Inicio


¡Tras él!-esas palabras fueron su señal para huir lo más rápido posible, sabía que podía ponerles un alto a todos sus persecutores fácilmente, sin embargo, eso solo lograría empeorar las cosas. Ya bastante miedo le tenían, lo último que necesitaba era alimentar sus sospechas de que él era un peligro inminente para todos.

De pronto sintió que su estadía en ese lugar sería muy corta si las cosas continuaban así, y por miserable que su vida fuese, seguro sería mucho peor en las calles, sin comida y sufriendo el implacable frío del Tibet. Y es que ya lo habían movido de orfanatorio tantas veces y la historia parecía siempre ser la misma.

Dio vuelta corriendo sin mirar atrás cuando se le terminó el largo pasillo del patio del orfanatorio, al cual tenían acceso solo una vez en el día y por un periodo tan corto que le costaba creer que sus compañeros lo desperdiciaran en perseguirle. De pronto se encontró acorralado pues había llegado a un callejón sin salida, los demás huérfanos sonrieron maliciosamente al ver al pequeño niño atrapado, sin embargo, se quedaron a una distancia prudente de él recordando de lo que era capaz.

-¡Ve tú!-

-¡No, tu ve, anda, acabalo!

Los niños se empujaban entre sí, debían ser unos 5 por lo menos y los había de todas las edades, aun que muchos eran considerablemente más grandes y de apariencia mucho más fuerte que la del pequeño peli lila que se encontraba frente a ellos, ninguno se animaba a ponerle una mano encima. Fue entonces cuando uno de los niños volteó a su derecha y alcanzó a divisar un pequeño bonche de piedras, decidido, tomó una y se la arrojó cayéndole al ojiverde en una rodilla, se hincó en el suelo por el dolor mientras los demás seguían la acción arrojándole más piedras y vociferando una sarta de insultos.

-¡Fenómeno!

-¡Haznos un favor a todos y muérete de una vez!

Gruesas lágrimas caían por el rostro de ese pequeño niño de apenas 4 años de edad, de pronto, cuando otra piedra se dirigía directamente a su rostro, esta suspendió su movimiento en seco, quedando a escasos centímetros del infante. Los niños se quedaron atónitos al ver esto y dieron un par de pasos hacia atrás.

-¡Lo está haciendo de nuevo! ¡Es un demonio! ¡Un demonio sin duda!

-¡Esas marcas sobre su rostro, deben ser alguna especie de señal satánica! ¡Marcas del inframundo!

El pequeño niño, con su cuerpo gravemente herido y sangrando se levantó con debilidad, sosteniéndose de la pared, de pronto los vio a todos con tremenda ira mientras jadeaba por el incesante dolor del que era preso. Desesperados por acabar con él los niños insistieron en arrojarle cuanto objeto encontraban a la mano pero todos corrían la misma suerte, de pronto, como milagro de Athena, les mandaron llamar de vuelta, el recreo había terminado.

Los niños le lanzaron una mirada de odio y repudio mientras se daban la media vuelta y se iban, el pequeño dejo salir un sonoro suspiro y con el todas las cosas cayeron estrepitosamente al suelo, nuevamente las lagrimas encontraron su camino por aquellas mejillas pálidas y delgadas, producto de la desnutrición y de la propia fisionomía del infante.

Frente a él apareció una señora ya de edad avanzada, vestía ropas oscuras y sumamente pulcras, las cuales parecían no encajar con el escenario del cual él era participe, la mujer lo miró como quien mira un papel en la acera y le dijo fríamente-Acompáñame-el pequeño intentó avanzar pero su lastimado cuerpo no le respondía, la mujer que ya había caminado un par de pasos volvió la vista y lanzó un bufido de exasperación-¡Qué esperas! ¡Vamos!-Con lagrimas en los ojos el peli lila se movió a paso lento tratando de no perder de vista a la señora que no se molestó en ver hacia atrás para cerciorarse de que la seguía, finalmente y con mucho esfuerzo llegaron a una habitación a la cual el pequeño jamás había tenido acceso, el solo sabía que una vez que un niño entraba ahí, jamás lo volvía a ver. Trago duro con ese pensamiento, entendió inmediatamente que estaba en problemas y cuando se adentro en dicha habitación sintió que el corazón se le saldría ¿Qué horrible castigo le esperaba en ese lugar? ¿Sería este, por fin, el fin de su vida? No, algo tan bueno no podía pasarle a él.

