40. ΟΠΟΙΟΣ ΜΠΑΙΝΕΙ ΕΔΩ ΝΑ ΠΑΡΑΤΑ ΚΑΘΕ ΕΛΠΙΔΑ - Parte 1
¡Hola! Perdón la demora, aún estoy pachucha pero ya en casa y reponiéndome, con algunos dolores. Ahora sí, el nuevo capi ♥
Voy a hacer varias aclaraciones previamente porque es un capítulo en el que me vine arriba con ciertas cosas y quiero explicar por qué:
1- Basé muchas de los hechos del pasado en Episodio G y Episode Zero. Otros hechos, tuve que acomodarlos entre el canon y la coherencia.
2- Muchos personajes de los que aparecen narrados son basados en la mitología griega como tal, que me pareció importante incluir para darle más riqueza a la historia.
Gracias por leer y acompañarme ♥ Gracias a quienes se suman y comentan, me hace muy feliz.
Ahora sin mas, dejo otro capi y sus respectivas partes. (Quizás pueda subir 2 hoy y 1 mañana, dependiendo el ritmo laboral del día :) )
Mia ♥
"ΟΠΟΙΟΣ ΜΠΑΙΝΕΙ ΕΔΩ ΝΑ ΠΑΡΑΤΑ ΚΑΘΕ ΕΛΠΙΔΑ"
"Aquel que entre deberá abandonar toda esperanza"
(Frase tallada en el portón de ingreso del Inframundo)
"Mi ciudad, os encantara, todo el mundo sabe que algo va a pasar
Si Jack Skeleton te atrapa, ¡un susto de muerte te dará y verás!
Esto es Halloween, ¡todos a gritar!
Vamos a aclamar a un tipo especial:
Nuestro Jack es Rey de la Oscuridad
Todos aplaudan al Rey del mal.
...En la ciudad, que es mi hogar,
el día de difuntos voy a celebrar."
Esto es Halloween – Pesadilla antes de Navidad
Inframundo, Sala Principal
Hades se sentó con hastío, el receso le daría algo de tiempo para pensar. Macaria, su hija mayor, lo observaba inquieta oculta desde sus cabellos negros y eternos con cierta culpa. Sabía que había actuado con una belicosidad innecesaria y eso les había arrastrado a un juicio largo y tedioso que podrían haberse evitado, pero podía comprenderla y gracias a ello, allí estaban nuevamente; después de todo, el inframundo tampoco podía quedar acéfalo y la muerte era, como todo, necesaria. El Rey había vuelto a su sitio y aunque la idea no le gustara, debía acatar los resultados de aquel juicio divino.
–Lo siento, padre. –murmuró ella con una leve inclinación de cabeza avergonzada.
Los ojos traslúcidos del Dios del Inframundo se clavaron en su hija, atento. Sonrió levemente y besó su mano, pálida y diminuta.
–No deberías tomar riesgos innecesarios, Macaria. Atacar el Santuario no es algo que simplemente puedas hacer sola y sin ningún tipo de represalias. Estoy aquí ahora y me encargaré yo mismo.
–No podía quedarme sentada viendo como esas bestias asesinaban a mi padre y a mi esposo, destrozando mi hogar. No sin hacer nada, no.
Él asintió. Podía comprenderlo perfectamente porque su odio hacia aquellos personajes había crecido exponencialmente desde el instante en el que se enteró que su hija había estado expuesta al peligro y a que alguien osara intentar atacarla a ella, a Macaria, a su pequeña de ojos enormes y dulces.
–Lo sé... pero ahora no tiene importancia, aquí estoy. Atena querrá llevarse al último santo y me gustaría impedirlo. Nadie le levanta la mano a mi hija y vive para contarlo. Nadie.
La mujer sonrió.
–No me han tocado porque no han podido. Maté a Virgo y Géminis sin siquiera despeinarme, padre. Pasítea se encargó de dejar a los santos tan agotados como pudo y el rubio tenía los reflejos tan reventados que ni siquiera pudo gesticular antes de morir. ¿Estás orgulloso de mí?
