Capítulo #5

| Tormenta |

El gato paseaba con calma por las calles de SmileVille en un día ligeramente nublado. El cielo no mostraba ni la más mínima señal de la llegada del sol; todo estaba cubierto por densas nubes grises, un claro indicio de que la lluvia podría hacer su aparición en cualquier momento. Era evidente que ese día estaba destinado a ser uno de esos en los que apetecía quedarse en casa.

Catnap paseaba por las calles de la aldea con paso tranquilo, dirigiéndose hacia un lugar en particular: la casa de Dogday. Desde que aceptó formar parte del grupo de amigos de las criaturas sonrientes, las cosas marchaban bien. El gato estaba fortaleciendo lazos con los demás, comenzando a comprender mejor las personalidades de cada uno de ellos. Era interesante ver cómo, poco a poco, Catnap se integraba y se familiarizaba con el grupo.

A pesar de las expectativas iniciales, Dogday resultó ser una grata sorpresa para el gato. Al principio, la idea de pasar tiempo con un perro no era precisamente emocionante, especialmente considerando las rivalidades profundamente arraigadas entre perros y gatos en su hogar anterior. Sin embargo, la actitud siempre amigable y la sonrisa constante de Dogday fueron poco a poco derribando las barreras de desconfianza y prejuicios.

Lo que comenzó como saludos corteses en las calles de SmileVille pronto se transformó en conversaciones amenas y momentos compartidos. Dogday siempre encontraba maneras de incluirlo en las diversas actividades de la aldea, mostrando un interés genuino en conocerlo mejor y hacerlo sentir parte de la comunidad. Sus charlas casuales se convirtieron en confidencias y risas compartidas, y sin darse cuenta, el gato se encontró disfrutando de la compañía del perro de una manera que nunca imaginó.

Lo más sorprendente fue cómo, a medida que pasaba el tiempo, Dogday se volvió no solo un buen amigo, sino uno de sus mejores amigos. La cercanía que desarrollaron fue más allá de las diferencias de especie; era una conexión basada en la sinceridad, la empatía y el genuino deseo de estar allí el uno para el otro. Quizás era la personalidad amigable y abierta de Dogday, o tal vez era la forma en que él se acercaba al gato sin esperar nada a cambio, simplemente compartiendo su alegría y amistad de manera desinteresada.

Una parte de Catnap se sentía feliz por tener a Dogday como un amigo, mientras que otra parte del gato... muy en lo profundo de su ser, sentía un ligero "déjà vu" con toda la situación.

El gato también había logrado pasar tiempo con las demás criaturas sonrientes:

Bubba Bubbaphant, el autodenominado cerebrito del grupo, disfrutaba sumergirse en libros y discutir sobre temas que consideraba demasiado aburridos para otros. Aunque su relación con Catnap no era ni especialmente buena ni mala, estaban en un punto neutral, con respeto mutuo, pero sin una conexión emocional profunda.

Por otro lado, Hoppy Hopscotch era todo lo contrario: una coneja hiperactiva que necesitaba movimiento constante para sentirse feliz. A pesar de sus diferencias en temperamento, Catnap encontró una curiosa amistad con Hoppy. La coneja disfrutaba las conversaciones con el gato y se había convertido en una amiga cercana para él, sorprendiéndose gratamente de lo bien que se llevaban a pesar de sus personalidades tan diferentes.

PickyPiggy y Catnap no compartían muchos momentos cercanos, limitándose a conversaciones matutinas en la cafetería de Piggy. Sus interacciones se centraban en temas cotidianos y superficiales, como el clima, el trabajo de Piggy y los hábitos de sueño de Catnap. Aunque sus charlas eran amables y educadas, la relación entre ellos se mantenía en un punto neutral, similar a la manera en que Catnap interactuaba con Bubba.

A pesar de la falta de profundidad en sus conversaciones, había un aire de respeto y cortesía mutua entre PickyPiggy y Catnap. Ambos parecían contentos con esta dinámica, sin buscar una cercanía mayor o una amistad más íntima. Para Catnap, estas interacciones eran parte de su rutina diaria, una forma de mantenerse conectado con la comunidad de SmileVille sin involucrarse demasiado emocionalmente.

Catnap percibió una falta de cercanía por parte de Craftycorn, a pesar de que durante la fiesta parecían llevarse bien. Conforme se fueron conociendo un poco más, el gato notó que Crafty parecía tenerle cierto temor. Esta percepción intrigó al gato, pues no entendía realmente el motivo detrás de ese miedo evidente. Sin embargo, la explicación estaba en un encuentro nocturno que tuvieron sin siquiera cruzar palabras.

Una noche, mientras Catnap disfrutaba de su caminata habitual, pasó frente a la casa de Craftycorn. Sin saberlo, en ese momento Crafty estaba despierta y en el techo de su casa, inmersa en la tarea de pintar la luna llena y las estrellas. La coincidencia hizo que Catnap pasara justo en ese momento, para mala suerte de la unicornio, el gato estaba pasando por uno de esos momentos en donde no se daba cuenta que su sonrisa no desaparecía, cosa que no paso desapercibido por Craftycorn.

