Capítulo #6
| Destrozos |
Dogday abrió los ojos lentamente, parecía que estaba despertando, el perro al estar en un estado más consciente de sí mismo miro a su alrededor, su visión se vio invadida por la penumbra de la fábrica abandonada. Un escalofrío recorrió su cuerpo al darse cuenta de que estaba en un lugar familiar pero desconocido al mismo tiempo. Intentó recordar cómo había llegado allí, pero su mente parecía estar envuelta en un manto de niebla que bloqueaba sus recuerdos.
—¿Dónde estoy...? —Preguntaba el can mientras se levantaba para explorar un poco el lugar—
El ambiente a su alrededor era opresivo y pesado, impregnado de un aire de desolación y abandono. El silencio era ensordecedor, interrumpido solo por el eco de sus propios pasos al moverse con cautela entre los escombros y las sombras que llenaban el lugar.
Dogday continuaba caminando, no sabía donde se encontraba o que es lo que encontraría dentro de ese lugar, pero algo le decía que tenía que continuar... El perro en su caminar termino llegando hasta lo que parecía ser una puerta de emergencia, no lo pensó demasiado y cruzo aquella puerta; sorprendiéndose en gran medida por lo que podía observar.
Dogday se encontraba en una especie de plaza central que parecía ser el punto de conexión entre varios lugares dentro de las vastas instalaciones. Aunque el lugar le resultaba familiar, su memoria parecía estar bloqueada, dejándolo con una sensación de desconcierto mientras exploraba el área.
En el centro de aquella plaza inmensa, Dogday notó un mapa que detallaba los diferentes edificios que conformaban el complejo. Oficinas, la casa de juegos ("playhouse"), una escuela, una tienda de juguetes y, para su sorpresa, un lugar llamado "hogar dulce hogar". Este último nombre resonó en su mente, recordándole la pesadilla que había tenido y que mencionaba precisamente ese edificio.
Con una mezcla de curiosidad y nerviosismo, Dogday se acercó al mapa para estudiarlo detenidamente. Cada lugar marcado parecía tener su propia historia y secretos, pero era el "hogar dulce hogar" el que capturaba su atención de manera especial. ¿Qué conexión había entre su sueño y ese edificio?
—Oficinas, playhouse, escuela, tienda de juguetes y... hogar dulce hogar... —Observando cuál camino tomar para ir a dicho lugar—
Sin perder más tiempo, Dogday decidió que su primera parada sería en el lugar que había atormentado sus sueños. El edificio se perfilaba ante él como una casa común y corriente, pero algo en su interior le decía que había más de lo que se veía a simple vista. Con determinación, se encaminó hacia el "hogar dulce hogar", preparado para enfrentar lo que sea que encontrara en su interior y desentrañar los misterios que rodeaban su sueño y aquella enigmática instalación.
Dogday empujó las puertas de madera del "hogar dulce hogar" con una mezcla de determinación y nerviosismo. Al abrirse, revelaron una escalera que descendía hacia lo desconocido. La primera impresión fue desconcertante: ¿por qué una casa tendría unas escaleras que descendían tan abruptamente apenas al entrar? Sin embargo, la curiosidad y el impulso de descubrir lo desconocido lo llevaron a adentrarse sin vacilar en la casa.
Cada paso que daba hacia abajo aumentaba la sensación de inseguridad. La penumbra y el silencio envolvían los escalones, haciendo que cada crujido resonara como un eco ominoso en sus oídos. Dogday se esforzaba por mantener la calma, pero la tensión se acumulaba a medida que avanzaba en la oscuridad.
Las paredes estaban cubiertas de un polvo antiguo, como si nadie hubiera bajado por esas escaleras en años. El aire era denso y parecía contener susurros fantasmales que se desvanecían en el eco de sus pasos. El perro se preguntaba qué encontraría al final de aquella escalera y si estaba preparado para enfrentar lo que sea que estuviera esperándolo en las profundidades de "hogar dulce hogar".
Al llegar al final de los escalones, Dogday se encontró frente a otra puerta de madera. Sin titubear, la abrió y se adentró en una habitación enorme, que parecía ser el lobby principal de la casa. Lo que vio lo dejó perplejo y alarmado: el escenario era desolador y completamente sorprendente para el perro.
La habitación yacía en ruinas, con juguetes esparcidos por el suelo y pedazos de madera dispersos por todas partes. El ambiente estaba cargado de suciedad y abandono, como si el paso del tiempo hubiera borrado cualquier rastro de vida que alguna vez hubiera habitado el lugar. Sin embargo, lo que más impactó a Dogday fueron las manchas de sangre que salpicaban algunos rincones de la habitación.
La visión de la sangre lo llenó de temor y confusión. ¿Qué había sucedido en aquel lugar? ¿Por qué había manchas de sangre en una casa que aparentemente debería ser un refugio acogedor? Las preguntas se agolparon en su mente mientras intentaba encontrar alguna pista que pudiera darle sentido a aquella escena macabra.
El perro se sentía cada vez más inquieto y alerta, consciente de que algo perturbador y peligroso había ocurrido en aquel "hogar dulce hogar" que ahora se revelaba como un lugar de pesadilla más que de confort.
—Tienes que calmarte... —Susurraba para si mismo mientras trataba de tranquilizar los latidos de su corazón—
Dogday se esforzaba por controlar su respiración agitada y los latidos acelerados de su corazón mientras se encontraba en medio del lobby principal. La visión de la sangre y los signos evidentes de una lucha en la habitación lo tenían completamente desconcertado y temeroso. Sus pensamientos se agolpaban en su mente, tratando de encontrar alguna explicación lógica para lo que veía, pero todo parecía sumergido en un misterio oscuro y perturbador.
Los arañazos en el suelo eran una clara señal de que algo violento había ocurrido allí. Dogday se imaginaba escenas de caos y desesperación, preguntándose quiénes habían estado involucrados y qué habría desencadenado tal conflicto dentro de aquel aparente refugio de tranquilidad.
