14

La luz del atardecer se filtraba a través de la ventana, proyectando sombras suaves en las paredes. Jimin y Yoongi permanecieron en silencio por un momento, disfrutando de la paz que reinaba entre ellos. Era como si el tiempo se hubiera detenido, permitiéndoles saborear la felicidad que habían encontrado juntos.

De repente, Jimin rompió el silencio con una sonrisa traviesa.

—¿Sabes? Siempre quise hacer una lista de cosas que quiero hacer contigo. —dijo, su mirada brillando con entusiasmo.

Yoongi levantó una ceja, intrigado.

—¿Y qué tienes en mente? —preguntó, su voz llena de curiosidad.

—Primero, quiero que vayamos a la playa. —propuso Jimin, sus ojos iluminándose con la idea. —Nunca hemos tenido un día de sol juntos.

—Eso suena perfecto. —respondió Yoongi, sonriendo al imaginarlo. —¿Qué más?

—Quiero que aprendamos a cocinar juntos. —dijo Jimin, y rió suavemente. —Podría ser un desastre, pero sería divertido.

—No te preocupes, siempre puedo encargarme de la parte de la limpieza. —bromeó Yoongi, haciendo que ambos se rieran.

—Y también quiero ir a una noche estrellada contigo. —agregó Jimin, su tono volviéndose más serio. —Hay algo mágico en compartir momentos así, mirando hacia el infinito.

Yoongi sintió que su corazón se aceleraba.

—Me encantaría. —respondió, su voz suave y llena de promesas. —Podemos hacer una fogata y contar historias.

—Sí, eso sería increíble. —Jimin se inclinó un poco más cerca, sus ojos fijos en los de Yoongi. —¿Prometes que haremos todo esto?

—Lo prometo. —dijo Yoongi, apretando suavemente la mano de Jimin. —No hay nada que quiera más que compartir esos momentos contigo.

La tarde continuó su curso, y los dos se dejaron llevar por la emoción de los planes que estaban formando. Había una alegría palpable en el aire, un entendimiento mutuo de que cada pequeño paso que daban juntos construía un futuro lleno de posibilidades.

Mientras la luz se desvanecía lentamente, Jimin apoyó su cabeza en el hombro de Yoongi, sintiéndose seguro y amado. Era en esos momentos sencillos donde encontraba la verdadera felicidad, y sabía que, sin importar lo que les deparara el futuro, siempre tendrían el uno al otro.

La noche comenzó a caer, y las estrellas empezaron a aparecer en el cielo, una a una, como si se estuvieran uniendo a la conversación de Jimin y Yoongi. La habitación se llenó de un suave resplandor de luces, creando un ambiente acogedor que parecía susurrar promesas de sueños compartidos.

—¿Sabes? A veces pienso en cómo hemos llegado hasta aquí. —dijo Jimin, su voz tranquila y reflexiva. —Es como si el destino nos hubiera juntado en el momento perfecto.

—Es cierto. —Yoongi asintió, sintiéndose nostálgico. —Hay tantas cosas que podrían haber salido de manera diferente, pero aquí estamos. —su mirada se suavizó mientras recordaba todos los momentos que habían compartido. —Cada desafío, cada risa, todo nos ha llevado a este instante.

Jimin levantó la vista y lo miró a los ojos, no necesitaba ver para saber que los estaba mirando, reconociendo la profundidad de sus palabras.

—Sí. —dijo, sintiendo una mezcla de gratitud y amor. —Y no quiero que esto termine nunca.

—Tampoco yo. —Yoongi respondió, sintiendo un impulso de proteger ese sentimiento. —Siempre estaré a tu lado, sin importar qué.

La intimidad entre ellos se sentía más fuerte que nunca. Sin pensarlo, Jimin se inclinó hacia adelante y presionó suavemente sus labios contra los de Yoongi, un beso que era a la vez tierno y lleno de promesas. Yoongi respondió instantáneamente, envolviendo su brazo alrededor de la cintura de Jimin, profundizando el beso. Era un momento que parecía encapsular todo lo que sentían el uno por el otro.

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