Capítulo #25
| ¿Fue real...? |
[ . . . ]
—¡POR FAVOR! ¡YA NO MÁS —Gritaba Craftycorn con desesperación mientras el castigo continuaba— ¡PENSABA REGRESARLOS! ¡POR FAVOR! ¡DUELE!
Los gritos eran ensordecedores, llenos de angustia y dolor, resonando con un tono de terror absoluto. Su voz, afónica y desgarradora, transmitía la intensidad de su sufrimiento. Estaba viviendo un verdadero infierno en vida.
—¡NO LO HARÉ OTRA VEZ! ¡POR FAVOR! ¡PAREN! —suplicaba con lágrimas en los ojos.
No importaba cuán alto gritara, nadie parecía escuchar su sufrimiento. Deseaba con todo su ser que alguno de sus amigos apareciera mágicamente y la salvara de ese tormento. La idea de escapar se volvía cada vez más tentadora, incluso la muerte parecía un alivio si eso significaba poner fin a su dolor.
Craftycorn se retorcía del dolor, mirando con lágrimas en los ojos hacia un par de siluetas oscuras al otro lado de un gran cristal blindado. Les imploraba piedad, pero ellos simplemente la ignoraban. Sus extremidades estaban atadas, y las correas tiraban con fuerza de sus brazos, haciendo que sintiera que podían arrancárselos en cualquier momento. Pero la agonía no terminaba ahí.
El sonido de un látigo y el dolor del impacto contra su cuerpo eran constantes. Una silueta oscura no dejaba de golpearla con fuerza, violencia y sin remordimiento. La espalda de Craftycorn mostraba signos de heridas profundas, con marcas del látigo y sangre brotando desde hace ya un tiempo. No era justo... Craftycorn no había hecho nada malo.
Todo lo que había hecho era tomar prestados unos cuantos colores del salón de arte de la escuela, planeando regresarlos más tarde al terminar su dibujo. Pero una de las tantas Miss Delight la había visto. Para su mala suerte, las maestras reportaban todo lo que sucedía en la escuela, y los adultos rápidamente citaron a Craftycorn a la zona de consejeros, donde la llevaron a la sala de castigo.
La sala de castigo era un lugar oscuro y frío, con paredes grises y sin ventanas. La única luz provenía de una lámpara fluorescente parpadeante en el techo. El aire estaba impregnado de un olor a desinfectante y miedo. Craftycorn estaba atada a un par de pilares, vigas de metal lo suficientemente gruesas como para soportar la fuerza de los experimentos más grandes.
Cada golpe del látigo la hacía gritar de dolor, su cuerpo ya no podía más, sentía en cualquier momento podría llegar a desmayarse.
—¡POR FAVOR, DUELE! —gritaba, pero sus suplicas caían en oídos sordos—
Las siluetas oscuras no eran más que sombras de adultos sin rostro, figuras autoritarias que no mostraban ni una pizca de compasión. El cristal blindado que la separaba de ellos era una barrera infranqueable, reflejando su propio rostro torturado.
Finalmente, la figura que manejaba el látigo se detuvo, dejando a Craftycorn jadeando y temblando. La unicornio levantó la vista, esperando que el tormento hubiera terminado, pero sabía que posiblemente solo estuvieran cambiando el tipo de tortura para ella. Afortunadamente parecía que se equivocaba.
—Esto te enseñará a no tomar lo que no es tuyo, maldito monstruo... —dijo una voz fría y desapasionada, antes de que las figuras se retiraran, dejándola sola en la oscuridad—
Craftycorn cerró los ojos, permitiendo que las lágrimas cayeran libremente. El sonido de una alarma sonaba solo para posteriormente sentir que sus brazos eran liberados finalmente. La unicornio se tumbó al suelo a llorar y recuperarse del dolor... Todo su cuerpo ardía, sentía que su mente estaba quebrada... era injusto.
Después de aquella noche, Craftycorn no volvería a tomar nada sin autorización en la guardería.
. . .
