1. El camino de las hadas
-Chanyeol... Chanyeol... ¡Chanyeol, despierta! Llegaremos tarde a la escuela.
Emitió un quejido, movió la cabeza de un lado a otro y soltó un fuerte suspiro. ¿Acaso había vuelto de la muerte? Ningún despertar había sido tan tortuoso como aquel, le parecía que su cuerpo volvía a estar en funcionamiento por primera vez en milenios. Gradualmente fue recuperando sus sentidos, el oído había sido el primero, a este le sucedió el tacto, con el cual se supo acostado sobre un césped muy suave; luego vino el olfato, el aroma a bosque era intenso, mezclado con algo más, el qué no sabía, pero era dulce y fuerte. Le tomó un momento poder abrir los ojos, al hacerlo, lo recibió un par de ojos color ámbar, que reflejaban impaciencia y algo de preocupación.
-Ya era hora. Levántate ¡ya van a abrir las puertas!.
Se frotó ambos ojos con una mano y después se la pasó por el pelo antes de obedecer. Se sentó y trató de aliviar el dolor de su cuello, al tiempo que aprovechaba para dar un vistazo a su alrededor. No veía nada más que un sendero rodeado de árboles altísimos y un cielo repleto de nubes. Seguramente el sol acababa de salir. Estaba desconcertado.
-¿Esto es Xyon? -preguntó, con voz ronca.
-Así es. Y ahora ven, llevas horas durmiendo, ya tuviste suficiente.
Para tratarse de un universo mágico, había esperado una bienvenida diferente, un montón de setas gigantes y flores coloridas cubiertas de brillo, por ejemplo. En fin, podría ser peor.
Se sacudió la camisa, la falda y los pantalones, que no estaban sucios, pero aún no sentía del todo sus extremidades. Se arregló el cabello y se estiró rápidamente antes de tomar una de las maletas que yacían junto a él y colgársela al hombro. La otra era de ruedas, por conveniencia.
Finalmente, se puso de pie.
-Vamos, Chanyeol, o nos dejarán afuera -dijo Baekhyun, mirándolo por encima del hombro, su bolsa colgando del mismo.
Sin perder más tiempo, aferró las maletas y en poco tiempo se puso a la altura de Baekhyun. Durante el camino, se esforzó por no rebasarlo, lo que no era fácil, debido a sus largas piernas, pero hizo lo mejor que pudo. En aquel bosque había algo tranquilizante, casi hipnótico; podía escuchar perfectamente a las aves, el distante movimiento del agua y algunas voces cantarinas que conversaban en susurros. Quizá eso debió de asustarle un poco, pero no fue así.
Giraron un par de veces por el sendero, aún incapaces de ver nada más que árboles. Iba a volverse loco, hasta que vislumbró el final del bosque a solo unos pasos de ellos. Ni bien estuvieron fuera, su boca se abrió en una gran o y su cuerpo se congeló. El sendero conducía a un enorme castillo de muros plateados. Tenía incontables ventanas, torres altísimas cubiertas de enredaderas y flores, cúpulas de brillante cristal blanco, elegantes banderas e inmensos jardines.
Baekhyun lo recorrió con la mirada, exhibiendo una sonrisa ladina, pero seguía muy asombrado como para notarlo.
-Si así te pone mirarlo, ni hablar de cuando estemos allí -dijo Baekhyun, aumentando su expectativa.
En cuanto se recuperó, corrió a toda prisa para alcanzar a Baekhyun nuevamente. Conforme descendían, más y más personas aparecían junto a ellos, todas con el mismo destino que el suyo, cargando maletas y bolsas y, en algunos casos, tan muertos de emoción por entrar como él.
Ya de cerca, Chanyeol se sintió más pequeño que nunca, pero incapaz de contener su entusiasmo. Todos formaron una fila, accediendo uno a uno después de decir su nombre y verlo en la lista correspondiente. Una mujer impresionantemente alta, delgada y de largos cabellos castaños, con un vestido ceñido de color verde y gafas plateadas vigilaba la entrada, sosteniendo numerosas hojas de papel y una pluma blanca.
-Baekhyun ¿Qué voy a hacer? Yo no estoy en la lista.
-Sí, ya lo sé, pero no será un problema -chasqueó los dedos y un sobre de papel se materializó en el aire junto a él -. El príncipe Gunwook de Klyox iba a venir este año, pero al último momento cambió de idea. Me dio esta carta para entregársela a la directora. Me tiene en muy alta estima, así que no costará nada convencerla de que te deje ocupar su lugar, confía en mí.
-Siguiente -dijo la mujer, más fuerte está vez-. Ah, príncipe Baekhyun, qué sorpresa verlo por aquí de nuevo, después de... ya sabe. ¿Aún quiere mostrar su cara por aquí?