El ambiente nocturno, la quietud de la noche y la inesperada sonrisa del gato en la oscuridad crearon una escena que Crafty encontró inquietante. Aunque Catnap no tenía ninguna intención siniestra, la combinación de estos elementos provocó que Crafty se asustara momentáneamente, viendo al gato de una forma un tanto más tenebrosa de lo habitual.

Lo que Craftycorn no sabía era que este encuentro activó un leve recuerdo en su mente. La imagen del gato de las siestas del mundo real se mezcló en su memoria, creando una conexión subconsciente entre el gato de las siestas y este encuentro nocturno. A partir de entonces, Crafty se mostró un poco más tensa al estar cerca de Catnap, sintiendo una leve incomodidad que no sabía cómo explicar ni cómo manejar.

Kickin Chicken era un personaje interesante en la vida de Catnap. El gato encontraba al pollo presumido y un tanto molesto, siempre mostrándose como el chico genial y seguro de sí mismo. Esta actitud no hacía más que irritar sutilmente al gato, quien prefería la tranquilidad y la modestia en las relaciones interpersonales.

Aunque Catnap sentía esta ligera molestia hacia Kickin, también reconocía que el pollo no tenía malas intenciones. De hecho, Kickin parecía acercarse al gato con genuino interés por conocerlo mejor y ser amigo suyo. A pesar de los esfuerzos del gato por mantener cierta distancia, Kickin siempre encontraba la manera de iniciar conversaciones amigables o proponer actividades en grupo. Esta situación creaba una especie de conflicto interno en Catnap. Por un lado, sentía cierta incomodidad ante la actitud de Kickin, pero, por otro lado, apreciaba el intento del pollo por establecer una relación amistosa. Desde fuera, parecía que Kickin y Catnap se llevaban bien, pero desde la perspectiva del gato, había una leve tensión debido a la personalidad tan diferente de Kickin.

Bobby Bearhug fue un caso especial para Catnap. Desde que se unió al grupo de amigos, Bobby fue la primera en acercarse al gato para conversar. Catnap notó algo único en la forma en que Bobby hablaba, una combinación de cariño maternal y afecto genuino que le resultaba curiosa pero reconfortante a la vez. Aunque al principio el gato se sintió un poco molesto por la insistencia de la osita, con el tiempo comenzó a apreciar sus visitas.

Conforme pasaron los días, Catnap y Bobby entablaron conversaciones más profundas. El gato se abrió lentamente, revelando sus sentimientos de soledad en ocasiones y sus dificultades para integrarse completamente al grupo. Bobby escuchó atentamente y demostró comprensión y apoyo, lo cual hizo que Catnap se sintiera más cómodo y aceptado en el grupo.

La osita se convirtió en una buena amiga para Catnap, similar a Hoppy Hopscotch en ciertos aspectos. La presencia de Bobby fue reconfortante para el gato, quien encontró en ella una persona con la que podía ser honesto y vulnerable sin temor a ser juzgado. Su amistad fue un punto de apoyo importante para Catnap.

Aunque hablando de un tema muy importante y general, el gato solo parecía hablar de forma normal con Dogday. Catnap no hablaba demasiado con el resto de las criaturas sonrientes, parecía disfrutar más quedarse callado y escuchar que hablar con ellos directamente. Había algunos momentos en donde hablaba, pero no pasaba de unas pocas frases u oraciones.

Mientras el gato pensaba en la relación que tenía con todas las criaturas sonrientes de su nuevo grupo de amigos; termino llegando hasta la casa del líder de las criaturas sonrientes, Dogday.

Dogday ¡Ya estoy aquí! —Exclamaba el gato mientras llamaba a la puerta—

El gato espero pacientemente a que el can abriera la puerta. En la mañana Catnap regreso de su habitual desayuno en la cafetería de Piggy, justo cuando llego a su casa pudo observar una nota en el suelo debajo de su puerta. Aquella nota era de Dogday.

"Hey Catnap, ¿podrías venir a mi casa en cuanto puedas? Necesito un poco de ayuda con una cosa algo complicada de manejar...

Firma: Dogday"

La nota de Dogday había despertado la curiosidad del gato, aunque no le había proporcionado muchos detalles sobre la ayuda que necesitaba. Sin embargo, el aire de misterio y la confianza en su amigo lo llevaron a dirigirse a la casa del perro. La puerta se abrió lentamente, revelando a Dogday en una situación inusual.

Catnap se quedó mirando al perro, sorprendido por su apariencia mojada y desordenada. La sorpresa se reflejó en sus ojos, pero rápidamente se disipó cuando notó la ligera molestia en el rostro de Dogday.

... ¿Debo preguntar qué te paso...? —Cuestionaba el gato mientras observaba al perro estar completamente empapado de agua— Pareces un trapeador con patas... ¿Estás bien?

... —Frunciendo el ceño ante el comentario "gracioso" del gato— Si, estoy bien... —Suspiraba el can con cierta molestia— Tuve un pequeño incidente con una tubería rota en el sótano... Intenté arreglarla por mi cuenta, pero resultó ser más complicado de lo que pensaba —explicó Dogday, tratando de mantener una actitud optimista a pesar de la situación— Todo mi sótano esta inundado...