Le indicaron que se sentara en un modesto banquito y la dama que antes le había visto con tal indiferencia comenzó, para su sorpresa, a asearlo y curar sus heridas. El ojiverde permaneció inmóvil todo el tiempo, no expresando ninguna emoción, sin saber cómo sentirse con el gesto pues era más bien mecánico, sin una pizca de compasión por parte de la mujer. Una vez aseado y luciendo un tanto más decente ella peino rápidamente los cabellos del infante con sus arrugados y delgados dedos-Niño, debes ser convincente, si te quedas un día más aquí, probablemente morirás-el pequeño abrió grandes los ojos y sin darle tiempo de replicar la dama abandonó la habitación, dejando a un confundido y asustado niño detrás.

Pasaron tan solo unos cuantos segundos cuando la puerta se abrió nuevamente, en lugar de la severa dama entro un hombre, su rostro tenia algunas arrugas, era delgado, alto, de cabellera larga y abundante con algunas canas, pero lo que más llamó poderosamente la atención del pequeño era que tenía unas marcas en la frente idénticas a las suyas. Se sentó cuidadosamente cerca del niño y lo observó con detenimiento, sintiendo inmediatamente una enorme pena por el deplorable estado en el que se encontraba, golpeado, delgado como una espiga, con múltiples heridas y la piel tan opaca que sintió de pronto que lo vería partir a la otra vida en cualquier momento. Sus ojos, llenos de infinita bondad, se posaron en las enormes esmeraldas del infante, vio en ellas una profunda tristeza, desesperanza y odio, producto de no haber recibido en su vida una caricia amable, comprendió entonces que su misión con ese niño seria dura pero no le importó y finalmente después de un largo rato de contemplarse mutuamente, el mayor rompió el silencio.

-¿Cómo te llamas, niño?-no hubo respuesta por parte del peli lila, el cual ni siquiera lo miraba de frente, era como si sus palabras jamás lo hubieran alcanzado-¿Es acaso que no lo sabes?-el pequeño negó con la cabeza-No lo sé, jamás se me ha llamado por algún nombre-dijo tímidamente y agachando la cabeza.

-Bueno-continuó el mayor-mi nombre es Shion y estoy encantado de conocerte-le sonrió-no te preocupes ya por nada, yo te voy a sacar de aquí...Mu-le dijo poniéndole una mano en la cabeza, lo cual ocasiono que el menor diera un pequeño brinco en sobresalto.

....

El pequeño Mu no lo podía creer, tenía delante de él una torre de unos extraños círculos que despedían un olor delicioso y Shion le había indicado que eran todos para él, al principio lo volteó a ver incrédulo, como si se tratara de algún truco, tomó tímidamente uno con su mano y fue inmediatamente reprendido por el peli verde-Mu, con la mano no, para eso son los cubiertos...-El pobre niño, además de que tenía tanta hambre, no había usado un cubierto en toda su vida, por lo que al intentar utilizarlo Shion se dio cuenta que no tenía ni idea de cómo se sujetaba aquello y resolvió mejor darle de comer en la boca, al principio el pequeño se rehusó, totalmente ajeno a recibir tantos mimos y atenciones pero el hambre fue más poderosa que su desconfianza.

Ambos lemurianos permanecieron en el Tibet alrededor de una semana, pues Shion debió arreglar todos los papeles de la adopción y ese tiempo le bastó al pequeño Mu para tomarle confianza e incluso cariño al oji rosa.

-¿Sabes, pequeño Mu? no debes culpar a toda esa gente por el mal trato que recibiste, si bien no debieron ser tan crueles contigo, es su naturaleza humana la que los hace actuar así, tú eras algo desconocido y amenazante para ellos y su naturaleza les dictaba rechazarte, no albergues en tu joven corazón rencor hacia esos seres que obraron en función de sus más primitivos instintos.