—Ya es medianoche... —Susurraba el can mientras observaba la hora—
Dogday miraba el reloj con preocupación, una expresión ansiosa se reflejaba en su rostro. Estaba preocupado por la tardanza de su amiga Craftycorn y no dejaba de caminar de un lado a otro en el pasillo frente a sus habitaciones. Todos sus amigos también estaban preocupados. Habían escuchado por los altavoces de la guardería que habían solicitado la presencia de Craftycorn en el ayuntamiento para una junta importante. Desde entonces, no habían tenido noticias de ella, y su desaparición durante toda la tarde, justo cuando debía estar en su clase de dibujo, solo aumentaba la preocupación del perro.
—ɆS ⱧØⱤ₳ ĐɆ ĐØⱤMłⱤ
No estaba solo. Oculto en la sombra del pasillo, Catnap, con su colgante de luna, observaba al perro. El gato había terminado de hacer dormir a todos los niños del Hogar Dulce Hogar y era momento de su patrullaje nocturno. Sin embargo, al pasar por las habitaciones de las Criaturas Sonrientes, se había topado con Dogday. Había tratado de convencer al perro de ir a dormir hace más de una hora, pero Dogday insistía en esperar a su amiga.
—Tengo que esperar a Crafty, la citaron y todavía no regresa... se fue a mediodía y ya es medianoche... —Decía el perro con preocupación—
—ĐɆBɆS łⱤ ₳ ĐØⱤMłⱤ —Insistía el gato—
—No voy a irme a dormir hasta ver a Crafty —respondió Dogday, con cierta molestia ante la insistencia de Catnap— Estás demasiado tranquilo ¿No te preocupa nuestra amiga?
—₦Ø ɆS Mł ₳MłG₳ —Respondía el gato sin vacilación—
—Qué cruel eres Catnap... —Decía el can mirando de forma seria al gato— Ella sí se preocuparía por ti
"Mentira", pensó el felino con molestia mientras miraba al perro desde las sombras y guardaba silencio.
Dogday simplemente suspiró y volvió a observar el reloj. Pasaron quince minutos y todavía no había rastro de Craftycorn. El perro sintió cómo el gato se acercaba a él por la espalda. Contuvo la respiración al pensar que Catnap se había impacientado y que ahora pensaba lanzarle su gas somnífero. Sin embargo, Dogday se confundió al sentir la pata de Catnap sobre su hombro.
—Sł EⱠⱠA ₦Ø ⱤɆ₲ⱤɆSA ₳ ⱠA ɄN₳ ĐɆ Ⱡ₳ M₳Ñ₳₦A... Y Sł₲ɄɆS ĐɆ₴PłɆⱤ₮Ø... —Advertía el gato mientras soltaba el hombro del perro— MɆ VØɎ ₳ Ɇ₦₣₳Đ₳Ɽ... —Susurraba el gato con molestia y seriedad—
Dogday se giró un poco hacia el gato y asintió con una sonrisa, agradecido de que Catnap le diera más tiempo para esperar a Crafty, aunque fuera solo una hora. Estuvo a punto de darle las gracias, pero el felino simplemente avanzó hasta salir del pasillo, aparentemente continuando con su patrullaje nocturno. Dogday se quedó solo en el pasillo, mirando nuevamente el reloj en la pared.
La tensión en el aire era palpable. Cada tic-tac del reloj parecía resonar más fuerte, marcando la espera interminable. Dogday se sentó en el suelo, apoyando la espalda contra la pared y cerró los ojos por un momento, intentando calmar sus pensamientos.
Los minutos se arrastraban lentamente. El pasillo estaba silencioso, excepto por el ocasional sonido de su propia respiración.
Dogday abrió los ojos y miró el reloj nuevamente. Faltaban solo diez minutos para la una. Se levantó y empezó a caminar de nuevo, sus pasos resonando en el pasillo vacío.
De repente, un ruido distante captó su atención. Dogday aguzó el oído, tratando de identificarlo. Era un sonido leve, como de pasos apresurados. Su corazón comenzó a latir más rápido. Se dirigió hacia la entrada del pasillo, esperando ver a Craftycorn aparecer. Con cada segundo que pasaba, el sonido se hacía más claro y distintivo. Finalmente, una figura conocida surgió de las sombras.
