La bahía de Asa
Un hombre caminó a traves del bosque, hacia la bahía de Asa. Donde los drakkar navegaron hacia el mar, más veces que lo que podría decir, para ver una nueva maravilla. La gente contó de hombre a hombre. El Dios omnipotente ha arrivado desde una tierra extranjera. Los rumores cuentan de un hombre que había llegado desde el otro lado de los mares, llevando una cruz de oro alrededor de su cuello. Y hablaba en una extraña lengua de paz. Él había llegado con extraños hombres con armadura, vestidos con camisas púrpuras y encajes. Y sin vello facial... Y el hombre llevando la cruz habló en la bahía de Asa. El Dios de todo hombre, mujer y niño había llegado para salvarlos. Y para dar las gracias al señor de los cielos, uno debía construirle una casa. Y para salvar su alma del infierno, debía ser bautizado y decir los votos. Un hombre orgulloso con el martillo dijo: El nuevo Dios puede construir su casa por su cuenta. Y habló en alto sobre los dioses de sus padres. No mucho tiempo ha pasado. Los rumores decían, del hombre con barba como fuego, y el martillo en el cuello, por los hombres de armadura fue silenciado. Y por sus espadas fue asesinado. Y así a todos los de la bahía de Asa construyeron una casa de la cruz. Cada hora del día a ellos sudaron y sus miembros les dolía porque la fé significa costo. Y en el día doscientos allí estaba, blanca hacia el cielo, la casa del Dios de la cruz. Tan grande como para meter dos drakkar adentro. Y a todos los de la bahía de Asa miraron la maravilla subir a los cielos. Ahora el Dios de la cruz debería estar complacido y satisfecho. Tan solo afuera del circulo de la multitud, un hombre anciano estaba de pie. Él miró a traves de las aguas, y borró el sol de sus ojos con una mano. Y sus ojos pudieron ver los drakkar a la deriva. Y sus oídos pudieron escuchar un gran numero de hombres llamar en veneración a Odín. Y aunque él ya sabía, giró su cara hacia el cielo. Y susurró silenciosas y olvidadas palabras, habladas solo en lo alto. Ahora, esta casa del Dios extranjero está de pie. Ahora, deberán ellos dejarnos solos. Y el siguió escuchando desde algún lugar del bosque, un sabio cuervo decir: Gente de la tierra de Asa, esto tan solo... acaba de empezar.
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