-Hace falta mucho más para deshacerse de mí, señorita Grynn. No me rindo tan fácilmente.
-Sí, sí, ya veo. Pase, entonces... ¿Y tú eres...? -dijo la señorita Grynn, dirigiéndose a Chanyeol.
-Verá, señorita, su alteza real Gunwook de Klyox ha decidido negarle su presencia a esta escuela, así que mi amigo Park Chanyeol ocupará su lugar. Tengo una carta con el consentimiento de su alteza justo aquí -Baekhyun le extendió el sobre, apenas el tiempo suficiente para que pudiera distinguirlo sin mayor detalle -. Se la daré personalmente a la directora, usted comprende ¿No es así? Ahora, déjelo pasar -le brindó una sonrisa excesivamente estirada una vez terminado su atropellado discurso. Chanyeol se mordió los labios a la espera del permiso.
-Bien, adelante.
-Se lo agradezco.
Chanyeol pasó al lado de ella y atravesó las puertas, coronadas con el logo hexagonal de la institución, fabricado en plata. Siguió a Baekhyun a través del jardín frontal, con múltiples senderos, áreas verdes para recostarse y fuentes cantarinas, además de un pozo en el centro rodeado por bancas y macetas. La multitud de estudiantes, tanto chicos como chicas, estaba desperdigada entre aquellos que se ya se conocían y aquellos que buscaban orientarse por vez primera en el lugar. Sus oídos se llenaron de murmullos, risas y algunos gritos por parte de todos los presentes. El ánimo estaba a tope.
Subió las escaleras detrás de Baekhyun, tres puertas de doble hoja hechas de cristal, las dos en los laterales más pequeñas que la central, adornadas con las formas de rosas y mariposas, estaban abiertas de par en par.
-¿Sabes? Aún me cuesta creer que soy amigo de un príncipe.
-Pues créelo, te esperan cosas mucho más increíbles, ya verás.
En cuanto cruzaron las puertas, supo que estaba en lo cierto. El recibidor era enorme, algo de luz se colaba por la cúpula hexagonal del techo, a través de la cual podía ver algunas ramas y musgo, pero la iluminación debía de ser mágica, puesto que no podía ver ninguna otra fuente posible. Arcos de piedra y columnas adornaban la estancia y la muchedumbre era incluso más numerosa y ruidosa que afuera.
Subieron por unas escaleras de caracol y continuaron a través de varios pasillos hasta lo que Chanyeol identificó como un puente que conectaba con una de las torres. El brillo del sol bañaba todo de dorado. Tras más escaleras, llegaron al piso que sería su hogar durante los próximos tres años, dividido en una sala común bastante espaciosa, un baño, una pequeña cocina y tres dormitorios.
-Por supuesto, no es ninguna sorpresa que tengas una habitación para ti solo -bromeó Chanyeol en cuanto Baekhyun abrió una puerta que tenía un letrero con su nombre.
-¡Oye, no fue decisión mía! -respondió su amigo, pretendiendo estar herido.
-Aún así, tienes mucha suerte, a mí me toca compartir.
El letrero de su puerta tenía dos nombres. Tendrían que reemplazar el del príncipe Gunwook por el suyo. La habitación estaba bien para dos personas, ambas mitades estaban equipadas con una cama espaciosa, un escritorio y un armario amplios, así como una ventana para que nadie se quejara. Era justo.
Chanyeol tomó un respiro y colocó sus maletas sobre la cama para comenzar a desempacar. Empezó colgando su ropa en ganchos, con cuidado de no arrugarla, y los fue colocando dentro del armario. A media tarea escuchó tres golpes en la puerta.
-¡Pase!
La puerta se abrió y Chanyeol se giró para ver quién era. Se encontró con un chico castaño de ojos curiosos y rostro dulce. Lucía muy pulcro, vestido con pantalones beige, tenis blancos, un chaleco de punto azul y camisa blanca con los puños remangados.
-Oh... Hola... M-mí nombre es Junmyeon -inició el chico, adentrándose en la habitación.
-Hola, yo soy Chanyeol.
-Mucho gusto. Ah... ¿Confundieron tu nombre con el del príncipe de Klyox?
-Ah, la cosa...
-¿Klyox? ¿El tercer mundo del hexágono superior del universo mágico, oí bien? -preguntó una nueva voz desde el pasillo, muy grave y con gran emoción. Casi al segundo, un nuevo chico de corto cabello negro, baja estatura y enormes ojos se asomó a la habitación. Llevaba una camisa verde, gafas negras y pantalones de mezclilla. En sus hombros cargaba una inmensa mochila negra.