—Crafty... ¿qué te pasó...? —preguntó Dogday con voz temblorosa, notando las heridas visibles en su amiga—
Craftycorn no dijo palabra alguna. En su lugar, simplemente miró a Dogday a los ojos. Durante el camino de regreso, había pensado que lo mejor sería actuar como si nada hubiera pasado. Pero al ver a su amigo tan preocupado, no pudo aguantarlo más. Lágrimas comenzaron a salir de sus ojos, y sin resistirlo, la unicornio se lanzó contra el pecho de Dogday, abrazándolo y llorando desconsoladamente.
Dogday, aunque confundido y ansioso por respuestas, no iba a insistir en el tema. Al ver el estado físico y emocional de su amiga, ya se podía hacer una idea de lo que había sucedido. Así que simplemente la abrazó con fuerza, ofreciéndole el consuelo que tanto necesitaba.
—Estoy aquí, Crafty... estoy aquí... —susurró, acariciando suavemente su melena.
Los sollozos de Craftycorn llenaban el pasillo, resonando en la quietud de la noche. Cada lágrima que caía parecía llevarse un poco del dolor y la angustia que había soportado. Dogday permanecía inmóvil, brindándole todo el apoyo que podía con su presencia.
Pasaron varios minutos antes de que los llantos de Craftycorn empezaran a disminuir. Finalmente, levantó la mirada, sus ojos aún llenos de lágrimas.
—Gracias Dogday... —susurró, su voz quebrada pero agradecida—
—No tienes que agradecerme —Respondía el can con tranquilidad—
Con cuidado, Dogday ayudó a Craftycorn a caminar hacia su habitación. La unicornio se tambaleaba ligeramente, pero el apoyo de su amigo la mantenía firme. Al llegar, la acomodó en la cama, asegurándose de que estuviera cómoda.
—Voy a traer un poco de agua y unas vendas, espérame aquí —dijo Dogday, dirigiéndose a la puerta—
El perro no pudo salir de la habitación porque fue detenido por el agarre de su amiga, al voltear a verla pudo darse cuenta de que tenía una mirada preocupada.
—P-Puedo esperar a mañana —Dijo con algo de preocupación— No quiero que te castiguen también...
—Crafty... Estas sangrando... no puedo dejarte en ese estado
—P-Por favor no vayas... —decía la unicornio, esta vez con temor—
Dogday sabía que Crafty no lo dejaría ir, miro el reloj y se dio cuenta de que ya faltaban solo cinco minutos para la una de la mañana, Catnap seguramente regresaría y al final no importaría así que, soltando un suspiro, el can asintió mientras tomaba asiento junto a su amiga en la cama.
—De acuerdo, pero mañana a primera hora iré por las vendas
La unicornio asintió, sintiéndose algo más aliviada por la presencia de su amigo. Se recostó con dificultad, sus ojos aún llenos de dolor y miedo. Dogday la observaba con el corazón apesadumbrado, deseando poder hacer más para aliviar su sufrimiento.
El silencio se instaló en la habitación, roto solo por la respiración entrecortada de Craftycorn. Dogday permanecía atento, dispuesto a velar por ella toda la noche si fuera necesario. Sabía que lo que su amiga necesitaba en ese momento no eran solo vendajes, sino también la seguridad de saber que no estaba sola.
De repente, el sonido de pasos suaves se escuchó en el pasillo. Dogday giró la cabeza hacia la puerta, su cuerpo tenso ante la posibilidad de que algún empleado de las instalaciones estuviera ahí por su amiga. Sin embargo, para su sorpresa, la figura del gato se asomó por la puerta. Catnap no entró completamente; simplemente se quedó observando todo desde la entrada, en silencio, con su mirada fija en Dogday y Craftycorn.
Dogday sintió la mirada penetrante del gato y entendió lo que quería decir sin necesidad de palabras.
—Catnap, perdón por no ir a dormir todavía... pero Crafty necesita atención médica y no quiero dejarla sola... —Explicaba el can— Prometo que mañana tomaré una siesta si hace falta, pero justo ahora no puedo dejarla sola
—...
El gato miró a Craftycorn, notando las heridas visibles y su estado frágil. Su expresión permaneció inmutable; aquella unicornio no le era de importancia, era una hereje igual que sus otros supuestos amigos. Pero si el perro no dormía correctamente, los adultos tomarían represalias en su contra. Catnap miró a Dogday con cierta molestia y, sin decir nada, desapareció por un momento.
