Capítulo #26
| Lavanda |
La suave luz de la habitación se colaba sutilmente a través de las cortinas de tono morado, apenas dejando pasar la claridad del día. La iluminación era tenue, perfecta para no molestar el sueño del felino púrpura.
Catnap finalmente despertó. Sus ojos se abrieron lentamente mientras se estiraba para despejar la poca somnolencia que aún tenía. Por un breve momento, se confundió al mirar la habitación, hasta que su mente hizo "clic" y recordó todo lo sucedido el día anterior. Soltó un suspiro cansado mientras se sentaba al borde de la cama. No estaba de buen ánimo.
Todavía afectado por lo sucedido la noche anterior, el gato tardó un par de segundos en moverse, pero finalmente se levantó con la intención de ir hacia su cocina y explorar las opciones para comer o cocinar.
El gato se dirigió rápidamente hasta la cocina y se sorprendió al notar que sobre la pequeña mesa había cuatro platos con varias frutas cortadas en cuadritos y servidas de forma elegante. También había un tazón de ensalada sobre una bandeja. Se confundió mucho por la presencia de esos platos y alimentos, hasta que repentinamente recordó que Piggy estaba preparando el almuerzo antes de sufrir su ataque de violencia. El gato se sintió algo culpable; tanta comida se había terminado desperdiciando por culpa suya.
Catnap no iba a dejar que esa comida se desperdiciara, así que decidió comérsela toda. Piggy seguramente estaría orgullosa de verlo comer todo lo que había preparado, aunque no pensaba decírselo. Al final, el gato tendría un muy buen desayuno variado, muy distinto a su habitual café y tostada con mantequilla cuando vivía con Dogday.
Mientras comía, Catnap reflexionaba sobre lo sucedido. Los eventos de la noche anterior aún pesaban en su mente, pero el sabor de la comida preparada por Piggy le traía un poco de consuelo. Sabía que tendría que enfrentar las consecuencias de sus acciones, pero por ahora, se concentraba en disfrutar del desayuno.
.
.
.
El gato había terminado de desayunar y se estaba preparando para salir a pasear por la aldea, su plan era ir con Bobby y posteriormente visitar a Dogday, tal vez incluso podría ir por Hoppy... Ellos eran sus amigos más cercanos así que confiaba en que podrían ayudarlo a entender su falta de entendimiento de sus propias emociones.
Catnap sentía que algo le faltaba y justo antes de salir de su casa, recordó que tenía que llevar su cuaderno junto con su libreta, tenía que seguir usando ese método de comunicación mientras su voz regresaba a la normalidad... o eso esperaba...
[ . . . ]
Bobby se levantó temprano, determinada a darle un toque de color a su jardín de rosas blancas. Había pasado las últimas semanas investigando y experimentando con distintas técnicas de coloración, gracias a unos cuantos libros que Bubba le había prestado. Esa mañana, finalmente, parecía haber encontrado el método adecuado.
—Eso debería bastar... espero que tome color... —murmuró para sí misma mientras observaba su trabajo.
La osita miraba con satisfacción las rosas que había teñido. Las blancas flores ahora ostentaban suaves tonos de rosa, amarillo y azul, como si una brisa primaveral hubiera pintado sus pétalos. La vista era un espectáculo de colores que irradiaba alegría y vitalidad, muy diferente a la serenidad del blanco original.
Bobby se apartó un poco para admirar su obra desde una mejor perspectiva. Las flores relucían bajo los primeros rayos del sol, que se filtraban a través del follaje, creando un mosaico de luces y sombras que bailaban sobre los pétalos. La osita sintió una ola de satisfacción y orgullo. Había dedicado mucho tiempo y esfuerzo a este proyecto, y el resultado era más hermoso de lo que había imaginado.
—¡Bobby! —La voz de Daisy Cowsy resonó alegremente desde el portón del jardín— ¡Esas rosas se ven maravillosas!
Bobby se giró, sonriendo al ver a su amiga acercándose. Daisy, últimamente había estado visitándola más a menudo, luego del incidente que tuvo con Bubba, Bobby tuvo que darle unas cuantas sesiones de psicología, logro recuperar la confianza en ella misma y al final lo que sucedió con Bubba no fue más que una situación de drama. Daisy se acercó para ver de cerca las flores. Sus grandes ojos se llenaron de asombro al contemplar los delicados colores que adornaban los pétalos.
—Gracias, Daisy —respondió Bobby— He estado trabajando en esto durante semanas. Bubba me prestó unos libros que me ayudaron a encontrar la técnica adecuada.
