Capítulo #13

| Una gato-abeja sonriente |

Dogday despertó lentamente, sus ojos se ajustaron a la oscuridad de la habitación mientras su mente procesaba la realidad. Por un instante, su corazón se aceleró al mirar a su alrededor, pero luego recordó todo lo ocurrido el día anterior, lo que provocó una leve sonrisa en su rostro ante el pequeño sobresalto que había experimentado al pensar que estaba atrapado en una pesadilla.

El ambiente era sereno, absolutamente silencioso, sin ningún sonido del exterior que perturbara la calma. Dogday apreció esa tranquilidad. Se levantó con un suspiro y se estiró para despejarse un poco de la pereza matutina. Observó la habitación con atención y notó que todo estaba como lo habían dejado la noche anterior. Al notar que Cat-bee seguía durmiendo, Dogday decidió revisar el GrabPack para asegurarse de que todo estuviera en orden sin perturbar el sueño de su compañera.

Mientras Dogday revisaba que todo estuviera en orden con el GrabPack, un leve bostezo hizo dirigir su mirada hacia Cat-bee, parecía que se estaba despertando y estirando. La gato-abeja sin perder mucho tiempo empezó a mirar a su alrededor hasta que su mirada se detuvo al observar al perro revisando su GrabPack, una sonrisa se dibujo en el rostro de la abeja.

Buenos días Dogday ¿Dormiste bien...?

—Buenos días, si, creo que necesitaba ese descanso con urgencia

—Entiendo... ¿Le paso algo a tu GrabPack? —Preguntaba con curiosidad al notar que parecía inspeccionarlo—

Oh, no, tranquila, solo estoy verificando que todo se encuentre en orden, tengo entendido que estas cosas pueden dañarse fácilmente —Terminando de revisarlo, pasando a colocarlo en su espalda para equiparlo— ¿Quieres descansar otro poco o quieres continuar?

—Hay que retomar la búsqueda —Respondía mientras se levantaba— Estoy segura de que vamos a encontrar lo que buscas el día de hoy

—Me agrada tu entusiasmo —Comentaba el can con una sonrisa mientras terminaba de asegurar su GrabPack—

Oye eh... —Detenía Cat-Bee a Dogday antes de que pudiera salir de la habitación— Sé que va a sonar tonto... pero... gracias por no dejarme en mitad de la noche... —Agradecía con un tono algo avergonzado— Creí que simplemente te irías para librarte de mí...

—¿Qué? —Preguntaba el perro algo sorprendido— Oye, escucha, puede que al inicio no estuviera conforme con la idea de que me acompañaras, pero admito que te he tomado algo de aprecio... es curioso, pero me recuerdas mucho a Craftycorn —Sonriendo—

Las palabras de Dogday sorprendieron un poco a la gato-abeja quien no pudo evitar formar un leve sonrojo en sus mejillas a la par que se preguntaba el motivo de su "comparación" con aquella amiga de Dogday.

¿P-Puedo preguntar por qué...? —Preguntando con curiosidad—

No lo sé... me recuerdas a ella, tal vez sea porque se asusta fácilmente...

—¡Y-Yo no me asusto fácilmente!

—... Aja... Mejor vamos a continuar, todavía tenemos que buscar la sala de servidores —Expresaba el can mientras caminaba hacia la puerta— Miedosa... —Diciéndole en tono divertido para molestarla—

¡D-Dogday! ¡Y-Yo no soy miedosa! —Quejaba la gato-abeja mientras parecía hacer un puchero—

Como digas Cat-bee... ven, hay que salir a investigar... 

Ambos salieron de la habitación con cautela, conscientes de que debían continuar su búsqueda. Los pasos de Dogday resonaban en los pasillos vacíos, acompañados por el zumbido rítmico de las alas de Cat-bee. Decidieron explorar el piso superior antes de descender y revisar las demás habitaciones en busca de pistas. Sin embargo, su avance se vio interrumpido cuando se encontraron con una habitación envuelta en un suave resplandor rojo, característico del humo de Catnap. La presencia de ese humo les hizo retroceder momentáneamente.

C-Creí que habías dicho que Catnap estaba muerto... —Comentaba la gato-abeja con unos cuantos nervios—

Está muerto —Respondía el can mientras cerraba la puerta para no ir por esa habitación— Debe ser gas residual...