Dogday avanzó con cautela hasta llegar al centro de la habitación, donde se encontró con un enorme agujero en el suelo. Su mente se llenó de preguntas sobre lo que podría haber ocurrido en ese lugar para dejar semejante marca de destrucción. Con cuidado, se asomó al borde del agujero, pero no logró ver nada significativo, así que decidió retroceder en sus pasos mientras continuaba examinando la habitación en busca de pistas.
—¿Qué habrá pasado aquí dentro...? —Se preguntaba el can mientras miraba a su alrededor—
Mientras admiraba el entorno con una mezcla de asombro y temor, un sonido rompió el silencio. Pasos resonaron detrás de él, seguidos por una voz tenebrosa y profunda que pronunció una sola palabra:
—ⱧɆⱤɆJɆ
El sonido de esa voz desconocida lo hizo temblar de miedo, congelando cada músculo de su cuerpo en un estado de parálisis involuntaria. Dogday quería girarse para ver quién había hablado, pero su cuerpo se negaba a obedecer. El terror lo mantenía inmóvil, con los ojos fijos en el vacío del agujero mientras el sonido de los pasos se acercaba lentamente. La sensación de peligro inminente lo invadió por completo, haciendo que su corazón latiera con fuerza en su pecho mientras esperaba con temor lo que pudiera suceder a continuación.
La respiración de Dogday se volvía entrecortada mientras sentía la presencia ominosa detrás de él acercándose. Su instinto le gritaba que saliera corriendo, pero su cuerpo parecía estar petrificado, incapaz de responder a sus deseos de escapar. La tensión en el aire era palpable, y el perro podía percibir la cercanía de algo que no podía ver.
Un escalofrío recorrió su espalda cuando escuchó la respiración profunda y pesada justo detrás de él. Antes de que pudiera reaccionar, un humo rojo comenzó a emerger de la nada, envolviéndolo lentamente. Intentó resistirse, pero el gas tenía un efecto soporífero que comenzó a adormecer sus sentidos.
Dogday luchó contra el sueño que lo invadía, cerro los ojos con fuerza y trato de contener la respiración... parecía dar resultado puesto que no estaba sintiendo sueño, había logrado disipar el humo, el can abrió los ojos para suspirar aliviado, miro nuevamente a su alrededor y ahora estaba en un lugar completamente distinto.
En un pasillo oscuro, las paredes y el suelo estaban acolchados, dando la sensación de que el lugar reducía su propia distancia, como si fuera un escondite para algo más que se ocultaba entre las sombras. Dogday no tuvo más opción que avanzar lentamente, sintiendo cómo miles de pares de ojos lo observaban desde la oscuridad. Los dueños de aquellos ojos parecían aguardar con hambre y expectación, creando una atmósfera inquietante y cargada de misterio.
—Necesito encontrar una salida... —Susurraba el can con preocupación—
El aroma de esencia de vainilla envolvía a Dogday, trataba de tranquilizarse con su propio olor. Cuando repentinamente escuchó un ruido proveniente de sus espaldas. Al girar la cabeza rápidamente, divisó al final del pasillo una luz titilante que revelaba una inusual escena: peluches descuidados y demacrados, con sus formas junto a las de todas las criaturas sonrientes, avanzaban hacia él. En ese momento, no comprendió lo que veía, pero la visión de esas criaturas dirigiéndose hacia él lo llenó de terror. Sin más opción, el perro comenzó a correr por el oscuro pasillo, sintiendo el peligro acechar a cada paso.
—No... No, no, no, no, no ¡POR FAVOR! ¡NO! —Gritaba el perro con desesperación y terror—
A pesar de que Dogday intentó correr para alejarse, el pasillo parecía alargarse cada vez más mientras la distancia con aquellos pequeños monstruos se reducía rápidamente. El perro sentía un creciente terror, temiendo que esas criaturas pudieran alcanzarlo. Seguramente algo malo pasaría si lo lograban. Sin embargo, sus esfuerzos fueron en vano. Las criaturas se lanzaron sobre él y Dogday cerró los ojos, esperando que todo terminara pronto.
. . .
Dogday despertó con un ligero sobre salto, sus ojos tardaron un poco en enfocar el techo de la habitación mientras sus latidos trataban de tranquilizarse. La suavidad y textura reconfortante del sofá bajo su cuerpo le hizo suspirar de alivio. Parecía que había tenido una pesadilla, aunque no tan intensa como la que lo había atormentado en días anteriores. Aun así, el sueño lo dejó intrigado además de aterrado, pero hizo un esfuerzo por tratar de conservar la calma.
El bullicio proveniente del exterior confirmaba que estaba despierto, sumergido en la realidad de su hogar. Dogday se quedó mirando el techo por unos momentos, reflexionando sobre el extraño sueño que había tenido. Estaba a punto de levantarse cuando una voz lo interrumpió, haciéndolo saltar de sorpresa.
—¿Qué soñabas? —preguntó la voz, cortando el silencio de la habitación.
—¡AAAAAAAHHH! —gritó Dogday, llevándose una mano al pecho al mirar hacia su costado—
Su amigo estaba parado a un lado del sofá, observándolo con una expresión tranquila. Dogday se quedó mirándolo, sorprendido de verlo allí de repente. ¿Cómo había llegado y cuánto tiempo había estado observándolo dormir?
—Catnap —Nombraba el can a modo de regaño al tranquilizarse un poco del susto— Santo amanecer, casi me matas del susto... ¿Qué haces aquí? —Preguntaba el can confundido con la presencia del gato—
—... —Inclinando la cabeza en señal de confusión— Pase la noche contigo gracias a la tormenta... ¿recuerdas?
