Idhún
Al despertar tardó un poco en recordar lo que había pasado. Estaba en una habitación redonda con una pequeña ventana que mostraba un cielo con tres soles, no pudo evitar soltar un grito ahogado al ver un ave haai parado a un par de metros de la ventana.
—Veo que ya has despertado—dijo una voz a su espalda.
Al volverse se encontró con la sonrisa radiante de su hermano.
—¿Dónde estamos?
—¿Dónde crees?—preguntó Eva entrando detrás de Erik.
—No me refería a eso, sé perfectamente donde estamos, me refiero a esta casa.
La sonrisa de Erik se esfumó por completo.
—Mamá dice que vivíamos aquí antes de irnos—le explicó el rubio.—En cuanto cruzamos el portal caímos en un bosque. Nicolle, Jos y tú estaban inconscientes cuando nosotros despertamos. Christan dijo que no podíamos quedarnos ahí a esperar que ustedes despertaran, que era muy arriesgado, así que mamá utilizó un hechizo de teletransportación y aparecimos aquí, Kimara se fue hace un rato a quien sabe donde, a avisarle a alguien de nuestra llegada y Shail fue a buscar a su familia.
—¿Avisarle a quien?
—Ni idea, nadie quiere decirnos nada, es como si no existiéramos—contestó la shek molesta.
—¿Dónde están Jos y Nicolle?— preguntó Eddy, cambiando de tema.
—En la habitación de al lado, aún no han despertado—contestó Erik.
—¿Y mamá, papá y Christian?
—No lo sé— contestó Eva cortante.
—¿Qué sucede?— preguntó el chico, al ver la expresión de sus hermanos cuando mencionó a sus padres.
—Nada—se apresuró a decir el mayor.
—¿Nada?—repitió Eddy indignado— Cuando Christian te cogió en Limbhad, ayer, te soltaste y ahora cuando lo nombro te molestas ¿qué sucede?
"Me ocultó algo muy importante" —contestó Eva. Eddy tardó un momento en darse cuenta de que su hermana le había hablado con la mente y no con las cuerdas vocales, lo cual le sorprendió, ya que Eva no solía hablar así con nadie, salvo con Erik.
"¿Qué?" —pensó Eddy sabiendo que su hermana lo estaba escuchando.
—Algo muy importante— contestó Erik mientras salía de la habitación seguido de su hermana.
Eddy se dejó caer en la cama confundido, ¿qué podría haberles ocultado Christian para que estén tan molestos? y ¿por qué Eva me habló mentalmente?, ella dice que sólo hace eso cuando era algo realmente importante, ¿que podía ser tan importante? se preguntó el niño confundido, sin saber que alguien más lo estaba escuchando.
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Ya faltaba poco para lograrlo, sólo un poco más y lograría cumplir su meta, podría hacer que todos pagaran por lo que le habían hecho.
—Papá, ya están aquí—dijo un muchacho sacándolo de sus pensamientos.
—Diles que ya voy—el joven asintió saliendo de la habitación mientras el hombre se cubría el rostro con una capucha, para que no pudieran reconocerlo, antes de ir a recibir a sus invitados.
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—¡Papá!—exclamó Aledis al ver al mago acercarse.
—Aledis— saludó el mago con una sonrisa.
La semiceleste hizo ademán de abrazarlo, pero al ver la expresión seria de su padre se contuvo.
—¿Qué sucede?—preguntó la niña preocupada.
—No es nada, busca a tu madre y a tu hermano, dile a Zaisei que están a aquí, que me busque en el Oráculo con el primer amanecer— le pidió Shail, dejando a la niña mas confundida que antes.
—¿Nada?—repitió la niña arqueando una ceja.
—Aledis—murmuró el mago— Por favor, busca a Zaisei y dile lo que te acabo de decir, ya te lo explicaré más tarde, cuídate—añadió, dándole un beso en la frente, antes de volver sobre sus pasos.
La niña se quedó donde estaba hasta que la silueta de su padre se hizo un punto borroso entre los árboles, sólo entonces se dio la vuelta y echó a correr hacia su casa en busca de su madre.
Al llegar a la casa encontró a su madre en la parte de atrás mirando el horizonte.
—Mamá, me encontré a papá cuando fui al pueblo—le dijo lo que su padre le había dicho.—No lo entiendo, ¿quienes están aquí?
Zaisei no contestó a la pregunta, se quedó en silencio un minuto meditando sobre el mensaje antes de responder.
—Busca a tu hermano y espérenme en la casa, no salgan hasta que yo vuelva—le ordenó la celeste.
—¿Qué esta pasando?—preguntó Aledis—¿Qué nos están ocultando? ¿Quién está aquí?
—Te lo contaremos más tarde, ahora busca a tu hermano y ante todo no salgan hasta que yo vuelva. ¿Entendido?
—Si mamá—asintió Aledis.