—¿Dura más de diez años en el aire...? —Preguntaba en un tono confuso—

No... tal vez lo utilizo en un momento dado en esté lugar antes de morir —Deducía el perro mientras cubría la entrada— antes de que muriera, escuche a unos cuantos peluches decir que estaba acechando al ángel de Poppy

—¿Ángel de Poppy...? —Preguntaba en un tono de curiosidad—

El extrabajador —Respondía Dogday con tranquilidad— Hay que continuar, pero tengamos cuidado, si esa habitación todavía tiene residuos de su gas, entonces debe haber otras habitaciones en el mismo estado

—De acuerdo...

Sin darle más vueltas al asunto ambos continuaron su búsqueda, continuaron avanzando hasta que se terminaron topando con un puzle que necesitaba dos baterías que aparentemente estaba resuelto. Eso los dejo confundidos puesto que el día de ayer no pasaron por la zona en la que ahora se encontraban.

¿Por qué el puzle esta resuelto? —Preguntaba la gato-abeja con algo de curiosidad y extrañeza—

Tal vez el extrabajador si paso por aquí después de todo... —Comentaba el can mientras continuaba caminando— Estamos entrando en otra zona de hogar dulce hogar, me preocupa que estemos alejándonos de la sala de servidores

—Eh... No deberías hablar tan pronto —Comentaba la gato-abeja con una sonrisa mientras estaba frente a una puerta de hierro— Creo que acabo de encontrar la puerta que buscamos

Con intriga, Dogday se aproximó a la puerta de hierro donde se encontraba la etiqueta numérica que buscaban. Sin demora, el perro aplicó algo de fuerza para abrir la puerta, la cual parecía estar atascada. Al lograr abrirla, tanto él como Cat-bee pudieron observar el interior de la habitación con mayor claridad.

El espacio estaba revestido de paredes de ladrillo, dando una sensación de robustez y antigüedad al lugar. A lo largo de una de las paredes se alineaban varias estaciones de energía, con cables serpenteando y conectándose en una compleja red. Junto a estas estaciones, un anaquel de hierro mostraba una variedad de herramientas y dispositivos, algunos de los cuales parecían estar en uso reciente.

En el centro de la habitación, una pantalla permanecía apagada, revelando solo su superficie oscura y sin actividad. En la pared más cercana a la pantalla, destacaba una palanca de color rojo, cuya función no estaba clara a simple vista pero que seguramente tenía alguna relevancia en el funcionamiento de la sala.

Definitivamente es esté lugar, bien hecho Cat-Bee —Sonriéndole a su amiga para entrar en la habitación—

Solo tuve suerte je... —Respondía la gato-abeja con tranquilidad y una sonrisa—

Solo tengo que bajar está palanca de aquí y listo

Dogday no dudó y se aproximó con cuidado para verificar que la palanca fuera la indicada; al no encontrar más palancas rojas en la habitación, confirmó que esa debía ser la correcta. Con firmeza, agarró la palanca y la bajó, ejerciendo un poco de fuerza hasta colocarla en posición de encendido. Instantáneamente, el televisor cobró vida, mostrando una pantalla de carga. Tanto Cat-bee como Dogday observaron con curiosidad mientras la pantalla mostraba un mensaje indicando que el proceso había sido exitoso.

Servidores de respaldo en funcionamiento —Leyendo el mensaje de la pantalla—

Lo logre... ¡genial! —Exclamaba el perro mientras movía su cola de un lado a otro indicando que estaba feliz por haber cumplido la mayor parte de su misión— Ya esta todo resuelto, solo tengo que regresar para oprimir el botón y reanudar la simulación, después podre regresar y comprobar que todo salió bien, vamos Cat-bee, hay que regresar —Comentaba de forma rápida mientras sujetaba su GrabPack y salía de la habitación con prisa—

¡¿Eh?! E-Espera ¡Dogday! —Siguiéndolo tras recuperarse de la sorpresa por verlo tan feliz—

Dogday salió de la habitación con una sonrisa de satisfacción, esperando a que Cat-bee también saliera para cerrar la puerta con cuidado y asegurarse de que quedara bien cerrada. No quería dejar ningún cabo suelto. Una vez afuera, comenzó a caminar con paso ligero por los pasillos de "Hogar Dulce Hogar", radiante por el éxito de haber encontrado lo que buscaban. Cat-bee lo seguía con una expresión perpleja, sorprendida por el cambio repentino de actitud del perro.