-No te emociones, chico, el habitante de Klyox más cercano está a cincuenta y ocho planetas, no hay por qué alborotarse -tranquilizó Baekhyun, recargándose en el hombro del desconocido, acabando con su emoción. Chanyeol le agradeció en su cabeza -. Por cierto, soy Baekhyun de Solaria, y él es Chanyeol, mi mejor amigo terráqueo, claro, también es el único.
-¿El príncipe Baekhyun? Dime ¿También vas a dejarnos ciegos? Al menos déjanos encontrar refugio antes de hacerlo --comentó el chico.
-No sé qué te habrán contado, pero privar de la vista a la gente no es mi especialidad, lo prometo -respondió Baekhyun, alejándose un poco y bajando el volumen de su voz. Chanyeol frunció el ceño.
-Lo siento, estaba bromeando. Me llamo Kyungsoo -le ofreció su mano a Baekhyun para estrecharla, a lo que él aceptó. Posteriormente hizo lo mismo con Chanyeol y Junmyeon.
-Nos hace falta uno más ¿No es así? -dijo Baekhyun, dispuesto a revisar nuevamente la lista de nombres, pero una figura interrumpió su camino al chocar con él.
-Yo diría que ya no -habló el sujeto, de piel morena y labios rosados que formaban una sonrisa encantadora. Portaba una playera negra con cuello de uve, pantalones ajustados y botas de plataforma de un brillante color rubí. Unos auriculares de diadema sobre su cuello le daban el toque final -. ¿Qué tal? Soy Jongin.
Todos repitieron su nombre una vez más, a ninguno le resultó difícil memorizar el de nadie, y aquellos que poseían títulos oficiales, como Baekhyun o Junmyeon, este último príncipe de Andros, facilitaban aún más la tarea.
-Bueno, ya que nos hemos presentado, propongo que salgamos un rato a la ciudad antes de la ceremonia de bienvenida -dijo Baekhyun, mirando a todos los presentes.
-Me agrada la idea, servirá para entrar en confianza -apoyó Jongin, recargándose en el marco de la puerta. Todos estuvieron de acuerdo con el plan.
-Genial, entonces terminen de instalarse mientras Chanyeol y yo tenemos una rápida charla con la directora, no tardaremos. Nos encontramos en el jardín frontal en... ¿Media hora?
-Bien, nos vemos allí -dijo Kyungsoo, al tiempo que los demás asintieron y se internaron en sus respectivas habitaciones.
-Vamos, Yeol, es hora de que conozcas a la señorita Farah.
***
-¡No vuelvas tan tarde, Chanyeol! -dijo su madre, desde la cocina, de la que emanaba un exquisito aroma a estofado.
-¡Sí, mamá, no te preocupes! -respondió animoso. Después de bajar las escaleras de su casa, desató su bicicleta de la barandilla y se colocó el casco para iniciar su recorrido calle abajo en dirección al parque que visitaba casi todos los días desde que habían iniciado sus vacaciones de verano.
No era que le disgustara estar en casa, pero un respiro de aire fresco siempre era de agradecerse.
Unas cuantas calles después, se detuvo ante un semáforo en rojo. Aprovechó para rascarse debajo el ojo cuando un par de motocicletas muy familiares aparecieron junto a él.
-¿Qué hay, Chanyeol? ¿Disfrutas las vacaciones? -preguntó uno de los conductores en tono risueño, tenía cabello rubio teñido que le llegaba hasta la barbilla.
-Hola, Kaburagi, sí, van de maravilla ¿Qué tal ustedes? -dijo Chanyeol, con cautela.
-¿Saldrás a divertirte a algún lado este año o te quedarás en tu casucha igual que siempre?
-No necesito ir a ningún sitio para divertirme, estoy muy bien aquí -respondió, apretando más fuerte los manubrios al tiempo que devolvía la vista al frente.
Kaburagi y su grupo se rieron al unísono, mostrando expresiones altaneras que a él no le interesaba ver.
-Claro, seguro que así es. Como sea, nosotros iremos a la playa, nos vamos mañana. Te traeremos unas postales o algún llavero para el recuerdo.
-No hace falta -la luz verde hizo aparición-. Que se diviertan, chicos, nos vemos en la escuela.
Chanyeol volvió a pedalear y giró hacía la izquierda, dispuesto a alejarse de allí lo más pronto posible.
-Keito, Ryosuke, síganlo. Hay que darle un regalo de despedida.
***
La puerta del despacho de la directora estaba hecha de madera verde claro, tenía talladas las figuras de varias hadas y una elegante o en cada uno de los pomos. Se hallaba en el edificio trasero de la institución, en donde había mucho menos ruido. Baekhyun llamó a la puerta tres veces y recargó el oído para poder escuchar.
-Adelante -dijo una voz femenina desde el otro lado. Chanyeol tomó aire.
-Espera un segundo -indicó Baekhyun antes de entrar en el despacho.