Iba a asentir con énfasis pero su yerno y su gemelo entraron a la sala principal, antes de arrodillarse ante su Rey en una reverencia respetuosa.
–Mi Señor, debemos continuar. –aseveró Thanatos. –¿Cree que Atena tenga algún plan? No me gusta la presencia de los santos de la orden, ¿cree que tramen algo?
Hypnos suspiró con fastidio, creyendo que su hermano era un idiota. Lo interrumpió, girando su cabeza para contestar él mismo, con sus ojos dorados destellantes.
–Claro que sí, es que te lo he dicho, pero no te gusta pensar. Estoy seguro que tienen un plan, ¿por qué bajarían Géminis y Sagitario? ¿para no perdérselo? Está claro que Saga vino por su hermano, nadie cree esa estupidez de "mensajero de Atena".
El Dios de la Muerte lo miró con desdén.
–No estoy hablándote a ti. No interrumpas al Señor Hades, irrespetuoso.
El Rey del Inframundo se limitó a observarlos antes de responder.
–Da igual, el gemelo no se irá de aquí vivo. No me interesan los planes de Atena, porque no funcionarán. Kanon se queda.
Hypnos se impacientó.
–Pero, mi Señor... no puede ser bueno. No podemos subestimar––
–¿No me has oído? No hay nada que puedan hacer. No pueden atacarnos. Son tres insignificantes guerreros contra una cumbre de Dioses. Ella no lo permitirá y créeme, yo tampoco. Da igual el motivo por el que el gemelo vivo haya bajado, volverá solo y la única forma de comunicarse con su hermano será hablándole a una tumba con sus huesos dentro.
El gemelo rubio asintió, aunque sus ojos de un dorado opaco, volvieron a emitir pequeños destellos. Los subestimaban, el estúpido de su hermano y su Rey. Los habían subestimado una vez, al igual que Poseidón, y allí estaban aquellos insectos nuevamente causando problemas, en su putísima casa. Se alegró de que su esposa no haya marchado al frente de aquella batalla.
–Sí. Tiene razón, claro. No hay forma de que pueda irse. –concordó, fastidiado y contra su voluntad, acomodándose la túnica oscura con vivos dorados antes de levantarse.
Su hermano volvió a observarlo con desdén.
–Relájate ya. Si lo quieren vivo deben encargármelo a mí y yo no lo haré. No voy a revivir a Kanon. Asunto terminado. De todas formas, Aiacos ya dio su veredicto y solo falta conocer su castigo. Volvamos a la sala y terminemos con esto.
Algunas horas antes; Milos, Grecia
–Entonces... muero y busco a mi hermano. Aioros puede custodiar a Saori y traerla de vuelta... yo me quedaré con Kanon y apelaré, si todo falla pelearemos.
Shaka volvió a negar enfáticamente con la cabeza.
–Sigue siendo un pésimo plan, Saga. Es riesgoso y la que pagará las consecuencias es la Diosa. Probablemente se abra un nuevo frente de batalla para todos. No van a quedarse quietos, si atacas, atacarán, y te destrozarán. Probablemente mueras rápidamente y luego, busquen la forma más sádica de torturarte eternamente. No irán con tonterías, harán que el Toro de Falaris parezca un castigo amable y piadoso.
El gemelo suspiró. Ya no quería esperar y la idea de que su hermano sufriera solo le aniquilaba más en vida
("¿A qué le temes Saga?"
"A que algo te suceda, Kanon.")
que cualquier instrumento de tortura sádica que Shaka pudiera proponer.
–Pues entonces dame una mejor idea porque solo puedo pensar en cargármelos a todos. Hermes podía ir al inframundo a negociar, podría emular algo así, ¿no?
–Bueno hay que encontrar la forma de matarlos. –agregó Shaina. –Pero están demasiado fuera de nuestra liga, son demasiados y muy... olímpicos. Incluso si fuéramos todos juntos, nos liquidarían.