—Oh... claro... —Comentaba Dogday al recordar que Catnap se había quedado en su casa debido a la fuerte tormenta que había sucedido la noche anterior— De todas formas ¿Qué haces despierto tan temprano? Y ¿Cuánto tiempo llevas viéndome dormir...? —Preguntaba el perro con curiosidad y algo de intriga—
—Desperté hace una hora —Explicaba el gato sin mucho problema— Y llevo viéndote dormir unos diez minutos
—¿Por qué me estabas viendo dormir...? —Preguntaba el can ligeramente sorprendido por lo que decía el gato—
—Quería asegurarme de que estuvieras durmiendo correctamente —Respondía el gato sin mucho problema—
Dogday se sintió desconcertado por la actitud de Catnap. Le resultaba extraño que el gato estuviera tan pendiente de su descanso, incluso llegando al punto de quedarse mirándolo mientras dormía. La idea le parecía un tanto tétrica y perturbadora, especialmente después de haber tenido una pesadilla esa misma noche.
Aunque Dogday quería abordar el tema con Catnap y aclarar sus dudas, decidió no profundizar en el asunto en ese momento, quería procesar la pesadilla que había tenido antes de hablar con él.
—No respondiste mi pregunta —Comentaba el gato— ¿Qué soñabas?
Dogday pensó un poco aquella pregunta... ¿Era buena idea contarle que tuvo un sueño muy raro? Tal vez no era lo mejor.
—Dormí bien —Respondía el can mientras se levantaba del sofá para evadir la pregunta— ¿Ya desayunaste? —Intentando cambiar el tema de la conversación—
—... —Negando con la cabeza—
Catnap negó con la cabeza, aún intrigado por la falta de respuesta detallada de Dogday. ¿Qué había sucedido en su sueño para que el perro evitara hablar al respecto? ¿Habría tenido una experiencia desagradable que le causara pesadillas?
Dogday, decidido a no entrar en detalles sobre su sueño, recogió las sábanas que habían utilizado la noche anterior y las llevó a su habitación. Luego, se dirigió a la cocina para preparar el desayuno, tratando de desviar la atención del gato hacia algo más cotidiano y ligero.
—Catnap —Llamaba el perro desde la cocina— Solo tengo te de vainilla en mi cocina para desayunar —Comentaba el perro con una sonrisa algo apenada— ¿Quieres probarlo...? Perdona que no pueda ofrecerte algo diferente para desayunar...
—¿Es dulce? —Preguntaba el gato con curiosidad mientras entraba a la cocina—
—Pues si... es algo dulce, es vainilla después de todo...
—... ¿No tienes algo de café? —inquirió Catnap, mostrando preferencia por esa bebida—
—Mmmm... oh, espera, creo que, si tengo un poco, espera un momento —dijo mientras buscaba en su despensa. Finalmente encontró un poco de café y se dispuso a prepararlo para el gato— Aquí esta —dijo, ofreciéndole la taza de café recién preparado— Recordé que Bubba me regalo un poco hace unos cuantos días, no desayuno otra cosa que no sea té de vainilla así que no lo he usado —Explicaba el can mientras preparaba el desayuno—
El gato aceptó la taza de café con agradecimiento mientras observaba al perro cocinar.
—Te gusta mucho ese té... Piggy dice que siempre lo pides cuando vas a su cafetería —Comentaba el gato mientras observaba al perro cocinar—
—Es un gusto personal —Aclaraba el perro mientras preparaba el pan para tostarlo— No me gusta el sabor amargo en un desayuno, prefiero algo con dulzor
Catnap simplemente asintió en modo de entendimiento, Dogday preparaba el desayuno con rapidez y al terminar le sirvió en un plato una tostada con mantequilla al gato.
—Espero te guste, no sé como prefieres una tostada así que la hice como a mi me gusta, espero esté bien —Comentaba el can con una sonrisa—
—... —Tomando la tostada para probarla— No esta mal, sabe bien con el café... —Explicaba el gato mientras bebía otro sorbo de café—
—Me alegro que te guste —Respondía el can con una sonrisa—
Dogday y Catnap se sentaron en la mesa para desayunar, durante el desayuno no hubo ningún tipo de conversación, parecían simplemente disfrutar el desayuno, al menos así era hasta que el gato miro a Dogday nuevamente.
—Tuviste una pesadilla —Afirmo el gato con un tono de voz algo decaído—
—¿Uh? —Exclamaba Dogday confundido mientras bebía de su té—
—Tuviste una pesadilla... ¿verdad? —Repetía el gato mientras bebía de su café— Por eso no quieres contarme que soñaste —insistió el gato, notando la evasión del perro respecto al tema—
La sorpresa invadió a Dogday al darse cuenta de que el asunto del sueño seguía siendo relevante para Catnap. El perro se confundió un poco, pensando que el tema ya había pasado a segundo plano. Aunque para sorpresa del perro, el gato parecía sonar algo triste... ¿Cuál era el motivo?
—... Si... f-fue realmente aterradora... —Explicaba el can finalmente al ver que Catnap parecía triste—
—... Lo lamento —disculpó Catnap repentinamente, sorprendiendo a Dogday por su tono apenado—
—¿Lo... lamentas? —Preguntaba confundido al no entender el motivo de su disculpa—
Catnap asintió, mirando hacia abajo por un momento antes de responder.
—No puedo controlar los sueños que genera mi gas somnífero —Aclaraba el gato— Creí que dormir te ayudaría para no escuchar los truenos de la tormenta, pero parece que solo te metí dentro de una pesadilla
El perro ahora lo entendía, no era que Catnap estuviera siendo misterioso con sus intenciones correspondientes en su sueño, solo estaba preocupado por saber si su gas había sido de ayuda o si lo había perjudicado de alguna forma.
—Entiendo... no te preocupes por eso Catnap, solo fue un mal sueño, todos podemos llegar a tener pesadillas —Explicaba el can mientras trataba de animar a su amigo— De todas formas, descanse bien
—... —Asintiendo con lentitud—
Catnap parecía un tanto más tranquilo con las palabras de Dogday. Ambos habían terminado de desayunar y mientras Dogday se preparaba para decir algo más, el sonido de un "Toc Toc" proveniente de la puerta los hizo mirar a ambas criaturas a la puerta de la casa.