Dogday estaba algo confundido; creyó que Catnap le lanzaría su gas rojo sin importarle objeción alguna, pero el gato simplemente desapareció de la entrada de la puerta. Dogday suspiró y miró nuevamente a su amiga, quien parecía finalmente haber conciliado el sueño tras una tarde de maltrato.
Justo cuando el perro estaba por levantarse de su lugar, un sonido proveniente de la puerta lo hizo mirar nuevamente a la entrada. Dogday pudo ver un botiquín de primeros auxilios tirado en el suelo y, aunque se le dificultaba ver la entrada por la oscuridad de la habitación, esbozó una sonrisa al ver una cola color morado perderse en la penumbra. Catnap le había dejado un botiquín para que pudiera ayudar a su amiga.
Dogday recogió el botiquín con cuidado, su corazón llenándose de gratitud y alivio. Se acercó a Craftycorn y, con delicadeza, comenzó a limpiar y vendar sus heridas. Cada movimiento era preciso y suave, su rostro reflejando una concentración intensa y una profunda preocupación.
—Estarás bien Crafty... lo prometo... —Susurraba en tono delicado—
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[ . . . ]
En mitad de la madrugada Craftycorn despertaba de su sueño, su mente trataba de comprender el motivo de aquel sueño... ¿Era un invento de su imaginación o eso realmente había sucedido? La unicornio se quedó mirando a la nada durante un buen rato tratando de procesar lo que había soñado, el sueño estaba fresco en su mente... se sentía tan real, juraba que podía recordar el dolor de ese castigo, juraba que podía sentir las suaves caricias de Dogday mientras la vendaba. Era imposible que un sueño tuviera tanta repercusión en ella.
La verdad era que había estado teniendo sueños raros, más que sueños parecían ser recuerdos, la mayoría eran momentos que no entendía, era como si estuviera viviendo otra vida cada vez que soñaba, pero era ella misma, solo que era una versión suya muy distinta a la que era realmente en ese momento. Todo había comenzado desde que tuvo aquella pesadilla con el gato de las siestas.
Crafty sabía que algo no estaba del todo bien. Las pesadillas y sueños que tenía no eran normales, se sentían tan reales...
La unicornio repentinamente tuvo una idea, sin perder el tiempo se levanto de su cama para buscar un cuaderno sin usar y un lápiz, rápidamente comenzó a escribir los detalles de su sueño, dibujaba las cosas que recordaba, los puntos importantes que consideraba que requerían su atención...
"Castigos por desobediencia"
"Habitaciones oscuras"
"Cuerpos grandes y distintos"
"Una compañía"
"Labores"
"Monstruos"
Crafty no podía dejar de escribir, con cada palabra los detalles en su mente parecían cobrar más nitidez, el sonido del lápiz escribiendo frenéticamente era todo lo que se escuchaba, estaba escribiendo frenéticamente y no podía detenerse, en un momento dado ya ni siquiera estaba escribiendo lo que había visto en su sueño. Comenzó a describir con precisión un lugar, una plaza enorme con distintos caminos y edificios a los lados, un ayuntamiento, una tienda de juguetes, una carpa enorme y una casa acogedoramente aterradora.
No dejaba de escribir... no se detuvo hasta que una simple palabra se formó en su mente...
—La guardería... —Murmuraba Crafty mientras sus ojos se abrían de par en par mostrando su confusión y temor—
Los recuerdos seguían fluyendo como una cascada imparable. Cada detalle parecía cobrar vida en su mente y en las páginas de su cuaderno. Se veía a sí misma caminando por los pasillos oscuros, escuchando los ecos de voces autoritarias y sintiendo el peso de las miradas severas. Podía casi oler la humedad y la frialdad de aquel lugar.
Las lágrimas volvieron a brotar, mezclándose con la tinta en el papel. Su corazón latía con fuerza, ya ni siquiera estaba escribiendo, solo podía mirar a su cuaderno con temor, sus pesuñas temblaban y su mirada era la de alguien incrédulo.
Eso no pudo haber sucedido realmente.
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—Dogday... —Llamando a la puerta— Soy Craftycorn... ¿Estás ahí...?
