Chapter Eight


Anabelle.

Siento que han pasado varias horas, mi cuerpo me pide que descanse, pero, quiero estar despierta por si sucede algo. Escucho el sonido de la puerta abrirse, me incorporo enseguida y me siento en la cama mientras abrazo mis piernas. Zachary se asoma y comienza a caminar hasta quedar muy cerca de mí. Tiene su típica sonrisa egocéntrica y sus brazos entrecruzados, mientras observa el desastre de persona en la que me he convertido.

— ¿Has podido descansar?

—No te importa.

Volvió a sonreír y se acercó más. Mi corazón comenzó acelerarse de forma rápida, le tengo miedo y mi cuerpo está reaccionando de forma extraña, debe ser producto de todo el cansancio.

—Se te nota que estas cansada, se te nota por las ojeras. —Zac se sienta a mi lado y simplemente yo me pongo a la defensiva— Mi padre quiere que te enseñe lo básico de la sociedad vampírica, haremos un viaje muy pronto hacia Rumania. 

— ¿Y qué sucede si no coopero? ¿Van a matar a su única opción de acabar con sus enemigos?

Zac alzo una ceja bastante confiado y se levantó de mi cama para comenzar a caminar por toda mi habitación. Se detuvo al frente de la bolsa donde estaba toda mi ropa.

—A ti no te haremos nada, pero puede que tu mamá sufra las consecuencias. ¿Te acuerdas de Andrew? Ya tu mamá le dio el permiso de entrar a tu casa, y fácil puede acabar con su vida

Mi corazón comienza acelerarse aún más. Ese fue el tipo que me daba mala espina, él fue quien la ayudo con las compras el día de mi secuestro.

—No son capaces de hacer eso, no van a dañar a mi mamá si necesitan tanto mi ayuda.

—Querida Anabelle, eres tan incrédula. Somos seres despiadados, nos gusta tomar la sangre de nuestra presa y ver como su vida se va apagando, poco a poco. Ningún chantaje tuyo va a impedir que le hagamos algo a tu madre, si tú no cooperas—Zac se coloca a un centímetro de mí, toma mi mentón y alza mi vista para mirarlo fijamente— ¿Quieres eso Anabelle Saltzman? ¿Quieres ser la culpable de la muerte de tu madre?

Niego.

Mi estómago es todo un caos, tengo un nudo, me repugna tanto este hombre.  Puedo jurar que tiemblo y que los mareos se apoderan de mi cuerpo. Estoy demasiada débil y cansada.
Patrick entra con una bandeja de comida, la cual ignoro por completo. Estoy completamente paralizada del miedo.

— ¿Cuándo fue la última vez que comiste algo? Te veo pálida —Me comenta Patrick quien acerca más la bandeja, llamando la atención de Zachary.

— ¿Anoche comiste? —Me grita Zachary, mi cuerpo explota y tiemblo del miedo, de la debilidad, del cansancio. Comienzo a llorar y abrazar mis piernas. ¡Quiero salir de este lugar! — Anabelle ¿desde hace cuánto tu cuerpo no descansa?

Patrick responde por mí, mi mirada nublada está en el piso, pero de momento todo se vuelve negro.

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Abro los ojos lentamente y todos los recuerdos me vienen a la mente. Intento levantarme suave y observo que tengo un suero puesto en mi brazo. Ya no me siento tan débil, aunque no sé cuánto tiempo llevo en este estado
Con un poco de fuerza observo el lugar, se trata de un pequeño escritorio y con una biblioteca  bastante peculiar. Las paredes siguen siendo del mismo material, seguimos aún en la misma cueva.

Me levanto de mi silla para comenzar a inspeccionar el lugar, siento aún un poco de debilidad, pero mi curiosidad es mayor. Los títulos de cada libro se me hacen extraños, hasta que encuentro el álbum de las dinastías. No lo pienso más, lo agarro entre mis manos y hojeo rápido hasta llegar a la página de mi familia, Dinastía Saltzman.

—Es una de las familias más antigua de la comunidad Vampírica, el símbolo real es el amuleto Nudo de Bruja que simboliza las características de la familia “Protección, representa el espacio sagrado”. —Me quedo leyendo otro poco de información, pero son datos innecesarios.

Me siento en el piso, apoyo mi cabeza en la pared cansada de esta nueva situación y de los vampiros. Era sumamente feliz viviendo en mi otra ciudad.