–Saga tiene razón, Hermes, claro. Tiene lógica, sí. –comentó Shaka para sí mismo. –No le temen a la muerte, ellos son la muerte, la rigen. No puedes asustar a La Muerte con más muerte, no tiene sentido. Hay algo más. ¿A qué le temen los Dioses más que a morir?
–A tus monólogos budistas. –agregó Milo, divertido. –Y... ¿al exilio, el destierro?
Marin se unió a la conversación desde el suelo, junto a su amiga. No había soltado su mano desde que entró y creía no poder volver a despegarse de la italiana.
–Entiendo, Shaka. ¿Hablas de Apolo y Hermes?
–Exacto. Apolo y Hermes.
–Me encanta tu plan, rubia. No sé de qué profundidad del culo te sacarás la idea para hacerlo, pero me gusta. –respondió el escorpión, visiblemente emocionado. –Entonces... seremos Hermes.
–Espera, estoy perdido, no lo veo. –agregó Camus. –Hermes es un Dios, nosotros somos un puñado de humanos. Él logró salvarse porque Apolo ya tenía un castigo divino impuesto cuando le llevó ante Zeus, pero nosotros somos basura para ellos. No dudarán, les dará igual.
–Nosotros solo llevaremos el mensaje, claro... para que los Dioses se encarguen. –sonrió Saga, comprendiéndolo todo súbitamente. –Saori lo hará, ¿no? Y de esa forma... recuperaremos a mi hermano.
–No puede haber bajas, Saga. –prosiguió Shaka. –Hagas lo que hagas no puedes matar a nadie o el plan no funcionará. Debemos usar la cabeza esta vez, nada de carnicerías. Es importante que te limites a mantener la cabeza fría o esto pasará de ser un buen plan a una declaración de guerra.
El gemelo asintió.
–Nada de bajas, copiado. Solo nos queda reunir la información y espero que alguien recuerde bien las clases de mitología, porque necesitaremos absolutamente cada dato extra que nos pueda dar la ventaja final. Ahora... el muro de los lamentos... y cómo volveremos de allí es el verdadero problema.
–De eso ya me encargaré yo, tú no te preocupes. Además, no necesitarás atravesar el muro si quieres llegar a la sala del juicio, sé exactamente cómo hacerlo. Es la primera prisión. –sonrió Death Mask.
–¿De verdad crees que puedes llevarles y traerles en una pieza, Angioletto?* –indagó Shaina.
–¿Y tú de verdad crees que no puedo? Creí que confiabas en mi, Gina Palladino, eso me has pedido y eso haré. Ahora, necesito un cigarrillo y te explicaré tu parte, Saga.
---
Traducción:
Angioletto: angelito.
Inframundo, Primera Prisión
Lo abrazó, con tanta fuerza que creyó que el cuello de Kanon se rompería bajo su dosis excesiva de afecto. Una ligera protesta y una risa, resonaron como un eco simpático en su oído, su hermano reía, junto a él, otra vez. Sintió una ligera descarga de ganas de llorar, pero se reprimió; si tenía solo algunos minutos con él, prefería darle ánimos. De pronto, toda aquella aventura sin sentido lo tenía: su risa, su abrazo, su voz y la calma que su sola presencia intentaba transmitirle. Quizás, el plan no iría bien, no lo sabía... pero podía darle un instante con él.
–¿Qué haces aquí? –preguntó el gemelo menor al soltarse finalmente, encontrándose con el iris verde y casi idéntico de sus ojos.
–Bueno, tenía un mensaje para nuestra Diosa y considerando que deben ser entregados personalmente, aquí estoy.
Kanon asintió. Sabía que no le diría más y sabía también que tenía un plan, después de todo, lo sabía todo, casi de forma tácita; conocía a Saga demasiado bien. A pesar de los conflictos que les habían dividido, su hermano era su hermano y tenían un vínculo que otras personas no lograrían comprender... esta segunda vez, también pudo sentir a Saga morir, como la primera.