Las horas habían pasado y ahora eran las nueve de la mañana, la unicornio ya había desayunado y se había apresurado a salir para ir a casa de Dogday desde temprano, tenía que hablar con él, era importante. Era un tema que necesitaba urgencia.
Hubo un breve silencio, Crafty miro el cuaderno que llevaba consigo antes de que se escucharan pasos apresurados al otro lado de la puerta. Finalmente, Dogday abrió, aún con una expresión de sorpresa en su rostro, no esperaba visitas tan temprano, normalmente todos llegaban a verlo pasando de las diez y treinta de la mañana.
—Buenos días Crafty —Saludaba el perro— ¿Qué haces aquí tan temprano? —Preguntaba el perro con curiosidad—
—Quiero hablar contigo de algo importante... —Decía la unicornio con cierta preocupación—
—Eh... Claro, adelante, pasa —Permitió el can con cierta intriga—
El perro se hizo a un lado para dejarla pasar y la guio hacia la sala de estar. Se sentaron en el sofá, ahí podrían hablar más cómodamente.
—¿Quieres un poco de té? —Preguntaba el perro amistosamente— Me sobró un poco del desayuno y no quiero desperdiciarlo, no me gustaría tener que tirar...-
—Lo recuerdas... —Interrumpía la unicornio mirando con seriedad y preocupación a Dogday— Lo recuerdas... ¿V-Verdad? —Preguntaba Crafty con esperanza—
Dogday frunció el ceño al no entender lo que Crafty trataba de decir.
—¿Recordar qué cosa...? —Preguntaba el perro con intriga—
Crafty no respondió la pregunta y bajo su mirada hasta su cuaderno, sin decir mucho la unicornio le dio la libreta al perro. Dogday la recibió con algo de confusión y la examino un poco para posteriormente abrirla y empezar a ver el contenido.
El perro notó que había leves manchas de agua entre las hojas, tal vez lagrimas de la propia unicornio, pero no dijo nada, solo podía leer lo que había escrito al igual que poner atención a los dibujos... Dogday observaba en silencio el cuaderno, no estaba entendiendo mucho de las palabras escritas, parecían palabras escritas al azar, pero cuando dio la vuelta a la pagina se topo con algo que lo sorprendió.
El dibujo a detalle de una casa lo tomo por sorpresa; se trataba de hogar dulce hogar... El perro inmediatamente posó su mirada sobre su amiga, se sorprendió, pero también se preocupó.
—Crafty... —Susurro con preocupación el perro—
—Creí que solo eran sueños... —Dijo la unicornio repentinamente, mirando al suelo— Creí que solo era mi imaginación... pero es verdad... en serio pasamos por todo eso... Dogday... ¿Q-Qué sucede...? —Pregunto Craftycorn con temor en su mirada—
Dogday no sabía que decir, la situación lo había dejado sorprendido e impactado, no esperaba que Craftycorn recuperará los recuerdos de su vida pasada de un momento a otro. ¿Tenía que ver con lo que sucedió con Catnap el día anterior? Era posible, pero no podía darse el lujo de pensar en eso justo ahora.
—Por favor dime que son mentira... —Suplicaba la unicornio— Dime que esos recuerdos no son reales, dime que todo va a estar bien... por favor... y-yo... n-no puedo...
Los ojos de Crafty reflejaban miedo, confusión y dolor, no quería tener esos recuerdos con ella, no quería recordar todo lo que había sucedido dentro de ese infierno.
—Crafty, escúchame... Tienes que tranquilizarte, respira profundo y exhala fuerte
La unicornio le hizo caso a Dogday y comenzó a respirar y exhalar profundamente, Craftycorn comenzó a sentirse un poco más relajada, continuo con ese ejercicio de respiración por un par de momentos más, el silencio en la habitación se hacía palpable, pero la unicornio ya estaba bastante más tranquila.
—... Entonces... ¿R-Realmente sucedió...? ¿T-Todo fue real...? —Preguntaba Crafty con algo de miedo—
—Me temo que si... —Respondía el can con un suspiro— ¿Qué tanto recuerdas...? ¿Cuál es tu primer recuerdo...? —Preguntaba el perro con curiosidad—
Crafty bajo su cabeza un poco, busco en las memorias que ahora tenía cual era la más vieja, hasta que finalmente logro responder.
