3. Una extraña bienvenida

Para la ceremonia, el recibidor estaba decorado con banderines plateados, luces de un relajante e hipnotizante morado revoloteaban de aquí para allá, había mesas con dulces, bocadillos y bebidas de lo más variopinto puestas a disposición de todos y una canción movida y atrayante ponía el ambiente. Los estudiantes se hallaban terminando de tomar su lugar frente a la plataforma en el fondo del lugar, en la que varios adultos estaban puestos en fila para observarlos directamente, entre ellos la señorita Grynn. Seguramente eran los profesores de Oasis.

Chanyeol y sus compañeros se escabulleron entre las demás personas para poder obtener la mejor vista, consiguiendo quedar en primera fila luego de un par de empujoncitos y disculpas atropelladas. La música bajó el volumen hasta desaparecer y en las escaleras se hizo audible el paso de unos tacones. En pocos segundos apareció la señorita Farah, con una sonrisa emocionada y alentadora, caminando lenta pero vigorosamente hasta posicionarse en el centro de todos sus colegas.

La señorita Grynn aplaudió tres veces, logrando acallar los murmullos de todos los presentes.

-¡Estudiantes, atención! Su directora desea dirigirse a ustedes brevemente -dijo ella, como si les estuviera advirtiendo de algo sumamente serio.

-Gracias, Grynn, pero no hace falta ser tan formales, después de todo no queremos que nuestros alumnos queden asustados nada más ser el primer día. Bienvenidos a Oasis, la mejor escuela para hadas y especialistas de Xyon -dijo Farah, alzando los brazos con delicadeza, haciendo aparecer una serie de ligeros destellos plateados-. Claro, si me preguntan a mí, desde luego. Estoy muy contenta de ver a tantos de ustedes aquí preparados para iniciar el camino que los llevará a convertirse en hadas y guerreros guardianes de sus respectivos planetas. Es un trabajo duro, pero estoy segura de que todos aquí son más que capaces de completarlo, no olviden que mis colegas y yo estaremos aquí para apoyarlos en lo que necesiten. Oasis será su hogar durante tres años, y espero que formen grandiosos recuerdos que les sirvan de guía para lo que Xyon les tenga reservado. Les concedo esta noche para que empiecen a sentirse como en casa y puedan conocerse mucho mejor entre todos, pero antes, me gustaría que la señorita Grynn les recordara algunos detalles.

-Desde luego, directora. El toque de queda comienza a las nueve en punto, quienquiera que sea sorprendido fuera de su habitación pasada esa hora deberá responder ante la dirección. No olviden que esta es una institución respetable, por lo tanto no pueden usar sus poderes fuera de sus aulas de clase ni en áreas comunes, queremos evitar a toda costa accidentes como el del año pasado.

Grynn posó sus ojos en Baekhyun con una mirada ominosa, ante lo cual este empezó a toquetearse el cabello, rompiendo el contacto visual, mientras la atención de unos cuantos se desviaba hacia él momentáneamente.

-Bien, eso es todo, están libres hasta el amanecer.

-No olviden que sus clases comienzan a las ocho en punto, sean puntuales. Diviértanse, los veré mañana. -terminó la directora, retirándose entre aplausos entusiastas.

La multitud se dispersó en diversos grupos, el de Chanyeol se retiró a una mesa cerca de unas escaleras, sobre la cual había jugos refrescantes y panecillos coloridos. Chanyeol tomó uno y disfruto su sabor junto a Baekhyun sobre el primer escalón, mientras los demás daban sorbos a sus copas.

-La señorita Farah parece una excelente directora, ya quiero tomar su clase de iniciación -comentó Junmyeon hacia Jongin y Kyungsoo, sonriente.

