Te perdono

—¿Por qué no nos dijeron que podían evitarlo?—explotó Erik temblando de furia.

Ambos adultos abrieron los ojos al maximo sorprendidos, no recordaban haber dicho nada de eso durante la reunión.

—¿De qué estás hablando?

—No te hagas el inocente papá, ambos sabemos lo que en verdad sucedió, los dioses te hablaron, te dijeron que ella iba a morir ¿y tú que hiciste? ¡nada! No hiciste nada.

Al decir esto se dió la vuelta y se fue, Jack quiso detenerlo, pero Victoria lo detuvo.

—No, deja que crea lo que quiera, no debemos cambiar el futuro, por más que nos duela los dioses tienen un plan para nosotros, no podemos cambiar nada, ya les hemos dicho mucho esta tarde, no es buena idea decirles más.

—Sí, tienes razón, espero que sean capaces de perdonarnos algún día.

Victoria lo abrazó por la cintura.

—Lo harán, les tomará tiempo, pero lo harán.

—Espero que tengas razón.

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Era muy entrada la noche cuando Erik se despertó sobresaltado, se tranquilizó al ver su habitación, dejó caer la cabeza de nuevo en la almohada y cerró los ojos con gesto cansado, todo lo que su padre había dicho la tarde anterior lo había preocupado mucho, por no añadir que se sentía traicionado y dolido, sin ser capaz de dormir más se levantó y salió de la habitación, fue a la cocina y se sirvió un vaso con agua.

Estaba muy preocupado, ese sueño era más que un sueño, estaba seguro, algo andaba mal, muy mal, un nuevo mal se acercaba y no estaba listo para él, quería proteger a sus hermanos a toda costa, pero no podía hacerlo si no podía protegerse a sí mismo, se llevó una mano a la herida inconscientemente. Perdido en sus pensamientos no se dio cuenta de la persona que estaba en el umbral de la puerta, no hasta dentro de un rato, pero al volverse este se fue rápidamente.

—¡Espera!—se apresuró a llegar al pasillo.

Eddy se detuvo, pero no se volteó.

—¿Podemos hablar?—le pidió Erik en voz baja.

El chico no respondió, tan sólo se quedó donde estaba.

—¿Estás enojado conmigo?

De nuevo el chico no contestó.

—Eddy, sé que en este momento estás dolido y herido, y lo entiendo, yo también lo estoy, ella también era mi hermana y la amaba pero...

—¡No!—lo interrumpió Eddy volviéndose—tú no entiendes como me siento, ella lo era todo para mí, era mi mejor amiga, mi compañera, mi vida, y tú la dejaste morir, ella confiaba en ti—le espetó Eddy con rabia—¡y tú le fallaste!—Eddy recostó la espalda en la pared con los ojos cerrados, lagrimas desesperadas empezaron a recorrer sus mejillas.

Erik no dijo nada, no era tan cruel como para decirle lo que en verdad había sucedido aquella noche con Jos, no tenía el corazón para decirle que sus padres le habían fallado, después de todo, era sólo un niño, un niño asustado.

Eddy siguió hablando y echándole en cara todo lo que había sucedido, muchas de sus palabras llegaron a herir a su hermano, pero este no lo demostró, en un momento quiso enojarse y decirle algo, pero no era su hermano el que hablaba, era su corazón, un corazón herido, muy herido, no podía culparlo por lo que decía, el joven necesitaba desahogarse y él se lo permitió, después de un rato el joven guardó silencio sollozando.

Erik se acercó a él despacio, el menor quiso retroceder asustado, pero sus piernas no le respondieron, Erik lo tomó del brazo y lo atrajo hacia sí, el joven se abrazó con fuerza a él y lloró en su pecho, Erik hizo caso omiso del dolor en el abdomen y lo abrazó con cariño.

—Lo siento, no sabes cuanto lo siento—murmuró Erik depositándole un beso en la sien—Siento haberte fallado, a ti y a ella.

Esto aumentó los sollozos del joven.

—No...—el joven respiró hondo intentado tranquilizarse antes de continuar—no es tu culpa, siento todo lo que dije, yo no creo que seas un mal hermano, tú has sido un gran hermano, siempre nos has apoyado en todo aunque no estuvieras de acuerdo, sé... sé que Jos pensaba igual—el tan sólo hecho de pronunciar su nombre lo hizo sentirse peor pero intentó disimularlo.

—Ven—murmuró Erik soltándolo y haciendo un gesto con la mano para que lo siguiera.

—¿Dónde...?

—Vamos a dar una vuelta, ¿quieres ver el amanecer?—preguntó Erik con suavidad.

El joven asintió aún sollozando. Erik lo abrazó por los hombros y lo sacó de la casa, lo llevó a la playa, a una pequeña colina en donde se podía observar el mar y el cielo, en el horizonte ya se podía observar el rojo del amanecer. Eddy se soltó de su agarre y se dejó caer de rodillas en el suelo, Erik no se movió, esperó y dejó que el chico hiciera lo que tuviera que hacer, sabía que tenía que hacerlo.

El chico cerró los ojos y apoyó las manos en el suelo.

—¡¿Por qué?!—preguntó Eddy sollozando—¿por qué tenía que ser ella?—se preguntó llorando con la cabeza gacha.

Erik no dijo nada, tan sólo esperó. Eddy levantó la vista y miró el cielo.

—¡¿Por qué te fuiste?!—le reclamó Eddy con un grito a su hermana—yo te amaba.... te amaba como no he amado a nadie nunca, ¡te amaba y tú me dejaste!—exclamó Eddy sollozando—pero te perdono—añadió en un murmullo—te perdono porque te amo demasiado como para no hacerlo.

Esta vez Erik si se inclinó a su lado y le acarició la mejilla con cariño.

—Ella también te amaba, y yo también lo hago.

El joven sonrió con nostalgia, Erik también sonrió y lo abrazó.

—Gracias Erik, gracias por traerme aquí y ayudarme, gracias por todo.

—Para eso estoy—asintió Erik colocándole un dedo en la barbilla con gesto divertido.

El chico cubrió su rostro entre las rodillas en silencio, Erik se sentó a su lado y lo atrajo hacia sí, el chico dejó caer la cabeza en el pecho de su hermano y cerró los ojos, no tardó nada en quedarse dormido. Erik cerró los ojos con fuerza evitando llorar, tenía que ser fuerte por su hermano.

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Atte. Jikoga😘💕

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