Chapter Fifteen

Anabelle.

Ha pasado dos semanas de la fiesta. Dos semanas donde nos fuimos a la mansión de los Saltzman acá en Rumanía. Donde me he tenido que adaptar a vivir con guardaespaldas, los cuales me están protegiendo por mi bien, pero siento que en el fondo me agobian.

He podido entablar una relación con los integrantes de mi Dinastía, la cual está compuesta por 25 vampiros, contándome. Todos son vampiros originales, con la sangre de Lilith corriendo por sus venas. Aunque aún hay temas de los que no he entendido, como la historia de Lilith y los embarazos milagrosos de las vampiresas.  Aunque creo que voy a tener tiempo de investigar, pues Edward y Julien tuvieron que quedarse en el palacio con Lilith por las sospechas que teníamos sobre Keith. Patrick ha sido el único que se ha quedado a mi lado, porque Zac… él también tuvo que irse.

Flashback.

Bajo corriendo las escaleras de la mansión. No puedo creer la noticia de que Zachary se va, él me prometió que iba a estar a mi lado pasará lo que pasará. Mi corazón late desenfrenadamente ¡No puedo dejar que se vaya! ¡No puedo!

—Zachary —Doy un grito en cuanto lo veo.

Se encuentra de espaldas, tiene su camisa negra y su pantalón estilo militar. Su rostro pálido y triste cambia al verme. En su hombro tiene una mochila, le da una señal al hombre que tiene a su lado, que se va enseguida de su lado.

— ¿Es cierto que te vas?

No me contesta. Intento no llorar, tengo demasiada frustración.

—No me contestes, lo sabía bien en el fondo. —Hago una pausa para no comenzar a llorar y aprieto mi mano en forma de puño— Al final todos terminan abandonándome, de una forma u otra. Realmente pensaba que tú eras la excepción Zachary.

—No me voy por mí, mi padre me dio una orden de volver a Oblodville para ver cómo está nuestra guarida y ver cómo está tu mamá.

El rostro de Zac cambia, se siente que está dolido con mis palabras, por mis acciones, pero más dolida estoy yo. Todos de una forma u otra me abandonan

—Quiero creerte pero no puedo Zac. No quiero quedarme sola acá ¿¡No conozco nada!?

Zac toma mi cabeza entre sus manos, besa suavemente mis labios y me mira fijamente.

— ¿Alguna vez te he fallado? Te prometí que si hiciera falta quemaría el mundo entero por ti, y no voy a dudarlo en hacerlo, aunque eso signifique morirme en el intento.

Me quedo sin palabras, solo quiero creerle.

—Espérame Anabelle, voy a volver por ti.

Su tacto deja de tocar mi rostro, nuestros ojos dejaron de mirarse y lo único que observo es como se da la espalda, para alejarse de mí.

Flashback.

Miro el lienzo, todavía se encuentra en blanco. Últimamente no he tenido inspiración para dibujar. Tiro las pinturas al piso con rabia. Me siento que estorbo en cualquier lado y que todos me juzgan, además de compararme con mi abuela. Lo único bueno en esta semana es que he practicado cada vez más la técnica del tiro con flechas. Julien me explico que es el arma oficial de nuestra dinastía, y por tanto tengo que aprender a utilizarlo.

—Belly —La voz de Patrick me saca del trance.

—Hola Patrick, ¿necesitas algo?

Le quito la vista al jardín que se ve desde mi ventana.

—Hoy no has querido salir. ¿Pasa algo?

Si querido Patrick, tengo el síndrome de Estocolmo me enamore de mi raptor, alias Zachary.

—Oh, nada. Andaba intentando pintar para distraerme, pero está vista es hermosa.

Le doy una sonrisa. Patrick no cree mi respuesta y va hacia mi dirección para abrazarme.

—No creo que Zac regrese, ya hasta dejo de escribirte cartas. ¡Quizás solo quería hacerte caer en sus encantos! No se te hace algo raro su “enamoramiento” hacia ti.

No digo nada, solo sigo mirando la vista de la ventana.

—Sabes en que tienes que enfocarte, en convertirte en el terror de los vampiros. Una sola gota de tu sangre en el organismo de uno de nosotros puede ser letal.

— ¿De qué hablas Patrick?

El antes mencionado, me suelta y se coloca al frente de mí. Me mira fijamente y hace que lo mire a los ojos.

—Hay una manada de vampiros o un monstruo que quiere acabar contigo, pero lo que no saben es que tú puedes acabar con él o ellos. Solo necesitas sacar la versión más fuerte de ti.

Le digo que sí con la cabeza. ¿Será que Zachary nunca me quiso y su acercamiento tan rápido fue por un interés? Patrick sigue hablándome, pero mi mente simplemente se desconecta. No quiero aceptar la dura realidad que me está hablando, espero que esto no sea real.

(…)

Peino mi larga cabellera. Veo mi rostro en el espejo, aunque he logrado mejorar mis ojeras aún parezco un mapache salido de un manicomio. Sigo aún bastante delgada y muy pálida. Lilith me obsequio unos maquillajes que es parte de la tradición de las mujeres de la comunidad. Así que no dudo en pintarme los labios de un color rojo. Miro mi reflejo, para sonreír satisfecha. El color rojo me luce perfecto, resaltando mi piel pálida y mis ojos los cuales delinee un poco.