Después de esto entró en la casa y fue directamente a la habitación de su hermano al llegar tocó la puerta y entró al escuchar la aprobación del chico. La habitación estaba tan desordenada como siempre y acostado en la cama había un muchacho de piel celeste y ojos castaños, al igual que Aledis. El chico no tenía cabello en la cabeza, a diferencia de su hermana que había heredado el cabello de su padre y tenía una larga cabellera castaña, aunque a él le era más difícil percibir las emociones en las personas, mientras que la niña lo hacía sin ninguna dificultad gracias a su parte celeste.
—¿Qué sucede?
Aledis le contó todo lo que le había dicho su padre y después le dijo lo que había dicho Zaisei, cuando terminó de hablar se sentó a los pies de la cama, junto a su hermano y le compartió sus preocupaciones mientras el chico la escuchaba sin interrumpirla, como hacían siempre, Aledis le contaba todo lo que le pasaba mientras Izun la escuchaba sin interrumpirla y cuando terminaba le aconsejaba, pero esta vez no fue así, esta vez el chico no tenía respuestas para sus preguntas.
—No sé que decirte—admitió el chico.— No sé que es lo que nos ocultan ni tampoco se porqué nos lo ocultan.
—Ni yo.
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Cuando Nicolle y Jos despertaron Shail ya había regresado y Christian se había ido. Los niños estaban hablando en la habitación donde durmieron las chicas, cuando llegó Jack.
—Alístense y bajen—dijo Jack en cuanto llegó.
—¿Iremos a algún lado?—preguntó Jos.
—Sí—asintió Jack.
—¿A dónde?— preguntó Eddy.
—Ya lo sabrán—respondió Jack— alístense y bajen.
Después de esto salió de la habitación dejando a Erik con las palabras en la boca.
—¿Nos dirán ahora lo que les molesta?—preguntó Eddy a sus hermanos mayores.
—Alístense—dijo Erik saliendo de la habitación.
Todos se volvieron hacía Eva.
—Ahora no— les suplicó la muchacha.
Eddy iba a añadir algo más, pero Jos lo detuvo con una mirada.
—Como quieras, pero tarde o temprano lo tendrán que decir—asintió Jos.
—Prefiero que sea tarde—contestó Eva.
El chico salió de la habitación dejando que las mujeres se cambiaran. Las chicas se cambiaron rápidamente.
Eva se puso unos pantalones azules y una camiseta blanca que le llegaba por encima del ombligo dejando ver parte de su abdomen, con los cuchillos largos agarrados con un cinturón en la cintura y con el cabello negro atado en una cola de caballo. Para completar su atuendo se colocó unos botines muy bonitos que su madre había modificado un poco para darles un toque más idhunita.
Nicolle usaba uno pantalones negros y una camisa de manga larga de color gris, se la habría puesto negra, pero no había de ese color —ya que en Idhun los asesinos solían vestir de negro— con el cinturón de dagas a la cintura y el cabello ondulado le caía por los hombros, tomó un manto color celeste de entre las cosas del armario y se lo puso para ocultar las dagas.
Jos llevaba un vestido sencillo color miel que le llegaba hasta las rodillas, el arco en la espalda y el cabello rubio atado en una trenza francesa. Como calzado optó por unas sandalias blancas livianas.
—¿Nos vamos?
—Espera—Nicolle tomó dos mantos más de entre el armario y le pasó uno a cada una—es posible que lo necesitemos—se defendió al ver la mirada de Eva.
—Supongo que tienes razón—dijo Eva.—Vamos
Ambas hermanas asintieron y salieron de la habitación, fueron a la cocina donde encontraron a Victoria y a Jack, un minuto después aparecieron los muchachos, Erik lucía unos pantalones oscuros, una camiseta azul y llevaba la espada en la espalda. Eddy llevaba unos pantalones iguales a los de su hermano, una camisa gris y la espada en el cinto. En eso llegó Shail.
—Bien, vayámonos—dijo Victoria cuando ya todos estuvieron listos.
Caminaron por el bosque un largo rato, hasta que vieron una pequeña cuidad, se detuvieron al llegar a la cuidad, Victoria y Jack intercambiaron una mirada significativa.
—Será mejor que oculten sus rostros—le dijo Victoria a las dos sheks—los sheks no..., no son muy bien recibidos aquí y no queremos causar problemas, ustedes saben que...
—Lo sabemos mamá, no te preocupes— la tranquilizo Nicolle, dándole un codazo en las costillas a su hermana.
—Si, lo sabemos—dijo Eva a regañadientes.
Eva sacó el manto que le había dado Nicolle y se lo puso, ambas se pusieron las capuchas, cuando se aseguraron de que no se le veían los ojos, siguieron con su camino.
Muchas personas los vieron, pero la mayoría no los reconoció y los que lo hicieron no le tomaron importancia, pues o habían conocido a Victoria y a Jack o eran celestes y no querían causar problemas.
Pero su suerte no podía durar para siempre, al doblar una esquina Nicolle chocó contra un hombre que caminaba apresurado y no la vio.
—Lo siento— se disculpó el hombre ayudándola a levantarse.
—Descuida—al levantarse, se le cayó la capucha dejando ver sus ojos de hielo, el hombre al verla retrocedió sorprendido, se volvió a ver a los compañeros de la chica y los reconoció.
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