—Supongo que alguien tiene problemas... —Susurraba el can mientras recogía los platos y vasos— ¿Puedes abrir la puerta para ver quien es Catnap? Mientras lavo los platos
—Bien
Sin muchos problemas el gato se levantó de su asiento para ir a abrir la puerta, al abrirla pudo notar que se trataba de una oveja. La oveja no pudo evitar sorprenderse al ver al gato abrir la puerta, esperaba ver a Dogday así que la situación era algo incómoda para ella.
—Oh... H-Hola jeje —Saludaba la oveja con cierta sorpresa— Disculpa, pero... ¿Dogday está en casa?
—... —Asintiendo—
—¿Crees poder llamarlo? Bubba Bubbaphant me encargo avisarle que tenían que verse en la plaza, parece que van a discutir los daños que la tormenta de anoche dejo
El gato no dijo nada, simplemente observo la oveja y dejo la puerta abierta mientras iba de regreso a la cocina para buscar a Dogday... La oveja simplemente permaneció en la puerta por unos cuantos segundos hasta que finalmente Dogday regresaba en compañía del gato.
—Hola Woolly —Saludaba el can con una sonrisa— ¿Todo está en orden? —Preguntaba el can con curiosidad—
—Si, solo vengo a darte un mensaje de Bubba, me pidió avisarte que tenías que verlo en la plaza, la tormenta de anoche dejo algunos cuantos daños así que se necesita tu ayuda para organizar un plan de renovación
—Comprendo —Respondía el can mientras suspiraba— Esperaba que la tormenta no hiciera destrozos en la aldea, pero parece que fue demasiado agresiva... Gracias por avisarme Woolly, iré enseguida
—De acuerdo, hasta luego Dogday
—Adiós Woolly
Tras esas ultimas palabras la oveja se marcho para dejar a Dogday mirar las repercusiones de la tormenta, las criaturas sonrientes vecinas parecían estar arreglando sus jardines a la par que trataban de limpiar las paredes de sus casas pues estaban sucias gracias al viento que había surgido con la tormenta.
—Será un día muy ocupado... —Susurraba el can para sí mismo—
—Tendrás que ayudar a todos con las reparaciones de sus hogares —Comentaba el gato mientras salía de la casa de Dogday—
—Supongo que si... —Respondía el perro confundido mientras observaba al gato salir— ¿A dónde vas?
—Tengo que verificar el estado de mi casa, tal vez descanse un poco en el bosque hasta la tarde...
—Oh... claro, es cierto, lo mejor es que verifiques tu casa... Nos vemos más tarde entonces
—Solo recuerda lo que te dije anoche... si veo que te esfuerzas demasiado entonces usaré mi gas otra vez ¿entendido...? —Preguntaba el gato mientras miraba a Dogday con una sonrisa tétrica y exhalaba un poco de su gas como advertencia—
—E-Entendido... —Respondía el perro con una sonrisa nerviosa mientras se asustaba levemente—
—Hasta luego
Tras esas palabras, el gato camino de regreso a su hogar mientras que Dogday lo miraba alejarse, el perro no dijo nada más y cerro la puerta de su casa para empezar a dirigirse a la plaza de SmileVille.
Dogday llegó a la plaza de la aldea, donde se encontraba Bubba Bubbaphant junto a otros vecinos, discutiendo los daños provocados por la tormenta. Los jardines estaban desordenados, algunas casas tenían techos dañados y había árboles caídos por doquier. La comunidad estaba trabajando en equipo para evaluar los daños y planificar la reconstrucción.
—Dogday, qué bueno que llegaste —exclamó Bubba al ver al perro llegar— Necesitamos tu ayuda para organizar las tareas de reparación y coordinar con los diferentes grupos de trabajo
—De acuerdo... ¿Tienen ya algún plan? —Preguntaba el perro con curiosidad—
—Tengo una lista con las cosas ya vistas en el pueblo —Aclaraba el elefante mientras mostraba su lista— Primero vamos a tratar de alejar los árboles caídos de las calles y alrededores de SmileVille, después vamos a reparar los tejados y por último pensamos que lo mejor sería ayudar al resto a limpiar sus hogares —Explicaba Bubba cual era el plan que tenían para empezar a trabajar—
—Entendido, vamos a empezar a trabajar entonces
Juntos, comenzaron a asignar tareas y a coordinar a los vecinos para que trabajaran de manera eficiente en las reparaciones. El perro se destacó por su capacidad de organizar y motivar a los demás, logrando que todos trabajaran en armonía y con determinación.
La tormenta había arreciado con intensidad, pero por suerte, SmileVille había resistido relativamente bien. Los daños no eran catastróficos, aunque sí significativos. La tarea más ardua y prolongada fue la remoción de los árboles caídos que obstruían calles y áreas cercanas al pueblo.
El esfuerzo para retirar estos árboles fue monumental. Criaturas fuertes se unieron para arrastrar troncos pesados hacia áreas seguras. Aunque había voluntarios vigorosos, la magnitud del trabajo requería una colaboración masiva por lo cual el grupo de amigos ahora estaba unido mientras ayudaban con las tareas. Tras horas de trabajo agotador, Dogday finalmente contempló el resultado de sus esfuerzos mientras se limpiaba el sudor de la frente. El último árbol había sido removido, y la sensación de logro se mezclaba con el alivio por haber superado esta difícil tarea.
—Ese debe ser el último —Comentaba el can al terminar de mover el último de los árboles caídos— ¿Nos falta algo más Bubba?
Dogday observó a Bubba con curiosidad mientras esperaba la respuesta sobre lo que faltaba en la lista de destrozos. El elefante parecía reflexionar seriamente, revisando minuciosamente sus notas.