—¡Pues el esfuerzo valió la pena! —exclamó Daisy, agachándose para inhalar el suave aroma de las flores— ¡Son preciosas!
—Sí que lo son jeje —Comento la osita con una sonrisa— Me gustaban las rosas blancas, pero quiero tener flores de distintos colores listas para cuando llegue la siguiente primavera
Ante lo dicho la vaquita miro a Bobby algo confundida, no entendía del todo su plan considerando la estación en que se encontraban.
—Pero es otoño —Decía Daisy con confusión— ¿Las rosas sobrevivirán todo el invierno sin problemas?
—No te preocupes —Respondía la osita manteniendo una sonrisa tranquila— Bubba y yo acordamos que usaríamos la biblioteca para resguardar las flores, aprovecharemos lo cálida que es durante el invierno y de esa forma las flores no se van a congelar
—¡Qué idea tan ingeniosa! —exclamó Daisy— Y así todos podrán disfrutar de estas hermosas rosas incluso cuando afuera esté nevando.
—Exactamente... Pero bueno, dejemos de lado las rosas —Comentaba la osita, centrándose en otro tema— ¿Vienes para tener otra sesión? —Preguntaba la osita con curiosidad—
—Oh... n-no, no jeje —Respondía la vaquita con una sonrisa algo apenada— Creo que ya estoy mejor con el tema... en realidad vine porque quería darte esto
La osita miro hacia abajo, no había notado antes que Daisy llevaba una canasta con unas cuantas flores.
—¿Lavandas? —Preguntaba la osita con curiosidad, tomando la canasta—
—Hmph —Asentía la vaquita con un leve mullido en señal de afirmación— Fui al bosque junto con Cebritza, encontramos unas cuantas flores durante el camino y creímos que podrían gustarte
—Oh pues muchas gracias Daisy, la verdad no esperaba recibir lavandas, pero es un lindo gesto, estas flores son un poco más delicadas que las rosas para el invierno así que voy a tener que guardarlas en mi casa
—Oh... ¿de verdad? —Preguntaba la vaca con curiosidad—
—Necesitan un cuidado especial —Respondía Bobby con un asentimiento— Requieren mucha atención, necesitan un lugar cálido, no pueden estar todo el día en la sombra o se marchitarán... es curioso, pero los libros de la biblioteca dicen que estas flores dan el presagio de un dolor emocional, pero también dicen que ayudan a calmarlo
—Que curioso... no sabía eso
—Hay muchas cosas de las flores que son ignoradas, es por eso que me gusta cuidarlas
Daisy asintió, comprendiendo la dedicación que Bobby le ponía a sus plantas.
—Entiendo —dijo Daisy— Sin duda alguna les darás un cuidado excelente.
—Gracias, Daisy. Y gracias por traerlas. Seguro que encontraré un buen lugar para ellas en casa —Dijo Bobby manteniendo su sonrisa—
—No fue nada —Respondía con una sonrisa— Sabía que te iban a gustar
—Pues acertaste, ¿Quieres pasar? Puedo preparar algo de té
—Me gustaría, pero le prometí a Rascal y Zeen ayudarles con unas cuantas cosas, tal vez sea otro día
—No te preocupes, lo puedo entender, buena suerte Daisy
—Nos vemos más tarde
Bobby observo como Daisy simplemente salió de su jardín para tomar rumbo a sus asuntos, la osita bajo la mirada hasta la canasta de lavandas y formo una sonrisa. Tomo la canasta y simplemente entro a su casa para dejarla apartada en un lugar bien resguardado, más tarde pondría aquellas lavandas en una maseta, por ahora quería regar un poco sus plantas.
Los minutos fueron pasando poco a poco y mientras Bobby regaba sus plantas, el sonido de pasos provenientes del portón del jardín se escuchaba, la osita al escuchar eso, levanto la mirada y se topo con Catnap, quien la miraba con curiosidad.
—Oh... Hola Catnap —Saludaba— Buenos días, no esperaba verte tan temprano si te soy honesta
El gato asintió ante el saludo y procedió a escribir un mensaje en su libreta. Al terminar, simplemente abrió la puerta del jardín para pasar con su amiga y entregarle la nota.
—"Buenos días, quería venir a verte"
El mensaje de Catnap fue algo seco, aunque no era su intención; Bobby leyó el mensaje y formo una leve sonrisa, aunque su rostro denotaba su preocupación.
—¿Sucedió algo...? —Pregunto la osita directamente—
El gato tomo nuevamente su libreta y procedio a escribir.
—"Solo quería pasar el rato contigo. Siento que te lo debo por lo que sucedió ayer."