El pequeño escuchaba atento las palabras de su mentor, sintiendo que con ellas se atenuaba toda esa ira que sentía, Shion logró de a poco limpiar con su filosofía y buenos sentimientos la atormentada alma de un infante que jamás había conocido la calidez humana.

Le explicó además brevemente que ellos eran descendientes de una raza que provenía de un continente que se pensaba extinto, poseyendo por ello no solo los curiosos puntos en su cabeza en lugar de cejas sino también poderosos poderes mentales, le explico a groso modo lo que era el cosmos y como esas tres variables: su raza, sus poderes y su cosmos, podían ser empleados para salvaguardar la paz en la tierra.

Al peli lila le entusiasmo demasiado la idea de convertirse en una especie de súper hombre e hizo lo que no había hecho quizá nunca: sonreír.

...O....

-Hemos llegado-Dijo Shion al encontrarse a las faldas del Santuario, llevando de la mano a un pequeño y curioso peli lila, quien al ver la imponente construcción poseedora de interminables escalones y un impecable color blanco se sintió inmediatamente maravillado, sin embargo su expresión permaneció calma.

-Este es nuestro hogar, el santuario, aquí comenzará tu entrenamiento para convertirte en santo de la grandiosa Diosa Athena. Sin embargo, como te comenté, habrá ocasiones en las que tendrás que entrenar en Jamir para que domines algunas otras técnicas que solo podrás realizar allá.

El pequeño lo miró confundido, todo iba demasiado rápido para él, caminó con timidez los escalones junto con el mayor y llegaron a la casa de Aries, Mu miró con curiosidad hacia la lejanía donde parecía haber una especie de construcción en forma de círculo, de ese lugar se escuchaban gritos y una gran cantidad de polvo flotaba a su alrededor dificultando la visibilidad ¿Qué es eso?-se atrevió a preguntar mientras apuntaba a su dirección con el dedo índice.

Shion volteó y después bajo su mirada para encontrarse con la del pequeño lemuriano-Ah, ese es el coliseo, ahí entrenarás junto con tus nuevos compañeros ¿Quieres ir a verlo?-El pequeño se vio tentado a decir que sí, pero entonces recordó "nuevos compañeros" y lo re pensó, ¿y si la historia se repetía? ¿Y si esos nuevos compañeros también eran crueles con él? Inconscientemente se aferró a la larga túnica de Shion bajando la mirada al suelo, el mayor notó esto y se arrodilló poniéndose a su altura-Hey, estará bien-le dijo con una voz suave mientras revolvía un poco los cabellos de Mu-Ya verás que les agradarás.

Llegaron entonces a la entrada del coliseo, en él se estaba llevando a cabo una feroz batalla que al verla Mu se sobre saltó, sin embargo, al analizarla con detenimiento no podía ver en los rostros de los combatientes una pizca de maldad como lo hacía en el orfanatorio, esta no era una pelea, era un combate.

Ambas personas terminaron midiendo fuerzas sujetándose por las manos, rechinaban los dientes mientras levantaban la tierra con las puntas de sus pies, presos de la fuerza que ejercían en el cuerpo del otro. Uno de ellos tenía el cabello oscuro como la noche al igual que sus ojos, sus facciones eran más bien finas pero a la vez muy varoniles, su tez era algo tostada y era ligeramente más pequeño que su contraparte, quien llevaba su cabello azul y corto pero no lo suficiente como para que no se alborotara, su tez era morena y tenía bastantes marcas en la cara y brazos, su sonrisa torcida de pronto le inspiró algo de desconfianza al ojiverde. Este último se sintió observado y volteó a ver a la entrada en donde se encontraban los lemurianos, al divisar al pequeño peli lila mirándolos más bien con asombro bajó la guardia y fue arrastrado por su combatiente, quien le arrojó al suelo por la fuerza acumulada, sin intención.

