Chapter Eleven


Anabelle.

Dos días encerrada en las mismas cuatro paredes. El aburrimiento se ha apoderado de mí varias veces y solo logro salir acompañada de dos vampiros que han tenido la función de guardaespaldas. No he vuelto a ver a Zachary, ni a Edward, solamente Patrick es el único que me visita y sigue disculpándose por dejarme sola aquel momento.

He pensado en mi mamá todos estos días, como se debe sentir en mi ausencia y si aún me sigue buscando. Lo mejor para ella es que me aleje completamente de todo, tengo miedo de que ese monstruo intente hacerle daño.

—Bell, hay movimientos raros

No le tomo importancia a las palabras de Patrick y sigo dibujando en un cuaderno que me han traído para no aburrirme en mi cueva del castigo.

— ¿No me has escuchado? Parece que nos vamos para Rumanía.

—Realmente me da igual, como si nos vamos al fin del mundo.

Trato de volverme a concentrarme en mis dibujos pero el recuerdo de que Jana está muerta posiblemente por culpa mía, hace que me sienta un poco mal y a la vez con intriga. Alguien a partir de ella sabe de mi estado, sabe que puedo convertirme en un vampiro y tendría unas habilidades sobrehumanas.

—Patrick —Me separó de mi dibujo y miro al antes mencionado— Tu llevas mucho tiempo en este clan ¿no?

El chico asiente con la alegría que lo caracteriza.

—Entonces, puedes hablarme de mi abuela. ¿Cómo era ella?

Patrick tose nervioso y juega con sus manos.

—Elizabeth era una persona increíble. Muy dulce y me salvo varias veces de los humanos. No hablábamos mucho porque siempre andaba con Edward o en la calle cazando.

— ¿Y no sabes algo más oscuro de ella?

Le pregunto mientras sigo haciendo mis trazos en el papel blanco. Realmente no sé qué estoy pintando, me estoy guiando por mi intuición. Sacudo la cabeza, nunca podré hacer como mi abuela, nunca podre proteger a la gente, ya que todos terminan siempre dañados

—Realmente no, tu abuela era muy reservada y solamente hablaba con Jana abiertamente.

Le hago un gesto para que entienda que entendí todo. Trato de volver a concentrarme en mi dibujo, pero la puerta se abre de golpe. Tiro de golpe el pincel al piso, embarrando este y me quedo mirando fijamente el color rojo derramado en el piso.

—Disculpa princesita sensible —Dice Zac con su arrogancia y le hace una seña a Patrick para que se vaya.

Recupero la compostura y recojo el pincel para limpiar el piso, pero Zac toma mi mano para que lo mirara a la cara.

— ¿Estas lista?

— No sé de qué me hablas chupasangre arrogante. —Me suelto de su agarre con fuerza y vuelvo a fijar mi vista en el lienzo

Zac me vuelve agarrar y hace que lo mire a los ojos.

—Déjate de juego Anabelle. Llevas más de dos días encerrada en este cuarto sin ánimos ¿Qué te sucede?

Hago una mueca, y me suelto de su agarre nuevamente. Trato de evadir a su respuesta.

— ¿Para qué debo de estar lista?

—Te vamos a llevar con tu familia, para que ellos puedan protegerte.

Me limpio mis manos y miro a Zachary sin importancia. No me había fijado que se había cambiado de ropa, ya no llevaba sus típicos trajes negros estilo militar, ni sus camisetas que hacen que sus estúpidos músculos se noten.

—Sinceramente no necesito a nadie, se defenderme sola. Pero realmente en esta situación, no tengo ni voz, no voto ¿no?

Más sumisa no podía ser.  Zac me dio una sonrisa pícara y se acercó hacia mi posición, dejándonos a unos pocos centímetros de distancia. Mi respiración se agita al tenerlo tan cerca, intento hacerme la ruda pero sé que me debo ver como un pequeño animal asustado.

—Tú haces lo que yo decida,  recoge tus cosas que nos vamos.

Zac da la media vuelta y comienza a caminar con destino a la puerta, cuando decido que es hora de dejar las cosas claras.

— ¿Ahora te tengo que hacer caso? ¿Quién te crees que eres? Eres solamente un monstruo que ha arruinado mi vida, nada de esto hubiera pasado si no me hubieras raptado.

Tiro el cuadro al piso y Zac lo mira detenidamente.

— ¿Qué has dibujado?

Zac ignora toda mi rabieta y toma entre sus manos el cuadro. Ruedo los ojos con fastidio y le respondo

— Un lugar con el cual he soñado.

—Es Rumanía, el castillo de Lilith.

Volví a mirar la pintura y solamente divise un pequeño castillo en una montaña. Trate de darle un sentido a mis sueños pero lo único que resolví fue enredarme más. 

—En medio hora nos vamos, recoge todo lo que puedas.

En cuanto Zac sale del cuarto, busco rápido los anteriores dibujos y sin darme cuenta estaba dibujando el mismo lugar, una y otra vez. Incluso llegue a dibujar a una mujer en una de las habitaciones.

Tome alguno de mis mejores ropas las guarde en un bolso que Zac me había dejado y metí los dibujos escondidos. Peine mi cabello largo y lo deje suelto, me cambie de ropa por una más encubridor de color negro.