Chanyeol se distrajo de la conversación al sentirse vigilado, lo cual era parcialmente cierto, pues tras examinarlo rápidamente, descubrió a más de un estudiante mirando a Baekhyun con recelo, y cuando pasaban cerca de ellos, se aseguraban de acelerar el paso para evitar llamar la atención más de lo necesario. Chanyeol no iba a poder soportar eso durante mucho tiempo.

-Baekhyun ¿Puedo preguntarte algo? -dijo, enfocándose en su panecillo como si de un gran objeto de estudio se tratase.

-Claro, adelante -respondió Baekhyun, masticando con felicidad.

Se despegó de la pared y dio un respiro antes de continuar.

-¿Es cierto lo que dicen? ¿Que dejaste ciega a una chica el año pasado?

Los ojos de Baekhyun se ensombrecieron, se tragó el bocado con dificultad y bajó el panecillo lentamente.

-No quiero señalarte, lo prometo, pero si estás cómodo con ello quisiera que me contaras lo que pasó.

Baekhyun se mostró dudoso. Giró la cabeza para asegurarse de que los demás seguían enfrascados en lo suyo, luego enfocó su vista en él nuevamente.

-Es cierto... lo hice. -declaró, visiblemente afectado.

-¿Lo hiciste?

-Escucha, eres la primera persona a la que pienso decirle esto, pero tienes que creerme cuando te digo que fue un accidente, no fue mi intención hacerle daño, de verdad, yo...

Las palabras parecían luchar por salir de su garganta, pero perdieron la batalla.

-Baekhyun...

-Dejemos el asunto aquí ¿Si? No quiero seguir hablando de ello ahora mismo... lo siento.

Baekhyun se retiró escaleras arriba, hacia donde Chanyeol no sabía. Lo más sensato por ahora sería darle su espacio. Volvió a recargarse contra la pared, pero no pudo continuar comiendo su panecillo, por lo que solo le dio vueltas entre sus manos.

***

-Por aquí, ya no falta mucho -aseguró Chanyeol, con Baekhyun pisándole los talones.

Luego de su nada normal introducción, decidió que lo mejor era regresar para ver si Kaburagi y los otros habían despertado, y no sabía si deseaba más que fuera así o que no. Aún estaba conmocionado, pero la presencia de Baekhyun, de cierta forma extraña le era un alivio.

-¡Allí están! -señaló al ver al trío justo donde los había dejado en frente del muro de ladrillos. Se arrepintió casi al instante de acercarse, los tres estaban cubiertos de horrorosas quemaduras, su ropa, al igual que sus cabellos, no se había achicharrado por completo, de milagro, pero su aspecto era tal que le generó náuseas.

Baekhyun le dio alcance y vio con sorpresa las tres figuras inconscientes sobre el césped.

-Oh, por todos los cielos.

-¿Puedes hacer algo? ¿Ayudarlos? Lo que sea.

-Déjame revisarlos.

El muchacho se arrodilló frente al más cercano y examinó sus heridas con cuidado. Chanyeol se dejó caer junto a un árbol y mantuvo la vista alejada de cualquier rastro de piel.

-Tuvieron suerte, sus quemaduras son de segundo grado. Vaya que te contuviste con ellos.

-¡No quise lastimarlos en primer lugar! No sabía que podía hacer eso, pero ellos no dejaban de golpearme y patearme y yo, yo solo... oh, por Dios. -las lágrimas amenazaron con volver a desbordarse.

-No te preocupes, Chanyeol, haré lo que pueda para aliviarlos aunque sea un poquito.

Baekhyun hizo su cetro a un lado y puso las manos por encima de los tres chicos, cerró los ojos y empezó a mover los dedos lentamente, desprendiendo una luz blanca sobre ellos. Chanyeol observó todo el acto severamente preocupado. Cuando terminó, su nuevo conocido hizo un estiramiento de hombros.

-Agh, suficiente magia por ahora -sacudió la espalda y sus alas se replegaron hasta desaparecer dentro de la misma. Chanyeol alzó una ceja -. Listo, no pude curarlos del todo, pero estarán bien.

