad y silencio, hemos encontrado algo que otros no pueden ver ni escuchar.
Jimin apretó la mano de Yoongi, sintiendo una profunda gratitud por haber encontrado a alguien que no solo entendía sus limitaciones, sino que también había encontrado una manera única de superarlas. Y en ese momento, ambos se dieron cuenta de que, aunque el mundo les había dado desafíos distintos, compartían una conexión que trascendía el sentido físico, un lazo que los unía a través de la música y el entendimiento mutuo.
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