Al rato me vinieron a buscar, tome la mochila entre mis brazos y comencé a seguirlos hasta llegar a la entrada de la cueva, donde todos me estaban esperando. Zac se adelantó y tomo mi brazo.

—Yo me voy con Anabelle, es mejor que se quede conmigo por si ese monstruo vuelve aparecer.

Les dice a todos los integrantes de su clan, mientras que mi ira comienza a aumentar. ¿Se piensa que soy su marioneta? Cada uno se empieza a ir, dejándonos solos e incluso Patrick se fue.

—Te dije que podía defenderme sola. —Suelto enojada y le tiro la mochila para que la cargue mientras comenzamos a caminar— ¿Hay que caminar mucho?

— ¿Quién dijo que íbamos a caminar? Vamos a buscar mi moto para llegar hasta el aeropuerto, donde nos está esperando nuestro avión.

Asiento lentamente, mientras vamos a buscar nuestro medio de transporte.

—Nadie te ha dicho que tienes el nombre de una muñeca asesina

—Créeme me lo han dicho mucho, pero han terminado con un zapato metido en el medio del culo.

Zac se paró en seco y comenzó a reírse.
 
— ¿Ahora de que ríes chupasangre?

—A partir de este momento comenzare a decirte muñequita Anabelle.

— ¿Quieres ganarte un zapato en el trasero?

—Querida muñequita diabólica, no será al revés, no serás tú quien quieres sentir algo en tu trasero.

No sé dónde meter mi cara, siento que la vergüenza inunda todo mi rostro y que debo estar peor que un tomate. Comienzo a caminar y escucho a lo lejos a Zac reírse.

Luego de caminar en silencio, encontramos su moto y me veo en la obligación de sentarme detrás de él. Me pide que lo abrace si tengo miedo, pero prefiero hacerme la orgullosa antes de caer en su juego. Él aprieta la velocidad, haciendo que cierre los ojos para evitar el miedo y no verme en la obligación de abrazarlo.

Logramos llegar en tiempo récord y me bajo rápidamente para poder recuperar mi respiración. Zac se quita el casco y se queda mirándome fijamente, mientras que yo me siento en el piso recuperándome.

— ¿Estas bien?

—No lo ves, vi mi vida cruzar en menos de unos minutos.

—No seas exagerada, vámonos

Deja su moto en el parqueo, carga mi mochila y me da su mano para poder levantarme del piso.

En cuanto entramos al aeropuerto, tomamos una dirección diferente a la que suelen tomar todos los que van a viajar. Nos dirigimos hacia las escaleras en dirección al sótano, donde se encontraba un hombre alto custodiando una puerta.

Zac le enseña un papel que saca de su bolsillo y el hombre de casi 2 metros, de tés blanco, vestido de traje negro con gafas de igual color, asiente ante la identificación y nos abre la puerta. Mi boca se queda entre abierta cuando visualizo todo a mí alrededor, estábamos en el aeropuerto de vampiros, por así decirlo.

—Hasel me dio esto, me dijo que te iba a proteger y los vampiros no van a darse cuenta que eres una humana —Zac saca de su bolsillo un collar con un símbolo de Nudo de brujas, me da la señal para que me dé la vuelta y comienza a colocarme el collar.

Su tacto frío hace contacto con mi piel y termina de colocarme el collar. Un pequeño gemido sale de mi boca al sentir como comienza a tocar parte de mi cuello suavemente. Su mano sigue bajando hasta mis caderas e incluso siento como levanta mi blusa para comenzar a tocar mi espalda. Me siento hipnotizada y quiero sentir más de él.

—Chicos ¿Por qué se han demorado? —Patrick nos interrumpe, Zac deja de inmediato lo que está haciendo y comienza a disimular con que estaba mi blusa.

—Listo Anabelle, tienes tu collar de protección.

Su rostro tiene un destello de vergüenza, pero siento que ambos sentimos esa chispa especial. 

—Gracias Zac, es muy bonito.

Intento sonar lo más calmada posible y le doy una sonrisa nerviosa.

—Entonces, vámonos ya chicos.

Patrick nos vuelve a sacar de nuestra burbuja llena de tensión. Entramos a una sala donde Zachary muestra nuestro pasaje y nos guían hasta el avión del clan de Edward.

Me siento al lado de Patrick, muy lejos de Zac. No podía dirigirla la palabra y menos sostenerle una mirada. ¿En qué momento dejó de convertirse de un chupasangre odioso a comenzar a sentir algo?

Busco mi mochila para sacar unas hojas para comenzar a dibujar. El avión comenzó a moverse y al rato ya había despegado. Seguía sumida en mi dibujo cuando Patrick toca mi hombro.

—Cada día pintas mejor ¿Quién es?

Miro de nuevo la pintura y me doy cuenta que he pintado el rostro de alguien.

—Tengo la inspiración hace días activada, debe ser alguna artista.

No. No es ninguna artista, es mi abuela.




Nota de autora: ¡Oh, no! La cosa se está complicando ¿Qué sucedera en Rumanía? Me tienen loca con tantos misterios.

Dejen acá sus comentarios de frustación y odio hacia Patrick!!

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