Suspiró con alivio y parte de la tensión que había acumulado desapareció. Por el rabillo del ojo vio a Baekhyun convertir su centro en un bello anillo, el cual encajaba perfectamente en su dedo.

-Reliquia familiar -reveló, casualmente -, gracias a este bebé puedo ir a dónde me dé la gana. Claro, siempre y cuando no aparezcan amiguitos inesperados que quieran comerme, pero eso no pasa muy seguido-tranquilizó, poniéndose de pie-. Bueno, ahora que tenemos dos problemas menos ¿O cuatro? Da igual ¿Quieres que responda tus preguntas?

-Por favor, te lo pido.

-Muy bien ¿Por dónde empiezo?

-Primero que nada ¿Exactamente qué eres?

-Oh, por favor, no finjas que no lo sabes. Está claro, soy un hada, hada del Sol y la Luna, para ser exacto, y como te dije hace rato, heredaré el trono de Solaria cuando sea la hora, pero no será muy pronto.

-¿Solaria? Jamás he oído hablar de ese lugar ¿Podrías decirme más?

-Solaria es uno de los seis reinos principales de Xyon, la dimensión mágica de la que venimos todas las criaturas y seres mágicos como tú y como yo.

-¿Como yo?

-Por supuesto, lo que hiciste hace unos minutos deja en claro que eres un hada igual que yo, y por lo visto tu elemento es el fuego.

-¿Mi elemento? Pero ¿Cómo es eso posible? Mis padres no tienen magia, tampoco yo... hasta ayer.

-Claro que no, siempre la has tenido, es solo que no lo sabías, así funciona esto. Cosas más raras han ocurrido, te lo aseguro, lo tuyo no es nada inusual, exceptuando el hecho de que estamos en la Tierra ¿O me equivoco?

Chanyeol negó con la cabeza.

-Eso sí que es inesperado -Baekhyun se sostuvo los ropajes antes de sentarse junto a él y alisar la tela cuidadosamente -. Entonces, por lo que dices, hoy es la primera vez que utilizas tus poderes.

-Ajam.

-¿Y si te pidiera que los usaras otra vez sabrías como hacerlo? No, olvídalo ¿Sabes qué? Esos tres me bastan para responder a eso, no quiero broncearme ahora mismo.

Chanyeol suspiró. La confusión y toda esa información repentina le iban a enloquecer por completo.

-Creo que sé exactamente cómo ayudarte.

-¿Ah, sí?

-Debes venir conmigo a Oasis.

***

Chanyeol nunca había sido el más grande fan de las fiestas. Para él, la música a todo volumen solo era agradable cuando provenía de sus audífonos, y no de bocinas gigantes que retumbaban (o cualquiera que fuera la fuente mágica de la que estaba saliendo en ese momento, que por lo menos no hacía esto último). Estar entre una multitud de desconocidos tampoco le era muy placentero, abrirse con las personas le llevaba algo de tiempo, mucho más todavía comportarse de forma totalmente natural en un evento de ese tipo. Quizás algún día, pero no sería ese.

-¿Escuchan eso? Quienquiera que esté a cargo de la música está haciendo un excelente trabajo. No sé ustedes, pero prefiero preocuparme por la escuela mañana, esta noche quiero bailar ¿Se unen?-dijo Jongin, comenzando a alejarse.

-Ah, yo voy contigo. -respondió Kyungsoo, para luego tomar un trago de su jugo y perderse en la pista de baile junto a Jongin.

Chanyeol vio a Junmyeon revolver su bebida con la cuchara que había en esta de forma distraída, así como el puchero que se estaba formando en su rostro.

Esto era muy incómodo.

-Uhmm, iré a caminar un rato, tal vez me vaya a la habitación temprano ¿Quieres acompañarme? -le preguntó, después de dejar su panecillo sobre la mesa nuevamente.