Chanyeol aprovechó la oportunidad para ajustar su ropa y acomodarse el pelo. Intentó no impacientarse, mas cada minuto de silencio que pasaba le era una tortura, por lo que terminó caminando en círculos mientras se retorcía los dedos de las manos. Finalmente, se recargó en la pared junto al ventanal que daba al jardín vacío y se concentró en la gran fuente que podía ver a través de él. Estuvo ocupado contemplando el fluido del agua hasta que escuchó el sonido de apertura nuevamente.
-Psst, Yeol -llamó Baekhyun, asomando la cabeza.
Se quitó el sudor de las manos pasándoselas por el pantalón y cruzó la puerta. En el lugar había altos estantes llenos de libros, adorables sillones verdes, un espejo ovalado con marco de oro y diamantes, así como un gran ventanal con una gran variedad de colores. Allí, frente a un escritorio de madera brillante, se hallaba la directora, una hermosa mujer, a pesar de la edad, con ojos plateados de mirada cándida, cabellos gris oscuro y piel clara.
-Bienvenido, Chanyeol -comenzó la directora, moviendo grácilmente las manos con una suave sonrisa en su rostro al pronunciar cada palabra -. Soy la señorita Farah, la directora de Oasis. Baekhyun me ha puesto al tanto de tu situación. Estoy segura de que tienes muchas preguntas ¿O me equivoco?
-La verdad es que sí, digo, hasta hace unos días ni siquiera tenía idea de que la dimensión mágica existiera, mucho menos de que podría visitarla. Todo es muy confuso para mí, y apenas he visto nada.
-No puedo imaginarme por lo que debes estar pasando, llegar a un mundo nuevo no ha de ser cosa fácil ni mucho menos, sobre todo considerando de dónde vienes. No hay mucha magia en la Tierra ¿Verdad?
-Nada en absoluto, o bueno, no que yo sepa.
-Eres un caso peculiar. Hasta donde llegaba mi entendimiento, en la Tierra no quedaban hadas. Supongo que algunas debieron desperdigarse por allí hace algún tiempo, seguramente lo tuyo se trata de un linaje durmiente. No sería la primera vez, al menos no en la historia.
La señorita Farah chasqueó los dedos y una tetera junto a dos tacitas de color jade se materializaron sobre el escritorio. Sirvió un brebaje que emitía un sabroso aroma y le extendió una de las tazas. Chanyeol la tomó con cautela.
-Ah, ¿un linaje durmiente?
-En algún lugar de tu árbol genealógico debe de haber un hada, su naturaleza mágica se habrá perdido entre generaciones y regresado contigo, quizá se remonte a tres siglos atrás. Nada muy extraordinario.
-Dígamelo a mí...-Chaneyol envolvió la taza entre sus manos y se quedó observando el líquido color miel en silencio.
-Como te he mencionado antes, ya sé la razón que te trajo hasta aquí, y quiero que sepas que mientras estés en Oasis, me aseguraré de que recibas la formación necesaria para lidiar con tus recién descubiertos poderes de la mejor manera, así como la comodidad y seguridad a las que todo estudiante de mi escuela debe poder acceder sin excepciones -Farah tomó un sorbo y devolvió la taza al escritorio con suma elegancia -. Puesto que el príncipe Gunwook no puede acudir a Oasis para este nuevo año, dejaré que tú tomes su lugar.
-Muchas gracias, señorita Farah, no sé qué sería de mí si Baekhyun no me hubiera encontrado y me alegra mucho poder contar con su ayuda. Seguramente así podré volver pronto a casa.
-Bueno, nuestro programa toma en cuenta un aprendizaje lento y seguro, confiamos en el proceso más que en los resultados, por lo que no te prometo que vayas a conseguir un control total sobre tus poderes en poco tiempo. No te apresures.
-Sí, bueno, no puedo tardar demasiado. Mis padres esperan por mí y bueno, tendré que regresar a la escuela cuando todo esto acabe. Después de todo, mi lugar está en la Tierra.
La directora alzó sus gafas y se puso de pie frente al ventanal a sus espaldas. Permaneció varios segundos sin pronunciar palabra.
-Eso ya lo veremos. Por ahora, Oasis es tu hogar. Me mantendré al tanto de todas las personas que esperan por ti en el otro mundo, así no habrá riesgos de que tu aprendizaje se vea interrumpido. Siéntete como en casa, Chanyeol. Espero que disfrutes de tu estadía en nuestra escuela. Ahora, vayan a divertirse, los veré más tarde para la ceremonia de bienvenida.
-Gracias, señorita Farah ¡Ya nos vamos! Que tenga un buen día -dijo Baekhyun, tomando el brazo de un confundido Chanyeol para salir del despacho.
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