Recordó que entonces, cuando se suicidó frente a su Diosa, un dolor agudo y penetrante apareció tan fuerte en su pecho que su corazón se bifurcó, el dolor físico casi compartido, y su mente avisándole que su hermano había abandonado el mundo de los vivos. Luego, el llanto, desolador, de rodillas; acompañando con el tórax una canción demoledoramente triste.
–Estaré bien, Saga. –le dijo, al comprender el miedo en los ojos de su hermano. Le obsequió una sonrisa honesta, estaba feliz de verle.
Su gemelo asintió.
–Claro que lo estarás. –sentenció.
Y no aquí dentro, agregó para sí mismo. El mismo se encargaría.
Algunas horas antes; Milos, Grecia
–¿Sísifo vs Thanatos? –preguntó Marin, leyendo atentamente las letras del portátil. En aquella normalidad había descubierto que aquel buscador llamado Google podría darle respuestas para todo lo que necesitara.
–No. El castigo de Sísifo no es algo que queramos repetir. –aseveró Camus, agotado. Había dormido poco y mal, una combinación que no ayudaba a aclarar su mente aturdida y bombardeada. Milo a su vez, sujetaba su mano, como un niño pequeño con temor a ser abandonado... el dolor había vuelto a su cuerpo y el frío rígido del suelo no era una cama cómoda donde poder descansar. Necesitaría calmantes y pronto.
–Thanatos tiene una conducta intachable. –suspiró Shaka, antes de bostezar. También estaba agotado, habían sido demasiadas emociones para él. –Deberíamos comenzar con Poseidón... después de todo, es él quien se encargará de hundir a tu hermano. Poseidón, Hades... Podríamos recordarles también el episodio de Hypnos y su esposa.
–¿Hypnos tiene una falta divina?
–Sí. Y una grande. Hera le pidió que duerma a Zeus, prometiéndole a cambio la mano de una de las Cárites y el gemelo lo hizo. No hubo juicio entonces porque Nix, su madre, intercedió... pero iban a expulsarlo del Olimpo. Podría servir, después de todo, fue esa misma esposa Pasítea la que volvió a cometer otra falta, metiéndose con su hija.
–¿Shaka dónde almacenas toda esa información? –preguntó Shaina curiosa. Milo le contestó con una mueca divertida.
–Considerando que fue literalmente Virgo hasta sus 26 años imagino que él leía mientras el resto de nosotros nos hinchábamos a––
–Puedo leer y tener relaciones sexuales, Milo. –zanjó el indio.
–No, Shaka, no puedes decir que tienes relaciones sexuales. –agregó el galo negando.
–Pero las tengo y––
–Creo que lo que Camus no quiere escuchar es que tienes relaciones con Ratatouille, que es su hermana menor. –comentó Saga, sonriendo, la torpeza del rubio le divertía. Hizo una pausa. –Entonces... ¿Hypnos? Una falta. Nix. ¿Qué más tenemos? ¿Qué nos garantiza de que mi hermano no terminará castigado como Tántalo, Ícaro, Atlas, Sísifo o cualquiera que haya cometido hibris?
–Las Moiras. Aún tenemos la carta de Las Moiras. Podríamos apelar. –asintió Death Mask, rápido. –Y sobre todo... tenemos el ataque y la salida del Inframundo, según Melínoe eso es una falta muy grave. Si logramos que los Dioses se olviden de tu hermano... podemos sacarlo vivo de allí.
Atenas, Grecia: Santuario
Había preparado la soupe à l'oignon que su maestro solía cocinarle aquellos días helados en Siberia, donde su cuerpo de niño solía colapsar bajo la presión de sus entrenamientos severos, antes de refugiarse en aquella sala junto al fuego y un plato enorme de sopa de cebollas.
Shun aún no caminaba del todo bien, lo que le obligaba a permanecer postrado en la cama. Ikki, como si fuera su sombra protectora, se había negado a compartir la cabaña con nadie más que su hermano menor, y también se recuperaba de las heridas en la cama contigua, lo que le tenía más fastidioso de lo normal.