-Oh... no, gracias, así estoy bien -aseguró Junmyeon. Chanyeol notó que no estaba muy convencido de su respuesta, pero le dejaría estar.

-Bien, nos vemos más tarde, supongo -dijo Chanyeol, de la forma más amigable que pudo, y se alejó dando la vuelta en un pasillo no muy lejano.

Junmyeon buscó a Kyungsoo y a Jongin con la mirada, pero debían haberse alejado demasiado de su ubicación, así que abandonó la empresa con un suspiro y se dedicó a vagar por el salón.

-Buenos movimientos, Jongin -halagó Kyungsoo, al ver a Jongin en su elemento a poca distancia de él.

-Gracias, he estado practicando todas las vacaciones. Creo que le he agarrado el gusto.

-Se te nota. En cambio yo debo parecer un tronco en este momento.

Jongin rio.

-Es posible, pero la actitud es lo que cuenta, y la tuya no está nada mal.

Kyungsoo sonrió ampliamente y continuó siguiendo el ritmo como mejor podía, restando atención a esa parte de sí que le decía que debía parar si no quería pasar vergüenza. Normalmente no se veía en ese tipo de situación, pero la fiesta de bienvenida a Oasis solo se daba una vez en la vida, y si podía aprovechar para disfrutarla al máximo, así lo haría. Ya habría tiempo para el arrepentimiento.

-¿Sabes? Es raro encontrarse en un ambiente tan agradable como este, así que ven, te enseñaré algunos pasos ahora que a nadie le importa otra cosa que no sea pasarla bien.

Kyungsoo no podía estar más de acuerdo.

***

Chanyeol no sabía hacía dónde se dirigía. Si debía ser sincero, había tomado la primera vuelta que se le presentó con tal de escapar de allí. Los pasillos de la escuela estaban muy oscuros, lo cual le parecía raro para tratarse de un internado mágico. Decidió buscar una ventana antes de perderse aún más, esperando que de ese modo pudiera orientarse un poco al ver el exterior. Llegó a un corredor con varios arcos de piedra en el lado izquierdo, justo lo que necesitaba. Se asomó a través de uno de ellos y se descubrió en uno de los puentes del lado derecho del castillo, si quería llegar hasta su habitación, no iba a conseguirlo por ese camino.

Con la nueva información, se decidió a volver sobre sus pasos, hasta que una brisa le sacudió el pelo y unos extraños susurros se hicieron presentes en sus oídos.

-¿Quién anda ahí? -preguntó al aire. Al no obtener respuesta, se dispuso a continuar.

-Chanyeol... Chanyeol -susurró una voz, alargando cada sílaba.

Asustado, se dio la vuelta y miró aquí y allá en busca del portador de la voz, pero no había nadie.

-Chanyeol... ¡Chanyeol! -repitió, gentilmente. Había escuchado mal, la voz era sin duda femenina.

-Chanyeol, sígueme...

Estaba muerto de miedo. No tenía la menor idea de quién podría estarlo llamando ni para qué, pero había algo en esa voz, algo dulce y protector que le hacía querer obedecerla, como si tuviera una especie de lazo con él.

-Vamos, Chanyeol, la noche es joven -esta vez la voz se fue apagando como si se estuviera alejando, hacía el sitio del que iba a regresar.

Dudó momentáneamente, pero algo le decía que tenía que seguir la voz. Se aseguró de que no hubiera nadie más en el corredor y tras un breve respiro, salió corriendo en su dirección.

***

Junmyeon había pasado los últimos diez minutos vagando por el lugar, sin tener a nadie con quién hablar. Se había quedado sin bebida y sin comida, y las mesas que aún tenían algo rescatable estaban abarrotadas de gente, así que pasaba.