-¡Demonios Shura!-gritó el peli azul mientras se sentaba en el piso, sobándose la cabeza y retirándose un poco el polvo de la cara. El mencionado joven no dijo nada, su rostro permaneció inmóvil y solo le extendió la mano, pero el moreno le dio un manotazo mientras seguía sonriendo-Tuviste suerte de que me distrajera el mocoso de allá-dicho esto todos voltearon hacia Mu quien al verse observado dio un pequeño brinco, sintiendo como aumentaba su adrenalina pues aun que Shion le había dicho que no pasaría nada el acababa de ver la fuerza de esos niños y debía estar preparado para cualquier cosa.

-¡Jóvenes, pongan atención! El es Mu y será su nuevo compañero aquí en el santuario, les pido por favor sean amables con él-Los niños voltearon a verse unos a otros y después a Mu, en eso uno de ellos, cuyo enorme y fornido cuerpo no parecía coincidir con su aniñado rostro, se acercó al lemuriano a paso lento. Este último inconscientemente dio un paso atrás pero cuando tuvo de frente a aquel niño este esbozó una enorme sonrisa y antes de que Mu pudiera reaccionar lo atrapó en un fuerte abrazo-¡Bienvenido al santuario!-gritó efusívamente mientras Mu bajaba la guardia y sonreía ligeramente, había esperado muchas cosas de esos niños menos un gesto tan dulce.

Lo bajó y le dijo aun sonriéndole-Mi nombre es Aldebarán, vamos, te presentaré a los otros Mu-El pequeño asintió tímidamente para después voltear a ver a Shion, quien le sonrió y le hizo una seña con su mano indicándole que estaba bien.

-Bueno, ya conociste a Shura y DeathMask, que eran los que estaban peleando hace un momento, ahora no estamos todos pero junto contigo somos 12-le decía Aldebarán mientras caminaba al encuentro con el resto de los niños-Supongo que el patriarca ya te explicó que en el santuario hay doce casas las cuales están nombradas en honor a las constelaciones del zodiaco-el pequeño Mu asintió con la cabeza y dejó que su compañero continuara-Bueno, yo estoy aquí para ganarme la armadura de Tauro ¿Tu a que vienes?

Mu levantó la vista del piso y se encontró con los ojos de su compañero y dijo débilmente-Yo, yo...-quería decírselo, pero le costaba tanto trabajo entablar conversaciones, estaba lleno de miedos e inseguridades, al ver que no podía terminar el enunciado Aldebarán se apresuró a hablar-¿Sabes? No importa, supongo que como es la única que falta tu armadura sería la de Aries, eso es increíble ¿sabes que el patriarca portó esa armadura alguna vez?-Mu negó con la cabeza y se dio cuenta que ya estaban delante de los demás niños, miró por el rabillo del ojo que Shion seguía en la entrada del coliseo y se sintió un poco más seguro.

Delante de él habían otros tres niños además de los que ya había visto combatiendo, uno de esos niños era singularmente lindo, con unos ojos tan grandes y facciones tan finas, poseía un cabello ondulado encima del hombro de un color azul celeste muy cautivador, sin embargo el encanto se le terminaba cuando lo veías a los ojos, se veían...vacios.

-Mira Mu, te presento a Afrodita, el está aquí para ganar la armadura de Piscis-El mencionado niño le sonrió apenas-Bienvenido-Le dijo con cierta indiferencia, confirmando la observación del lemuriano.

Después el tauro volteó para con un pequeño de cabellos castaños, algo revoloteados y poseedor de unos bellos ojos verdes-El es Aioria, el futuro caballero de leo-Hola-Le saludo el pequeño con una dulce sonrisa, la cual Mu devolvió de inmediato. Aldebarán prosiguió entonces-Y el es...

-¡Yo soy Milo!-le interrumpió el niño-¡No necesito que hables por mi Aldebarán!-Después de reprocharle Milo volteó para con Mu y lo vio con detenimiento-Le doy una semana...-le dijo fríamente ante la mirada atónita de Aldebarán-¡Milo! ¡No seas así!

