La fierecilla indomable...
Capítulo 7
24/10/2020
- Mami, ¿cuál fue el primer auto que tuvieron?
- Era uno de los Pelusso
- ¿De los Pelusso? ¡No sabía! ¿Y cómo era?
- Era un auto viejazo, medio cuadrado. Era clarito con algo oscuro. Salíamos a pasear a todos lados con él.
- ¿Te acordás de algún viaje que te haya gustado mucho?
- No, no me acuerdo de ninguno. Paseábamos mucho y todo era lindo.
- ¿Íbamos a lo de tía Pochocha en él?
- ¡Sí! ¡Siempre íbamos!
- ¿Y dónde vivía tía Pochocha?
- ¿Dónde? ¡Y ahí mismo!
- ¿Dónde? ¿Cerca de La Cruz?
- ¡Sí! Pasando Conaprole.
- Un paraje llamado Santa... Santa... (hago como que no recuerdo).
- Santa Teresa, dice sonriendo.
- ¡Cierto! ¡Pasábamos bien lindo!
- ¡Sí! ¡Precioso! ¿Y ahora nos vamos?
- ¿A dónde, mamá?
- Para casa. Esta es la casa de María. ¿Dónde va a dormir María?
- María duerme con la hija.
- Ah no, no. ¡Dejate de joder! ¡Esto es un disparate! Andá a llamar a María y nos vamos.
- Mamá, hoy nos quedamos acá.
- ¿Por qué cambiaste tanto, vos? Vos no eras así. ¡Dejate de joder! Quedate vos acá y yo me voy pa casa.
Y si sabía que ibas a decir eso, te hubiera dicho que no vinieras nada. ¡Andá a joder a otro lado!
- Mami, quedate tranquila. Yo estoy con vos. Nos vamos a quedar juntas.
- ¡Vos andate a cagar! Me parece una cosa estúpida quedarnos acá. En casa tengo mi cama grande, preciosa, y vos tenés tu cama, que nadie usa. Yo tengo una casa comodísima, para veinte personas. Además, tenemos que irnos. No podemos dejar solo a papá. Esto que hiciste no me gusta nada, nada.
- Pero mamá. Nosotros lo único que queremos es que estés bien.
- Yo estoy lo más bien. ¿Y los hoteles están abiertos?
- No, están cerrados por el Coronavirus.
- ¡Qué estupidez! ¡Puras mentiras! Toda la vida ha habido pestes. ¡Esto es pura mentira!
- Gordita, ¿querés seguir contándome de los paseos en el auto viejo?
- Sí, pero no tengo ganas de hablar. ¡Llamá a María! ¡Llamá a las muchachas antes de que se vayan!
- Las muchachas no se van. Están toda la noche con nosotras.
- Decile a José que nos vamos a quedar acá. Estaba contentazo de que venías vos. ¡Dale, dale, llamalo! ¡Qué mala hija que sos! En vez de llevarme para casa, me dejás en la casa de esta vieja. ¡Ni luz eléctrica tiene!
- ¡Pero mamá, esto es luz eléctrica!
- Será, pero yo quiero mi portátil, mi baño. ¡Quiero estar en mi casa!
- Quedate tranquilita, mami. Cambiá esa carita y hablamos de cosas lindas.
- Llevame para casa, primero.
- ¿Qué comiste hoy?
- ¿Hoy? Hoy pedí verdura y me la trajeron con pollo. ¡Un asco! El pollo estaba ácido y desalado. ¡Lo devolví todo!
- Capaz que tenía mucho limón y sal.
- ¡Nooo! No tenía sal, ¡un asco! No me acuerdo dónde lo pedí ni si lo pagué. ¡Ah! ¡Y no tengo ni un puto peso! ¡No puedo comprar nada!
- ¿Y qué querés comprar?
- ¡Algo! ¡Cualquier cosa! ¡Acá no puedo comprar nada!
- Entonces no precisás plata.
- Pero quiero tener mi plata, porque es mía.
Hoy es imposible seguir la charla. Respondió a los nietos que le mandaron mensajes. Les dijo que está muuuuyyy enojada porque yo decidí cambiarla de casa. Creo que la dejaré tranquila.
Escucharemos música.
Dicen que la música calma a las fieras...
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