¡¿Cómo calmar a la Loli suprema?!
Ubicación: una parte de Europa.
Lugar: Un Villa escondida en las montañas.
Hora: 12:10 P.M.
En en una parte de Europa,e unas montañas, hay una villa escondida en las montañas donde los magos vivían tranquilamente y también podían ir y venir como quisieran puesto que es un lugar pacífico, no hay problema en que cualquiera que quiera descansar vaya a la villa.
En una de sus tantas tabernas, adentro sentando en una de la sillas de la barra, se encontraba un joven muchacho de unos 17 años, tiene el pelo puntiagudo de color rojizo, que se oscurece a marrón puro y se alarga hasta la nuca, lleva puesto una capa de mangas largas con capucha, una camiseta negra manga corta, un collar; unos pantalones negros un poco ajustados y unos zapatos un poco gastados.
Él estaba bebiendo tranquilamente un vaso mediano de cerveza.
El cantinero que estaba limpiando los vasos se percata de algo inusual.
Detrás del peli rojo estaba una mesa redonda y encima de la mesa estaba una niña de unos 10 años, tiene cabello rubio platino, unos ojos azules, y su atuendo consiste en lo gótico. Flotando al lado de ella estaba una muñeca... la cual estaba vestida de sirvienta y en su pequeña mano derecha llevaba un gran cuchillo.
Obviamente todos excepto el peli rojo estaban tensos.
Levantó la mano, el peli rojo llamo al cantinero.
Él se acerco ignorando a la niña.
—¿Desea más cerveza?.
—No... —responde mientras se toma toda la cerveza de un golpe—. Solo dime... ¿dónde hay una posada por aquí?... que tenga todos lo necesario y barato.
El cantinero se confundió por un momento, pero luego regresa en sí y le responde.
—Al salir, toma el camino derecho y camina hasta llegar a la esquina, luego ve hacia la izquierda, sigues recto y llegarás a la posada, lo sabrás porque literalmente tienen un gran cartel que dice “posada a todos los magos” no es la mejor pero cubre lo básico y es barata.
—Heh, mejor para mí, tengo que calmar la ira de la Loli suprema hahahahahaha —comentó el peli rojo mientras señalaba con su pulgar atrás a la niña.
El cantinero sonrió nervioso ante lo dicho por el muchacho.
En cambio la niña sonrió inocentemente mientras envuelve su mano derecha en energía mágica que apuñala desde afuera en la dirección de la yema de los dedos extendidos en la forma aproximada de una hoja.
Todos se asustaron excepto el peli rojo que se reía divertido.
10 minutos después.
Después de hablar un poco más, se fue de la taberna y siguió las instrucciones del cantinero, llegando rápidamente al hotel, obviamente la niña lo siguió.
Pidiendo una habitación se encerró rápido, pero en vano puesto que la rubia ya estaba adentro.
La recepcionista por un momento pensó en llamar a la policía, ya que no era normal que un adolescente y una niña estuvieran en la misma habitación, pero en el momento que lo pensó extrañamente se lo olvido lo que vio y lo que iba hacer, como si nunca hubiera visto a la niña... un detalle y es que los ojos de ella estaban sin brillo, como si estuviera en trance.
En la habitación.
El peli rojo llevaba puesto en la cintura un pequeño pero realmente pequeño delantal negro, ¿La razón? Estaba cocinando algo.
De hecho lo que estaba a punto de cocinar era un pastel de chocolate para la loli, ya que así se calmaría.
Mientras batía a mano con una batidora de manoel chocolate en una tasa de metal redonda
Viendo que la niña no le despegaba la mirada, decidió darle un poco.
Agarrando un poco con su dedo índice se lo acercó.
La gota de chocolate iba a bajar mientras ella se inclinaba y a sacaba la lengua, una imagen que cualquiera maliterpretaria.
«Sino fuera porque tiene 700 años... seguramente los del FBI estarían en mi puerta esperando hahaha —sonríe divertido viendo a la niña inclinarse mas para obtener la gota de chocolate—. Por otro, si tuviera novia me pregunto si se reiría o se pondría celosa?.... Nah, seguramente se reiría», pensaba el peli rojo confiado.
La gota calló en su lengua y lo saboreó gustosa, estaba realmente rico y además, sabiendo que es la primera a que le cocina, sentía un triunfo sobre cualquiera que intente estar con su amado.
—¿Te gusto?.
—Hmmm~ —respondió asintiendo energéticamente.
—Me alegró.
Habiendo dicho siguió batiendo el chocolate.
La rabia solo se quedó observando pacientemente.
Lo que pasó luego, es para la imaginación de cada quien.
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