-Déjalo, Aldebarán, está molesto porque Camus partió esta mañana a Siberia-le interrumpió un pequeño niño, quien apenas se estaba acercando al grupo a paso lento, a Mu le llamó poderosamente la atención que el niño tenía los ojos cerrados y sin embargo podía caminar perfectamente. Milo gruño con el comentario-¡Eso no es cierto Shaka! ¿Por qué mejor no regresas a tu esquina a meditar?

-¡Niños!-les gritó Shion, acercándose a ellos-¿Les parece esta manera de comportarse delante de su nuevo compañero?

-No gran patriarca-dijeron todos al unísono, en un tono de voz más bien mecánico e indiferente, como el que se emplea en un salón de clases para saludar a un maestro.

-Aldebarán, dejo a Mu en tus manos-prosiguió Shion-debo retirarme a atender unos asuntos del santuario, te pido por favor aclares todas sus dudas y le indiques todo lo que debe saber. Pronto regresarán Saga y Aioros, te pido que cuando lleguen lleves a Mu con ellos para que los conozca.

-Claro que si, gran patriarca-le sonrió el chiquillo mientras veía al peli verde darse la media vuelta e irse. Mu probablemente hubiera salido corriendo a pegarse a las faldas de Shion si no hubiera sido porque Aldebarán le tomó de la muñeca.

-Ven Mu, te mostraré el santuario-le dijo con una sonrisa.

Mientras se alejaban un curioso niño rubio los veía irse-Otro lemuriano...Bueno, por lo menos el parece no ser ruidoso y molesto como el resto-con este pensamiento se dio la media vuelta y se dirigió al templo de Virgo.

Mientras en otro lugar

Un par de jóvenes de 12 años estaban haciendo las compras del día en Rodorio, un pueblo a las faldas del santuario. Uno de ellos, el más alto, poseía una larga cabellera azul y mirada transparente mientras que el otro tenía el cabello corto y marrón y unos ojos verdes vivaces.

-¡Saga! ¡Saga! ¡Apresúrate mira esto!

-¿Qué sucede Aioros?-se acercó sigilosamente a su compañero, cargaba un par de bolsas en sus brazos repletas de verduras, frutas y uno que otro trozo de carne. Cuando notó de que le hablaba su compañero, rodó los ojos y le dijo-Aioros, sabes que el patriarca nos dio una lista y no debemos comprar nada más de lo que viene ahí.

-¡Oh vamos!-le suplicó-¡A los niños les encantará!

Saga suspiró, le costaba tanto trabajo decirle que no a Aioros, sobre todo cuando ponía sus ojitos suplicantes-Odio que me envíen a hacer las compras contigo-le dijo resignadamente, a lo cual el castaño sonrió ampliamente sabiendo que ese era el "Si" de Saga y tomó todos los dulces que pudo comprar con el dinero que sobraba de las compras.

-Se pondrán insoportables-refunfuño el peli azul.

-No se los daremos todos a la vez-se justificó Aioros-tendrán que ganárselos, me parece una buena idea para fomentar en ellos buenas conductas, ¿Has escuchado del condicionamiento positivo?

-¡¿El qué?!-exclamó asombrado Saga-Aioros, enserio, debes dejar de leer esos libros de psicología infantil. Desde que todos estos pequeños engendros llegaron te has obsesionado...

-Es que...-bajo la vista, sonriendo dulcemente-No soportaría ser el responsable de que alguno de ellos fallara. Por eso hago todo lo que está en mis manos para ayudarlos a alcanzar su objetivo, sobre todo a mi querido hermano.

Saga lo miró un momento y le sonrió-A veces creo que eres irreal, demasiado bueno para este mundo-pensó, de pronto se dio cuenta que Aioros lo miraba divertido¿Se le había quedado viendo demasiado tiempo? Rápidamente desvió la mirada, sonrojándose y se apresuró a decir-Vámonos, ya es tarde, el patriarca Shion debe estar preocupado.

El castaño asintió con la cabeza-Déjame ayudarte con eso-le quitó una bolsa de los brazos al peli azul y ambos caminaron de vuelta al santuario.

