Pequeños Grandes Regalos

Cuando ya estuvieron instalados en Madrid, la familia empezó a buscar una manera de que sus vidas fueran normales, pero eso era imposible. Después de un tiempo Jack empezó a dar clases de danés en un instituto, de momento utilizaba el collar que le había regalado Victoria, hace ya tanto tiempo, para poder comunicarse al menos mientras aprendía a hablar español, a pesar de haber viajado por el mundo durante dos años, jamás le interesó aprender español, se podría decir que Victoria tenía mucho que ver en eso.

Christian se quedó un tiempo en la casa, iba y venía de un lado a otro, pero seguía viviendo con ellos, al menos por un tiempo hasta que decidió que sería peligroso debido a Shizoku y partió de nuevo para Nueva York.

Victoria abrió su propio taller en la ciudad y para sorpresa de Jack, resultó ser muy buena.

En cuanto a los niños, con cada día que pasaba se llevaban mejor, en Eva se podía apreciar una chica lista sin lugar a dudas, a pesar de tener tan sólo diez meses de edad parecía ser la más inteligente de los dos, Erik por otro lado era todo un caballero y protegía a su hermana a toda costa.

Una tarde después del trabajo, ya cuando estaban los niños acostados, Victoria llamó a Jack, el dragón la encontró en el jardín sentada en el césped, sin pensárselo se sentó a su lado y la abrazó por los hombros.

—¿Me buscabas cariño?

La castaña lo miró y Jack pudo ver un brillo de emoción contenida en sus ojos, Jack no pudo evitar sonreír, conocía esa mirada y sabía lo que estaba a punto de decir, aún antes de que ella hablara.

—Estoy embarazada.

La sonrisa de Jack se hizo más amplia y la estrechó contra su pecho sin saber que decir. Después de saber esta noticia, Christian volvió a Madrid y se quedó con ellos hasta que la joven unicornio dio a luz a una segunda niña de ojos azules, pero no como los de Eva, los suyos eran mucho más hipnotizantes, como los de Christian y esta vez Jack no sintió ninguna duda, esa niña era su hija sin importar nada, su pequeña Nicolle.

Al principio a Eva no parecía gustarle que otra persona ocupara su lugar como la bebé, pero después de un tiempo entendió que no por eso la dejarían de querer así que dejó de enojarse y pegar gritos cada vez que alguien se acercaba a su hermana en lugar de a ella.

En cuanto a Erik, esta vez no fue como lo había sido con Eva, en cuanto la niña llegó la casa el niño se negó por completo a verla y no soportaba estar en la misma habitación que ella por más de dos minutos y aunque resultara extraño esto no sorprendió a la Triada que esperaban que esto sucediera entre Erik y Eva, pero no fue así.

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Al salir del trabajo decidió ir a comer algo, entró a una pequeña soda donde solía almorzar de vez en cuando, se sentó en la barra y pidió un fresco, cuando se lo entregaron se levantó dispuesto a irse, no se alejó mucho cuando una mujer se interpuso en su camino, provocando que se derramara toda su bebida en su ropa.

—¡Oh! cuanto lo siento, no me fij...—se empezó a disculpar apresurádamente la mujer, pero se interrumpió de pronto y lo miró con los ojos como platos— es imposible... ¿Jack?

—Cecilia—murmuró Jack igual de sorprendido.

No tardaron nada en abrazarse aún sorprendidos.

—¿Cómo...? ¿cómo es posible? hace más de diez años que no se nada de ti.

—Lo sé, es una larga historia.

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—Jack—llamó Victoria, pero el dragón no contestó—Jack —repitió preocupada.

—Lo lamento estaba distraido— se disculpó el rubio mirándola.

—¿Estás bien? últimamente te veo muy desconcentrado.

—El miércoles al salir del trabajo, me encontré con Cecilia, una prima— explicó Jack sin mirarla—al principio no la reconocí, pero ella si me reconoció, aunque poco le faltó para desmayarse pues ella me creía muerto, al igual que el resto de mi familia-añadió con tristeza—no supe como decirle lo que me había pasado en todos estos años sin hablar de Idhún, así que le inventé que había ido con mis padres a Australia y que ellos murieron hace tres años en un accidente y yo me había venido a vivir aquí donde me encontré contigo.