—Ooh... —expresó Bobby al entender el motivo de su visita— Ya veo, bueno, supongo que podemos pasar el rato juntos —comentó la osita con una sonrisa un tanto más aliviada— De hecho... creo que puedes ayudarme con algo —añadió, ofreciéndole la regadera— ¿Me ayudas regando las plantas? Voy por unas cuantas cosas.
El gato asintió en silencio mientras tomaba la regadera. Bobby simplemente entró a su casa para ir a buscar algunas cosas. Catnap se quedó en el jardín y aprovechó para regar las plantas tal y como Bobby le había indicado. El gato no pudo evitar observar mejor las plantas; una sonrisa se formó en su rostro al ver tantos colores. Era curioso... a él no le gustaban mucho los colores alegres, prefería los tonos un tanto más apagados, pero de todas formas le gustaba la curiosa combinación de tonos que había en el jardín de su amiga.
Mientras Catnap regaba las plantas, Bobby regresó con una pequeña caja de herramientas de jardinería y una maceta para las lavandas.
—Gracias por ayudarme, Catnap —dijo Bobby, colocándose a su lado— Quería plantar estas lavandas en una maceta antes de que el sol se ponga muy fuerte.
Catnap asintió, observando cómo Bobby preparaba la tierra en la maceta. Ambos trabajaron en silencio por un rato, disfrutando de la tranquila mañana y del suave sonido del agua y el susurro de las hojas.
—¿Te sientes mejor hoy? —preguntó Bobby finalmente, rompiendo el silencio—
Catnap hizo una pausa para mirar a Bobby, y luego escribió en su libreta.
—"Un poco. Aún estoy procesando lo que pasó, pero estar aquí ayuda."
Bobby asintió, todavía estaba preocupada por el felino, pero al menos se le notaba que estaba mejor, lo conocía lo suficiente como para saber que, si había salido de casa para visitarla, era porque su estado de ánimo había mejorado tras el desahogo que tuvo con ella el día anterior.
La osita simplemente formo una sonrisa para continuar con su trabajo pasando las lavandas a unas cuantas masetas, pero el leve toque de la cola de Catnap en su hombro la hizo regresar su atención al felino, parecía que había escrito otra nota.
—"Es raro, pero me relaja estar contigo, siento que eres especial para mi"
—¿Eh?
Bobby no esperaba leer ese mensaje. A diferencia de la primera nota del gato, ese mensaje había sonado demasiado expresivo. Las mejillas de Bobby se pusieron coloradas; la osita bajó su mirada para que el gato no pudiera verla, aunque tampoco se hubiera dado cuenta, el pelaje rojizo ocultaba perfectamente su sonrojo.
Catnap se extrañó un poco por la acción de Bobby, llegando a preocuparse. ¿Había escrito algo mal?
—"¿Mi mensaje te incomodó?" —escribió rápidamente en su libreta, extendiéndosela a Bobby—
—¡N-no! —exclamó la osita con un leve salto, mientras giraba su cabeza para mirarlo directamente— No, no, no es eso. Solo... es algo que no esperaba leer —añadió la osita, aún con un leve sonrojo en sus mejillas—
Repentinamente Bobby comenzó a ponerse nerviosa, era raro... sabía muy bien que el gato lo decía con otro tipo de intención, pero no pudo evitar comenzar a formar ideas en su mente, claramente su "talento" de formar parejas estaba haciendo de las suyas con el gato.
Catnap parpadeó al verla y una sonrisa se formó en su rostro. No fue su intención poner a Bobby en una situación incómoda, pero el resultado que había logrado le daba cierta satisfacción que no podía entender completamente. Sin poder evitarlo, Catnap simplemente abrazó a Bobby, apretándola con suavidad.
—¡E-Eh! ¡Catnap, qué estás haciendo! —exclamó Bobby completamente sorprendida—
—"Gracias por ser mi amiga."
Bobby se quedó completamente inmóvil tras leer la nota que Catnap había escrito. Al final, Bobby simplemente relajó su cuerpo y correspondió el abrazo del gato. No sabía si Catnap estaba consciente del significado que tenía esa acción para ella, pero se sentía feliz de poder tener ese tipo de confianza con él... le pareció un poco raro, Dogday le había dicho anteriormente que al gato no le gustaba del todo el contacto físico, pero ella no lo abrazo, fue el propio Catnap quien comenzó el abrazo
Tras esa escena, el gato y la osita no dijeron nada y simplemente se separaron para continuar con el trabajo... Los minutos fueron pasando hasta que el gato había terminado de regar las plantas que Bobby le había indicado, la osita también había terminado su labor, puesto que ya todas las lavandas estaban en masetas y perfectamente acomodadas.