Se recargó en una columna alejada del centro, a ese punto no llegaba mucha luz. Suspiró y dejó que su mirada se perdiera en la pared de enfrente, intentando no pensar en lo mal que lo estaba pasando, hasta que sintió una presencia junto a él. Se trataba de un chico de cabello castaño peinado hacia arriba. A juzgar por su olor, había estado bebiendo algo que la escuela no les había ofrecido. Sintió cierta repugnancia.

-¿Qué tal, lindo? ¿Primera noche aquí?

No le inspiraba ganas de conversar, pero sus alternativas no le parecían muchas.

-Eh... sí.

-Hmm, se notaba a leguas. Los de primer año siempre se ven muy graciosos... como conejos asustados, por ejemplo.

Acercó su rostro hasta quedar a unos cuantos centímetros del suyo. Hizo su mejor esfuerzo para no mostrar su desagrado.

-¿Ah, sí?

-No parece que te estés divirtiendo mucho, ¿Verdad? Quiero decir, te ves tan solitario aquí... es casi patético.

Abrió la boca, pero ningún sonido escapó de ella. No había mucho que pudiera decir al respecto. Verdaderamente se sentía patético. Tenía cuatro compañeros de cuarto y con ninguno de ellos había podido mantener una conversación duradera. Seguramente estaban divirtiéndose a su modo por ahí, mientras que él no había podido conseguir nada mejor que esta "compañía", si podía llamarla así.

-¿Sabes? Tengo justo lo que necesitas para que tu noche mejore -Extrajo una botellita de su cinturón y le quitó el tapón, un aroma fuerte y nauseabundo llegó a su nariz, haciendo que la arrugara.

-No es el olor más agradable del mundo, pero cumple su propósito; un sorbito y verás que la noche estalla en colores. Anda ¿Qué dices? -Le puso la botella bajo los labios y Junmyeon levantó la barbilla para evitarla.

-No, gracias, creo que paso...

-Vamos, no te portes como un mojigato. Una probadita solamente.

-De veras, preferiría que...

-¡Anda! Uno quiere animarte y ve cómo lo...

Sus palabras se las llevó la mano de un chico alto de cabello oscuro, al arrebatarle la botellita con un rápido movimiento.

-¿De verdad, Lukard? Molestando a uno de los nuevos, ¿Es en serio? -dijo el chico, con fastidio.

-Pff, vamos, si sólo le estaba ofreciendo un poco de diversión ¿A que sí?

El desconocido rodó los ojos.

-Claro, al grano, por favor. Escucha ¿Quieres acostarte con él? -dijo, dirigiéndose a Junmyeon, que se apresuró a sacudir la cabeza.

-No, gracias.

El borracho puso una mueca incrédula.

-Ahí lo tienes. Ve a caerte muerto a otro lado y déjalo en paz.

-Entrometido.

Afortunadamente, el chico no inició ninguna pelea, y se alejó resoplando hasta confundirse con los demás.

-¿Cómo te llamas? -preguntó su salvador, dejando atrás el tono de superioridad que había empleado segundos antes.

-Junmyeon... ¿Y tú?

-Oh Sehun, un gusto. Lamento que tu noche haya sido arruinada por ese cretino, no es la primera vez que hace algo así.

-Entonces espero no encontrármelo por ahí otra vez... gracias por rescatarme.

-Cuando quieras -dijo Sehun, sonriéndole. Junmyeon notó que tenía intenciones de retirarse, así que reunió el valor necesario para intercambiar algunas palabras más.

-¿Eres de segundo?

-Sí, así es. Estudio en el ala de especialistas.

-Oh... esperaba verte en clases, pero creo que será difícil.

-¿Un hada?... bueno, quizá nos veamos por allí. Me aseguraré de saludarte.

-Claro. H-haré lo mismo.

Sehun asintió.

-Bueno, disfruta la fiesta, Junmyeon. Hasta luego.