En el santuario

Shion revisaba un par de papeles en la sala del Patriarca, tenía demasiado trabajo acumulado producto de la semana que estuvo en Lhasa, donde se encontraba el orfanatorio de Mu-Debo poner todo esto en orden, tantos pendientes...-Se sentó pesadamente sobre su silla, apretándose el puente de la nariz con los dedos de su mano, el cual era un tic nervioso que surgía cuando se sentía abrumado-Camus está en Siberia, ahí va uno. El siguiente mes enviaré a Shaka de vuelta a la India, debo arreglar todos los papeles, vuelos...-detuvo de pronto sus pensamientos sobre el indio, pensando en el pequeño que acababa de traer-Mu...contigo me esperaré un poco más para enviarte a Jamir.

El patriarca consideraba prudente que Mu primero superara un poco de su traumática experiencia antes de irlo a entrenar en aquella torre, también debía hablar con Saga y Aioros para dejarles todo listo el tiempo que él estuviera fuera entrenando a Mu. Quizá inconscientemente estaba teniendo demasiadas consideraciones para aquel pequeño niño, sin darse cuenta, se había encariñado poderosamente con él. Debía ser lo indefenso que le parecía, además de la empatía que sentía por el al ser lemuriano también, o la manera en la que le tomaba la mano o lo sujetaba de las ropas cuando tenía miedo...no lo sabía con certeza, pero no podía permitírselo, no podía ser blando con él; si lo quería tanto como lo hacía, debía darle la fortaleza suficiente para poder valerse por sí mismo en el campo de batalla.

En eso Saga y Aioros llegaron a la sala del patriarca, sacándolo de sus pensamientos. Ambos se arrodillaron delante de él en señal de respeto y habló Saga-Gran patriarca, hemos vuelto de la tarea que nos asignó, los alimentos ya se encuentran en su lugar y esperamos nuevas órdenes-Shion los miró divertido por un momento-Dense un respiró, después de eso, quiero que reúnan a todos los aspirantes a caballero en el coliseo porque vamos a darles un anuncio. Ambos caballeros asintieron con la cabeza y salieron de la sala.

Mu y Aldebarán por su parte se encontraban en un jardín improvisado que se encontraba algo cerca del coliseo. Aldebarán estaba tratando, sin éxito, que Mu le contara un poco sobre él ya que tan solo había logrado que le contestara "si" y "no" a sus preguntas y él había hablado básicamente todo el tiempo que habían pasado juntos. Suspiró entonces pesadamente mientras ambos se encontraban cobijados bajo la sombra de un gran árbol, Mu se encontraba abrazando sus rodillas y con la cara sobre las mismas, mirando hacia un punto muerto, en lo que claramente era una pose de total clausura.

Aldebarán ya no sabía que mas decirle, ya le había dicho que era de su misma edad, que venía de Brasil, cómo lo había rescatado Aioros de una riña en las favelas y lo había llevado al santuario al sentir su cosmos, sus gustos y disgustos...entonces de pronto pensó que quizá a Mu le había caído mal pero como eran instrucciones del Patriarca no se había atrevido a alejarse de él, después de todo, el parecía ser más bien callado y reservado, se entristeció un poco con ese pensamiento y volteó para con él, diciéndole-¿Sabes? Creo que ya te he abrumado demasiado con mi platica, quizá sería mejor que te llevara con Shaka, quien es más tranquilo que yo...

Mu volteó entonces asombrado, se sintió tan apenado por qué a su compañero (cuya compañía en realidad le parecía muy grata) le había dado la impresión de que le caía mal con su silencio que se decidió a hablar-Discúlpame, no fue mi intención hacerte sentir así-dijo con un hilo de voz-En realidad me agradas Aldebarán-le sonrió. Soy yo el que te ha molestado siendo tan callado, perdona, pero me cuesta trabajo confiar en las personas-con esto volvió a bajar la vista y sintió como la mano de su compañero se posó sobre su hombro, lo cual hizo que se encontrara con su mirada-Hey, tranquilo, no pasa nada-le sonrió el brasileño, Mu le devolvió la sonrisa y después comenzó a contarle con cuidado todo sobre él. Numerosas lágrimas fueron derramadas ese día por parte de ambos niños bajo el árbol.