—Ya terminamos, al final no fue tan difícil como creí que sería colocar todo en las masetas —Expresaba Bobby mientras terminaba de quitarse los guantes de jardinería— ¿Tú que opinas Catnap?
—"Hiciste un buen trabajo"
—Gracias... —Levantando la mirada hacia el cielo, viendo el sol en un punto alto— Deberíamos entrar, podemos dejar las lavandas aquí por ahora, ¿quieres tomar un poco de limonada?
—"Me encantaría"
Bobby sonrió y asintió. Juntos, caminaron hacia la casa de la osita. Al entrar, el frescor del interior les dio la bienvenida, una agradable sensación tras la labor en el jardín. Bobby fue a la cocina y comenzó a preparar la limonada, mientras Catnap se sentaba en una silla, observando el ambiente acogedor de la casa de su amiga.
—Toma asiento, Catnap. No tardaré mucho —dijo Bobby con una sonrisa.
Catnap asintió, sacando su libreta para escribir algo mientras esperaba. Cuando Bobby regresó con dos vasos de limonada, el gato le mostró la nota.
—"Bobby ¿Me dejarías llevarme una de esas lavandas a casa?"
—Oh... Claro —Respondía la osita— Aunque debes cuidarla muy bien, son flores algo delicadas
—"La cuidaré bien"
Bobby sonrió, sintiéndose conmovida por la solicitud de Catnap. Tomaron su limonada y se sentaron juntos a disfrutarla, el ambiente tranquilo y lleno de una sensación de compañerismo y calma. El sol brillaba suavemente a través de las ventanas, iluminando la casa con una luz cálida y acogedora.
Después de un rato, Bobby se levantó y fue al jardín, seleccionando una de las macetas con lavanda. Con cuidado, la llevó de vuelta al interior de la casa y la colocó frente a Catnap.
—Aquí tienes. Asegúrate de regarla con cuidado y darle suficiente luz
—"Gracias Bobby, prometo que la cuidaré"
—Eso espero, porque si me llego a enterar de que tu planta se seco entonces me voy a enojar —Comentaba la osita con tono divertido—
—"Sería algo que no me gustaría sin duda" —Respondía en un mensaje escrito mientras tenía una sonrisa divertida— "Prefiero verte con una sonrisa"
—Jeje... gracias —Respondía la osita con una sonrisa de pena, levemente sonrojada—
La osita estuvo por decir algo más, pero el gato se levanto de la silla mientras escribía una nota la cual le entrego.
—"Creo que será mejor que me vaya, pasaré a dejar la flor en casa y luego visitaré a Dogday"
—Eh, claro... no hay problema —Sonriendo— Nos vemos más tarde o tal vez mañana Catnap
—"Hasta luego" —escribió Catnap antes de salir de la casa con la maceta de lavanda en sus manos, sintiéndose un poco más liviano tras la visita—
Bobby permaneció en la entrada de la casa mirando como el gato tomaba su camino, la osita no pudo evitar dar un suspiro mientras miraba al gato. Su mirada se suavizaba y formaba una sonrisa, sin duda alguna ese gato se había vuelto un gran amigo para Bobby, a pesar de no pasar tanto tiempo juntos como le gustaría, Catnap se había ganado un lugar especial en el corazón de Bobby.
—Vaya miradita de enamorada le estas echando a Catnap jeje
—¡Aaaahh! —Gritaba mientras se sobre saltaba—
Para sorpresa y susto de Bobby, PickyPiggy hablo repentinamente, se encontraba a su lado mirándolo con una sonrisa y expresión de picardía. Bobby se recuperó del susto.
—P-Piggy —Nombro con sorpresa— ¿E-En qué momento te me acercaste...? N-No, mejor dicho... ¿Por qué estas aquí?
—Vine a dejarte algunas cascaras de fruta que seguro te sirven como abono para tus plantas —Decía la cerdita mientras señalaba la pequeña cubeta que llevaba— Me puse a tu lado mientras mirabas a Catnap y... oh jojojo —Reía la cerdita con gracia y burla— No esperaba verte tan perdida mirándolo~
Bobby se sonrojó intensamente y apartó la mirada, tratando de esconder su vergüenza.
—Yo no estaba... no es lo que piensas, Piggy —dijo Bobby, intentando encontrar las palabras adecuadas— Solo estaba asegurándome de que no tuviera problemas para llevar la flor que le di... —Respondía la osita—
—Pfff... Si, claro —Decía la cerdita con una sonrisa juguetona— Creí que, al ser una experta en el amor, no tendrías problema en aceptar lo que vi, pero ya veo que también te afecta pensar en esos temas cuando es contigo.