Aahh... pase apenas un día afuera del televisor y ya quiero regresar je —Exclamaba el perro mostrándose mucho más relajado—

Ahora estas demasiado feliz Dogday... —Comentaba la gato-abeja mientras podía observar que la cola del perro se movía de un lado a otro de forma graciosa—

—Cumplí la misión que tenía, ahora solo queda regresar por el mismo camino por el cual llegamos, ir a la sala de servidores principal, presionar un botón y regresar a casa...

Cat-bee no pudo evitar detener su vuelo y caminar junto a Dogday, agachando la vista y dejando escapar un suspiro apenas perceptible. El gesto no pasó desapercibido para el perro, que giró hacia su amiga con preocupación. Parecía estar triste y desilusionada, lo cual le hizo preguntarse qué podía estar pasando por la mente de la gato-abeja.

¿Cat-bee...? ¿Todo bien...? —Preguntando con algo de preocupación por el cambio de actitud de su compañera—

Si... estoy bien, es solo que... ya me estaba acostumbrando a tu presencia —Respondía con un tono ligero mientras formaba una sonrisa algo triste— Me va a ser complicado regresar a mi escondite sin pensar en todo lo que hable contigo

El perro entendió lo que Cat-bee quiso decir, rápidamente el semblante del perro cambiaba nuevamente para detener su caminar y voltear a ver su amiga con una sonrisa, era el momento de decirle lo que tenía pensado.

¿Piensas que te voy a dejar aquí? —preguntó Dogday con un tono juguetón—

¿Eh? —Exclamaba la gata mirando al perro con confusión— Dijiste que ibas a regresar a ese televisor especial...

—Bueno... si planeo regresar, pero no voy a dejarte aquí —Respondía el can con una sonrisa— Pensé que tal vez podrías venir conmigo

—¿I-Ir contigo...? —Preguntaba en sorpresa—

Anoche estuve pensando que podrías venir conmigo, el mundo dentro del televisor es mucho mejor que esté lugar y ahí no tendrías que preocuparte por nada, no estarías sola porque estarías en compañía constante con nuestro grupo, de hecho... antes de recuperar mis recuerdos, recuerdo que llegue a comentar un dialogo curioso, mencione que un Cat-bee había dejado la aldea hace mucho, tal vez puedes entrar sin problemas y vivir una vida tranquila... podrías incluso formar parte de nuestro grupo

Las palabras de Dogday sonaban tan sinceras que la misma Cat-bee no pudo evitar formar lagrimas en sus ojos por la sorpresa y alegría que sentía.

E-Estas... diciéndome que... ¿quieres que sea una criatura sonriente...? —Preguntaba la abejorro con cierto sentimiento en su voz—

Claro... bueno, obviamente vamos a tener que buscarte un hogar donde vivir y presentarte a los demás, pero con algo de tiempo seguro te aceptan fácilmente, tendría que explicarles de donde vienes, pero no creo que sea complic...-

El can no pudo terminar sus palabras puesto que fue sorprendido por un brazo fuerte proveniente de la misma gato-abeja, que ahora tenía una sonrisa y se le podía escuchar feliz.

¡Si! ¡Si quiero ir contigo!

La afirmación de la gato-abeja solo hizo que Dogday correspondiera su abrazo con una sonrisa, estando feliz porque su amiga estuviera conforme y entusiasmada con la idea.

. . .

—Que nervios... Voy a tener que pensar en un colgante representante para mí, voy a tener que conocer al resto de los sonrientes, espero caerles bien y que PickyPiggy no me quiera comer... ¡Oh! Claro, siento curiosidad por ver como es Catnap, tengo entendido que era muy tenebroso durante su estancia en la guardería, aunque también me da curiosidad saber como es ese mundo... Oh dios, no puedo esperar, ¡que emoción! —Exclamaba mientras revoloteaba alrededor del perro—

Habían pasado apenas unos minutos desde que Dogday le había propuesto a Cat-bee la posibilidad de ir con él al mundo televisivo, y la gato-abeja ya estaba sumergida en pensamientos felices sobre todo lo que podría experimentar en ese nuevo lugar. Su rostro reflejaba una gran alegría ante la idea de dejar atrás la fábrica y adentrarse en un mundo mucho más colorido y alegre.