—Mmmhh... —Verificando la lista que tenía con los destrozos— Pues hay algo que nos falta de la lista de destrozos... aunque será muy complicado
—¿De qué se trata? —Preguntaba el perro con curiosidad—
—Pues...
—Dogday... —Susurraba el gato a las espaldas del perro—
—¡AAAAAHHH! ¡Catnap! —Gritaba el can mientras miraba a sus espaldas tras el susto recibido por parte del gato— Deja de asustarme así...
El perro dio un brinco y se giró rápidamente hacia el gato, su reacción sorprendiendo a todos los presentes, quienes no pudieron contener una risa ante el susto.
—Lo siento... —se disculpó el gato, aún entre risas contenidas de todos los presentes—
Dogday, recuperando la compostura, continuó con la conversación.
—¿Necesitas algo, Catnap? Pensé que estarías descansando en casa —dijo Dogday con curiosidad—
—Eso hice, fui al bosque a relajarme un poco, pero cuando desperté de mi siesta y vi mi casa... me sorprendí —Todos los presentes se quedaron mirando al gato con curiosidad por saber que era lo que tenía su casa— Tengo un... gran... problema... —Respondía el gato con cierta incomodidad puesto que todos lo estaban mirando—
—¿Hay un problema con tu casa...? —Preguntaba el perro con curiosidad—
—Hay que ir a casa de Catnap —intervino Bubba, aprovechando la situación para recordar el asunto pendiente de la lista— Es lo que tengo anotado aquí...
—¿De acuerdo...? ¿Qué podría ser lo que tiene su casa?
. . .
—Debe ser una broma... —Expresaba el can con sorpresa mientras observaba el "problema" que tenía la casa de Catnap—
—¡¿Cómo vamos a mover eso?! —Preguntaba con un tono de molestia y sorpresa Kickin mientras miraba la casa de Catnap—
—... —Manteniéndose en silencio mientras los demás observaban la situación—
Catnap permaneció en silencio, su expresión revelaba preocupación y frustración. El problema con su casa era más serio de lo que había dejado entrever. El viento, con su furia desatada durante la tormenta, había arrancado uno de los árboles cercanos y lo había lanzado como un proyectil descontrolado. Para mala suerte del gato, el árbol terminó cayendo con estruendo sobre el techo de su hogar, quedando clavado en el tejado como un gigantesco recordatorio de la furia de la naturaleza.
Todos los presentes en la plaza comprendieron la gravedad de la situación al ver la expresión preocupada de Catnap. La casa del felino había sido la más afectada por la tormenta, y el desafío de sacar ese árbol del tejado se presentaba como una tarea monumental.
—Nos va a tomar todo el día remover el árbol... y nos va a costar mucho más arreglar la casa de Nap... —Comentaba Hoppy mirando el problema—
—¿Nap? —Preguntaba Piggy confundida por el repentino apodo—
—Así le digo al gatito —Respondía la coneja con una sonrisa—
—Te dije que no me llamarás así... —Decía el gato con un tono de molestia y cierta vergüenza—
—Sé que en el fondo te gusta
—Bubba... ¿Opciones...? —Preguntaba Dogday mientras seguía mirando el árbol—
Bubba se quedo pensando un momento mientras miraba el escenario, Hoppy tenía razón, mover ese árbol sería mucho problema y si no tenían cuidado, podría caer sobre la casa del gato y eso la destrozaría por completo... Para fortuna de todos, el elefante logro pensar en una idea.
—Podríamos hacer que alguien suba a la punta del árbol para que corte las ramas, aunque primero debemos asegurar el árbol, cuando las ramas empiecen a cortarse el árbol perderá estabilidad debido al peso y podría terminar cayendo sobre la casa...
El resto de criaturas sonrientes asintió ante la opción que Bubba proponía, Dogday solo pudo pensar en unas cuantas cosas.
—¿Cómo lo aseguramos? —Preguntaba el líder—
—Podemos usar cuerdas —Respondía el elefante con tranquilidad— Kickin y Hoppy pueden asegurarlo sin problemas mientras que los demás sujetan las cuerdas con fuerza para que el árbol no caiga, pero alguien tendría que subir a la copa del árbol...
—Mmmhh...
Ante lo dicho Dogday volteo a ver a todos los presentes... parecía que estaba tratando de decidir quien iba a subir a la copa del árbol, todas las criaturas sonrientes presentes estaban pendientes de recibir instrucciones de Dogday. No fue hasta que pasaron unos cuantos minutos que el perro formo una sonrisa, parecía haber tomado una decisión.
—Catnap, tu subirás a la copa del árbol
—... —Ladeando la cabeza con confusión mientras su cola se tensaba al escuchar la orden de Dogday— ¿Yo...? ¿Seguro...?
—En verdad no es mala idea... tus garras son buenas para trepar, será fácil para ti subir —Comentaba Bubba apoyando la idea— Además podrás usarlas para cortar las ramas
—... Bien... —Aceptaba el gato con cierta inseguridad—
. . .
Todos siguieron a la perfección las ordenes de Dogday y los consejos de Bubba, Catnap logro subir al árbol con cuidado para asegurar algunas partes con cuerdas las cuales eran sujetadas por todas las criaturas sonrientes fuertes y disponibles. El gato estaba algo tenso puesto que la altura lo ponía algo nervioso, pero trato no prestarle tanta atención a eso.
Después de asegurar las cuerdas y las partes necesarias del árbol, Catnap comenzó a ascender con cautela. A pesar de sus dudas y nerviosismo por la altura, su destreza felina le permitió subir con relativa facilidad. Desde la cima, aseguró todo como se le había indicado.
—¡¿Aseguraste todo cómo te dijimos Catnap?! —Gritaba el perro para asegurarse de que el gato había hecho lo indicado—
—... —Asintiendo mientras miraba a Dogday desde la cima del árbol—
—¡Genial! ¡Ya puedes empezar a cortar las ramas! —Gritaba el perro indicándole que podía continuar—
Catnap asintió con determinación y luego recibió la señal para comenzar a cortar las ramas. A medida que las ramas caían, el árbol perdía estabilidad, pero gracias al trabajo en equipo y la coordinación, lograron controlar la situación sin que el árbol cayera sobre la casa.
