Mi pequeña dragona
Al despertar Eva ya no estaba con él, la joven estaba al otro lado de la habitación abrazando a Jos, el joven pudo ver lágrimas en sus ojos y su mundo se vino abajo, no fue necesario acercarse a sus hermanas para saber lo que iba a encontrar, lágrimas desesperadas empezaron a recorrer sus mejillas a gran velocidad, al verlo Eva levantó la vista sollozando, en sus brazos yacía el cuerpo inerte de su hermana.
—No, no, no puede, ella no— balbuceó Erik sollozando.
—Ya no pude hacer nada por ella—exclamó Eva sollozando.
Erik se inclinó a su lado y se abrazó a su pequeña hermanita. Eso no podía estar pasando.
—No, no, Jos, Jos, despierta—Erik empezó a sacudirla incapaz de aceptar la cruda realidad.
—Erik, shhh, ¡déjala!— Eva intentó hacerlo entrar en razón, pero el chico no reaccionó.
—No, no, despierta.
—Erik ya basta, está muerta...—Erik se detuvo en seco- está muerta.
Erik se derrumbó junto al cuerpo de su hermana y dejó caer su cabeza en su pecho.
—No, no, mi pobre niña, ha sufrido por mi culpa y ahora..., ahora.
—Shh, ahora ya no sufrirá.
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—¿Eddy? ¿Eddy? ¿estás bien?
El chico se dejó caer contra la pared mientras lágrimas inundaban sus ojos.
—¿Eddy?—volvió a preguntar Alsan preocupado.
—Está muerta— murmuró el chico.
—¿Qué?
—¡Está muerta!—repitió Eddy sollozando—muerta.
—Oye, oye tranquilo, calmate, ¿quién está muerta?
Eddy no contestó, no le fue necesario.
—¿Cómo estás tan seguro?
—Puedo sentirlo, desde pequeños he podido percibir cuando está en peligro, o enferma y ahora no puedo sentirla—murmuró el joven llorando.
—Shh, tranquilo chico, puede que no sea así, puede que...— se silenció al escuchar una persona en la habitación, se volvió para encontrarse con su mejor amigo, el cual estaba tan devastado como su hijo, no le quedó duda, el chico había acertado y ahora la pobre niña estaba muerta.
Jack se acercó al muchacho y se apresuró a tranquilizarlo, el chico hizo caso omiso de sus palabras y se refugio en sus brazos más asustado que nunca, ahora que se sentía seguro se dejó llorar hasta quedarse sin lágrimas, y gritar hasta que le doliera la garganta y Jack no lo detuvo, lo dejó que se desahogara, tan sólo lo abrazó, mientras más lágrimas corrían por sus mejillas hasta perderse en el cabello castaño de su hijo.
Alsan sintió que sobraba en ese lugar así que decidió salir y dejarlos solos con su dolor.
—¿Por qué ella?— quiso saber Eddy devastado.
Jack lo atrajo más contra su pecho y le besó la frente.
—No lo sé cariño—murmuró el dragón abrazándolo con fuerza.
El joven volvió a llorar abrazado a su padre, pero esta vez se contuvo, ya se había desahogado lo suficiente, no quería empeorar las cosas, Jack al ver esto se lo acomodó en el regazó y lo miró.
—Descansa, lo necesitas.
El chico quiso replicar, pero ya no tenía fuerza para hacerlo y dejó caer la cabeza en su pecho dándose por vencido, no tardó mucho en quedar dormido, y su mente le mostró justo lo que necesitaba ver a su Jos.
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—No, no, mi pobre niña, mi bebé— sollozaba Victoria muy lejos de ahí.
Christian ni siquiera perdió el tiempo consolándola con palabras sabía que cualquier palabra sobraba a la par del dolor de una madre, y aún más, el dolor de un unicornio, tan sólo la abrazó mientras sentía lágrimas recorrer sus mejillas, había olvidado la última vez que había llorado, sentía las lágrimas quemándole las mejillas, pero por primera vez en mucho tiempo las dejó salir, después de todo valía la pena, por su pequeña dragona.
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