Mientras tanto, Dogday mantenía una sonrisa constante al ver la felicidad de Cat-bee. No había dejado de sonreír durante todo el camino de regreso a la plaza central de la guardería, pues habían salido exitosamente de "Hogar Dulce Hogar".

Guarda esa alegría para cuando estemos dentro del televisor, todavía tenemos subir a la estación de juegos ¿lo olvidas?

—Jeje lo siento, es que no puedo evitar pensar en lo emocionante que será —Disculpaba la abeja con algo de pena— Estoy emocionada por poder cambiar toda esta penumbra por un lugar mucho más alegre

Descuida, puedo hacerme a la idea de cuanta emoción tienes con solo verte revolotear... me parece curioso que...-

Antes de que Dogday pudiera terminar su oración, un estruendo repentino los sorprendió a ambos. El sonido llegó directamente desde la parte de la estatua central de la plaza. Sin perder tiempo, Dogday y Cat-bee se apresuraron a ocultarse al ver una sombra emergiendo de las escaleras que estaban bajo la estatua. Dogday, decidido a investigar, se asomó discretamente para ver qué emergía de las sombras bajo la estatua. La falta de luz en la guardería dificultaba su visión, pero al ajustar su enfoque, quedó atónito y aterrado por lo que vio. La sombra parecía dirigirse hacia su posición, así que Dogday se retiró rápidamente, llevando a Cat-bee consigo para ocultarse de nuevo.

¿Qué viste...? —Susurraba el abejorro con preocupación— ¿Qué experimento es...?

—Soy yo... —Respondía el can mientras trataba de recuperarse de la sorpresa inicial—

La respuesta de Dogday dejó a Cat-bee confundida y llena de expectación. Sin embargo, la realidad que se reveló fue mucho más siniestra de lo que esperaba. Lo que emergió de las sombras no era otro experimento, sino el antiguo cuerpo de Dogday, desgastado, ensangrentado y cubierto de suciedad. Su mitad inferior faltaba, y se movía de manera errática, como si fuera una marioneta manipulada por hilos invisibles. Dogday, a su lado, también se encontraba sorprendido, pero principalmente aterrado. Los peluches que habían controlado su cuerpo en el pasado parecían haber encontrado una salida del PlayHouse.

Dogday se asomó nuevamente y notó que la marioneta con su imagen parecía estar buscando algo con dificultad. Observando más de cerca su propio cuerpo, notó que le costaba trabajo moverse, como si careciera de la fuerza necesaria para moverse con facilidad. Además, vio que algunos peluches finalmente salían de su cuerpo, pero eran menos de los que recordaba, lo que le resultó aún más extraño. ¿Habrían muerto los otros peluches y solo quedaban estos?

Por un momento, ignoró a los peluches y evaluó la distancia hasta la tienda de juguetes. Consideró que podrían correr rápidamente y los peluches no los alcanzarían.

Vamos a tener que correr —Comentaba el perro en un susurro mientras cambiaba a la mano naranja de su GrabPack— Esos peluches son rápidos así que no te confíes

—¿V-Vamos a tener que escapar...?

—Me temo que si... solo sigue avanzando y no importa lo que pase no te detengas ¿de acuerdo?

—B-Bien...

Con las palabras dichas, Dogday y Cat-bee salieron de su escondite, alertando a los juguetes con el sonido de sus pasos y el zumbido de las alas de la gato-abeja. Los juguetes, al verlos escapar, los persiguieron con prisa, sin preocuparse por nada más. Ambos corrieron velozmente hasta llegar a la tienda de juguetes. Dogday dejó pasar a Cat-bee y luego cerró la puerta, intentando bloquearla jalando uno de los escaparates con la mano azul del GrabPack. Sin embargo, los peluches fueron más astutos y rompieron las ventanas del establecimiento para poder entrar.

Mierda —Exclamaba el perro mientras comenzaba a alejarse para dirigirse hacia la salida de emergencia por la cual ingresaron anteriormente la primera vez—

¡Corre Dogday!

Dogday evitó voltear hacia atrás, consciente de la persecución implacable de esas marionetas. Su respiración se agitaba, el miedo era palpable en cada paso que daba. Aunque había desarrollado una fobia hacia esos peluches controladores, se obligó a no dejar que el temor se apoderara por completo de él. Al fin, llegaron a la salida de emergencia y Dogday cerró la puerta junto con Cat-Bee. Ambos forcejearon con determinación contra los peluches que luchaban ferozmente por entrar en las escaleras de emergencia.