La explicación de Dogday fue más que suficiente para entender porque el perro estaba todo mojado, el gato no hizo más que alzar una ceja ante lo explicado.

Comprendo... ¿Me llamaste para ayudar con eso entonces? —Preguntaba el gato con curiosidad—

Sip, pensé que podrías ayudarme —Comentaba con una sonrisa mientras dejaba pasar al gato a su casa—

... —Entrando a su casa sin decir nada— Dogday... Si sabes que soy un gato... ¿Verdad?

—¿Uh? —Expresaba confundido mientras cerraba su puerta— Eh... ¿Si? —Respondía algo confundido por su pregunta— Sé que eres un gato ¿Qué hay con eso?

—... Los gatos odiamos estar mojados...

—... Ooohh... —Entendiendo lo que estaba tratando de decir—

Catnap asintió con seriedad, tratando de transmitir la incomodidad que sentía por estar rodeado de agua.

—Exacto, y no es solo que odiamos estar mojados, sino que también tenemos una... forma especial de secarnos —explicó el gato, tratando de ser lo más claro posible— No es como la de los perros, ¿sabes? Es un proceso más... meticuloso y ligeramente vergonzoso...

—Entiendo, no quería ponerte en una situación incómoda. Tal vez debería haberlo pensado mejor antes de pedirte ayuda —comentó el perro, sintiéndose un poco culpable por no considerar la perspectiva del gato antes de llamarlo—

Dogday había olvidado ese detalle, se sentía algo apenado porque ahora Catnap estaba en su casa sin un propósito de ayuda. El gato miraba a Dogday, el perro si que estaba avergonzado... el gato no hizo más que suspirar.

Te ayudaré con el problema, pero no esperes que toque el agua que hay en el sótano

Catnap se aseguró de dejar en claro su límite con respecto al agua, pero también mostró disposición para colaborar en lo que fuera posible sin involucrarse directamente con la inundación del sótano. Dogday agradeció sinceramente la disposición del gato y juntos comenzaron a idear un plan para resolver la situación sin que Catnap tuviera que mojarse.

Después de un breve debate, decidieron que Catnap podría ayudar desde la distancia, pasándole herramientas y objetos a Dogday mientras este trabajaba en el sótano. Así, el gato no tendría que enfrentarse al agua directamente y aun así contribuiría al esfuerzo de arreglar la tubería rota. Con este acuerdo en mente, ambos se dirigieron al sótano.

... ¿Seguro que es solo una tubería...? —Preguntaba el gato con sorpresa al ver la inundación en el sótano—

Catnap miró con cierta resignación y sorpresa el desorden en el sótano de Dogday. El agua había empapado varias cajas y herramientas, creando un ambiente caótico y húmedo.

Descuida, estoy seguro que puedo cerrarla, solo necesito algo de paciencia... —Comentaba el can mientras baja las escaleras y se adentraba en la inundación con cuidado—

—¿Y si mejor sacamos el agua primero...? —Preguntaba el gato notando que el agua le llegaba hasta la cintura al perro—

—Mmmhh... pues... creo que podría ser lo mejor... —Comentaba el perro mientras miraba toda el agua— Pero no quieres mojarte ¿cómo la vamos a sacar?

—¿Con un par de baldes? —Preguntaba al can haciéndole ver que la respuesta era obvia—

... —Golpeando su frente con su palma— Claro... no lo pensé...

El plan de trabajo se ajustó para priorizar el drenaje del agua del sótano antes de abordar la reparación de la tubería. Catnap y Dogday se pusieron manos a la obra, utilizando baldes y cualquier recipiente disponible para sacar el agua, pero no sin antes que Dogday cerrará la tubería para evitar más la inundación.

El gato, manteniéndose en una zona seca y segura, llenaba de agua los baldes con su cola y los terminaba pasando a Dogday, quien los vaciaba fuera de la casa. A pesar de la molestia inicial de tener que mojarse, el gato parecía haber solucionado una parte del problema, el perro se dio cuenta de que era la forma más efectiva de resolver la situación. La coordinación entre ambos facilitó considerablemente el proceso de drenaje. Catnap observaba atentamente mientras el nivel del agua en el sótano descendía, dejando solo unos pocos charcos dispersos.

—¿Cuánto falta Catnap? —Preguntaba el perro mientras vaciaba un balde repleto de agua fuera de su casa—

—Esté de aquí debería ser el ultimo —Respondía el gato mientras observaba la cantidad de agua en el sótano— Solo quedan unos pocos charcos en el suelo, pero la inundación ya ha sido controlada.

—Perfecto, así podremos trabajar más cómodamente sin que te mojes. Déjame ir por un trapeador y secarme —dijo el perro, notando que solo quedaba un poco de agua en el suelo—

El gato asintió, esperando pacientemente a que Dogday terminara de secar el resto del suelo para evitar mojarse. Una vez completada la tarea, Dogday se dirigió al baño de su casa para sacudirse y secarse por completo. Utilizó una secadora y un peine para lucir impecable como siempre, asegurándose de no salpicar agua sobre Catnap.

