De vuelta a la Tierra

Al abrir los ojos tardó un poco en recordar en donde se encontraba, lo primero coherente que logró ver al enfocar la vista fue al pequeño Erik inconsciente en el suelo, al lado del niño se encontraba Jack quien se había inclinado a su lado para ver si se encontraba bien.

Fue entonces que la joven madre recordó donde se encontraba y no pudo evitar que una radiante sonrisa iluminara su rostro, por un segundo deseo salir corriendo hasta la biblioteca y pedirle al Alma que la llevara a Nueva York, pero eso era demasiado apresurado y podía esperar.

—Ve —dijo Jack, leyendo su rostro como un libro abierto.

Victoria negó con la cabeza.

—Primero tengo que...

—Yo me encargare de todo, tú sólo ve– la interrumpió Jack, con una sonrisa.

—Gracias—le agradeció Victoria con una sonrisa sincera.

Se acercó al dragón y le depositó un pequeño beso.

—Volveré pronto—le aseguró.

—Ve tranquila.

—¿Qué hice para merecerte?—preguntó Victoria radiante.

Jack le devolvió la sonrisa con cariño.

Victoria le dio un beso en la frente a su hijo antes de pedirle al Alma que la llevara a su destino en la Tierra.

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Al llegar al apartamento tardó una milésima de segundo en darse cuenta que se encontraba vacío. Convencida de que volvería pronto se sentó en el sofá a esperarlo.

Había pasado mucho tiempo desde la última vez que se habían visto y durante todo ese tiempo habían sucedido muchas cosas de las cuales tenían mucho de que hablar, empezando por la niña en sus brazos, quería ver la sorpresa en su rostro al ver a la niña.

Perdida en sus pensamientos no se percató de que la niña en sus brazos empezaba a quedarse dormida, al notarlo intentó acostarla en la cama, pero justo en ese momento sintió una presencia tras de sí que la hizo girarse con rapidez para encontrarse con aquella mirada de hielo que tanto le gustaba. Se quedaron mirando un momento en silencio hasta que la joven no pudo más y se lanzó a sus brazos.

—¡Christian!—exclamó ella abrazándolo con la mano que tenía libre.

—Criatura—fue todo lo que pudo decir antes de corresponder al abrazo.

—Cuanto te he echado de menos—murmuró Victoria apartándose un poco, pero sin romper el abrazo.

—Yo también te he echado de menos, pero... ¿qué estás haciendo aquí? —preguntó Christian sorprendido.

—Es una larga historia, pero no quiero agobiarte con eso ahora, ya te lo contaré mas tarde.

—Como quieras— le respondió Christian, mientras se inclinaba para besarla.

En ese momento Eva empezó a moverse para llamar la atención de su madre. Christian sintió algo moverse en los brazos de Victoria, bajó la vista y encontró una niña observándolo, lo que más le sorprendió fue su mirada llena de sabiduría, una mirada tan parecida a la suya, sabía que Victoria había estado embarazada debido a su conexión por medio de su anillo, Shiskatchegg, pero creyó que era de Jack igual que la última vez, jamás se le pasó por la cabeza que fuera hijo suyo, hija para ser exacto.

—Ella es Eva— se la presentó Victoria con un brillo de emoción contenida en los ojos— o Lune como prefieras llamarla.

—Es preciosa— opinó Christian con una suavidad rozando la dulzura, aunque no podía negar que seguía muy impresionado—Como su madre—añadió mirándola.

—¿Quieres tomarla?— le preguntó Victoria, pero antes de que él pudiera contestar ya la tenía en brazos.

Christian la cogió como si fuera de cristal temiendo que llorara como solían hacer los niños cada vez que él los tocaba, pero Eva no era una niña cualquiera, era una shek, era su hija.

Para su sorpresa la niña no lloró, todo lo contrario, se acomodó en sus brazos mientras reía y estiraba sus manitas buscando la mano de su padre, este se apresuró a poner la mano a su alcance de inmediato para que esta pudiera cogerla, se apresuró a sentarse en la cama y con la mano que le quedaba libre, cogió a Victoria por la cintura y la atrajo hasta él y la besó como sólo él sabía hacerlo.