¡¿Qué hacemos?! —Gritaba con temor la gato-abeja mientras trataba de mantener la puerta cerrada—

¡Estoy pensando! —Respondía el perro mientras miraba a su alrededor—

Dogday miró rápidamente a su alrededor mientras luchaba por mantener la puerta cerrada, buscando desesperadamente algo que pudiera ayudarlos en esa situación crítica. Sin embargo, no había muchas opciones disponibles. La puerta carecía de un seguro que pudieran colocar para bloquearla y tampoco tenían ningún objeto sólido que pudiera servir como barricada.

Fue entonces que su mirada se posó en su propio GrabPack, una idea audaz comenzó a formarse en la mente del perro. Era una estrategia arriesgada, ya que podrían perder su única defensa si la maniobra no funcionaba como esperaban. Pero en medio de la urgencia, no tenían muchas más opciones disponibles.

Sin vacilar demasiado, Dogday se quitó el GrabPack y tomó el cable de la mano azul con determinación. Ató un extremo del cable a la manija de la puerta con fuerza, asegurándose de que estuviera lo suficientemente sujeto. Luego, intentó amarrar el otro extremo con firmeza en la parte superior del bloqueo de la puerta. La idea era que el cable proporcionara la fuerza necesaria para mantener a raya a los peluches, al menos por un tiempo.

El perro se esforzó al máximo, consciente de que cada segundo contaba en esa situación de peligro inminente.

Eso los detendrá un poco, hay que correr

Cat-bee asintió rápidamente ante las palabras de Dogday y se apresuró a seguirlo, bajando velozmente por las escaleras de emergencia. Los minutos parecieron segundos en comparación con el tiempo que les tomó descender por esas escaleras, su cuerpo lleno de adrenalina les hacía concentrarse únicamente en salir de ese lugar sin mirar atrás.

Justo cuando llegaron al final de las escaleras, el eco de las risas de los peluches se hizo audible, mezclado con el estruendo de la puerta abriéndose detrás de ellos. La urgencia se apoderó de ellos; tenían que apresurarse o no llegarían al ascensor a tiempo. Dogday incluso dejó de caminar en dos patas y comenzó a correr a cuatro patas, mientras que Cat-bee aceleraba su vuelo, zumbando con determinación hacia la salida.

Era absurdo lo rápidos que eran esas cosas, en cuestión de pocos segundos nuevamente los tenían a sus espaldas, para fortuna de ambos, los dos lograron llegar hasta el ascensor y Dogday rápidamente presiono el botón de subida en el panel de control.

Ciérrate, ciérrate, ciérrate ¡vamos! —Oprimiendo el botón repetidamente con pánico mientras observaba a los peluches acercarse—

El pánico que invadía a Cat-bee era abrumador mientras las puertas del ascensor finalmente se cerraban, separándolos de los peluches que golpeaban frenéticamente las puertas en un intento desesperado por abrirse paso. Los sonidos de risas distorsionadas y los golpes resonaban en el pequeño espacio del ascensor, aumentando la tensión que ya se había acumulado durante la huida.

Dogday y Cat-bee suspiraron aliviados al sentir que el ascensor se elevaba, alejándolos de la amenaza que quedaba atrás. Cada sonido amortiguado de los golpes de los peluches contra las puertas del elevador se iba desvaneciendo a medida que ascendían, y con cada metro que ganaban, una sensación de alivio y seguridad se apoderaba de ellos.

Aaahh... Estuvo cerca... —Exclamaba Cat-bee mientras se sentaba recargándose en las puertas del ascensor—

—Si... odio a esas cosas... —Respondía el perro mientras se sentaba en el suelo del ascensor para ver a Cat-bee de frente—

Mientras intentaban recuperar la calma, un estruendo repentino los puso en alerta de inmediato. El sonido provenía del suelo del ascensor, indicando que algo estaba aferrado allí abajo. Con miradas tensas, Dogday y Cat-bee se mantuvieron en su lugar, observando con preocupación el suelo del ascensor. Sin previo aviso, el ascensor se detuvo bruscamente y las puertas se abrieron de golpe. Para su sorpresa y consternación, vieron que varios peluches habían logrado sujetarse al elevador, desafiando su intento de escapar.