Con el sótano libre de agua y ambos amigos secos, pudieron continuar con la tarea principal: la reparación de la tubería rota. Dogday trabajaba en la tubería mientras Catnap le pasaba sin mucho problema las herramientas necesarias.

Pásame la llave, voy a apretar un poco la tubería para evitar fugar

—Aquí tienes —Comentaba el gato mientras le pasaba lo solicitado—

El perro aplico un poco de fuerza en su agarre para evitar que la tubería tuviera fugas, logrando apretarla lo suficiente para lograr su cometido.

Listo, creo que con eso se arregla todo —Comentaba Catnap mientras notaba que la tubería dejaba de gotear—

—Déjame comprobar —Pedía el perro mientras abría la llave de agua para ver como todo fluía correctamente— Parece que si funciono

—Perfecto, terminamos la reparación más rápido de lo que esperaba... —Expresaba el gato con un suspiro—

Si... —Respondía el perro mientras observaba la tubería con cierta inconformidad— Aunque siento que la tubería quedo algo... floja... ¿ves como se tambalea?

—Es normal —Respondía el gato mientras notaba el leve movimiento de la tubería— El agua está fluyendo nuevamente

—Quizás deberíamos reforzarla un poco más para evitar futuros problemas —sugirió el perro, preocupado por la estabilidad de la tubería—

No creo que eso sea una buena idea... —Apartándose un paso de Dogday—

—Descuida, solo serán tres vueltas —Explicaba el can mientras apretaba la tubería otro poco— Una... —Daba un giro a la tuerca— Dos... —Apretaba más la tuerca— Tres... —La tubería dejaba de temblar— Listo —Expresaba el can con una sonrisa— ¿Ves? No pasa nada

Las palabras de Dogday apenas fueron dichas cuando ambos amigos escucharon un ruido metálico proveniente del techo del sótano. Ambos voltearon rápidamente hacia el origen del sonido, descubriendo que una tubería del techo estaba haciendo un esfuerzo considerable por llevar el agua correctamente. Antes de que pudieran reaccionar al tambaleo de la tubería, esta se rompió de forma repentina. Para mala suerte, Catnap estaba justo debajo del punto donde la tubería se había roto.

Catnap apenas tuvo tiempo para abrir los ojos en sorpresa antes de sentir el agua caer sobre él de manera abundante. Dogday, recuperándose rápidamente de la sorpresa, actuó con premura para cerrar la llave de agua y detener la inundación. No obstante, el gato ya estaba completamente empapado por el agua que había caído sobre él.

...

—...

El gato, con una expresión de desconcierto y sorpresa, trató de sacudirse el agua que lo cubría. Dogday, sintiéndose responsable por el accidente, se disculpó repetidamente mientras cerraba la llave con urgencia.

—... —Mirando su cuerpo todo mojado, tratando de sacudir un poco el agua que estaba sobre él—

—¡Lo siento mucho, Catnap! ¡No vi venir esto en absoluto! —exclamó el perro, tratando de ayudar al gato a salir del charco formado— ¿Estás bien...?

—... S-Si... estoy perfectamente ... —Respondía el gato mientras miraba a Dogday con una sonrisa forzada y un ligero tic en el ojo izquierdo, dejando ver que estaba molesto pues había terminado empapado—

En serio lo siento... no imagine que la tubería del techo estallaría... —Sintiéndose culpable y apenado de que Catnap terminará empapado—

—... —Suspirando con resignación— Solo cambia la tubería del techo... tengo que ir a secarme...

—C-Claro... Puedes usar mi baño si lo deseas, hay una secadora ahí por si la quieres usar

—Bien... ya regreso... —Expresaba el gato mientras subía la escaleras, dejando unos cuantos charcos de agua en el suelo mientras caminaba—

Catnap asintió con un gesto apagado y se dirigió al baño, dejando pequeños charcos de agua en su camino. Dogday se quedó en el sótano, reflexionando sobre lo sucedido y lamentando haber causado la molestia a su amigo. Decidió que lo mejor sería reparar la tubería del techo lo antes posible para evitar más problemas.

... —Observando como su amigo felino subía las escaleras molesto— Bien hecho Dogday... lo hiciste enojar... —Suspiraba el can mientras seguía sintiéndose culpable por el estado de Catnap—

Mientras Catnap se secaba y recuperaba su buen humor, Dogday trabajó con diligencia para reemplazar la tubería dañada. La tarea le llevó algo de tiempo, pero finalmente logró solucionar el problema sin más incidentes. Una vez todo estaba en orden, el perro seco el suelo nuevamente y subió a la sala para esperar al gato. En serio se estaba demorando en secarse. Sin embargo, tras unos cuantos minutos, Catnap salió del baño estando seco, como si nada hubiera pasado.

—Lo siento mucho otra vez, Catnap. Estoy realmente arrepentido por lo que pasó. ¿Estás bien ahora? —preguntó Dogday con preocupación cuando vio al gato salir del baño—

Catnap, ya seco y más tranquilo, sonrió ligeramente.

—Estoy bien, Dogday. Fue solo un accidente

Dogday sonrió aliviado, contento de que Catnap no estuviera demasiado molesto.

