Chapter Twenty
Anabelle
La primavera ya se encuentra presente, quizás ya estemos llegando al verano. Cuanto ansió por ir a la playa, que mis pies toquen la fina arena blanca y darme un chapuzón entre las olas del mar. Exponerme al sol para quedar bronceada. Disfrutar de una buena piña colada, bajo una de las tumbonas, mientras que mi relajo con el sonido del mar y de las gaviotas. Sé que ha pasado el tiempo por las estaciones, más o menos ha pasado dos meses después de ese ataque. Me enviaron a un nuevo lugar, del cual no conozco su paradero. Es una pequeña casa ubicada en el medio del bosque, algo irónico cuando tengo a una bestia misteriosa detrás de mí paradero.
No voy a mentir, tengo miedo de todos los que me rodean. Siento que no debo confiar en nadie, que todos de alguna manera me están acorralando y llevándome a una gran trampa. Mi relación con Zac se ha desmoronado desde que llegue al fin del mundo. Él se tuvo que quedar en el palacio de Lilith, al igual que Patrick.
Nadie conoce mi paradero, ni siquiera Julien. Solamente me encuentro con 4 guardias de la corte real de Lilith, los cuales poseen capacidades otorgadas por está misma.
Mi mirada sigue fija, mirando el papel de techo desgastado. La luz solar aún ilumina mi pequeño cuarto. El aburrimiento me ha acompañado durante un largo tiempo, no tengo acceso a salir de estas cuatro paredes, ni intercambiar cartas con nadie. Mi única compañía han sido los libros enormes que me lleve sobre la historia de los vampiros, y sus secretos.
—Señorita Anabelle, la cena está servida.
Gritan desde el otro extremo de la puerta.
He perdido el apetito, la monotonía se apodera cada día durante estos dos largos y dolorosos meses. Lo único que he logrado es crear un plan para acabar con esta guerra y poder regresar a mi hogar.
Salgo del cuarto arrastrando los pies, hasta llegar a una mesa donde me espera una ración pequeña de arroz y pollo.
— ¿Qué sucede si he perdido el apetito?
—Te vamos a obligar a comer, no te creas que porque eres una protegida de Lilith te vamos a cuidar y malcriarte. —Suelta con arrogancia y cada una de esas palabras la suelta con odio— Come todo lo que te pusimos en la mesa.
— ¿O qué? ¿Me van a matar?
—No nos haga perder la paciencia y comete esa sucia comida. No nos haga perder la paciencia pequeña rata asquerosa.
Una sonrisa aparece en mi rostro. Agarro el tenedor de plástico y comienzo a jugar con la comida.
— ¿Perder la paciencia? —Me río en su cara— Creo que no deben hacerme perder la paciencia a mí, he disfrutado matar a dos vampiros con mi propia sangre, créanme ansió por ver morir a otros chupasangres por solo beber de mi sangre.
La cara del guardia testarudo cambia de repente. Me deja sola en la sala y puedo respirar en paz. He aprendido aparentar ser una chica ruda, cuando por dentro soy una gelatina y solo quiero que todo acabe.
El sol empieza a descender, la oscuridad comienza apoderarse del comedor. La comida intacta sigue en la mesa, me siento abrumada. Sé que estar escondida en esta pequeña cabaña es parte de mi propio bien, pero por otra parte ciento que no aguanto más está situación.
Voy para mi habitación nuevamente, cierro la puerta con fastidio y me quedo sorprendida cuando veo un ramo de tulipanes encima de mi cuarto. Mi corazón late desenfrenadamente y solo pienso en que nada bueno está pasando.
Abro la puerta de nuevo, bajo corriendo las escaleras para encontrarme que todo el lugar se encuentra vacío. El miedo comienza apoderarse de mi cuerpo, mis manos sudan y busco sigilosamente mi armamento. Me quito mis botas, para quedarme en medias y no ocasionar ningún ruido.
Camino despacio por todas las habitaciones, en busca de mis guardias, pero solo logró encontrarme a la soledad de la casa. La oscuridad ya se apodera de la casa, maldigo a todos por mandarme a un lugar tan lejos y del cual no tengo conocimiento. Agarro mi bolso con algunas cosas necesarias, entre esas, una linterna para alumbrarme. Sé que es una idea suicida pero necesito salir de este lugar de inmediato. Trato de calmar mi respiración y de regularla, lo último que necesito es que me encuentren.
Ajusto la linterna para que solo alumbre en luz tenue, que no llame la atención. Sigo caminando hasta la entrada de la puerta, cuando escucho un golpe fuerte en uno de los cuartos de la sala de estar. Decido no arriesgarme abrir ese cuarto, así que solo abro la puerta principal y enseguida debo taparme la boca para evitar gritar.