¡DOGAY!

—¡CAT-BEE!

Cat-bee, al encontrarse más cerca de la puerta, fue capturada por dos peluches de forma exitosa. Uno de ellos la agarró de la cola, mientras que el otro se aferró a sus alas. El ascensor, debido a la falla en las puertas, dio un brusco bote que fue suficiente para que el peluche que sujetaba las alas de Cat-bee cayera al vacío. Aunque se había librado de uno de los peluches, la abeja había perdido sus alas debido a la fuerza con la que fue jalada. Un grito de dolor resonó en el ascensor mientras Cat-bee, con una parte de su cuerpo fuera de este, sentía el agónico tirón del peluche que aún se aferraba a su cola. El peso era abrumador y, a pesar de su intento por sujetarse firmemente, se encontraba al borde del ascensor, en una situación de gran peligro.

El perro se apresuro a levantarse todavía estando algo afectado por el bote del ascensor, se acerco con prisa hacia Cat-bee para sujetarla y evitar que cayera.

¡Te tengo! ¡Tranquila! —Exclamaba el can mientras trataba de subir a la gato-abeja sin tener demasiado excito—

¡Dogday! ¡No me sueltes! ¡Por favor! ¡No quiero morir! ¡No quiero morir! —Rogaba la abeja mientras tenía lagrimas en sus ojos gracias al dolor que sintió cuando el peluche le arranco las alas—

¡No te voy soltar! No vas a morir ¡Vamos a subir a la estación de juegos y luego vas a volverte una criatura sonrient...-

—¡AAAAAAHHHH!

El grito desgarrador de Cat-bee tomó por sorpresa a Dogday, quien se asustó tanto que no pudo contenerse y miró por la apertura del ascensor. Lo que vio lo dejó atónito: el peluche que sujetaba la cola de Cat-bee ahora estaba pasando a morder una de sus patas, como si buscara alimento en su desesperación. Dogday intentó aplicar fuerza para subir a Cat-bee, pero algo lo detuvo. Las puertas del ascensor estaban fallando; uno de los peluches que se aferraba a la parte baja del elevador estaba mordiendo los cables.

El ascensor, al detectar esta falla, activó los frenos de emergencia y dio un brusco bote. En ese movimiento, Dogday perdió momentáneamente el agarre de Cat-bee, quien, al mismo tiempo, se soltó del borde del ascensor.

—Dogday...

Una bocanada de aire aterrado escapó de los labios de Cat-bee al darse cuenta de que su cuerpo ya no estaba sujeto a nada. Todo parecía moverse en cámara lenta mientras Dogday se asomaba por la puerta del ascensor, presenciando impotente cómo su compañera caía al vacío junto con los peluches. El perro no pudo apartar la mirada de la expresión de terror en el rostro de la gato-abeja mientras descendía en esa angustiosa caída.

¡CAT-BEE! —Gritaba el can con dolor al notar que su compañera caída hasta su destino final

[ . . . . . ]

[ . . . ]

[ . ]

El sonido del ascensor alcanzando la última planta, junto con los pasos de Dogday, era lo único que rompía el silencio en la ruta de transporte. Sus pasos eran lentos y apenas audibles, ya no había zumbidos que los acompañaran...

El perro continuó sin detenerse, saliendo finalmente de la zona de transporte. Al cerrar la puerta detrás de él, se dejó caer pesadamente al suelo, apoyándose en la puerta por la que había salido. Sus ojos se humedecieron, las lágrimas empezaron a brotar, sus labios temblaban y su expresión se tornaba difícil de describir... Dogday abrazó sus piernas, escondiendo su rostro entre ellas. Dentro de la vasta estación de juegos, solo se escuchaba un sollozo doloroso que llenaba el ambiente.

Las cosas no deberían haber terminado así. Ambos deberían haber salido de la guardería y regresar a la seguridad de su hogar. Dogday anhelaba escuchar de nuevo el zumbido molesto de las alas de Cat-bee. Anhelaba que todo fuera solo una pesadilla, que pudiera despertar y encontrar todo como antes. Pero esa fábrica, ese infierno en el que habían estado atrapados, había logrado infligirle más dolor después de tantos años...