Que alivio... creí que estarías molesto conmigo... —Comentaba el perro algo avergonzado— Que bueno que no fuera para tanto

—Ya te lo dije, fue un accidente, si lo hubieras hecho apropósito tal vez si estaría molesto contigo —Comento el gato mientras tomaba asiento en el sofá de Dogday— ¿Terminaste de reparar la tubería?

—Si... por suerte solo tuve que cambiarla —Respondía el can mientras mostraba la pieza rota antes de dejarla en su caja de herramientas—

Bien...

Después de asegurarse de que Catnap estaba bien y de haber finalizado la reparación de la tubería, Dogday y el gato se relajaron en la sala de estar. Aunque el ambiente aún estaba algo tenso por el incidente anterior, ambos intentaron retomar la normalidad en su interacción.

Oye Catnap... —Llamaba la atención del gato, Dogday—

—¿Uh? —Expresaba el gato dejándole saber que lo estaba escuchando—

¿Siempre tardas tanto en secarte cuando te mojas...? —Preguntaba el perro con curiosidad— Tardaste mucho, me dio tiempo a cambiar la tubería y comprobar que las demás no estuvieran dañadas... ¿Cómo se secan los gatos cuando están mojados exactamente...?

La pregunta hizo que Catnap tuviera un leve sonrojo en su rostro por la vergüenza, la pregunta de Dogday lo había tomado por sorpresa

¡¿P-Para qué quieres saber eso?! —Exclamaba el gato mientras miraba al perro con pena y desconcierto—

La reacción de Catnap hizo sentir confundido a Dogday, ¿era un tema delicado? ¿Por qué Catnap parecía tan avergonzado con la pregunta? El perro simplemente alzo una ceja en señal de confusión.

Solo tengo curiosidad —Respondía el perro con tranquilidad— No conozco mucho de gatos, eres el único que vive en SmileVille y con quien tengo una amistad

Catnap se quedó un momento en silencio, procesando la pregunta de Dogday y tratando de controlar su vergüenza. Después de unos segundos, decidió responder con sinceridad.

—Bueno, la verdad es que los gatos tenemos una forma peculiar de secarnos. Nos lamemos el pelaje y luego nos sacudimos para eliminar el exceso de agua. Es como si nuestro pelaje actuara como una esponja que absorbe la humedad y luego la expulsamos al sacudirnos —explicó el gato, tratando de ser lo más claro posible sin sentirse demasiado incómodo—

Dogday asintió con interés, absorbido por la explicación de Catnap.

Entiendo... ¿Es algo solo de gatos...? —Preguntaba el can con curiosidad—

—Sí, es algo que nos caracteriza. Aunque también es importante tener cuidado de no mojarnos demasiado, ya que no nos gusta estar empapados y nos exaltamos mucho... —agregó el gato, recordando su experiencia previa en el sótano— Solo no preguntes más... es algo penoso hablar de esas cosas con un perro...

—¿Eh? —Exclamaba Dogday con cierta sorpresa— ¿Acaso no es normal que los gatos hablen de esas cosas con perros? —Preguntaba sorprendido— No entiendo por qué sería penoso hablar de esto, Catnap. Somos amigos, ¿no?

—Si... lo somos... pero no es un tema del cual quiera hablar —Respondía el gato sin muchas explicaciones—

...

Dogday noto que Catnap parecía ligeramente incomodo, tal vez hablar de cosas de gatos era un tema complicado y penoso para el mismo felino... El perro no hizo más que mirarlo con curiosidad, pero al final entendió que tenía que cambiar el tema de la conversación.

Oh, tengo otra duda —Comentaba el can con una sonrisa—

Si es otra pregunta de gatos no voy a responder —Decía Catnap con cierta molestia—

No es eso, tranquilo... Recordé que cuando le estaba dando el recorrido a Luke por SmileVille, me contó algo con respecto a él, me dijo que "manipula" la suerte en cierto modo y eso me hizo sentir curiosidad con lo que tu puedes hacer

—¿Lo que puedo hacer? —Preguntaba el gato con curiosidad mientras volteaba a verlo—

¿Qué representa tu colgante? —Preguntaba Dogday con más entendimiento— El mío es un sol, es mi trabajo mantener a todos felices día con día, guiarnos por un buen camino, iluminar sus experiencias siendo un buen líder que mantenga a todos unidos —Explicaba el perro con cuidado para darle una mejor idea a Catnap de cómo responder— Por eso te lo pregunto...

Mmmhh... —Pensaba en como responder mientras miraba su colgante de luna amarilla— Es complicado...

—Puedo intentar entender —Respondía el perro con una sonrisa—

—... —Sonriendo un poco por la insistencia de Dogday— La luna puede ser vista como un símbolo de tranquilidad y misterio, pero también puede ser asociada con la noche y la incertidumbre... sin embargo, su verdadero significado es algo mucho más simple y está relacionado con lo que puedo hacer

—Me da curiosidad ¿Me puedes contar? —Preguntaba el can con una curiosidad incrementada por sus palabras—

Luke puede manipular la suerte, mientras que yo... puedo hacer dormir a otros

Dogday se sorprendía ante lo que Catnap contaba... ¿podía hacer dormir a otros?