Respetaba a su cuñado e intentaba respirar profundamente para rearmar cada célula de su cuerpo de paciencia, pero a veces, ésta se drenaba demasiado rápidamente.
–¿Cómo te sientes? –preguntó Hyoga a Shun mientras le ayudaba a sentarse, antes de acomodar la comida sobre la mesilla junto a él.
El japonés guiñó un ojo como respuesta acariciando su mano suavemente, de forma sutil. Su hermano sabía que el Cisne era más que un amigo y compañero de armas (mucho más) pero las demostraciones demasiado afectivas solían arrancarle gestos de molestia y algún comentario desafortunado.
–Mejor que ayer y peor que mañana. –le sonrió. –Huele bien... ¿la famosa sopa de cebolla de Camus?
El ruso asintió deteniéndose un momento en el verde amable de sus ojos y le obsequió una sonrisa. Deseaba besarlo, pero la presencia de su cuñado le incomodaba, ya lo haría luego cuando se recostara por la noche junto a él.
–Sí. Solía prepararla cuando no me sentía bien. –sonrió.
Ikki carcajeó desde su cama, pero la risa le arrancó un gesto de dolor, su pecho aún se reponía y los espasmos no ayudaban.
–Pues a ver si le damos el premio al mejor maestro del mundo. –comentó, irónicamente.
Shun suspiró. Su hermano y Hyoga eran las presencias más importantes en su vida y aún así no lograba que se vinculen bien entre ellos. Sabía exactamente lo que sentía Ikki, (porque se lo había dicho), "nadie era lo suficientemente bueno para él".
Iba a contestarle cuando la puerta de la cabaña se abrió.
–Dohko... –murmuró Shun intentando girar su cabeza lo suficiente para dar con los ojos del Chino, que se acercó al grupo en algunos pasos breves.
–Siento molestar, ¿puedo pasar? –preguntó con una sonrisa.
Pues ya lo has hecho, quiso contestar Ikki, pero no lo manifestó. Se sentó, volteando su cuerpo vendado.
–Claro. –asintió Hyoga, moviendo rápidamente una silla para que pudiera sentarse. –¿Sucede algo?
El Patriarca se sentó.
–Muchas cosas, sí. No sé si... las noticias han llegado hasta aquí pero hubo algunas deserciones en nuestras filas.
Ikki asintió, su hermano menor acompañó su gesto con una afirmación.
–Sí. Mu y Aldebarán se han ido. Seiya nos ha dicho que Marin lo ha dejado y Aioria también.
Los ojos del chino se veían cansados (y preocupados) y se cerraron antes de confirmar aquel rumor con una inclinación de cabeza.
–Han dejado esto para ti, Shun. Entiendo que quizás no estés listo y debas recuperarte primero, pero deberías echarle un ojo y pensártelo.
Hyoga frunció el ceño, intentando espiar. El antiguo santo de Libra extendió un papel, prolijamente doblado y se lo ofreció. Fue su cuñado quien habló.
–¿Qué dice la nota, Shun? –indagó sin miramientos. Si aquello tenía que ver con su hermano menor, él quería saber.
Shun desdobló la hoja y sus ojos también se entrecerraron con curiosidad. ¿A él? ¿Qué podrían haberle dejado a él y qué tenía que ver con aquellas deserciones?
El joven leyó aquello en voz alta ante el pedido de un muy impaciente e insistente Ikki.
Shun,
Voy a saltearme los intermediarios.
(Supongo que Dohko te hará llegar esta nota.)
Toda la vida intenté seguir, lo que según creí, era mi camino: Cuidé la casa de Virgo y su armadura desde que era un niño y supuse que moriría haciéndolo.
(Y lo hice, morí: tres veces.)
Supongo que nunca comprendí profundamente la valentía, o quizás, la malinterpreté. Creí que soportar estoicamente y reprimirme emocionalmente me permitirían ser aquel soldado al que todos admiraban; y trabajé día y noche arduamente, en forjar una personalidad que me permitiera defender mi armadura, mi casa, mis compañeros y el Santuario. Mucho me temo que fracasé estrepitosamente porque me descubro ahora mismo siendo un cobarde.