—Parece que todo esta saliendo bien —Comentaba el can con un suspiro de alivio mientras observaba al gato cortar las ramas con cuidado—
—Que bien... —Expresaba el elefante igual de satisfecho que Dogday—
—A este paso vamos a terminar dentro de una semana... —Expresaba el pollo con impaciencia— ¡Catnap! ¡¿Puedes darte prisa?! ¡Se me cansan los brazos!
El gato sintió un leve tic en el ojo izquierdo, el comentario de Kickin lo había hecho molestarse un poco, el gato simplemente se detuvo para mirar hacia abajo en dirección al pollo.
—¿Qué tal si subes y lo haces tú mismo? Tal vez tus plumas sean más filosas que mis garras —Exclamaba el gato con sarcasmo y molestia mientras retomaba su labor—
—¡Lo haría! ¡Pero estoy ocupado tratando de que el árbol no se desplome en tu casa! —Comentaba el pollo con cierta diversión al ver que logro molestar a Catnap—
—Kickin, no molestes a Catnap, si algo sale mal estaremos en problemas —Regañaba Dogday al notar que Kickin parecía impacientarse—
—Pero es cierto, esta demorando mucho... todos estamos empezando a cansarnos, en cualquier momento vamos a terminar soltando la cuerda y...
El destino de forma divertida, logro interrumpir las palabras de Kickin, el árbol logro tambalearse un poco cuando Catnap corto una rama lo suficientemente pesada, parecía que era el contra peso que el árbol necesitaba para mantenerse firme. El repentino cambio en la estabilidad del árbol tomó por sorpresa a todos. Catnap, en la cima del árbol, se aferró con fuerza abrazando el tronco del árbol mientras intentaba mantener el equilibrio. Las criaturas sonrientes abajo sintieron el tirón repentino en las cuerdas y se esforzaron al máximo para evitar que el árbol se volcara por completo.
—¡Carajo! —Exclamaba Dogday mientras él y Bubba se acercaban con prisa a los demás para ayudar a sujetar las cuerdas—
Aunque las demás criaturas sonrientes que estaban presentes trataron de ayudar para mantener el árbol estable. El tronco parecía ser demasiado pesado, apenas y podían jalarlo para que no cayera. Catnap seguía en la copa del árbol sujetándose con fuerza mientras que los demás sujetaban las cuerdas con fuerza, pero no estaban llegando a nada.
—¡No vamos a aguantar demasiado tiempo! —Exclamaba Zeen el zorro mientras trataba de sujetar la cuerda con fuerza—
Bobby junto a Crafty miraban la situación con preocupación, las chicas no estaban ayudando debido a la falta de fuerza, pero algunas se acercaron para tratar de alguna forma de ayudar con la cuerda, pero el árbol era demasiado pesado como para lograr jalarlo al lado contrario.
—¡El gato tiene que bajar de ahí antes de que el árbol caiga! —Exclamaba un caballo que sujetaba la cuerda con esfuerzo—
—¡Catnap tienes que saltar! —Gritaba Bobby desde abajo mirando con preocupación al gato—
—¡¿Estás loca?! —Gritaba el felino mientras seguía aferrado al tronco, visiblemente asustado—
—¡Solo salta! ¡Salta ya! —Gritaba Bobby al notar que los chicos estaban empezando a perder el control de las cuerdas— ¡No te preocupes los gatos siempre caen de pie!
Finalmente, Catnap obedeció a los gritos de Bobby y saltó hacia donde estaba la osita. Sin embargo, su aterrizaje no fue tan elegante como se esperaba. En lugar de caer de pie, el gato aterrizó de cara contra el suelo, quedando inmóvil en el césped.
—Auch... —Exclamaba Bobby al ver el aterrizaje del gato— Tal vez no eres completamente un gato Catnap...
—...
Aunque la escena era divertida de ver; Por otro lado, el esfuerzo de quienes sostenían la cuerda había alcanzado su límite. La cuerda se partió por la tensión, haciendo que todos cayeran hacia atrás. Como consecuencia, el árbol se desplomó sobre la casa de Catnap, destruyéndola en un instante.
Las criaturas sonrientes que sostenían la cuerda yacían en el suelo, algunas se levantaban con cuidado mientras otras observaban con preocupación el desastre que habían causado. Solo una criatura permaneció en el suelo, mirando la casa destruida con una expresión de profunda preocupación. Dogday observaba la escena con un sentimiento de culpa y preocupación palpable en su mirada.
—La casa... —Susurraba el can con la voz cargada de preocupación—
Los demás se reunieron alrededor, con expresiones que mezclaban seriedad, preocupación y un cierto grado de culpa. Sus miradas se dirigieron automáticamente hacia Catnap, quien estaba recuperándose de la caída. El gato percibió las miradas y rápidamente desvió su atención hacia la casa, ahora reducida a escombros yacentes en el suelo, una triste muestra del desastre causado por el accidente.
El gato experimentaba una mezcla de emociones complejas; su rostro mostraba una expresión difícil de interpretar. Aunque había vivido solo unos pocos días en esa casa, ya la consideraba su hogar. Verla reducida a escombros le afectaba profundamente. No entendía por qué, pero sentía un nudo en la garganta y ganas de llorar. La situación le parecía injusta y abrumadora.
—Catnap... —susurraba Bobby al notar la mirada fija del gato en los restos de su casa—
La osita intentó acercarse para consolarlo, pero Catnap se adelantó rápidamente. Se movió con urgencia hasta quedar a pocos metros de los escombros y se arrodilló en el suelo. Su actitud cambió, ahora parecía desesperado, buscando algo entre los restos.