En eso Shura se apareció ante ellos, su semblante siempre serio y propio intimidaba un poco a los menores-Hemos sido requeridos por el Patriarca en el coliseo, acompáñenme por favor-con esto se dio la media vuelta siendo seguido por el par de niños.

Una vez en el coliseo Shion, quien ya vestía toda la indumentaria completa de patriarca, tenía a su lado derecho a Aioria y a su lado izquierdo a Saga, los pequeños los miraron con curiosidad expectantes a la importante noticia, sobre todo por la manera tan solemne en la que se había presentado Shion.

-Aspirantes a caballeros de Athena-comenzó-Es hora de que su verdadero entrenamiento inicie...

Todos voltearon a verse confundidos ¿Qué habían hecho entonces todo este tiempo? Todos se preguntaron eso menos Mu claro está, quien de pronto estaba muy ocupado volteando a la izquierda del patriarca, sin notarlo, había clavado su vista en el joven de cabellos azules. Le parecía de una apariencia imponente y dotado de un gran porte, mas su mirada, era tan cálida y transparente que sentía que no podía dejar de ver sus ojos, el mayor al sentirse observado volteó a ver a la fuente de su desatino y alzó una ceja al ver a Mu, a quien no conocía. Si bien Shion le había pedido a Aldebarán que los presentara los mayores subieron tan rápido con el patriarca que el brasileño ni siquiera notó que habían vuelto. En voz baja le dijo al peli verde-Su Ilustrísima, ¿Quién es ese niño?-Mu pudo notar que estaban hablando de él y se sobre saltó, apenado por que había notado que se le había quedado viendo, de pronto un rojo carmesí se apoderó de sus mejillas y decidió mejor volver a su habito de mirar al suelo.

-Oh, creí haberle dicho a Aldebarán que se los presentara-dijo Shion-Aioros, Saga él es Mu, es mi discípulo-Ambos abrieron grandes los ojos y voltearon a verse extrañados.

-¿Su di...discípulo?-balbuceó Saga. Una cosa era ser aspirante a caballero y otra muy diferente, discípulo del patriarca, por lo cual la reacción fue generalizada.

-Bueno-prosiguió Shion-ese no es el asunto que trataremos hoy, así que no perdamos más tiempo. Queridos aspirantes, de hoy en adelante tendrán un compañero de entrenamiento, ese será su compañero a lo largo de su camino para ganar su armadura así que deberán elegirlo cuidadosamente, una vez que lo hagan por favor les pido me lo hagan saber ya que algunos recibirán instrucciones del caballero de Géminis y otros del de Sagitario, ¿Entendido?

-Espero que me toque con Sagitario-dijo por lo bajo Aldebarán a Mu, quien no sabía a cuál de ellos se refería pero en su ensoñación supuso que era Saga, es decir ¿Quién no querría estar con él?...¡¿Qué?!-Se reprendió a sí mismo en sus pensamientos, sin entender del todo que le pasaba de pronto.

Por su parte cuando dijo esto, Shaka se alteró-¿Un compañero? ¿Era obligatorio? ¿No podía pedir entrenar solo? ¿No podían hacer con él una excepción?-Rápidamente acudió con el patriarca en lo que sus demás compañeros se debatían quien se iría con quien, lo alcanzó e hizo la reverencia lo más rápido que pudo, sabiendo que no podía cuestionar sus ordenes pidiéndole que hiciera una excepción con él se apresuró a hablar, pero Shion le ganó la palabra-¿Qué se te ofrece, mi querido niño?-Shion era así, en extremo paternalista y sentimental. Por lo cual su histeria, regaños y castigos también iban en función de esa manera de ser.