—Recuerdo estar encerrada en una habitación... estaba sola, asustada, llena de temor, sentía dolor... hasta que tu apareciste por la puerta —Contaba la unicornio con una leve sonrisa al recordar la primera vez que vio a Dogday— Tenías una enorme sonrisa, no entendía porque estabas tan feliz de verme, tenía miedo... no lo entendía, pero sentía que contigo las cosas iban a mejorar...
—La primera vez que nos vimos —Dijo el perro con una sonrisa ligera— Entonces lo recuerdas todo... ¿verdad?
—C-Creo que si... —Respondía la unicornio—
—Crafty escucha... sé que debes tener muchas preguntas ahora mismo, pero no tengo la respuesta a la mayoría —Dijo Dogday con tono serio y comprensivo— Tienes muchas dudas y es normal, pero quiero pedirte una cosa... no debes contarle la verdad a ninguno de nuestros amigos, al menos no por ahora
—P-Pero...
—Crafty escucha... quiero hacer las cosas bien, quiero todos sepan la verdad, pero todavía no es el momento... primero quiero asegurarme de que todos se sientan conformes con sus vidas aquí
La unicornio no estaba del todo segura, quería contarle a los demás, pero por otro lado... tampoco quería desobedecer a Dogday, lo quería demasiado como para no hacerle caso, al final Crafty simplemente asintió, demostrando que podía confiar en ella para no decirle nada a los demás.
—Gracias Crafty... —Sonreía el can— Prometo que cuando llegue el momento todos sabrán la verdad
El silencio se hizo presente en la sala, Dogday no sabía que más decir y Crafty solo se mantenía pensando en la situación. Diversos pensamientos inundaban su mente, en sus recuerdos todos parecían unidos... pero Catnap... Catnap no era parte del grupo, no pasaba tiempo con ellos, eso la hizo tener una duda... aquella pesadilla ¿también era real...?
—Dogday... Y-Yo... tengo una pregunta, Catnap, él... ¿D-De verdad nos m-mato...? —Preguntaba Craftycorn mostrando el miedo en su voz—
—... —Suspirando, asintiendo en silencio—
Craftycorn sintió un escalofrío recorrer su cuerpo al ver la confirmación silenciosa de Dogday. La realidad de sus recuerdos comenzaba a hundirse profundamente en su mente.
—No puedo creerlo... —susurró Crafty, su voz temblando— ¿Cómo pudo pasar? ¿Por qué hizo algo así...?
Dogday tomó una respiración profunda, claramente buscando las palabras adecuadas.
—Catnap... él quería libertad... sin importar el costo... no era él mismo en ese momento o al menos eso quiero pensar, quiero pensar que estaba siendo controlado por el prototipo... quiero pensar que él también fue una víctima, Crafty. —Dogday mantuvo su mirada firme en los ojos de la unicornio—
Craftycorn asintió lentamente, aunque la confusión y el dolor todavía eran evidentes en su rostro.
—Es difícil... todo esto es tan difícil de aceptar y procesar... N-No sé que hacer ahora que recuerdo todo...
Dogday asintió comprensivamente.
—Lo sé, Crafty. Es un peso enorme de llevar, pero no tienes que llevarlo sola, yo estaré contigo en cada paso del camino.
La unicornio sonrió débilmente, un sonrojo ligero se formaba en su rostro, pero no le importaba, apreciaba el apoyo de Dogday. Pero había algo más que necesitaba saber.
—D-Dices que quieres que todos sepan la verdad, pero... ¿Qué pasará con Catnap? —Preguntaba con temor— L-Lo recuerdo como alguien solitario y tenebroso... ¿Qué pasa si termina aceptando la verdad de mala manera y termina repitiendo lo que sucedió en hogar dulce hogar...? ¿Q-Qué pasa si él... termina convirtiéndose en un monstruo otra vez...?
Dogday tomó una profunda respiración, tratando de encontrar las palabras adecuadas para calmar los temores de Craftycorn.