El resto del grupo observaba la escena con pesar. Sentían haber fallado en proteger a uno de los miembros más recientes de la aldea. Las reacciones eran diversas: Bobby y Hoppy miraban preocupadas al gato, Kickin se sentía incómodo y se frotaba el brazo, sintiéndose mal por su "broma" anterior, mientras que Bubba y Crafty mostraban tristeza en sus rostros. Pero quien parecía más afectado era Dogday, cuya expresión combinaba dolor y preocupación al observar al gato.
El silencio se prolongó mientras Catnap buscaba entre los escombros. Todos esperaban en silencio, deseando que el felino encontrara lo que buscaba. Después de unos minutos, Catnap se detuvo. Estaba de espaldas al resto del grupo, por lo que nadie podía ver lo que había encontrado.
En cuanto Dogday se dio cuenta de que el gato había detenido su búsqueda, se acerco a paso silencioso hacia Catnap, su corazón se contrajo con compasión. Se acercó con cuidado, sintiendo el peso del dolor del gato en el aire. Cuando vio lo que tenía en las manos el felino, comprendió de inmediato la razón de su angustia: era el colgante roto de Luke, una pieza que simbolizaba mucho más que un simple adorno... Luke le había confiado su colgante y él simplemente lo descuido... el gato se sentía mal debido a ello... Luke le había confiado algo tan importante y ahora estaba destruido.
—Lo lamento... —murmuró Dogday con sinceridad mientras desviaba la mirada hacia el suelo, consciente de la fragilidad de aquel momento—
Catnap continuó en silencio, El gato sostuvo el colgante roto con delicadeza, como si tuviera en sus manos un fragmento de algo irremediablemente perdido...
Pasados unos minutos, Dogday se levantó con cuidado, dejando a Catnap sumido en sus pensamientos mientras sostenía el colgante roto de su primo. El gato apenas notó la partida del perro; su atención estaba totalmente absorbida por las preguntas que revoloteaban en su mente. ¿Cómo podría explicarle esto a Luke? ¿Se sentiría decepcionado? ¿Lo tomaría como una afrenta personal? La incertidumbre pesaba en sus pensamientos, sin ofrecer respuestas claras, solo suposiciones que aumentaban su inquietud.
. . .
El sol había cumplido su ciclo diario y se retiraba lentamente del horizonte, dejando que la oscuridad se apoderara del cielo. Las criaturas de SmileVille habían concluido sus tareas de restauración y limpieza después de la tormenta, pero un pesar persistente colmaba el ambiente, especialmente tras presenciar la desafortunada situación de la casa de Catnap.
Dentro de la acogedora casa de Dogday, Catnap estaba sentado en el sofá, con la mirada perdida en el vacío. Su semblante reflejaba una mezcla de tristeza y pensamientos tumultuosos. A su lado, el ambiente tranquilo de la noche contrastaba con la tormenta emocional que parecía agitar su interior. Dogday no podía evitar sentirse culpable por lo sucedido así que sin pensarlo demasiado el perro, invito a Catnap a quedarse en su casa nuevamente. No podía dejarlo sin un lugar donde dormir... darle un techo era lo mínimo que podía hacer por él.
Mientras tanto, Dogday estaba en la cocina, concluyendo la tarea de lavar los platos utilizados durante la cena. Al terminar, se detuvo en el umbral de la puerta para observar al gato. Un silencio cargado de emociones llenaba el espacio entre ellos, cada uno sumido en sus propios pensamientos y reflexiones sobre lo ocurrido.
El can se sintió impulsado a hablar con el gato, pero la manera de empezar la conversación no estaba clara. Así que decidió dejar que sus sentimientos hablaran por sí solos, suspirando antes de dirigirse a Catnap con una expresión suave pero cargada de disculpa.
—Catnap... lamento mucho lo sucedido —expresó el perro con pesar— Deberíamos haber considerado otro plan... quizás si hubiéramos pensado con más detenimiento, podrías estar descansando en tu hogar en este momento... Pero no te preocupes —Expresaba el can con un poco más de animo en un intento por contagiarlo al gato— Hablé con todos en la aldea. Mañana me reuniré con ellos para empezar a planificar la reconstrucción de tu casa. No tendrás que esperar mucho, trabajaremos incansablemente para que puedas...
—No se trata de la casa —interrumpió Catnap, desviando la mirada hacia el suelo— Es el colgante de Luke... tu lo viste, estaba destrozado y sin brillo, no se puede arreglar... No sé cómo explicarle lo sucedido. ¿Cómo puedo enfrentarlo después de haber roto algo tan importante para él? —Explicaba el gato sus preocupaciones al perro—
Dogday comprendió la verdadera preocupación de Catnap. No se trataba solo de la casa material, sino de los lazos emocionales y las consecuencias personales de lo ocurrido con algo que se le había confiado.
—Sé que es difícil. Pero estoy seguro de que Luke entenderá que fue un accidente —Comentaba el can en forma de consuelo—
—... —Sin responder, mirando al suelo en silencio—
Dogday notó que Catnap se sumía en el silencio, evidenciando que el gato prefería no ahondar más en el tema. Con un suspiro, el can dirigió su atención al reloj en la pared, cercano a las diez de la noche.
—¿Te gustaría quedarte en el sofá o en la cama? —preguntó Dogday con calma, aceptando la reticencia de Catnap a hablar sobre lo sucedido—
—Me quedaré en el sofá, es tu casa así que no quiero causarte más problemas —Respondía el gato sin muchas emociones—
—No eres una molestia —Expresaba el can mientras lo miraba de forma ligera— Solo quiero saber si te sientes cómodo con esto, tal vez termines viviendo conmigo unos cuantos días mientras reparamos tu casa
—...
Catnap permaneció en silencio una vez más, lo que hizo que Dogday sintiera que tal vez había dicho algo incorrecto. Sin embargo, la realidad era diferente; había expresado algo demasiado bueno. El gato percibió la preocupación genuina de su amigo y sintió la necesidad de "advertirle" sobre algunos hábitos si iba a quedarse con él. No quería asustarlo y tampoco intimidarlo.
