Pequeño Zombi

Jack despertó temprano ese día, sin hacer ruido para evitar despertar a la mujer a su lado se levantó y se vistió deprisa, en silencio salió de la casa, no se sorprendió al encontrar a sus dos hijos allí, siempre habían sido más puntuales que él, y más ahora que sabía que ambos morían por vivir lo que los esperaba ese día.

—Llegas tarde—dijo Erik nada más verlo, había un deje de su antiguo tono burlón, pero nada en comparación con el niño divertido que había sido, desde que Amelia se fue había estado decaído, por no añadir que Jack no era su persona favorita en esos momentos. Nada era igual, no desde que habían dejado la Tierra.

—No, ustedes llegaron temprano, es diferente—repuso Jack con una sonrisa pequeña.—Aunque llegar es una palabra muy grande, algo me dice que este niño de aquí aún no ha llegado realmente, ni siquiera sé si sea niño, a mi me parece más un zombi, ¿tú que opinas Erik?—preguntó Jack con diversión acercándose a su hijo menor.

Eddy estaba más dormido que despierto y le dirigió una mirada de malos amigos a su padre, quien, inmune a su lado zombi, le sonrió con más ganas y antes de darse cuenta Eddy se encontraba colgando de cabeza con su padre sosteniendolo por los tobillos y sacudiendolo de un lado a otro.

Con un pequeño grito de sorpresa el más joven terminó de despertarse.

—No no basta—rió el niño intentando soltarse.

—¡Vaya! Pero si el zombi habla—exageró Jack con una sonrisa, la risa de ese niño no tenía precio.

—¡Ya estoy despierto! —exclamó Eddy aún riendo—Puedes bajarme ahora.

—¿Ah si?

—¡Si!

Con una gran sonrisa Jack lo dejó caer con cuidado y se arrojó encima de él usando su abdomen de almohada.

—Ufff menos mal, ya empiezas a pesar bastante—exageró Jack.

—¿Pesar? ¿Yo? El único que pesa aquí eres tú, me aplastas—se quejó el niño intentando sentarse.

—Yo no peso nada—repuso Jack sin embargo se levantó y con una mano ayudó a su hijo a hacer lo mismo.—¿Vamos?—preguntó volteandose hacia Erik que los miraba con una sonrisa apenas camuflada.

Ambos asintieron, tomando a Eddy de la mano Jack empezó a caminar, al pasar junto a Erik le colocó una mano en el brazo a modo de saludo y siguió caminando, tras él pudo escuchar a Erik seguirlos. Cuando estuvieron lo suficientemente largo de la ciudad Jack se detuvo.

—Llegaremos más rápido por el aire—sonrió, y antes de que sus hijos pudieran preguntar, dio un par de pasos para alejarse de ellos y cerrando los ojos dejó que el dragón en su interior tomara el control y lo inundara, una luz potente lo iluminó y lo próximo que los hombres vieron fue un batir de alas que levantó polvo y aire a su alrededor.

Eddy levantó la cabeza asombrado, a solos unos metros por encima de su cabeza pudo distingir a la crituara más grande y majestuosa que había visto en su vida. Dorado como el sol el dragón aterrizó a solo unos pasos de ellos. Con la boca entreabierta Eddy dio un paso al enfrente y extendió la mano hacia la criatura que tenía enfrente hasta dejar la mano en el morro del animal. Unos ojos verdes le devolvían la mirada y Eddy casi podía jurar que le sonreía y sin poder evitarlo sonrió y arrecostó el rostro en la cabeza del dragón. 

Unos pasos detrás de él Erik se había quedado inmóvil observando la escena, por sorprendente que suene era la primera vez que observaba a Yandrak, había escuchado mucho de él, sus padres solían hablar de eso, pero por lo que él sabía su padre llevaba al menos 15 años sin transformarse, y el verlo ahí, transformado, algo en su interior revoloteó, como si el dragón dentro de si mismo pudiera recinocerlo, y quien sabe, a lo mejor si podía, más que darle tranquilidad este pensamiento lo inquieto, ¿y si no lograba transformarse? ¿Y si solo decepcionaba a su padre? ¿A su propio dragón interior? Muchas personas esperaban verlo como un dragón, que pasaba si no lo conseguía, ¿podrían ganar aún así?

Estas y más dudas llenaban su corazón, tantas eran que podía sentir como las emociones lo empezaban a envolver y lo dejaban sin aire. Se llevó las manos al pecho y cerró los ojos un segundo buscando tranquilizarse, al sentir un aire caliente enfrente suyo abrió los ojos y poco le faltó para dar un brinco hacia atrás, ahí, a solo unos centímetros enfrente suyo estaba el ser que causaba tantos estragos en su ser. Sin mover un músculo Erik observó como el dragón se acercaba a él hasta dejar su hocico sobre el hombro del más joven. Con el corazón en la mano Erik extendió un brazo y acarició la mejilla del dragón. Este simple gesto le tranquilizó como no pensó que podría hacerlo.

—Vamos.

Yandrak se acostó a su lado, sin pensarlo dos veces Eddy trepó por su cuerpo hasta quedar sobre su lomo, Erik no tardó mucho en hacer lo mismo. El dragón se volteó a mirarlos con lo que esta vez estaban seguros de que era una sonrisa y sin aviso previo despegó. El menos se abrazó de la cintura de su hermano ahogado un grito y cerrando los ojos, después de un segundo el dragón se niveló y siguió volando hacia Awinor.

Con un gesto Erik llamó la atención de su hermano y le señaló hacia abajo. Con cuidado Eddy siguió su mirada y no pudo más que sonreir.

—¡Erik mira eso! Son nubes, y el mar, y la aldea, y esos son aves, o por Dios ¿estás viendo eso Erik?

El entusiasmo de su hermano ante la hermosa vista no pudo ser opacado por el pesimismo del mayor.

—Si Eddy, lo veo, ¿es hermoso verdad?

Eddy asintió en silencio, contagiado del entusiasmo de sus hijos Yandrak cambió de dirección y se sumergió en las nubes, ni siquiera el agua fue capaz de ocultar las risas de los muchachos.

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Cortito, pero espero que les guste.

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