Se soltaron después de un rato por falta de aire con una sonrisa en sus rostros, Victoria le dio un pequeño beso en la mejilla antes de quitarle a Eva de los brazos y dejarla en la cama, tras asegurarse que no se caería se acercó a Christian y con un gesto le pidió que la siguiera. Ambos fueron a el salón principal y se apresuraron a ponerse al corriente de lo sucedido durante su separación, siguieron hablando un largo rato hasta que fue muy entrada la noche y decidieron ir a dormir.

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—Creo que será mejor volver a Limbhad cuanto antes, tenemos muchas cosas de que hablar y en especial debemos planear donde vivir, además Erik querrá verte—añadió Victoria a la mañana siguiente.

—Sí, tienes razón, yo también tengo ganas de verlo, debe de estar enorme—asintió Christian, con una media sonrisa.

—Ya lo verás—dijo Victoria tomando a la niña en brazos mientras le pedía al Alma que los llevara de vuelta.

En cuanto llegaron a la Casa de la Frontera, apareció Jack seguido de cerca de un soñoliento Erik que al parecer no le hacía ninguna gracia que lo despertaran temprano.

—Christian—saludó Jack, mientras le tendía la mano—¿te ha gustado la sorpresa? —preguntó mirando a la niña que su mujer llevaba en brazos.

—Así es, aunque no me gustó el hecho de que tus amigos quisieran matarla—dijo Christian con seriedad.

—Sabes que esas personas no son mis amigos, y jamás lo serán—le contestó Jack de igual modo, mientras le estrechaba la mano.

Christian se inclinó junto al hombre quedando frente al niño.

—Hola Erik—saludó Christian con una pequeña sonrisa.

El chico le devolvió la mirada con el ceño fruncido.

—Ki'tash—dijo el niño por todo saludo.

Erik parecía enojado porque él estuviera allí, cosa que no sorprendió a nadie, después de todo sangre de dragón corría por sus venas.

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—Podemos quedarnos en la casa de mi abuela en Madrid—opinó Victoria después de un rato—ahí estaremos seguros y no tendremos que rentar casa.

Estaban sentados en la sala de Limbhad planeando donde vivir en un futuro cercano, la pequeña Eva dormía en brazos de su padre, mientras Erik jugaba en el suelo con su mamá, y Jack los observaba desde el asiento junto a Victoria.

—Es buena idea y yo podría dar clases de danés—dijo Jack acariciando el cabello de la joven.

—Mientras tanto podéis usar el dinero que tengo en mi cuenta de Chris Tara—dijo Christian después de un  minuto—¿Estás segura de querer vivir en esa casa?—añadió mirando a Victoria con cierto tono de preocupación.

—Por supuesto, ¿a qué viene la pregunta?—preguntó Victoria sin comprender.

—¿Esa casa no te traerá muchos recuerdos que deseas olvidar?— preguntó a su vez Christian.

—Podré vivir con ellos—contestó la joven con indiferencia, aunque ambos hombres se percataron de que no era del todo sincera.

—Si tú lo dices.

—Podría abrir una linea de ropa, me gustaría diseñar—dijo Victoria— ¿qué tiene?—preguntó al sentir las miradas incrédulas de ambos hombres clavadas en ella.

—¿Te gusta diseñar?

—¿Qué es diseñar?

Preguntaron ambos al unísono, los dos terrestres miraron a Christian divertidos.

—No le veo la gracia—se defendió el shek, con indiferencia.

—Es sólo que creí que ya sabías todas las cosas sobre la Tierra— se excusó Victoria divertida.— Es como dibujar, crear ropa, por así decirlo; antes no, pero al ver el tipo de ropa que se usa en Idhún se me han ocurrido un montón de cosas— añadió contestando a las preguntas de ambos a la vez.

—Lo que digas, ¿y qué hay de los niños? ¿les diremos todo?—preguntó Jack cambiando de tema.

—Creo que será lo mejor, así si en algún momento tienen algún problema sabrán a que se enfrentan y como solucionarlo—dijo Christian mirando a Victoria quien asintió en silencio.

—¿Y que harás tú?—le preguntó Jack a Christian.

—Creo que lo mejor sería continuar mi carrera como Chris Tara—contestó Christian con indiferencia.

—Bien, iré al bosque un momento, necesito pensar—dijo Victoria mientras se daba la vuelta para salir.

—Bien yo iré a ver que a pasado en Idhún—dijo Jack levantándose —habla con ella—le sugirió a Christian mientras cogía a Eva de los brazos de este, lo cual no le gustó a la niña que empezó a llorar en cuanto éste la tocó.