—No es eso, Piggy —insistió Bobby, su sonrojo intensificándose—. Solo estoy cuidando a un amigo, nada más. Además, no soy una experta en el amor, ¿de dónde sacaste esa idea?
Piggy soltó una risita juguetona, mientras señalaba el colgante de su amiga.
—... Aaahh... —Suspiro en resignación— A veces olvido que nuestros colgantes son representaciones de nuestra personalidad... —Murmuraba para sí misma, observando que Piggy tiene una mirada juguetona y burlona— Bien, tal vez tenga un poco más de interés en él del que admito... pero no quiero tener conclusiones apresuradas —Decía la osita en tono serio— Necesito entender mi corazón, una vez que lo tenga claro, pensaré en qué hacer al respecto... ¿feliz?
—Como una lombriz —Respondía con una sonrisa— Descuida, tu secreto está a salvo conmigo
—Gracias Piggy... eres una buena amiga
—¡Lo sé! —Respondía la cerdita con orgullo— Te apoyaré en lo que haga falta, nada va a distraerme, voy a cocinar cosas para ambos, te prometo que ese gatito caerá rendido a tus pies en menos de una semana gracias a mis post...-
El sonido de un rugido proveniente del estomago de Piggy hizo que las dos se quedarán calladas, Bobby formo una expresión divertida mientras que el sonrojo de Piggy por la pena se hacía presente.
—Tal vez deberías comer algo primero —Sonreía—
—Buena idea... —Respondía Piggy con una sonrisa apenada—
.
.
.
—Es hermoso Crafty... —Decía el can mientras admiraba el paisaje—
Dogday y Craftycorn habían recorrido toda la aldea durante su paseo, hablando de temas triviales y sin importancia, solo disfrutando de la compañía del otro. Al principio, Dogday solo quería distraer la mente de Craftycorn, pero a medida que la conversación avanzaba, ambos se sumergían más en la magia de su amistad, compartiendo risas y confidencias como siempre lo hacían.
En un momento dado, Craftycorn detuvo a Dogday con una sonrisa misteriosa y le dijo que tenía un lugar especial para mostrarle. Intrigado, Dogday siguió a su amiga mientras atravesaban el bosque. El aire fresco y el susurro de las hojas bajo sus pies añadían una sensación de aventura a su caminata.
Finalmente, emergieron en una amplia explanada cubierta de flores de todos los colores imaginables. El viento jugueteaba entre las flores, haciendo que sus pétalos danzaran en el aire como un arcoíris en movimiento. Dogday quedó impresionado por la belleza del lugar y se dio cuenta de por qué Craftycorn lo consideraba especial.
—S-Sabía que te gustaría —sonrió la unicornio, un poco tímida—
—¿Cómo encontraste este lugar? —preguntó Dogday con curiosidad.
—Estuve explorando el bosque en busca de paisajes para pintar, y encontré este lugar hace un par de días —dijo Craftycorn con una risa suave—
Dogday miró a su amiga con admiración.
—Tienes un don para encontrar belleza en todas partes, Crafty.
Craftycorn se sonrojó un poco, pero su sonrisa se amplió. Ambos continuaron caminando por el prado de flores, Dogday admirando cada flor, mientras Craftycorn no podía dejar de mirarlo. Se sentía nerviosa, habiendo esperado varios días para pasar un tiempo a solas con su amigo.
Un repentino pensamiento llegó a su mente. "Este es el momento indicado", pensó con ilusión. Sus pezuñas comenzaron a temblar levemente, su sonrojo aumentaba y su atención no estaba del todo centrada.
Dogday observó con fascinación cómo la mariposa de colores vibrantes se posaba delicadamente sobre una flor morada con aroma a lavanda, sus alas ondeando con gracia en el suave viento primaveral. La escena era tan serena que por un momento olvidó sus preocupaciones.
Craftycorn, notando la distracción momentánea de Dogday, decidió que era el momento perfecto para expresar lo que había estado sintiendo. Con un suspiro nervioso, se acercó a él y tomó suavemente su pata.
—Dogday... —dijo suavemente, su voz apenas un susurro—
Dogday se volvió hacia ella, sus pensamientos interrumpidos.
—¿Sí, Crafty?
—¿Recuerdas el cómo nos conocimos...?
La pregunta tomo de sorpresa al perro... Una leve duda apareció en su mente, ¿hablaba de cuando se conocieron en la guardería? ¿O era algo referente a los recuerdos que tenía en ese mundo...?