—¿Puedes hacer dormir a otros? —repitió Dogday, tratando de procesar la información— Eso suena realmente interesante. ¿Cómo lo haces?

—Tengo la capacidad de soltar un gas rojo que provoca somnolencia, llevando consigo un sueño profundo al instante en que el gas entra en tus fosas nasales

—¡Eso suena increíble! ¿Cómo descubriste que tenías esa capacidad? —preguntó Dogday, fascinado por la singularidad de la habilidad de su amigo felino— Y más importante aún, ¿cómo controlas esa capacidad para asegurarte de que no cause problemas?

—Desde que tengo memoria siempre he tenido la capacidad de hacer dormir a otros... —Explicaba el gato con tranquilidad— Con el tiempo, aprendí a controlarlo para usarlo de manera responsable... Ya es algo natural para mí. Me aseguro de no liberar el gas rojo a menos que sea necesario y siempre en entornos seguros donde nadie resulte perjudicado... mi gas no es tan bueno en ciertas ocasiones, tiene sus desventajas... a veces lo suelto con emociones demasiado fuertes, mi gas no solo causa somnolencia, puede llegar a ser peligroso porque te hace alucinar si lo respiras por tanto tiempo.

Dogday se mostró aún más interesado al escuchar sobre las complejidades y limitaciones de la capacidad de su amigo felino.

—Entiendo, debe ser todo un desafío manejar una habilidad tan poderosa y delicada al mismo tiempo —comentó Dogday, reflexionando sobre las palabras de Catnap—

Lo es... Ese gas incluso me afecta a mi en cierta forma, por eso a veces duermo hasta tarde, no es debido a mi pereza completamente, soy inmune a mi propio gas, pero hace que sienta mucho más sueño de lo normal cuando estoy durmiendo

—Comprendo... es por eso que a veces duermes más de la cuenta...

—Si...

Dogday estaba a punto de hacer otra pregunta cuando un relámpago brilló afuera, seguido por el estruendo de un trueno que resonó por toda la casa. El perro se sobresaltó, sus orejas se pusieron tiesas, las cubrió con rapidez gracias al dolor de dicho sonido y su mirada se dirigió rápidamente hacia la ventana.

En su sorpresa, Catnap clavó sin querer sus garras en el sofá del perro, su cola se puso tensa y su pelaje erizado por el susto. Ambos se levantaron de sus asientos para ver por la ventana. Las gotas de lluvia golpeaban contra el cristal, marcando el inicio de una tormenta. Catnap miró hacia el exterior con una expresión molesta. Ahora tendría que regresar a casa bajo la lluvia, y además, parecía ser bastante tarde ya que la oscuridad se había adueñado del cielo.

Parece que al final si hubo tormenta... —Comentaba el can mientras observaba el agua caer con agresividad mientras los truenos se escuchaban a la distancia—

No voy a poder volver a casa con esta tormenta... —Exclamaba el gato con molestia mientras veía la lluvia— No quiero mojarme...

—Si quieres puedes quedarte a dormir —Sugería el perro al entender la situación de Catnap—

La sugerencia de Dogday tomó por sorpresa a Catnap, ¿realmente le estaba ofreciendo quedarse en su casa? No sabía cómo reaccionar.

No hace falta... —Negaba el gato con cierta vergüenza— Solo dame una sombrilla y con eso podré ir a casa

Justo cuando Catnap dijo esas palabras, un trueno mucho más fuerte se hizo presente, sacudiendo la casa con su estruendo y haciendo que tanto el perro como el gato se sobresaltaran aún más. El viento, que ya había comenzado a aumentar en la tormenta, ahora soplaba con fuerza, sacudiendo las ramas de los árboles y haciendo que las ventanas vibraran con cada ráfaga.

... Con ese viento vas a terminar saliendo volando con la sombrilla —comentaba el can con una sonrisa, encontrando algo de humor en la situación— Vamos Catnap, puedes quedarte conmigo, no me molesta, supongamos que es una pijamada

El gato, aunque inicialmente quería negarse, terminó suspirando con resignación mientras asentía ligeramente, reconociendo que la opción de quedarse en casa de Dogday era la más sensata en ese momento.

Supongo que puedo quedarme a dormir...—comentó el gato con un tono resignado, mientras observaba la lluvia golpear con furia las ventanas desde la seguridad de la casa— Aunque no me gusta mucho la idea de estar fuera de mi casa...

—No tienes que preocuparte por eso, me aseguraré de que te sientas cómodo —Decía el can con tranquilidad y una sonrisa en un intento por tranquilizar al gato—

...

La calma que solía reinar en SmileVille se vio abruptamente interrumpida por una tormenta de proporciones épicas. El cielo, que había estado tranquilo durante la mayor parte del día, se oscureció rápidamente al caer la noche, anunciando la llegada de un temporal feroz. El viento soplaba con furia, haciendo crujir los árboles más altos y arrancando hojas y pequeñas ramas que volaban en todas direcciones. Los techos de las casas se veían azotados por la lluvia horizontal, que parecía querer entrar por todas partes.