—¡Oh! ¿y qué te dijo?

—Que lamentaba lo de mis padres y que tenía que trabajar en Barcelona en un par de semanas y que, si no me importaba, quería hablar conmigo, ¿te gustaría acompañarme?

—Por supuesto—asintió Victoria.

—Gracias Vic, en verdad te lo agradezco—le sonrió el rubio agradecido.

La mujer le devolvió la sonrisa y lo abrazó.

—No me lo perdería.

Después de unas semanas tal como le había prometido Cecilia fue a un pequeño restaurante a las afueras de Madrid, allí se encontró con su prima, quien lo abrazó al verlo llegar.

—Por un segundo temí que no vinieras y que esto fuera sólo mi imaginación—comentó la mujer soltándolo.

—No fue así. Ella es Victoria, mi esposa—la presentó Jack.

—Mucho gusto—saludó la mujer con una sonrisa, era claro que estaba tan nerviosa como Jack.

Después de comer volvieron a su casa para que Cecilia conociera a los niños, no le dijeron nada de Christian, no querían darle esa información de primera impresión, así que le dijeron que Eva y Nicolle eran sus hijas, lo cual no era del todo mentira, pues quería a esas niñas como si fueran suyas.

—Oh, ¡tus hijos son preciosos!—exclamó Cecilia mirando a Erik que en ese momento jugaba con Eva, que estaba por cumplir tres años.

Jack le devolvió la sonrisa.

Tomaron un refrigerio y después Cecilia se despidió de la familia prometiendole a su primo volver un día en un futuro cercano.

—Y tú que estabas nervioso—dijo Victoria con una sonrisa.

Jack le devolvió la sonrisa a la vez que la rodeaba por los hombros y le daba un beso.

—Puag.

Ambos se separaron divertidos. Ambos niños los miraban, Erik fingía vomitar mientras la niña soltaba carcajadas al ver a su hermano.

Jack miró a su mujer con una sonrisa.

—Dame un segundo, voy a ir a comerme a un par de niños molestos.

Dicho esto se separó de Victoria, quien también sonreía, y se acercó a los niños, Erik no tardó en salir corriendo, pero antes de llegar a la puerta se detuvo a esperar a Eva que caminaba despacio, al llegar a él, Erik la tomó de la mano y la llevó a rastras a la siguiente habitación, Jack no tardó en alcanzarlos, tomó a Erik y se lo subió a los hombros mientras que a Eva la alzaba.

—¿Qué decías Erik?—quiso saber Jack con una sonrisa en su rostro.

—Nada, nada, yo no decía nada—logró decir el chico entre risas sosteniendose del cabello de su padre.

Jack frunció el ceño.

—¿Tú que crees Eva?— preguntó Jack mirando a la niña.

Esta miró a Erik, luego a Jack
y soltó una carcajada.

—Fue Edik—dijo la niña señalándolo.

—¡Traidora!—exclamó Erik indignado.

La niña rió. Jack la dejó en el suelo y levantó a Erik.

—No es cierto—se apresuró a decir poniendo su mejor cara de inocencia.

—¿Ah no?

El hombre empezó a hacerle cosquillas divertido.

—No, no, es injusto, también ella—dijo el niño entre risas.

Jack se detuvo y miró a Eva.

—No es cie'to.

Jack volvió a ver a Erik y este asintió con la cabeza. Jack lo puso en el piso y Eva empezó a correr pero no llegó muy lejos cuando ya estaba riendo a carcajadas a causa de las cosquilla de su padre.

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Pasado 4 años una nueva felicidad invadió de nuevo a la familia al tener con ellos a dos pequeñas criaturas, una hermosa niña de cabellos dorados y a un niño de ojos verdes, por fin parecían estar completos, la Triada no podía estar más bendecida, después de todo los dioses parecían al fin darles un descanso merecido y cinco pequeños grandes regalos.

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