—Catnap siempre ha sido alguien tenebroso, así es su naturaleza y, sí, su pasado no es el mejor... pero hizo las cosas basándose en la ideología del prototipo —Dogday hizo una pausa, mirando a los ojos de la unicornio— El Catnap que conocemos aquí en SmileVille no es el mismo que conocimos en la guardería... Es distinto, es mucho más emocional, expresivo, preocupado, sé que el fondo solo está asustado...
El rostro de Craftycorn reflejaba una mezcla de preocupación y curiosidad mientras escuchaba atentamente las palabras de Dogday. Aunque seguía sintiendo un nudo en el estómago por la incertidumbre que rodeaba a Catnap, las palabras de Dogday le brindaban cierto consuelo.
—¿Realmente crees que él ha cambiado tanto? —preguntó Craftycorn con una mirada inquisitiva—
—Si —Respondía el perro sin tanto problema— Quiero pensar que si...
La sala quedó en silencio nuevamente, Crafty se detuvo a pensar las palabras del perro... Quería creer en la palabra de Dogday, pero incluso el mismo perro no estaba del todo seguro con esas respuestas, todo se basaba en suposiciones.
Los minutos fueron pasando hasta que Crafty finalmente miro a Dogday, tenía una última pregunta en mente.
—¿SmileVille... es real...? —Preguntaba la unicornio con miedo de recibir una respuesta—
El perro suspiro, iba a tener que darle una explicación no tan detallada como la que Luke le había dado a él, al menos de esa forma podría tranquilizarla un poco.
—Es complicado... —Respondía el can, buscando las palabras adecuadas— Todo esté mundo es real... pero también es falso... vivimos dentro de un televisor, un experimento que estaba ligado a nosotros, solo que no termino llevándose a cabo
Craftycorn miró a Dogday, su mente luchando por comprender las implicaciones de sus palabras.
—¿Un televisor...? —repitió, tratando de asimilar la información— Entonces... ¿estamos atrapados en algún tipo de programa...?
Dogday asintió lentamente, observando cómo la unicornio intentaba procesar lo que acababa de escuchar.
—Sí, algo así —respondió Dogday con suavidad— Hay una entidad dentro del televisor, él controla algunas cuantas cosas aquí, por el momento actúa como el primo de Catnap, pero se asegura de nuestro bienestar, SmileVille fue creado como un lugar seguro para nosotros después de todo lo que pasó. Aquí, nuestras vidas son más normales
Craftycorn dejó escapar un suspiro tembloroso, apretando el cuaderno contra su pecho, estaba por decir algo cuando repentinamente sintió que algo desapareció de entre sus brazos, al bajar la vista pudo ver que el cuaderno había desaparecido en medio de una serie de estática digital. La unicornio se asustó y levanto su vista hasta topar con la mirada confundida y desconcertada del perro.
—¿D-Dogday...? —Pregunto Crafty con desconcierto— ¿Qué sucedió...?
—N-No lo sé... —Respondió el can con el mismo desconcierto que Craftycorn—
Los segundos de silencio no duraron demasiado, el can fue testigo de como el collar de Craftycorn se oscureció por un momento. Pasando de tener sus tonos coloridos a ser un colgante de tonos grises y oscuros.
—¡Crafty! Tu colgante... ¿Crafty...?
El perro se confundió al no recibir respuesta por parte de su amiga, pero en cuanto levanto la vista, pudo ver que la unicornio no se movía, tenía su mirada fija en un punto, pero parecía ni siquiera estar prestando atención, era como si su mente estuviera en otro lugar... El perro estaba asustado y preocupado, se levanto del sofá para pasar su pata por delante de los ojos de Crafty en un intento por hacerla reaccionar, pero nada sucedió... Su amiga se había quedado inmóvil... estaba congelada.
Dogday se quedó inmóvil por un momento, sin saber qué hacer. La situación era más grave de lo que había imaginado. Su amiga estaba atrapada en algún tipo de trance, y él no sabía cómo ayudarla. Con una profunda sensación de urgencia, decidió intentar algo más.
—Crafty, por favor, despierta —dijo Dogday, su voz llena de desesperación—
Pero no hubo respuesta. Dogday empezó a caminar de un lado a otro, pensando en qué hacer, el perro estaba comenzando a entrar en pánico, no podía ir con ninguno de sus amigos, eso solo desencadenaría preguntas en el grupo. El perro incluso pensó en llamar a Luke, pero no sabía cómo hacerlo.