Los relámpagos comenzaron a iluminar el cielo de manera intermitente pero poderosa. Cada destello repentino revelaba un panorama desolador: árboles doblados por el viento, faroles temblando bajo la fuerza de la tormenta y el suelo convertido en un lodazal que absorbió vorazmente cada gota que caía del cielo. En medio de la oscuridad y el estruendo de la tormenta, algunos residentes de SmileVille se refugiaban en sus hogares, intentando protegerse de la furia de la naturaleza. Las luces intermitentes de las linternas y velas dentro de las casas apenas podían competir con los destellos brillantes de los rayos que iluminaban el cielo de manera casi fantasmal.

...

En medio de la furiosa tormenta que azotaba SmileVille, en la acogedora casa del líder de las criaturas sonrientes, Catnap y Dogday se encontraban recostados en un amplio sofá. La sala estaba iluminada intermitentemente por los destellos brillantes de los rayos que iluminaban el cielo nocturno. El sofá era lo suficientemente grande como para que los dos pudieran estar cómodamente acostados, cada uno en su mitad, aunque sus pensamientos parecían estar en otra parte.

Dogday, con sus grandes orejas, era más sensible al estruendo de los truenos. Cada vez que un trueno retumbaba con fuerza, sus orejas le dolían y se cubría los oídos, tratando de protegerse del ruido ensordecedor. Aunque intentaba disimularlo, su nerviosismo era evidente en la forma en que su mirada se dirigía al techo en busca de alguna señal de calma en medio de la tormenta.

(Tenía que ser una tormenta con truenos...) —Quejaba el perro mientras cubría sus orejas y miraba al techo—

Catnap, por su parte, mostraba una actitud más serena ante la tormenta. Aunque los relámpagos generaban una luz ligeramente cegadora que iluminaba la sala de forma intermitente, el gato mantenía la calma, observando los destellos fugaces con curiosidad y cierta cautela. Sin embargo, sus ojos delataban un ligero nerviosismo que no lograba ocultar del todo y al igual que el perro; miraba al techo en busca de tranquilidad.

...

El ambiente tenso y eléctrico se palpaba en el aire mientras los dos amigos compartían el sofá en medio de la noche tempestuosa. A pesar de no intercambiar palabras, su presencia mutua brindaba cierto consuelo en medio del caos exterior. Cada vez que un trueno sacudía la casa, ambos se estremecían levemente... No fue hasta que Dogday se harto de escuchar los estruendos; que trato hablar con Catnap para tranquilizarse.

¿Alguna vez presenciaste una tormenta igual a esta? Parece que el cielo se estaba cayendo ahí afuera... —Preguntaba el can repentinamente atrayendo la atención del gato—

No... —Respondía el gato con un suspiro— No recuerdo una tormenta tan intensa... ¿Y tú? —Preguntaba el gato ahora al perro con la intención de generar conversación—

Tampoco... SmileVille siempre mantiene un clima soleado, es raro que haya tormenta, solo espero que las casas y negocios de todos en la aldea resistan... sería problemático tener que estar pendiente de arreglar todo... solo espero que todos estén bien, no quiero que haya heridos

Catnap escuchaba las palabras de Dogday con atención. El gato no pudo evitar sentir curiosidad... Bobby y Hoppy le habían dicho que Dogday se esforzaba mucho en hacer feliz a todos, incluso si eso llegaba a ocasionarle problemas de vez en cuando, incluso llegaba a sobre exigirse demasiado por el simple hecho de que era el líder de la aldea y debía actuar como tal... El comentario de Dogday con respecto al bienestar de los residentes, lo hizo pensar en aquello.

—Dogday... ¿No te cansas de ser un "líder"? —Preguntaba el gato repentinamente—

¿Eh? —Exclamaba el perro con sorpresa puesto que no esperaba aquella pregunta de forma tan repentina— ¿Cansarme de ser líder...? —Preguntaba el perro ahora mirando al gato con curiosidad—

Si... Estuve hablando con Bobby y Hoppy de ello, me dijeron que a veces no logras descansar del todo bien, pero siempre llevas una sonrisa en el rostro... ¿No crees que te exiges demasiado...?

Dogday se quedó pensativo por un momento, las palabras de Catnap resonaban en su mente. Era cierto que a veces se esforzaba demasiado por mantener la armonía en SmileVille y asegurarse de que todos estuvieran contentos. Era parte de su naturaleza querer ver a todos felices, pero ¿era posible que eso lo agotara? Bobby siempre le recordaba que tenía que tomarse un descanso, aunque algunas veces pareciera imposible.

—Supongo que sí, a veces me exijo demasiado —admitió Dogday con sinceridad— Pero es porque quiero lo mejor para todos. Ver sonrisas en sus rostros me llena de alegría y me hace sentir que estoy haciendo mi trabajo correctamente... Ellos me eligieron como su líder, no quiero terminar defraudándolos

Catnap asintió, comprendiendo mejor la perspectiva de Dogday.

—Entiendo... pero recuerda que también necesitas cuidarte a ti mismo. No puedes ocuparte de los demás si no estás bien tú mismo, un buen líder se preocupa por el resto, pero también debería velar por si mismo...