Se despidió con un gesto de mano, que Junmyeon tardó unos segundos en devolver. Se dio cuenta de que había estado conteniendo la respiración en cuanto se hubo ido, y de que sus mejillas estaban calientes. Se dio suaves cachetadas para volver a la normalidad.
No tenía caso seguir allí. No había rastro de Jongin y Kyungsoo, Baekhyun había desaparecido y Chanyeol probablemente seguía caminando, si tenía suerte lo vería en la habitación. Así pues, subió las mismas escaleras que cuando llegó por la tarde; caminaba con lentitud para disfrutar del aire nocturno que se colaba por las ventanas. Cuando llegó al puente que conectaba con una de las torres, un movimiento en el jardín llamó su atención. Se asomó por uno de los arcos y fue entonces que vio a Chanyeol saliendo del castillo ¿A dónde podría ir a estas horas?

No le gustaba la idea de entrometerse en los asuntos de su compañero, pero no quería que se metiera en problemas antes de que las clases iniciaran, además, podía ser peligroso allá afuera. Antes de que el cabello rojo de Chanyeol desapareciera bajo las sombras del bosque, alejó sus dudas y volvió corriendo sobre sus pasos.

* * *

Chanyeol seguía en busca de la portadora de la voz, pero parecía totalmente reacia a dejarse ver. El asunto comenzaba a darle mala espina, tal vez no debería haber venido en primer lugar, podrían sancionarlo. No sonaba con un buen modo de iniciar el ciclo escolar, y más importante, cabía la posibilidad de que estuviera caminando hacia algún peligro, pero la sensación de que había algo que tenía que escuchar no podía sacudirse.

Se detuvo hasta que el lazo que sentía con la que lo llamaba se rompió bruscamente.

-¿Hola? -preguntó, sólo la tierra y los árboles estaban allí para escucharlo -¿Sigues ahí?

No obtuvo respuesta más que la del viento y algunos grillos. Se giró para ver por dónde había venido. Se había alejado considerablemente, el final del bosque no estaba a la vista, y la luz de la luna era bloqueada por las ramas y hojas de los árboles. Estaba casi a ciegas.

Idiota.

Podría tratar de encender un fuego, iba a ser difícil regresar si no podía ver nada.

No muy seguro, alzó las manos y empezó a chasquear mientras imaginaba que estas se encendían. No dio resultado.

Agh, vamos.

¿Por qué no podía invocar sus poderes cuando verdaderamente los necesitaba? Claro, por eso había venido aquí, un lugar del que apenas sabía nada, razón por la cual probablemente no tendría porque haberse creído un experimentado explorador a horas de su llegada.

Abrió y cerró los puños en repetidas ocasiones, sacudió las manos y hasta las frotó, pero ni una chispa pudo producir. Resopló con frustración ante la realidad, tendría que regresar a oscuras.

El crujido de una rama lo sacó de su ensimismamiento, no había sido muy lejos de allí. A este le siguió un gruñido, similar al de un perro, pero mucho más inquietante. Luego, escuchó veloces pasos sobre las hojas caídas, como si alguien estuviera corriendo en círculos alrededor de él.

-¡¿Quién anda ahí?! -exclamó, volteando en todas direcciones sin hallar nada.

Un rugido, fuerte y violento, seguido por un escalofriante siseo le hizo saltar. No esperó más y se alejó corriendo, intentando no tropezar o chocar con los árboles. Los ruidos siguieron persiguiéndolo. Lo que sea que fuera, estaba claro que no se detendría hasta alcanzarlo. Chanyeol giró en un sendero que iba en descenso y cayó de espaldas en cuanto una criatura se lanzó de lo alto de una rama, aterrizando frente a él.

Abrió los ojos por completo al verla, era una especie de humanoide con miembros alargados, su piel era de un asqueroso color violeta, sus ojos amarillos brillaban, su boca estaba llena de filosos dientes y de su garganta salía una serie de tentáculos oscuros que se retorcían con cada uno de sus gruñidos. Chanyeol gritó.