—¡LUKE! ¡LUKE! —Grito el can con fuerza y preocupación— ¡Necesito ayuda!
Las palabras de Dogday no dieron resultados, Luke no apareció... Dogday miraba preocupado a su amiga, no podía dejarla así...
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De un momento a otro el colgante de la unicornio simplemente regreso a su estado original y Crafty parpadeo un poco para sujetar su cabeza con molestia. El perro se acerco con prisa, preocupado por el estado de su amiga.
—¡Crafty! —Exclamo el perro— Crafty ¿Estás bien? ¿Qué sientes?
—Mmmhgg...
La unicornio sujeto su cabeza por unos momentos antes de levantar su mirada hacia Dogday y formar una expresión de confusión, el dolor desaparecía mientras Crafty miraba a su alrededor con cierta sorpresa.
—¿D-Dogday...? —Pregunto con confusión, mirando a su alrededor— ¿Q-Qué paso...? ¿Cómo llegue aquí...
El perro estuvo por responder, pero entonces proceso mejor las preguntas de la unicornio... ¿Cómo había llegado ahí?
—¿Cómo llegaste...? —Repitió el perro con confusión y preocupación—
—E-Estaba en mi casa... preparando la cena, me fui a dormir y... ahora estoy aquí... —Dijo la unicornio con intriga y desconcierto— ¿E-Estoy soñando? —Pregunto Crafty con confusión—
Dogday se quedó sorprendido y confundido. Algo había sucedido con Crafty. ¿Había perdido sus recuerdos de un momento a otro? No podía creerlo; parecía no recordar nada de lo vivido en la guardería. Apenas había recordado esos momentos y ahora no tenía nada de eso en mente. Incluso el cuaderno donde había escrito sus sueños y dibujado los escenarios de la guardería había desaparecido... Era como si algo estuviera tratando de evitar que pudiera mantener esos recuerdos.
Craftycorn miró a Dogday, su rostro reflejando solo confusión, sin entender lo que estaba pasando. Al final, Dogday pensó que era mejor no alarmar a Crafty y dejar que la situación pasara, optando por dar una explicación más sencilla.
—Eh... Bueno, te topaste con Catnap mientras venías de camino, te lanzo su humo rojo por accidente y... y... llegaste hasta aquí muy adormilada ¡Si! Eso mismo... de hecho, justo acabas de despertar...
Dogday trato de inventarle una mentira, aunque sentía que Crafty no se la iba a creer puesto que no se le veía muy segura de las palabras que escuchaba, Dogday incluso parecía un poco nervioso, eso claramente no era normal.
—¿Me encontré con Catnap...? —Pregunto Crafty confundida— Pero... Ayer él se encerró en su habitación y no quería salir a vernos... ¿no?
—Eh... M-Me dijiste que parecía ir con Piggy, tal vez fue... ¿a desayunar...?
Crafty frunció el ceño, tratando de procesar lo que Dogday le decía. La incertidumbre en sus ojos reflejaba que no estaba completamente convencida. El perro sabía que necesitaba cambiar de táctica.
—... ¡Oh! C-Claro, ya recordé —Comento el perro con una idea— Me dijiste que querías ir a dar un paseo
—¿U-Un paseo...?
La actitud de la unicornio cambio drásticamente al escuchar lo que el Can dijo, un sonrojo se hizo presente en sus mejillas y cierta emoción se pudo ver en sus ojos.
—Sip je ¿No lo recuerdas? —Preguntaba el can en un intento por lograr convencerla—
—Eh... y-yo... o-oh... pues ahora que lo dices... s-si recuerdo eso... jeje —Respondía Crafty con vergüenza y nervios— V-Vamos a dar un paseo entonces...
Dogday formo una sonrisa y suspiro alivio, había logrado desviar la atención de Crafty. La sonrisa del can solo servía para esconder sus preocupaciones... pero no se iba a quedar de brazos cruzados, algo muy extraño había pasado y necesitaba respuestas, no le importaba tener que caminar hasta Gatópolis si es que hacía falta, necesitaba hablar con Luke urgentemente.
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