— ¿Ya estas lista Anabelle?

Me incorporo a mi silla nerviosa, tirando el libro al piso y llamando la atención de Zac, que enseguida toma el libro entre sus manos.

— ¿Estas investigando sobre tu familia? Me hubieras dicho tus dudas y te lo hubiera respondido.

—No necesito tu ayuda, puedo hacerlo por mi sola.

Zac intenta sonreírme pero solo hace un intento de mueca. Coloca una silla al frente de mí y comienza a observarme.

— ¿Qué sabes de los vampiros?

—Que son unos seres chupasangres, que no tienen corazón, son crueles, pálidos y que les da miedo el sol. —Me quedo pensando un rato, las historias de folclore que cuenta en las leyendas no tienen nada que ver con los seres que estoy viendo— ¿Es verdad que su debilidad es el ajo, apuñarlos en el corazón, los símbolos religiosos y el fuego?

—Nuestra debilidad en la vida real son el sol, las estacas de madera empuñadas directo al corazón las cuales tienen que ser de un tipo de madera específica y ahora tu sangre.

—He escuchado que su creadora es Lilith, pero no existió ningún Niklaus Mikaelson y  Damon Salvatore.

Zac comenzó a reírse y se golpeó suavemente la frente. Su actitud ha cambiado con respecto a lo que sucedió hace un rato.

—Lamento decirte que la televisión te ha defraudado. Somos seres creados por Lilith, que nos dividimos en dos ramas, los vampiros de nacimientos la cual en sus venas se encuentra la sangre de nuestra creadora y están los convertidos.

—Es totalmente lo contrario a lo que cuenten en internet u otro lado. ¿Cómo se crean a los vampiros de nacimientos? ¿Ustedes no pueden procrear o sí?

—No podemos, pero si las mujeres reciben la bendición de Lilith es posible.

— ¿Me estás diciendo que ella tiene magia?

—No, todo es posible a través de los cultos. Lilith es una criatura sagrada.

Me quedo quieta en mi silla, con el libro en mis manos. Es increíble como existe un mundo que suena ficticio, que está vivo, tiene millones de habitantes. Una fuerte comunidad que está vivo gracias a una leyenda bíblica, por Lilith.

— ¿Tienes otras dudas?

— ¿Qué papel juego en este mundo? Soy nieta de una vampira que pertenece a un clan importante, la mano derecha de su creadora.

—Anabelle, ahora mismo. Eres nuestra salida para quitarnos a nuestros enemigos y volver a estar en la comunidad con los otros vampiros.

Me quedo pensando toda esta locura, ¡Por favor, díganme que ya se acabó la broma!

—Quiere decir que están excluidos de la comunidad, y que conmigo van a volver a integrarlos —Pregunto con miedo, nadie me va a dar seguridad de que no me van a matar en el acto— No quiero hacerlo.

—Sé que tienes miedo —Zac toma mis manos y su tacto me estremece. —Pero mi padre no dejará que nada malo te pase, y yo tampoco.

Su comentario me deja en shock, instantáneamente baje la cabeza pero su mano me hizo levantar mi rostro para que lo mirara a los ojos.

—Una Saltzman nunca baja la cabeza, eres una guerrera como tu abuela, así que saca tu fortaleza y tu confianza, que la batalla comienza ahora.

Asiento rápido.

Zac sale de la habitación, dejándome en la silla sin mucho fuerza y con un corazón que me comenzó a latirme fuerte. Me levanto al rato con el libro en mano y salí de ese cuarto para inspeccionar el lugar.

Comencé a  caminar despacio mirando el lugar, los símbolos del lugar y las espadas que se encontraba acomodada de una forma específica. Sigo mi camino hasta encontrarme con una especie de comedor donde estaba atestado de vampiro que me miraron enseguida.

—Hola a todos —salude con miedo y mi garganta se secó cuando todos los chupasangre seguían su mirada fija en mí.

Instantáneamente todos comenzaron a murmurar bajito, cosa que comenzó a sentirme incomoda. Hasta que una chica de pelo negro corto y de ojos castaños se me acerco para acariciarme el rostro, lo cual hizo que pegará un brinco al sentir su tacto tan frío, además su comportamiento es bastante raro.

—Mi diosa, son tan idénticas.

— ¿Hablas de mi abuela?

—Sí, ella era mi mejor amiga. Tenemos mucho de qué hablar. 

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