¿La valentía que ostentaba? Era solo mi costumbre y mi comodidad. No fui ni soy valiente (lamentablemente tampoco fui feliz) y solo perpetué lo que conocí: la vida de un guerrero que mata y muere y la amputación, inevitable, de cualquier tipo de deseo ajeno a esa vida.
Hoy ya no puedo cuidar de la sexta casa porque no me creo capaz. No puedo hacerlo porque descubrí que soy un cobarde sin remedio y que nadie puede cumplir este rol sin la valentía suficiente y la comprensión profunda del amor real y verdadero.
No voy a aburrirte despiadadamente (aparentemente, suelo hacerlo) y me gustaría resumir esta carta en explicarte el por qué creo que serás un mejor Santo de Virgo que yo: descubriste la profundidad del amor y la amistad muy pronto porque tu naturaleza es infinitamente diferente a la mía, y eso, es el pilar fundamental. No se puede luchar sin amor y no se puede ser fuerte sin ser vulnerable.
No hace mucho le dije a un querido amigo mío, que la única entidad que me había elegido, era mi armadura; supongo, que nos elegimos mutuamente... y es por eso que ahora, no podría siquiera desear un mejor sucesor que tú, alguien muchísimo más sabio que tu predecesor, que aún debe descubrir de qué se trata la vida.
Es probable que Dohko considere que necesites algo de entrenamiento extra para ser el portador de Virgo y mi consideración es la siguiente: yo no puedo enseñarte nada a ti, absolutamente nada. Tú me lo has enseñado a mí, dos veces. (En mi templo y en el Inframundo).
¿Recuerdas nuestro encuentro en la Sexta Casa? El amor de tu hermano y tus amigos derrotaron sin miramientos al hombre que se pasó la vida acumulando energía para ser el mejor caballero de todos, al santo al que todos temían. Lo derrotaron y le enseñaron una lección. Gracias.
Para finalizar, creo profundamente, que eres un guerrero formidable y a la vez, el compañero con el que cualquier soldado querría combatir, porque tendrá la absoluta certeza de ser cuidado y custodiado por uno de los hombres más piadosos y amables que tuve el agrado de conocer.
Ahora debo marchar y descubrir qué tan valiente soy realmente, feliz de encargar mi armadura y mi templo (mi hogar durante 20 largos años) a una persona a la que admiro por su temprana madurez. (Aspiro a ser tan sabio como tú algún día y espero lograrlo).
Aún no sé donde viviré (ni cómo, ni con quién), pero ten por seguro que estarás invitado cuando así lo desees, a compartir un té con tu orgulloso predecesor.
Espero pronto escuchar que has aceptado la propuesta y estaré encantado de asistir a la toma de posesión.
Con extremo respeto y admiración,
Shaka Raj Gadhavi
Shun estaba sin habla.
Su voz se había cortado en las últimas frases y su hermano lo miraba con una sonrisa que el ruso pudo intuir que era en líneas generales, algo cercano al orgullo.
–Esto... ¿significa que...? –quiso saber, aún confundido.
–Creo que Shaka tiene razón y serás un excelente Virgo... y considerando que Aioria se ha marchado sin indicación alguna, me tomaré el atrevimiento de elegirte a ti, Ikki, como santo de Leo. Si estás de acuerdo, claro. Puedes pensarlo y tú también, después de todo, es una decisión y no una orden. Pronto los templos volverán a ser habitables y... necesitan un guardián.
El ruso sonrió, pero el Santo de Andrómeda estaba demasiado anonadado para articular algo coherente. Se limitó a asentir con la cabeza.
"Shun de Virgo"... eh, que no sonaba nada mal.
Una sonrisa se dibujó inconsciente en sus labios. Se sentía profundamente conmovido y supuso que lo mejor era agradecerlo personalmente pero cuando intentó dar con el antiguo santo para hacerlo...
–No logro sentir a Shaka. –susurró a Hyoga, con cierta preocupación.
- Fin de la parte 1 -
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