—Yo eh... P-Perdón, pero la verdad tengo algunas lagunas de memoria —Respondió el perro con ciertos nervios, dando la mejor excusa que podía ofrecer en ese momento—
—Tonto... —Dijo la unicornio con tono ligeramente molesto, pero se disipo al instante— Tu me recibiste, me diste la bienvenida a la aldea... me consolaste...
==== "Flashback" ====
—Debe estar por aquí... —murmuraba el perro mientras exploraba el bosque con una linterna—
Era una noche tranquila en el bosque, iluminada por la luz plateada de la luna que se filtraba entre las ramas de los árboles. Dogday, después de un día lleno de diversión con Kickin y Hoppy, se encontraba en una situación inusual para él: buscando algo que había olvidado.
Durante el día, las risas y juegos de las escondidas habían ocupado su mente, y fue solo cuando se preparaba para dormir que recordó su colgante de sol. Se lo había quitado momentáneamente para no estorbar mientras buscaba a sus amigos en el juego. La preocupación por no encontrarlo al despertar lo llevó a salir en medio de la noche en busca de su preciado objeto.
Decidió emprender la búsqueda solo, sin querer preocupar a sus amigos al pedirles ayuda. Después de todo, había sido su descuido el que lo había llevado a esta situación. Así que, con determinación en sus pasos, se adentró en el bosque en busca de su colgante perdido.
El aire fresco de la noche acariciaba su pelaje mientras inspeccionaba cada rincón con atención, su mirada fija en el suelo en busca de cualquier destello que revelara la ubicación de su colgante. Los minutos pasaron lentamente, y Dogday estuvo a punto de rendirse cuando finalmente, entre las hojas y la hierba, encontró lo que tanto buscaba.
Un suspiro de alivio escapó de sus labios mientras levantaba el colgante entre sus garras. La luz de la luna jugaba en el objeto, haciéndolo brillar como un pequeño sol en la oscuridad del bosque.
—Aquí estás... qué alivio... —suspiró el can aliviado mientras se colocaba el colgante—
Mientras Dogday se disponía a regresar a casa tras encontrar su colgante, un sonido desgarrador rompió la tranquilidad de la noche. Un sollozo solitario y desolado resonó entre los árboles, atrayendo la atención del perro con preocupación.
Intrigado por el llanto, Dogday se encaminó hacia la fuente del sonido, siguiendo el eco en la suave brisa nocturna. Fue entonces cuando encontró a una unicornio envuelta en una frazada rosa, acurrucada en el suelo y sumida en un mar de lágrimas bajo la tenue luz de la luna.
El perro se detuvo unos instantes, sorprendido por la escena que se presentaba ante él. Sin embargo, su preocupación por el bienestar de la unicornio superó cualquier duda o asombro. Con pasos decididos pero suaves, se acercó con cuidado a la unicornio, mostrando su preocupación con una mirada compasiva.
—¿Hola...?
La unicornio, sorprendida por la presencia repentina de Dogday en medio del bosque y en plena oscuridad de la noche, se alarmó inicialmente. Sus instintos de autoconservación la pusieron en alerta, temiendo por su seguridad en un entorno tan solitario y desconocido. Sin embargo, al ver la expresión compasiva en los ojos del perro, su temor se suavizó un poco.
Dogday, al percibir la reacción de la unicornio, comprendió de inmediato su error al abordarla tan repentinamente. Notando el miedo en sus ojos, decidió dar un paso atrás y bajar la voz, adoptando movimientos más suaves y calmados. Quería transmitirle tranquilidad y mostrarle que no tenía intenciones de hacerle daño. Con gestos lentos y cuidadosos, Dogday se sentó a cierta distancia de la unicornio, dándole espacio y tiempo para recuperarse de su sorpresa inicial. Su presencia era calmante, como un faro de seguridad en la noche oscura del bosque.
—Hey, hey... t-tranquila —Decía el can con tono suave y delicado— No voy a hacer daño...
—... Snif... —Mirándolo con desconfianza—
—Solo quiero ayudar... Me llamo Dogday —se presentaba el can mientras formaba una sonrisa ligera— ¿Cómo te llamas?
La unicornio vaciló, sus ojos grandes y llenos de lágrimas, observando a Dogday con cautela. Después de un momento, decidió confiar en él.
—C-Craftycorn... —respondió tímidamente, su voz temblorosa—
Dogday se acercó un poco más, manteniendo su distancia para no asustarla.
—Es un placer conocerte, Craftycorn. ¿Qué haces aquí sola en medio de la noche?
Craftycorn sollozó nuevamente, su voz quebrándose mientras hablaba.
—M-Me expulsaron de mi hogar... Snif...
