¿Dónde estás?

Semanas después de que la torre de Derbhad les diera su apoyo, los dos hermanos e Izun fueron a la torre de Kalazunn donde los resultados fueron no tan buenos como esperaban, al reconocer a Eva los magos los hicieron sacados de inmediato, con la escusa de que no podían creer en los dioses después de lo sucedido dieciséis años antes, lo cual no engañó a nadie. De ahí siguieron su camino hasta la torre de Drackwen, que se reconstruyó poco después de que la Triada abandonara Idhún, y de ahí siguieron su camino hasta Awinor, lugar donde se quedaron más tiempo debido al deseo de Erik de conocer la tierra de los dragones.

Una semana después de haber llegado a Awinor, llegó un mensajero de Nanhai, el mensaje era de sus padres. Izun miró la carta con curiosidad, que podía ser aquello tan importante como para no poder esperar tres días más. Después de dar las gracias al mensajero Eva tomó la carta y la abrió, cuanto más leía más pálida se ponía, al ver esto Erik le arrebató la carta de las manos y la leyó.

Queridos Eva y Erik:

Mis niños, espero que no hayan tenido problemas en su viaje. Sé que dijimos que nos veríamos dentro de tres días en Kash-Tar, pero tuvimos un contratiempo y estamos en Nanhai, su hermana desapareció cuando estábamos en las afueras de Awa, la hemos buscado por todos lados y su rastro nos ha traído hasta aquí, no sabemos quién fue pero estamos seguros de que alguien la tiene, tengan mucho cuidado, vayan a Kah-Tar, ahí encontraran a Kimara, decidle lo que pasó, ella les ayudará, no salgan de Kash-Tar, ¡tengan los ojos abiertos! Quien sea que tenga a Nicolle puede quererlos a ustedes también, ¡mucho cuidado! no se preocupen por Nicolle, ella está bien, de lo contrario nos habríamos dado cuenta. Tal vez Kimara no esta ahí aún, busquen a un bárbaro, su nombre es Rando, podéis confiar en él. Espero que esta carta no caiga en malas manos.
Los quiere.

Mamá.


Erik releyó la carta varias veces para asegurarse de no haber entendido mal, ¿un contratiempo? Sabía que en esos momentos Nicolle no se había comportado muy bien con ellos, pero a pesar de eso ¿llamaban a eso un contratiempo? ¿a las afuera de Awa? Eso había sido hace más de un mes y ¿hasta ahora les avisaban? Volvió a leerla deteniéndose en, "no se preocupen que ella está bien"¿bien? ¿tan tontos los creían?, por supuesto que no estaba bien, y se preocupaban por ella, a pesar de todo, era su hermana.

—¿A cuánto estamos de Kash-Tar?—preguntó Erik a Izun, que estaba junto a Eva, quien se había sentado en el suelo, y escondía su rostro entre las rodillas.

—Un par de días, parando sólo a comer y dormir, talvés tres—contestó el semiceleste, mirando el desierto.

—Debemos partir cuanto antes.

Izun volvió su atención a la joven shek, que ahora los miraba con esos ojos azules tan extraordinario.

—Eva, no podemos irnos así—le recordó Izun, poniéndose en pie.— Falta poco para que se ponga el tercer sol.

—Tenemos que ir cuanto antes, no podemos esperar a mañana—replicó Eva, molesta.

—Perderíamos el tiempo, no podremos caminar mucho tiempo a oscuras, hay que esperar a mañana.

Eva también se levantó furiosa.

—Nos iremos ahora.

Erik se levantó de un salto, interponiéndose entre ambos.

—Izun tiene razón, no podemos irnos ahora, nos iremos mañana con el primer amanecer, descansen y no, no habrá nada que me haga cambiar de opinión—se apresuró a añadir comprendiendo la expresión de su hermana.

Dicho esto dio media vuelta y fue a su habitación, seguido de cerca por los dos jóvenes que parecían tan cansados como él. A la mañana siguiente, tal y como dijo Erik, se despidieron de los magos y partieron, duraron más de lo previsto en atravesar el desierto, después de cinco días caminando llegaron a Kash-Tar, donde buscaron a la semiyan sin éxito. Considerando que era muy tarde para buscar a el tal Rando, los tres jóvenes lo dejaron para el día siguiente de su llegada.

Rando resultó ser el compañero de Kimara por lo que lograron averiguar por medio de Izun que al parecer ya lo conocía. Por lo que los hermanos lograron averiguar, Kimara había partido a Vanissar a buscar el apoyo de los Nuevos Dragones, que, según tenía entendido Erik, eran dragones de madera que se pilotaban por medio de magia. Rando, quien resultó ser un hombre muy agradable, los reconoció enseguida y los ayudó con todo lo que necesitaban.

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La Triada en pleno estaba preocupada por lo que le podría pasar a la joven niña que llevaba semanas desaparecida, ya habían empezado a perder la paciencia, en especial Victoria que había perdido la paciencia desde el primer momento. Eddy no dejaba de echarse la culpa por lo sucedido, ya que si ellos no hubieran peleado, Nicolle no hubiera salido corriendo, sus padres habían intentado convencerlo de que no era así, pero todo era inútil, el niño seguía echándose la culpa, sin importar lo que ellos dijeran. Christian aparentaba indiferencia, pero las personas que lo conocían lo suficiente sabían que no era así, el shek, por mucho que le costara admitirlo, estaba asustado, muy asustado de lo que le pudiera pasar a su joven hija.

Recorrieron ya casi todo el mundo, en palabras de Eddy, y aún no encontraban nada que los guiara a Nicolle, lo último que habían sabido de ella era que había llegado a Nanhai, donde perdieron de nuevo su rastro, además de que no podían avanzar mucho debido a que Eddy no aguantaba mucho tiempo caminando.

—No es necesario— protestó el chico al ver que los adultos se detenían de nuevo a descansar.—Puedo continuar.

—Por supuesto que lo es, descansa—le ordenó Jack sentándose.

—A este paso no la encontraremos nunca—se atrevió a replicar Eddy ganándose una mirada de reproche de parte de su madre.

—Siéntate.

—No soy más que un estorbo— masculló, sentándose junto a su padre en una de las rocas.

—No empieces—suplicó Victoria—no eres ningún estorbo y nada es tu culpa, echándote la culpa de todo no cambiara nada, lo que pasó, pasó, déjalo.

Eddy iba a replicar, pero no se atrevió después de la mirada que le dirigió Christian. Jack lo tomó del brazo y lo atrajo así sí, el chico dejó caer la cabeza en el regazo de este y cerró los ojos, mientras lágrimas silenciosas le recorrían las mejillas.

Victoria se acercó a Christian, quien la brazo por los hombros, la chica descansó la cabeza en su pecho con lágrimas en los ojos, sabiendo que el shek lo necesitaba, y no se equivocaba, Christian le depositó un frío beso en la cabeza, todos sus pensamientos iban para su hija.

Siempre solía tener una conexión con sus hijas, a pesar de las distancias, en esos momentos sentía el desconcierto de Eva y su miedo, pero Nicolle..., no la encontraba por ningún lado, jamás habían estado tan separados, era la primera vez que el instinto le jugaba una mala pasada.

"¿Dónde estás criatura?"

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