—Vamos Erik.

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En cuanto llegó al bosque se transformó y se tumbó junto al árbol en el que solía acostarse de niña, cerró los ojos y dejó que la esencia de la naturaleza la envolviera, estuvo así un rato hasta que la temperatura descendió y sintió una presencia detrás de ella, enseguida volvió a su forma humana.

—¿Sabías que es de mala educación observar a una dama bajo su forma de unicornio?—preguntó Victoria ocultando una sonrisa mientras Christian se acomodaba junto a ella.

—No, no tenía idea—contestó Christian con una media sonrisa, a la vez que la atraía hacía sí.

—Te extrañé mucho—murmuró Victoria dejando caer su cabeza sobre el pecho del otro.

—Y yo a ti—le dijo Christian mientras acortaba la distancia entre sus labios.

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Después de acostar a Eva y a Erik se dirigió a la biblioteca y contactó con el Alma para que le mostrase a sus amigos, el Alma le mostró a Kimara, en la torre de hechicería, a Rando, en su nueva casa, a Shail y a Zaisei, en casa de la madre de este, al padre Ha-Din, en el Oráculo de Awa, también vio a los dragones artificiales buscando por cielo y tierra a Eva sin éxito, lo cual provocaba la frustración de todos los pilotos. Después de ver esto salió de la biblioteca y buscó a su hijo, al entrar en la habitación se encontró con una escena muy curiosa.

—No e'pera, no llores, que te pa'ete si jugamos con mi ka'ito—decía Erik mientras Eva le prestaba mucha atención.

—Mi'a run run—mientras hablaba Eva le sonreía hasta que el sueño la venció y volvió a quedarse dormida, fue entonces cuando el niño se dio cuenta de que su padre lo estaba mirando y se volvió y le dijo:

—Papá, Eva ya te ha domido, ¿dónde e'ta mamá y Chi'stian?

—Ahora vienen, ¿quieres comer?— preguntó Jack divertido.

—¡Tí!— exclamó el niño. Se lanzó a los brazos de su padre que lo atajó en el aire con una sonrisa— ¿qué vamos a comet?

—Comida—contestó Jack con una sonrisa provocando un bufido de parte del niño.

—Pufff, siempre dices eso.

El dragón soltó una carcajada para después depositarle un beso en la frente.

—¿Qué te parece si vamos a averiguar que tipo de comida será?

—¡Yeii!

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—¿Ya estás lista, cariño?—preguntó Jack mientras guardaba la ropa en la maleta que había encima de la cama.

Ya habían pasado tres días desde que llegaron a Limbadh y estaban alistando lo necesario para ir a la mansión en Madrid donde vivirían a partir de entonces.

—Ya casi, sólo me faltan un par de cosas—contestó Victoria— ¿Ya están listos los niños?

—Sí, sólo faltas tú—contestó su amigo impaciente.

—Ya terminé, pero antes necesito ver algo—se excusó ella.

—Bien, te espero en en la biblioteca—dijo Jack.

Cogió las maletas que tenía Victoria en la cama y salió. Al llegar a la biblioteca encontró a Christian esperándolo.

—¿Y Victoria?—preguntó Christian en cuanto entró.

—Ya viene, dice que necesita ver algo antes de irnos—le explicó Jack mientras dejaba las maletas en el suelo y alzaba a Erik.

—Bueno, pero espero que no tarde mucho o sino Shizuko me echará de menos y no quiero que se entere que ustedes están aquí y mucho menos de Eva—comentó Christian.

—Descuida ya podemos irnos—dijo Victoria que acababa de llegar y parecía preocupada por lo que dijo Christian.

—Tranquila, no permitiré que le toque un sólo pelo—la tranquilizó Christian, al ver que ella no quedaba conforme añadió con suavidad—no se acercará, te lo juro.

—Bueno, será mejor que nos vayamos—se apresuró a intervenir Jack cambiando de tema.

—Si vamos—dijo Victoria agradecida porque cambiaran de tema.— Cuanto antes mejor.

Entonces, tomó a Eva de los brazos de Christian y con la mano, que le quedaba libre, tomó la mano de Jack mientras éste cogía a Erik quien agarró a Christian, el cual puso una mano encima de la esfera que había encima de la mesa y le pidió que los llevara a Madrid donde los esperaba una vida nueva.

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