El can se sorprendía por escuchar aquello, una leve molestia se hizo presente en su corazón ¿Quién sería capaz de hacer algo tan cruel?
—¿Por qué...? —Preguntaba el perro con preocupación—
—No tengo alas... —Explicaba la unicornio mientras dejaba su cuerpo al descubierto— E-En mi hogar todos l-las tienen... y-yo no... snif... soy un monstruo... snif... No soy un pegaso... soy un unicornio... snif...
Dogday sintió una mezcla de tristeza y enojo por la injusticia que Craftycorn había sufrido. Se acercó un poco más, su expresión demostraba compasión.
—No eres un monstruo —dijo con firmeza— Eres especial tal como eres... tal vez no seas un pegaso, pero eso no importa, lo que nos hace especiales viene del interior...
Craftycorn lo miró, sus lágrimas brillando en la luz de la luna. Las palabras de Dogday eran como un bálsamo para su corazón herido.
—¿D-De verdad lo crees? —preguntó con un hilo de esperanza en su voz.
Dogday asintió, su mirada llena de sinceridad.
—Sí, lo creo de verdad. Eres única y eso es lo que te hace especial. No dejes que nadie te haga sentir lo contrario.
Craftycorn sintió una calidez en su pecho, como si el peso de su tristeza comenzara a levantarse. Por primera vez en mucho tiempo, no se sentía sola.
—Gracias, Dogday... —dijo suavemente, sus lágrimas transformándose en una sonrisa agradecida—
Dogday sonrió de vuelta, aliviado de ver que sus palabras habían tenido un impacto positivo.
—Sé que no me conoces, pero no pienso dejarte sola en mitad del bosque... —Ofreciéndole su mano— Puedo llevarte a mi hogar ¿Qué dices?
—N-No quiero causar problemas... M-Me dolería estar sola...
—No serás un problema y prometo que estaré a tu lado en todo momento... ¿Qué dices...?
Craftycorn miró la pata extendida de Dogday y, después de un momento de duda, la tomó con delicadeza. La calidez y la firmeza de la pata del can le dieron una sensación de seguridad que no había sentido en mucho tiempo.
—Está bien... —susurró Craftycorn— Confiaré en ti.
Dogday sonrió, aliviado y contento de que ella aceptara su ayuda. Juntos, comenzaron a caminar hacia la aldea, dejando atrás el bosque oscuro y las sombras del pasado de Craftycorn. Con cada paso, la unicornio sentía que se alejaba un poco más de su dolor y se acercaba a un nuevo comienzo.
==== "Fin del Flashback" ====
—Nunca olvidaré esa noche —dijo Craftycorn, sus ojos brillando con gratitud— Desde ese momento, supe que siempre estaría a salvo contigo....
El perro la miraba con sorpresa, pero no pudo evitar formar una sonrisa, no esperaba que Crafty tuviera un paso parcialmente serio dentro de ese mundo.
—Solo hice lo que creí correcto —Respondió el perro con sinceridad—
—Aun así, significo mucho para mí, Dogday... y es por eso que yo... yo...
La unicornio respiró hondo, tratando de calmar el temblor en sus pezuñas. Dogday ahora podía darse cuenta del estado de su amiga, formo una suave expresión de preocupación, pero no tuvo tiempo de preguntarle si se encontraba bien.
—Quería decirte algo... algo que he estado guardando desde hace tiempo.
Dogday la miró con curiosidad y preocupación.
—¿Qué sucede, Crafty? Puedes decirme lo que sea.
Craftycorn tomó otra respiración profunda.
—Dogday, tú siempre has sido mi mejor amigo. Has estado ahí para mí en los momentos más difíciles, y... —sus palabras vacilaron, pero ella continuó— y he llegado a darme cuenta de que mis sentimientos por ti son más que solo a-amistad.
El tiempo pareció detenerse mientras Dogday asimilaba las palabras de Craftycorn. La unicornio bajó la mirada, incapaz de sostener la intensidad del momento. Una mezcla de vergüenza, miedo, pena y timidez inundaba sus emociones, haciendo que su rostro se ruborizara aún más. Su corazón latía con fuerza, temiendo la respuesta que estaba por venir.
—Y-Yo... t-te quiero... Dogday... —Susurro la unicornio, pensando que el mensaje no había sido realmente claro—
—...
Craftycorn no podía verlo, pero las mejillas de Dogday se tornaron coloradas, su expresión una mezcla de sorpresa y desconcierto. Sus ojos se abrieron de par en par y su boca quedó entreabierta, creando una imagen que, en otras circunstancias, habría resultado divertida. La mente del can se convirtió en un torbellino de emociones y recuerdos, una marea de imágenes y momentos compartidos con Craftycorn que se agolpaban en su mente.