[ . . . ]

... Espero que no haya tardado mucho... —Comentaba el gato mientras movía su cola con inquietud—

El gato de la suerte aguardaba con inquietud la vuelta de Dogday. La pausa en la simulación también lo había congelado, pero cuando todo volvió a la normalidad, supo que Dogday no tardaría en regresar. Luke esperaba al perro con cierta impaciencia, preocupado de que algo hubiera complicado su regreso. Pasaron unos minutos que parecieron más largos en el mundo del televisor, consciente de que el tiempo fluía de manera distinta dentro de aquel mundo.

Finalmente, el portal del mundo digital pareció abrirse para dejar entrar a alguien. Luke no tuvo que esperar mucho para distinguir la silueta de Dogday aparecer en la entrada. Una sonrisa se asomó en su rostro al ver al perro, pero pronto se desvaneció al notar la expresión apagada de Dogday. Tenía ojeras marcadas y rastros de llanto en sus ojos; su cola, generalmente activa, estaba quieta, reflejando su falta de alegría. Se le notaba cansado y desanimado, muy distinto del Dogday decidido que había cruzado la pantalla. La preocupación se dibujó en el rostro del felino. ¿Había pasado mucho tiempo desde que le encomendó la misión? No podía estar seguro.

Dogday... —Susurro el gato con preocupación al verlo—

El perro avanzó hasta encontrarse a unos cuantos pasos de Luke. Intentó esbozar una sonrisa, pero sus labios comenzaron a temblar involuntariamente. Sin dudarlo, el gato de la suerte se acercó y lo abrazó. Dogday, al sentir el cuerpo reconfortante del felino, correspondió el abrazo con fuerza y empezó a derramar algunas lágrimas. Luke entendió que algo había sucedido, algo que había afectado profundamente a Dogday en ese lugar lleno de dolor y sufrimiento. Aunque sentía curiosidad, decidió no indagar demasiado por el momento, sabiendo que Dogday necesitaba tranquilizarse primero.

Los minutos avanzaron lentamente mientras el perro simplemente abrazaba al gato y derramaba las últimas lagrimas que le quedaban. Para cuando Dogday termino de tranquilizarse, simplemente se separo del abrazo del gato con una mirada un tanto más relajada.

Gracias... —Agradecía el gesto del gato por abrazarlo—

No fue nada... ¿Quieres hablar de lo que paso? —Preguntaba el gato con curiosidad y preocupación—

... Salí del televisor e hice lo que me dijiste, pause la simulación y trata de abrirme paso hasta la guardería... —Explicaba el can con un tono triste— Un juguete Cat-bee me siguió desde la estación de juegos, una cosa llevo a la otra y me termino acompañando, durante el camino la empecé a conocer, me ayudo a buscar la sala de servidores de hogar dulce hogar, fue entonces cuando le dije que podía venir conmigo... estaba asustada así que no podía dejarla en ese lugar... y luego... l-luego...

—Lo lamento —Interrumpiendo la historia de Dogday, deduciendo que algo malo había pasado con la amiga que el perro había hecho en la fábrica— ... ¿Quieres tomarte un poco de tiempo antes de volver? No sé si debo dejar que regreses a SmileVille en ese estado emocional... —Preguntaba con preocupación—

El perro pensó un poco la pregunta, por un lado, quería quedarse en ese lugar un poco más de tiempo para procesar lo sucedido en el mundo real, pero tal vez la compañía de sus amigos lo ayudaría a despejar lo vivido.

Quiero regresar... todavía tengo que disculparme con Catnap...

Dogday era consciente de que todavía tenía que resolver las cosas con el gato, tal vez había sido un monstruo en su vida pasada, pero ahora que el gato no recordaba nada, no era justo que estuviera enojado con él y mucho menos que las cosas se quedasen sin resolver. No quería perder otra amistad...

¿Disculparte con Catnap?

Luke no entendió lo que Dogday quiso decir, así que esa pregunta parecía más el comienzo de un interrogatorio que una pregunta hecha por simple curiosidad.

Eh... bueno, cuando recupere los recuerdos provenientes durante la hora de la alegría, tal vez haya actuado por instinto y termine golpeando a Catnap... él escapo hacia el bosque y desde entonces no lo he visto...

—...

La expresión del gato de la suerte cambiaba a una de sorpresa y ligera molestia... ¿Por qué no se había enterado de lo que había sucedido?