Se encuentran dos guardias muertos, tirados en el piso con los ojos en blanco. Debo huir de inmediato, esto no es bueno, ¿Cómo carajo supo que mis flores favoritas son los tulipanes?
Y comienzo a correr sin mirar atrás, sin rumbo. Solo la luz de la luna me alumbra, mis pies comienzan arderme y se llenan de heridas. Caigo al piso del cansancio, de mis ojos comienzan a salir lágrimas de la impotencia.
—Hola pequeña.
Levanto mi vista para encontrarme con él.
(...)
Abro mis ojos de golpe. La frente me duele mucho y al pasar mi mano por ella, solo veo una mancha roja. Reviso el lugar con la mirada, nada me es familiar. Solo veo un cuarto desgastado, lleno de suciedad y mal olor. Me levanto poco a poco, aguantándome de la pared, mientras el mareo se apodera de mi cuerpo.
La puerta de la habitación se abre, una mujer entra para obligarme a levantarme y llevarme hacia otro lugar. Me lleva hacia una bañera llena de espumas, me hace señales para que me bañe lo antes posible. Si este es mi último baño, prometo disfrutarlo al máximo. Me peinan, me maquillan y me ponen un vestido azul corte de princesa, para guiarme a una sala de estar bastante lujosa.
En el fondo se encuentra una mesa larga, los sirvientes me piden que me acomode y empiezan a colocar toda la comida, haciendo que mi estómago comience a rugir salvajemente. Si esta es mi última cena, voy a disfrutarla al máximo.
La puerta principal se abre, unos cuantos guardias comienzan a salir y un aroma conocido inunda el salón. No levanto mi vista de la mesa, hasta que una tos falsa llamada mi atención hacia el otro extremo de la mesa.
Se trata de un hombre con una capucha negra, la cual no me deja ver su rostro. La tensión en la mesa aumenta al igual que mi curiosidad.
—Se puede saber quién eres y porque estas tan obsesionado conmigo.
Comienza a reírse, haciendo que me sienta incomoda en mi silla.
—Por favor come algo —Me susurra el sirviente que se encuentra a mi lado.
—No voy a comer hasta saber quién es el hombre que se encuentra en el otro extremo de la mesa. —Lo reto haciendo que sus guardias se pongan a la defensiva.
El hombre misterioso con su mano les dice que se calmen y se quita la capucha para quedarme tiesa en mi silla.
— ¿Te lo esperabas?
—No —Suelto con mi voz en un hilo.
—Tendrás millones de preguntas que con gusto te responderé —toma entre sus manos la copa que se encuentra delante de mí, la cual contiene un líquido rojo.
— ¿Lo que sucedió entre tú y yo? ¿Fue falso?
—Lo siento, pero tenía que ganarme tu atención para acabar con todos estos farsantes y protegerte
— ¿Protegerme? ¿De quién?
—De Lilith. Cariño vamos a coronarnos como los putos reyes de esta comunidad.
Su voz resuena por todo el lugar. No aguanto más y me levanto de la mesa, cuando lo encuentro delante de mí, agarrándome el brazo.
—Suéltame. ¿Quieres protegerme? Eres hipócrita, cuantas veces intentaste matarme, me perseguiste y me obligaste a llegar hasta acá. —De un tirón hago que suelte mi brazo— Respóndeme de una vez, ¿Cómo puedes transformarte si tu dinastía no tiene esa capacidad?
—Soy hijo legítimo de Lilith con mi padre, pero ella no me reconoce y obligo a todos a ponerme que mi madre era una vampira convertida por mi padre.
— ¿Por venganza haces esto? Das asco. ¿Patrick está contigo en este asqueroso plan?
Él no habla, solamente me mira fijamente a los ojos.
—Peor Anabelle, Patrick está en las filas de Lilith. Los cuales tienen un plan para acabar con tu vida.
— ¿Y quieres que te crea?
Las personas que me rodean siempre consiguen lastimarme, no sé cómo no me percate de los red flags desde el primer momento. Como ese interés por mí apareció de la noche a la mañana, en mi imaginación pensaba que todo iba a fluir como Klaus Mikaelson con Caroline Forbes, que me iba a convertir en la debilidad del villano. Pero termine siendo usada y con un corazón hecho trizas.
— ¿Qué sucede? Te rompí el corazón —Levanta su ceja y me da una sonrisa egoísta— Todo fue parte de mi plan para no llamar la atención de los otros.
Nota de autora:
Y sí, quedamos así 🤡
Love Ceci❤
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