8. Les parapluies
"Les parapluies s'ouvrent en cadence comme une danse
Les gouttes tombent en abondance sur douce France"
("los paraguas se abren al compás, como un baile,
las gotas caen en abundancia en la dulce Francia.")
La lluvia...
La lluvia y su hermana pequeña.
Cerró los ojos pero no lograba dormir.
"La tarde que mi madre murió, también llovía".
Pérouges, Francia 1992
Camus y su hermana pequeña dormían en la sala, en el sofá viejo y verde que solían utilizar en sus maratones de "Les aventures de Tintin et Milou". El pequeño, de entonces 6 años de edad, se despertó de su siesta con hambre, pero no vió comida cerca... solo sintió la urgencia y los gritos de su vientre.
Quizás podría escalar a las alacenas, sabía que su madre guardaba algo de comida allí, pero su hermana no podría ayudarlo esta vez. La miró; dormía profundamente, abrazando un oso viejo.
Suspiró resignado, tendría que hacerlo solo.
Podría también pedirle comida a su madre, pero una madre soltera de un pueblo perdido en Pérouges con un trabajo de mierda a cargo de dos niños, no podía hacer más. La comida tenía horarios, y no abundaba... no existían los caprichos ni los gustos... su madre le diría que tendría que esperar.
Cuando se alejó para tomar valor y escalar en busca de algo de comer, decidió verificar que su madre también durmiera, porque si le pillaban liándola, sabía que estaría castigado y no podría ver el nuevo episodio de Tintin et Milou. Camus resopló, fastidiado, quería comer y quería comer ya. Su barriga resonó con un eco pesado esta vez y se acercó a la figura de su madre, quien estaba en su sofa.
Algo andaba mal, quizás se había quedado dormida, pero su cuerpo, sentado en la silla, caía sobre el costado derecho. Algo andaba mal, algo andaba mal. El pequeño francés caminó más rápido pero sus pequeños pies pesaban 50 kilos cada uno. Su corazón se aceleró. Algo andaba mal.
"Algo andaba mal"
Cuando finalmente vio a su madre de frente, supo que todo andaba mal.
La jóven tenía los ojos abiertos, pero no miraba a su hijo, no miraba a ningún sitio. Tampoco parecía respirar, como cuando Nougat, su gato, se había "ido al cielo". Mamá dijo que se fue al cielo. ¿Se habría ido mamá con Nougat?
Intentó moverla, pero cuando empujo un poco a su madre, el cuerpo de la joven terminó por caer de lado. Camus, con tan solo 6 años, sabía que algo andaba mal, que todo andaba mal y con toda la fuerza de su pequeño cuerpo, gritó.
Marianne se despertó de golpe, asustada. Su hermano estaba gritando y algo sucedía. Se acercó corriendo, flameando su oso viejo.
-¡Mamá! ¡Mamá se ha ido al cielo! -gritó abriendo la ventana para que sus vecinos Brigitte y Jean-Henri pudieran escucharle. -SEÑORA BRIGITTE! -gritó, intentando opacar el sonido de la tormenta, pero llovía tanto que sus gritos infantiles no llegaban a oídos de la familia Bouquet.
-Mamá! -gritó Marianne intentando despertarla. -Mamá despierta, por favor.
Jeanne Dubois no despertaba, no lo haría en ese momento ni nunca más.
Estaba muerta.
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Atenas, Grecia, Actualidad
<<Hyoga, jamás en mi vida he culpado a la gente que no puede olvidar el pasado y en ocasiones explota en llanto por lo mismo. La gente común es así, pero tú no. Tú eres un caballero. Deberías agradecerme por cortar el pasado de tu mente>>
<<Cortar el pasado de tu mente...>>
No se dió cuenta que lloraba hasta que una lagrima cayó sobre su pecho desnudo. Sacudió la cabeza, no podía perder tiempo con tonterías. Su madre había muerto hace mucho tiempo ya.