Las palabras del gato resonaron en el perro, haciéndole reflexionar sobre la importancia del autocuidado. A veces, en su afán por ser un buen líder, se olvidaba de poner su bienestar primero cuando todo estaba en tranquilidad.

Tal vez sea cierto... pero... siento que no puedo permitirme un descanso, todos cuentan conmigo, siempre hay un "Dogday necesito ayuda", "Dogday necesito un consejo", "Dogday esto...", "Dogday aquello..." No voy a negar que es agobiante, pero no quiero que otro cargue con esa responsabilidad —Confesaba el perro mientras suspiraba y miraba al techo nuevamente—

Las palabras de Dogday eran sinceras, el can no quería tener que dejarle esas preocupaciones a alguien más. El perro no hizo más que mirar al techo mientras pensaba que a veces un descanso era necesario, pero no quería preocupar a nadie o dejar a alguien sin su ayuda...

Yo te ayudaré a descansar

—¿Uh?

Catnap había dicho eso tan de sorpresa que Dogday no lo había entendido del todo bien, el perro solo pudo observar como el gato se sentaba en el sofá para verlo con una sonrisa y una expresión de tranquilidad.

No está bien que un líder no tome descansos... si un líder no se preocupa por descansar, entonces sus amigos tendrán que hacerse cargo —Explicaba el gato con tranquilidad mientras su cola ondeaba ligeramente—

Catnap había sorprendido a Dogday con su oferta de ayudarlo a descansar. El perro, aún con cierta incredulidad, miraba al gato con una mezcla de sorpresa y confusión.

¿En serio me ayudarás a descansar? ¿Pero qué pasará cuando alguien necesite de mi ayuda...? —Preguntaba el can con un poco de preocupación—

Tendrá que resolver el problema por si mismo —Respondía el gato sin mucho problema— Eres un líder, no una niñera

—... No lo sé Catnap... —Expresaba Dogday con inseguridad— No creo que sea buena idea dejar mis responsabilidades de lado...

—No es una petición —Aclaraba el gato repentinamente— De ahora en adelante, cada que te vea hacer un esfuerzo excesivo, usaré mi gas para dormirte sin avisar

Las palabras de Catnap eran contundentes, parecían más una amenaza que una advertencia... ¿Tanto le importaba al gato verlo descansar? Dogday quedó sorprendido por la firmeza de las palabras de Catnap. No era una advertencia común; parecía más una medida drástica para asegurarse de que el perro tomara en serio su descanso.

E-Eso suena muy drástico... —Comentaba el perro con una mirada algo desconcertada—

De ti dependerá si termina pasando o no —Explicaba el gato— Si tu trabajo es ser un buen líder, entonces mi trabajo será verte descansar, usaré mi gas si es que termina siendo necesario

Dogday asintió lentamente, comenzando a comprender la seriedad y la buena intención detrás de las palabras de Catnap. Parecía que la motivación del gato era simplemente ayudarlo con sus horarios de sueño, incluso si eso significaba que debía tomar una siesta de sorpresa.

—Aprecio mucho tu preocupación y tu apoyo. Prometo cuidar más de mí mismo y no cargar con todo el peso sobre mis hombros... —Comentaba el can en espera que eso fuera suficiente para tranquilizar a Catnap un poco—

Catnap asintió con satisfacción, sabiendo que su mensaje había sido recibido. El gato observó con atención la tormenta que azotaba fuera de la ventana, sabiendo que no daría tregua pronto. De repente, un estruendoso trueno resonó, y Catnap notó cómo Dogday parecía inquietarse, sus orejas se pegaron a su cabeza en un intento de mitigar el dolor que sentía ante los ruidos fuertes.

... ¿No te gustan los truenos...? —preguntó el gato, inclinando ligeramente la cabeza—

Mis orejas son sensibles a ruidos demasiado fuertes —explicó el perro con una sonrisa algo avergonzada— Cosas de perros, supongo —añadió con un toque de humor—

Catnap sonrió ante el comentario, pero luego su expresión se volvió más amplia y un tanto siniestra mientras pensaba en algo.

Tengo la solución para tu problema —Comentaba el gato con su sonrisa intrigante—

—¿Cuál sería esa solución? —preguntó Dogday, sintiendo una leve desconfianza ante la sonrisa del gato—

Dogday miraba con cierta confusión y precaución al gato, notando lo inusual de su expresión. En ese momento, Catnap respiró profundamente y exhaló un humo rojo. Dogday se sorprendió al instante, reconociendo lo que estaba sucediendo.

¿Ese es...? Tu... g-gas... somni...

Sus pensamientos se volvieron borrosos rápidamente, apenas podía mantener los ojos abiertos. Su cuerpo se sentía pesado y cansado, y su mente se nublaba rápidamente. Mientras luchaba por mantener la claridad en sus pensamientos, solo podía observar al gato sonriendo mientras escuchaba unas últimas palabras saliendo de su boca.

Dulces sueños Dogday...

Y con esas palabras, Dogday cayó en un profundo sueño, incapaz de resistir el efecto del gas somnífero de Catnap. Una vez hecho su trabajo, Catnap simplemente se acomodo en el sofá, para poder dormir aunque no sin antes mirar con una sonrisa al perro, pensando que estaría descansando.

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