¿Está perdido en el bosque? —Preguntaba el gato con un tono algo molesto por lo que Dogday le contaba—

No, no, no —Negando la pregunta— Los chicos me dijeron que no descansarían hasta encontrarlo y conociéndolos posiblemente ya estén pasando tiempo con él —Explicaba el perro con rápides al ver a Luke molesto— S-Solo falta disculparme... voy a tener que inventar una excusa para justificar el golpe, no quiero contarles todavía nada con respecto a los recuerdos de la guardería o la hora de la alegría...

La expresión de Luke pareció suavizarse un poco, el gato de la suerte simplemente pudo suspirar ante lo dicho. Debió haber previsto que algo así podía pasar...

... aah... —Suspirando— Bien, supongo que no puedo culparte por eso, voy a enviarte de regreso entonces, tal vez visite a Catnap dentro de poco, quiero saber el cómo a estado, además debo regresar por mi colgante... se siente algo incomodo no tenerlo...

—... Bueno... sobre eso... —Titubeaba el perro con algo de nerviosismo al recordar el tema de su colgante— Puede ser que hubiera un accidente, una tormenta muy salvaje se hizo presente en SmileVille y bueno... digamos que la casa de Catnap fue aplastada por un árbol, rompiendo tu colgante de trébol en el proceso...

—...

La expresión de Luke ahora era vacía... ¿Cuántas cosas habían pasado durante su ausencia? Sabía que el tiempo avanzaba distinto en la simulación, pero por el amor del código binario, simplemente salió del televisor durante una hora como mucho.

¿Hay otra cosa de la qué deba enterarme Dogday...? —Preguntaba el gato con una sonrisa—

—... N-No, creo que eso sería todo...

—... Bien, será mejor que vuelvas a casa de una vez...

Dogday simplemente asintió en respuesta al chasquido de Luke, y en un destello de estática y ruido blanco, desapareció de la vista del gato. Quedando solo en medio de la estática que flotaba en el aire, Luke dejó escapar un suspiro cargado de preocupación mientras se masajeaba las sienes para aliviar el estrés acumulado. La noticia sobre el colgante roto y la tormenta en SmileVille lo dejaron pensativo.

"Un momento" se detuvo a pensar, con la mirada perdida en la estática que llenaba el espacio, y comenzaron a surgirle preguntas en su mente. ¿Cómo era posible que el colgante se hubiera roto? Según sus conocimientos, esos objetos eran indestructibles, diseñados para resistir cualquier eventualidad. Eso era lo que se suponía en la versión inicial del mundo digital. La idea de que algo así pudiera ocurrir lo intrigaba y le generaba cierta incomodidad.

Además, la mención de la tormenta salvaje que azotó SmileVille no encajaba del todo con lo que Luke conocía. Las condiciones climáticas en el mundo digital eran controladas y predecibles por él mismo, no debería haber tormentas inesperadas ni eventos climáticos extremos que pudieran dañar objetos como el colgante. ¿Qué estaba sucediendo realmente en ese mundo que escapaba a su control?

Tendré que ponerme a investigar más a detalle lo que esta sucediendo... —Comentaba el gato para si mismo— Por ahora los dejaré tranquilos, Dogday se merece un descanso luego de lo que vivió fuera del televisor —Sonriendo con tranquilidad—

. . .

La estática y las vibraciones finalmente se disiparon por completo, dejando a Dogday con una sensación de desconcierto por la transición abrupta de un lugar a otro. Parpadeó varias veces, tratando de ajustar sus sentidos a su entorno actual. Observó a su alrededor con curiosidad, y tras unos minutos de orientarse, se dio cuenta de que estaba de vuelta en su casa. La tenue iluminación nocturna apenas iluminaba la sala de estar, añadiendo un ambiente de tranquilidad y misterio al ambiente.

Era de noche, lo cual le hizo preguntarse si el tiempo en la simulación se había detenido por completo o si había seguido su curso normalmente. Decidió no obsesionarse demasiado con eso en ese momento. En su lugar, caminó con paso cansado hasta el sofá y se dejó caer en él con un suspiro pesado. Tenía mucho en su mente que procesar. La sensación de haber fallado al no poder salvar a Cat-Bee lo atormentaba profundamente.

... Solo espero que ahora esté en un lugar mejor... —Susurraba el can con pesar en sus palabras—

.

.

.







Nota del autor: \o.o/

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