Me pongo un traje negro ajustado, me coloco mi collar que Zac me había dado para que me protegiera de los vampiros. Busco en mi cómoda la vacuna anticonceptiva que me toca inyectarme en la noche, para tratar de evitar la regla, aunque no sé hasta cuándo será y que repercusión va a traer para mi organismo.

Las palabras de Patrick siguen resonando en mis palabras. Siento una rabia inmensa por la impotencia de no poder hacer nada, ni a quién creerle.

Salgo del cuarto con destino al salón de prácticas. Nadie me espera afuera de mi habitación, lo cual me es bastante sospechoso. Nunca se han separado de mi puerta, ni por 5 minutos. Así que no dudo diez segundos en buscar mi arco y estar a la defensiva.

Camino por los pasillos largos y tenebrosos de la mansión Saltzman, que para mi suerte se encuentran alumbradas por pequeñas antorchas. En las paredes se localizan dibujos de nuestro símbolo e incluso en algunos cuadros que tienen las las pertenencias de cada integrante de la Dinastía.

Sigo bajando hacia el salón principal, no he encontrado ningún alma en todo el recorrido. Tengo un mal presentimiento, mi corazón late desenfrenadamente, sé que algo malo va a pasar.

—Vaya, al fin encuentro a la chica que le ha comido la cabeza a todos en el palacio de Lilith. Una simple humanita

Siento una voz en el salón, comienzo a dar círculos buscando de donde viene la dirección, pero es en vano.

—Vaya, un chupasangre que le tiene envidia a una humana. Nadie lo creería ¿Verdad?

La voz es de una chica, comienza a reírse y maldigo que sus carcajadas resuenen en el lugar como un eco infinito.

—Así que eres Anabelle Saltzman, la nieta de Elizabeth Saltzman. La odiosa e engreída de tu abuela…

Le interrumpo— Creo que la parte de odiosa te lo creo, pero engreída, no mi ciela, la engreída e envidiosa eres tú que vienes a la mansión sabiendo que está llena de vampiros originales.

De nuevo siento su risa a carcajadas. La piel se me eriza y comienzo a tener miedo.

—Me das pena querida Anabelle, todos en la mansión están de caza. La casa está totalmente sola.

Saber que estoy sola, me pone alerta. Tomo enseguida una flecha que tengo en el carcaj, aprovecho el filo y recuerdo las palabras de Patrick “una sola gota de tu sangre en el organismo de uno de nosotros puede ser letal”. Así que no lo dudo en encajarme la flecha en mi pierna y llenarla de sangre.

Está acción hace que la chica salga de su escondite. Es alta, de pelo negro, sus ojos son normales, no son de un color rojo intento, por tanto es un vampiro convertido. Tiene puesta una ropa bastante ordinaria, quizás la pudiera confundir con alguna jovencita de mi pueblo anterior.

— ¿Has usado sangre para que saliera de mi escondite? Eres bastante ilusa y tonta.

Me duele demasiado la pierna, sigo soltando sangre, pero algo en mi interior anda disfrutando este momento.

—Quizás no sea tan tonta como lo crees —Me mentalizo para tirar la flecha en cualquier momento, la punta está completamente embarrada en mi sangre— Ya que sabes mi nombre, podrías decirme cual es el nombre de la chica que va a matarme en cuestión de segundos.

Vuelve a reírse y estoy a minutos de perder la paciencia.

—Soy Celine, y por los buenos momentos que pase con tu abuela te voy a dar una muerte tan lenta que vas a susurrarme que te acabe por degollar.

No pierdo ni un segundo más y le disparo en el lado derecho del pecho.

— ¿Eres tonta? Ahora con más razón tu muerte será el doble de dolorosa y…

No puede decir otra palabra, porque comienza a temblar y cae de rodillas al piso. No lo dudo de nuevo, saco otra flecha y la mancho con las gotas que escurren de mi pierna.

—Te voy a dar una muerte tan dolorosa, que vas a querer que te mate enseguida y te lamentaras por seguir las órdenes de un capullo ¿Quién te mando Celine?

—El señor oscuro… —Comienza a escupir sangre.

Le acerco la flecha, la cual le rozo el rostro y le hago un corte pequeño.

—Te preguntaré de nuevo. ¿Quién te mando?

—Bienvenido al juego kleiner

Comienza a reírse de nuevo, pierdo el control y le clavo la otra flecha en el corazón. En cuestión de segundos, la chica muere. La adrenalina sale de mi cuerpo y debo tirarme al piso chillando del dolor.

Miro el cuerpo que reposa muerto al lado mío, y una sensación rara invade mi cuerpo. Acabo de matar a alguien, y en parte lo he disfrutado. Quizás no sea tan santa como parezco, y si tengo una parte oscura que me acompaña.

Nota de autora:
Nos vemos el sábado espero que les guste este capitulo y esta nueva Anabelle que está emergiendo.

¿Quieren un grupo de Whatsapp para debatir y hacer teorías?

Love Ceci

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top