Dogday sintió un nudo en el estómago y su corazón latió con fuerza, como si quisiera salir de su pecho. ¿Cómo no se había dado cuenta antes? Los recuerdos rebobinaron todos los momentos que había pasado con ella, y ahora todo cobraba sentido... ¡El cariño que ella sentía por él era demasiado evidente!
—D-Dogday... —Murmuro la unicornio con miedo— P-Por favor... d-di algo... solo di algo... —Suplicaba—
El silencio se había hecho presente entre ellos, Crafty seguía sin querer ver la expresión del can... le daba miedo que pudiera reaccionar de forma errónea. El can salió de sus pensamientos al escuchar la suplica de su amiga... Sentía que su corazón estaba acelerado, le sudaban las manos. Debía darle una respuesta... hubiera sido lindo que el perro tuviera el mismo tipo de sentimientos que su amiga tenía con él, pero la realidad con frecuencia puede llegar a ser dolorosa.
—Crafty... yo... lo lamento... lamento no haber notado tus sentimientos antes... —Suspirando con tristeza—
Dogday tomó una respiración profunda, tratando de ordenar sus pensamientos. No quería lastimar a Craftycorn, pero tampoco podía mentirle sobre sus propios sentimientos.
—Crafty... —dijo con voz suave— Eres una amiga increíble, pero mis sentimientos... no son los mismos que los tuyos. Yo te aprecio muchísimo, pero no de esa manera...
La unicornio sintió que su corazón se rompía en miles de pedazos, sus labios temblaban, sus ojos comenzaron a lagrimear, no era culpa de Dogday... y tampoco suya... pero no podía evitar sentirse triste, pero asintió lentamente. Se obligó a sí misma a mirar a Dogday a los ojos, encontrando en ellos sinceridad y preocupación.
—L-Lo entiendo... —dijo con voz temblorosa— Gracias por ser h-honesto conmigo...
Craftycorn intentó forzar una sonrisa para tranquilizar al perro, pero fue en vano. En cambio, su gesto solo reveló cuánto le habían afectado las palabras de Dogday. El can sintió cómo su corazón se encogía al ver el temblor en los labios de su amiga. Las palabras se quedaron atascadas en su garganta al presenciar las lágrimas que comenzaban a brotar en sus ojos. A pesar de su deseo de consolarla, la tristeza compartida los envolvía en un silencio lleno de emociones no expresadas.
—C-Crafty...
—C-Creo que... snif... y-yo, y-yo... tengo que irme... p-perdón, y-yo... A-Adiós
Antes de que Dogday pudiera reaccionar ante sus palabras, Craftycorn ya había girado en su camino y empezó a correr con prisa en dirección a SmileVille. El perro apenas logró levantar levemente el brazo en su dirección, su rostro mostraba una expresión preocupada y de culpabilidad. Quería salir corriendo para alcanzar a su amiga, pero se quedó paralizado en el sitio, sintiendo cómo la angustia lo aprisionaba. Las palabras no dichas se atascaron en su garganta mientras veía a Craftycorn alejarse, deseando poder retroceder el tiempo y evitar que su amiga se sintiera así.
Dogday se quedó allí, con el corazón apretado en el pecho, sintiendo un torbellino de emociones. Quería correr tras ella, detenerla y decirle que todo estaría bien, pero sus palabras se habían atascado en su garganta. Se culpaba por no haber notado antes los sentimientos de su amiga, por no poder corresponder a su amor de la manera que ella esperaba.
La explanada llena de flores parecía perder su brillo a los ojos del can. Dogday cerró los ojos con fuerza, tratando de contener las lágrimas que amenazaban con escaparse. La imagen de Craftycorn corriendo con tristeza y decepción le quemaba en la mente. ¿Las cosas serían las mismas entre ellos? Era una pregunta que rondaba en su mente.
.
.
.
Nota del autor: Hey c.c/
No iba a poner ningún tipo de nota aquí, pero pensé que tal vez era necesario explicar algo de lo cuál seguramente tienen dudas:
El "Flashback" de Dogday y Craftycorn esta puesto con comillas porque técnicamente hablando, eso nunca sucedió, son recuerdos generados por el televisor, sin embargo era importante darlo a conocer para aumentar el sentimiento del momento.
¿Sabían que muchos ven las lavandas como una flor de mal presagio sentimental? Pues yo no, lo descubrí mientras investigaba algunas cosas para la historia y quise jugar un poco con eso. De ahí el titulo.
...
Como me gusta el drama \c.c/
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top