—Si me voy a quedar contigo... —Decía Catnap para empezar a explicar— Entonces tengo que contarte algunos hábitos que tengo... —Comentaba con cierta pena—
—Oh... claro, ¿Qué clase de hábitos? —Preguntaba el can con curiosidad—
—No sé sí te hayas dado cuenta, pero a veces puedo ser tenebroso sin darme cuenta
Dogday se tomó un momento para reflexionar sobre las palabras de Catnap. Un ligero recuerdo se abrió paso en su mente: la sonrisa tenebrosa que el gato le había regalado esa mañana. Sin duda, había sido un momento inquietante, y eso llevó al perro a pensar en algunas otras ocasiones similares. Recordó cómo los otros habitantes del pueblo habían mencionado que Catnap podía ser sorprendentemente espeluznante en ocasiones. Su naturaleza silenciosa y cautelosa parecía garantizar que siempre había una pizca de susto cuando él estaba cerca.
En un instante de pensamiento, Dogday consideró cómo podría ser tener a Catnap como compañero de casa por unos días. Sin duda serían días interesantes.
—Mmmmhhh... —Pensando en sus palabras— Define... "tenebroso"
—Sonrió ampliamente sin darme cuenta a veces, me gustan los lugares oscuros y soy silencioso, a ti ya te he pegado unos buenos sustos sin quererlo —Explicaba el gato mientras miraba a Dogday sin mostrar una emoción en particular— Es posible que te asuste de vez sin quererlo
Dogday asintió con comprensión. Sabía que convivir con Catnap sería una experiencia diferente, pero estaba dispuesto a aceptar sus peculiaridades y adaptarse a ellas.
—Tal vez tengas cierta aura tenebrosa, pero eso no será impedimento para que te quedes conmigo —Respondía el perro con una sonrisa, pareciendo ignorar lo que dice— Seremos compañeros de casa temporalmente así que tendremos que acostumbrarnos en uno al otro... yo soportaré tu aura tenebrosa y tu vas a tener que soportar... mi... eh... —Pensando en qué cosa podría decir para estar igualados en ese aspecto—
A pesar de pensar en algún defecto que pudiera igualar las cosas, Dogday no tenía nada... se sentía un poco egocéntrico al pensar que no tenía defectos... Catnap noto que Dogday parecía estar buscando alguna comparación, así que solo le dijo lo primero que se le vino a la mente.
—Tus ronquidos —Dijo repentinamente el gato—
El perro se quedó momentáneamente sin palabras, sorprendido por la revelación. ¿Él roncaba cuando dormía...? Esa idea lo dejó un tanto desconcertado.
—¿Mis ronquidos...? —preguntaba el can con confusión y curiosidad, sintiendo cómo un rubor se asomaba en sus mejillas—
—¿Por qué crees que desperté tan temprano hoy...? Roncas demasiado fuerte cuando duermes —explicaba Catnap con una expresión serena—
Dogday se sintió un poco avergonzado al darse cuenta de que tenía un defecto tan grande como el roncar mientras dormía. Se sentía apenado porque había afectado a su nuevo compañero de casa durante la mañana; ahora entendía por qué Catnap le había dicho que estaba asegurándose de que estaba durmiendo bien. Si bien el perro se sorprendió por saber esto, rápidamente cayó en cuenta de algo más profundo. Sus amigos también lo sabían y no le habían dicho nada. Pasaron tantas pijamadas juntos que aquella omisión ya no podía considerarse una simple suposición; era un hecho que lo dejaba pensativo.
La vergüenza lo invadía, haciendo que sus mejillas se tiñeran de un leve rubor. ¿Así se sentía la incomodidad mezclada con la vergüenza?
—Al inicio me asusté, pensé que un tren pasaba cerca de tu casa —explicaba el gato, atrayendo la atención del perro— pero luego entendí que solo estabas roncando.
—C-Creo que ya me quedó demasiado claro —interrumpía el perro, tratando de cambiar de tema— ¿Qué tal si nos vamos a dormir? Ya es tarde y creo que nos merecemos un descanso, será bueno tener un sueño reparador...
—¿Estás evitando el tema? —preguntaba el gato, inclinando su cabeza en busca de respuestas—.
—C-Claro que no —negaba el perro, notándose el sonrojo en sus mejillas— Vámonos a dormir, ya es tarde —repetía, entregándole una frazada al gato, con un evidente deseo de terminar la conversación rápidamente—
—Dogday... —Insistía el gato notando la rara actitud del can mientras formaba una sonrisa burlona—
—¡Buenas noches! —gritaba el can antes de retirarse apresuradamente a su habitación—
—... ¿Buenas noches...?
Catnap se quedó mirando la puerta por la que Dogday había entrado apresuradamente, preguntándose si había dicho algo malo o si lo había molestado de forma excesiva. No entendía la reacción del perro y se sintió un poco confundido. Decidió dejar el tema de lado mientras apagaba la luz de la sala, se recostaba en el sofá y se cubría con la manta que Dogday le había entregado. El cansancio se apoderaba de él, y sin oponer mucha resistencia, se dejó llevar por el inminente sueño que lo abrazaba.
Mientras tanto, al otro lado de la puerta, Dogday se sentía muy avergonzado. Suspiró profundamente para tratar de aliviar su vergüenza, y una vez que se sintió un poco más tranquilo, se dirigió hacia su cama para recostarse. En su mente seguía dando vueltas la pregunta: ¿habría alguna otra cosa vergonzosa sobre él que desconocía y que los chicos sabían? No quería descubrirlo en ese momento, solo anhelaba poder dormir. A pesar de la situación embarazosa, se sentía reconfortado al saber que había logrado distraer al gato de sus preocupaciones por un momento. Al final, Dogday consiguió lo que buscaba: ver a Catnap sonreír a pesar de la adversidad y preocupación.
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