-Gran patriarca, quisiera me permitiera ser compañero de su discípulo-El patriarca arqueó una "ceja" y continuó escuchando al rubio-le pido esto ya que por su carácter tranquilo me parece el más fácil de tolerar-Shion lo miró con una mezcla entre tristeza e incredulidad y le dijo-le preguntaré a Mu si quiere entrenar contigo, si él no tiene inconveniente, yo tampoco. Pero realmente pienso que debes cambiar esa actitud para con tus compañeros Shaka, después de todo, si se convierten en santos de Athena estarán juntos y tendrán que llevarse bien por el santuario.

-Mu...incluso su nombre es sencillo-pensó en lo que vio al patriarca caminar hacia el lemuriano.

Aldebarán, quien pudo haber sido compañero de entrenamiento de Mu, había hecho desde antes un pacto con Aioria, quien por ser su hermano Aioros ya tenía noción de que algún día les pedirían formar equipos, así que con preocupación y pena le dijo a Mu que él no podía ser su compañero. Mu solo le sonrió y negó con la cabeza-No te preocupes, estaré bien.

Shaka miraba de lejos a Shion hablar con Mu, angustiado por cuál sería la respuesta del lemuriano, pues no se imaginaba entrenar con cualquiera de los otros y con Mu por lo menos tenía el beneficio de la duda, cuando miró a Shion volver para con él, y sin Mu, pensó que seguramente traería una negativa.

-Bueno, Shaka-le dijo calmadamente el patriarca-Mu ha aceptado ser tu compañero de entrenamiento. Te pido por favor que tengas cuidado...

-No se preocupe, trataré de no ser muy duro...

-No me estas entendiendo Shaka, no lo digo por él, sino por ti.

Shaka arqueó una ceja, pero decidió no replicar, era más que obvio que si por alguien debería estar preocupado Shion era por Mu. Sin embargo, se quedó intrigado y volteó a ver al peli lila, este sintió su mirada y se encontró con los ojos (¿parpados?) de Shaka, le sostuvo la vista por un par de segundos y el lemuriano le sonrió, el indio sin darse cuenta siquiera le devolvió la sonrisa, cosa totalmente atípica en cualquiera de los dos.

En eso, Mu comenzó a caminar en su dirección, el no sabía por qué pero sintió cierta simpatía por Shaka desde la primera vez que lo vio, como algo mas allá de lo palpable y lo visible, quizá otras vidas, quizá el aura, no lo sabía con certeza, su primera sensación hacia él fue admirarlo por lo de sus ojos cerrados, pero a la vez ese niño le transmitía una gran calma y el olor a incienso que desprendía le traía nostalgia de su tierra, a la cual irónicamente extrañaba (sobre todo el frio, ya que Grecia era por mucho mas cálida que el Tíbet). Así que cuando Shion le comentó de sus intenciones aceptó sin rechistar.

Una vez estuvieron de frente Shaka fue, para sorpresa de Mu, el primero en hablar.

-Te agradezco que hayas aceptado ser mi compañero-el rubio dijo esto de una manera tan ajena y fría que parecía ensayada. Mu solo atinó a fingir una media sonrisa y le contestó débilmente-No hay porque.

El pequeño Shaka, a pesar de sentir también cierta simpatía infundada por el lemuriano, no tenía intenciones de entablar conversación con él ni mucho menos de ser su amigo, pues consideraba que las relaciones personales estorbaban en el campo de batalla y prefería evitarlas a toda costa. Además, en su soberbia, sentía que no había conocido a nadie que fuese lo suficientemente interesante/digno/desafiante para él y Mu no era la excepción.

-Te espero mañana aquí a las 7, no llegues tarde-dicho esto Shaka se dio la media vuelta y salió del lugar, Mu ni siquiera se inmutó por sus palabras y dirigió sus pasos para con Aldebarán.

Por su parte Shion se había dirigido directamente con Milo y le había indicado que lo siguiera, confundido y un tanto preocupado el pequeño peli azul y ojos celestes obedeció-Milo, ¿te ha elegido alguien como compañero?-el pequeño negó con la cabeza-Aun no.

-Bien-le respondió Shion-empaca tus cosas porque mañana a primera hora partes a Siberia...

Continuara...

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top