La criatura lo imitó y quiso cargar contra él. Chanyeol empezó a arrastrarse desesperadamente para alejarse.

-¡No, no, no! ¡Por favor, por favor...!

Un géiser emergió frente a Chanyeol y alejó al monstruo de él. Chanyeol lo observó desconcertado. De entre el vapor apareció Junmyeon, corriendo y con el pánico pintado en la cara.

-¿Estás bien?

No esperó a que contestara y se apresuró a levantarlo por los hombros para salir corriendo. Los árboles comenzaron a dispersarse, así que debían estar acercándose al borde del bosque. Creyeron estar a salvo, hasta que ambos tropezaron con una raíz y rodaron por una pequeña colina hasta acabar sobre un montón de tierra. Al mirar hacia atrás se encontraron con el monstruo dando zancadas. Antes de que pudiera lanzarse sobre ellos, varias enredaderas brotaron del suelo y se enroscaron alrededor de la criatura, inmovilizándola.

Miraron hacia atrás: Kyungsoo estaba a sus espaldas con una mano extendida, sus ojos tenían un brillo verde esmeralda. No mucho después se le unió Jongin, colocando las puntas de sus índices sobre ambos lados de su frente, instalando en sus ojos un brillo morado. De inmediato, Chanyeol dejó de sentirse tan asustado, al igual que Junmyeon, y notaron cómo la criatura empezaba a chillar y encogerse, como si estuviera asustada; Jongin estaba redirigiendo su miedo hacia el monstruo.

Chanyeol quiso hacer algo para ayudar: extendió ambas manos en dirección a su atacante y esta vez logró invocar un lanzallamas de sus palmas por un corto periodo de tiempo, pero esto, además de debilitarlo mínimamente, sólo logró achicharrar las raíces de Kyungsoo, devolviéndole al monstruo su movilidad. Kyungsoo y Jongin cayeron de rodillas al suelo, agotados por el esfuerzo. La bestia rugió una vez más, pero antes de poder lastimarlos, un destello plateado emanó de su pecho y segundos después se desintegró en una nube de polvo, como si nunca hubiera existido.

-Tranquilos, muchachos. Se ha ido -la señorita Farah se aproximó a ellos y los ayudó a levantarse, intentando tranquilizarlos -. ¿Están todos bien?

-Sí, eso creo, señorita -dijo Kyungsoo, que parecía ser el más calmado de todos los presentes.

-¿Qué era esa cosa? -preguntó Chanyeol, quitándose la tierra de sus pantalones.

-La verdadera pregunta, me parece, es: ¿Qué están haciendo todos aquí? ¿No deberían estar dentro disfrutando de la fiesta como todos los demás?

-Lo siento, pero creo que merecemos saber qué era eso que intentó matarnos -repuso Jongin, poniéndose al frente.

-Nada de lo que deban preocuparse, jovencitos. Oasis está protegida por una barrera mágica. Mientras se queden allí, estarán a salvo, pero no si deciden escabullirse a estas horas de la noche sin siquiera avisárselo a nadie, en especial cuando aquellos que se escabullen son recién llegados, ¿No lo crees, Chanyeol?

A pesar de que estaba asustado y exigía una respuesta a su cuestionamiento, era consciente de que si se habían tenido que enfrentar a ese peligro, era precisamente por causa suya, así que decidió no iniciar peleas con su nueva autoridad, mucho menos cuando sabía que tenía razón.

-Lo siento, señorita Farah. Si va a castigar a alguien, por favor que sea solo a mí, ellos solo intentaron ayudarme.

-No voy a castigar a ninguno de ustedes, pero sepan que será la primera y última vez que permitiré que tomen este tipo de riesgos sin consecuencia alguna. No saben lo que hay ahí afuera. Ahora, apuesto a que esto los ha dejado agotados, así que vayan a dormir y reúnan energía para mañana, van a necesitarla.

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