<<Volveré, Mimi, lo prometo. Debes ir con la familia Darraux. Es tu familia ahora... yo, jamás te olvidaré, lo prometo. Te visitaré siempre.>>
Pérouges, Francia 1992
El llanto de su hermana lo persiguió por años. Era un llanto agudo, desgarrador. Estaba aferrada a él y los adultos de la reunión tuvieron que coger sus pequeños brazos para poder despegarla de su hermano mayor.
"¡No quiero! Tú eres mi familia! ¡No la familia Darraux! ¡Tu! ¡No me dejes! ¡Camus!... por favor... no me dejes."
Sophie Darraux, con el corazón destrozado, cogió en brazos a la pequeña luego de forcejear unos instantes. Debían partir, tenían un vuelo programado y no tenían mucho tiempo.
"¡CAMUS! ¡NO!"
El pequeño quería llorar, llorar y protestar. Quería irse con su hermana y su oso viejo, quería ir a ver Tintin et Milou en brazos de su madre... pero sabía que si rompía en llanto, todo sería peor. No sabía como, pero debía ser fuerte.
"Estarás bien, mon petit ange".
Mon petit ange.
Su madre le llamaba así cuando la chiquilla no paraba de llorar.
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Atenas, Grecia 1993
-Aioros... -murmuró Camus. Llovía torrencialmente.
Aioria le dijo que cuando todo iba mal, hablar con su hermano le ayudaba, según el pequeño Leon, su hermano mayor podía conseguir lo que quisiera. Lo que qusiera.
Un jóven centauro adolescente miró al pequeño con curiosidad. Camus no se relacionaba demasiado con nadie, y se veía algo afectado ese día, sería ridículo que la lluvia lo asustara, pero sí era cierto que llovía demasiado y la tormenta había empeorado. Quizás eso lo tenía intranquilo, era tarde para que los más jovenes caminen despiertos por el santuario.
-Hey, pequeño... ¿estás bien?
El francés asintió, sentándose a su lado. No sabía si quería decirle la verdad, pero sentía que su pequeño pecho se rompería en mil pedazos. No quería llorar adelante de Milo, porque era su único amigo y quería impresionarlo... pero... Aioros era un tío muy dulce y algo mayor. Y podía conseguir lo que quisiera.
Y tenía un hermano... quizás... quizás podría entender.
-¿Puedes buscar una persona en Francia?
Los ojos color almendra del guardián de Sagitario lo miraron curiosos, pero empáticos.
-¿A quién quieres buscar? -preguntó, dejando el libro que leía a un lado.
-A mi hermana. -lo miró el pequeño francés, reprimiendo con todas sus fuerzas las ganas de llorar.
El mayor sonrió, tenía una sonrisa arrolladora y cálida. Eso significaba que todo iría bien, el león tenía razón. Podía conseguir lo que quisiera.
-Si me dices su nombre y lo que sabes de ella, podemos intentarlo. La buscaremos.
-¿Lo prometes?
El centauro asintió.
-Lo prometo.
Unos meses mas tarde, el santo dorado de Sagitario, fue asesinado por orden de Saga, intentando salvar a la pequeña Atena, pero antes de morir, cumplió su promesa, entregándole al pequeño en secreto, un papel con un teléfono y una dirección en un barrio parisino.
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Siberia, Rusia 2002
-¿Dónde está Isaac?
-¡Lo siento, maestro, lo siento mucho!.
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Atenas, Grecia Actualidad
Se revolvió en su cama. Llorar le dolía en cada fibra de su ser, no estaba acostumbrado y ni siquiera se dió cuenta que lo hacía. No estaba llorando, estaba vaciándose. No podía detenerse, no podía pensar. Milo no lo entendía, jamás lo haría. Cogió su rostro entre sus manos y lloró, en silencio, con angustia.
Años de angustia.
Años de duelo.
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