Noticia de última hora

MEMENTO

Autora: Clumsykitty

Fandom: Marvel, AU.

Parejas: principalmente Stony. Otras más.

Derechos: muero de la risa. Nada más que ésta idea.

Advertencias: historia que viene a raíz de Halloween y en mi país, el Día de los Muertos. Inspirada en la Mansión Winchester, el cuento El taxidermista de Pisa, una historia que alguna vez vi o leí cuyo título no recuerdo, la película La Mansión y mis ganas de escribir de este género.

Gracias por leerme.



Noticia de última hora.


"Estamos contigo, Daisy."

-Gracias, Mark. Seguimos pendientes de los informes de los paramédicos, le recordamos a nuestro público que nos ha sintonizado desde el día de ayer en que se dio la noticia de los dos jóvenes desaparecidos dentro de la Mansión Stark en el último tour de visitantes nocturnos, que dichos jóvenes son universitarios que habían llegado de una excursión conjunta de varias instituciones para una visita programada. Ellos habían elegido la visita nocturna guiada de la Mansión Stark, famosa por sus historias sobrenaturales y la enorme como laberíntica arquitectura de la que se advierte a sus visitantes. Casos como los de estos jóvenes recién rescatados no son extraños, aunque cada vez menos comunes gracias a las fuertes medidas de seguridad del equipo encargado de los turistas.

Mark, recién acabo de entrevistar al sheriff y nos ha confirmado el rescate de los universitarios. Están vivos, aunque según pudimos constatar, inconscientes. No se les vio con heridas graves o en estado crítico, sin embargo, como mencioné al inicio de la transmisión, estamos pendientes de los informes de los paramédicos que en estos momentos los atienden. Recordemos que llevaban más de doce horas perdidos dentro de la Mansión Stark. Se enviaron trece equipos de rescate coordinados a los siete niveles de esta impresionante pero intimidante construcción de mediados del siglo XIX por el empresario Howard Stark, quien, según se cuenta la historia oficial, siguió los consejos del matrimonio de cazadores de fantasmas, los Jarvis, para crear este laberinto que cuenta con más de cien habitaciones, seis cocinas, entre otras extrañas como escalofriantes características.

Para nuestro público que recién está viendo esta noticia a través de nuestro canal, les haré un breve resumen de lo que sucedió el día de ayer por la noche. Autobuses con jóvenes de diferentes universidades llegaron para un tour nocturno en la Mansión Stark, divididos en pequeños grupos con un guía siempre cuidando de ellos, una de las guías fue la primera de percatarse casi al final del recorrido que dos estudiantes no estaban en sus grupos respectivos. Todos fueron sacados de la mansión inmediatamente para permitir al equipo de seguridad buscarlos, en lo que sería el camino usual como algunos pasillos alternos sin encontrarles. Al no hallar rastro alguno, se tomó la medida de llamar a la policía y dar parte. Mark, querido público, sabemos que perros como circuitos cerrados son imposibles dentro de la Mansión Stark tanto por evitar deterioro de su invaluable arquitectura como los extraños accidentes ocurridos a los animales y al cableado.

Los padres de los jóvenes fueron alertados de su desaparición, toda salida conocida de la mansión estuvo vigilada por la policía mientras se armaban los grupos de rescate que entraron usando el mítico truco de la soga atada a ellos, técnica usada por los ingenieros que han explorado la Mansión Stark temiendo perderse y siguiendo a la misma guía que conoce perfectamente la mayoría de los recovecos de esta enorme construcción. Fue una búsqueda lenta, limitada por la intrincada estructura interna en buena parte desconocida de este hogar lleno de misterio. Hoy, en plena tarde es que uno de los equipos encontró al primero de los universitarios, desmayado dentro de una tina de los tantos baños que existen. Estaba empapado y con signos de hipotermia. Un segundo equipo encontró en otra ala al segundo joven perdido, tumbado según la crónica de los rescatistas sobre la alfombra cuya mancha oscura jamás ha podido ser limpiada y es una de las fotografías que más se venden del lugar. También se le halló inconsciente con lo que pareció ser una quemadura en el pecho más es un dato que en breve confirmaremos.

Esta noticia seguramente se inscribirá en el libro de anécdotas sobrenaturales de la Mansión Stark. Como ya lo comenté, estos jóvenes no son los primeros en perderse dentro de este sitio turístico con tintes sobrenaturales. En las redes sociales como en algunos medios se habló de la posibilidad de que la mansión hubiera llevado a los universitarios a otra dimensión, pero afortunadamente siguen en la nuestra y vivos, cosa que en otros casos no sucedió. Turistas que decidieron separarse temerariamente de sus grupos guiados jamás se les volvieron a ver. Estos estudiantes tienen la fortuna de haber sido encontrados y sus padres seguramente están más que aliviados de tenerlos de vuelta. Mark, los paramédicos han terminado, si me lo permites, iremos a entrevistarlos junto con los padres. En breve seguiremos informando las últimas actualizaciones del caso.

"Adelante, Daisy, y gracias por tu informe."

La reportera joven como atractiva se despidió, quitándose su auricular que puso dentro de uno de los bolsillos de su chaleco típico de periodista con las siglas de su canal. Estaba cansada pues había estado desde el inicio del reportaje transmitiendo para la televisora, siempre pendiente de cuanta autoridad hubiera para informar, de las declaraciones de los testigos como de los encargados de la Mansión Stark, los Potts, quienes habían heredado aquella construcción cuando los Stark fallecieron sin dejar herederos. Ahora los descendientes gozaban de una fortuna cuantiosa al mantener esa mansión como un sitio turístico desde que la primera noticia sobrenatural los pusiera en la mira de la prensa. Sin embargo, no todo era tan fácil ni dulce. Las desapariciones misteriosas de los visitantes tercos a no escuchar indicaciones plagaban internet.

-Lo has hecho muy bien, Daisy.

-Ya casi terminamos, Vincent -sonrió la joven a su camarógrafo, un hombre entrado en años y experto en aquellas lides que la cuidaba como una hija.

-Vamos con los paramédicos, quizá hablemos con la guía que ayudó en la búsqueda si lo permiten los Potts, y si aún puedes moverte, nos tomamos unos minutos para comer algo.

-Usualmente te diría que no, pero hoy sí que tengo hambre.

El cerco de la policía era amplio, solo admitiendo el acceso a los detectives, paramédicos, personal de las universidades involucradas y los padres de los jóvenes perdidos que ahora estaban llorando de felicidad al ver a sus hijos sanos y salvos en las camillas que los llevarían al hospital de la ciudad para ser revisados concienzudamente por cualquier contrariedad. De los pocos que también habían salido "ilesos" de la Mansión Stark, siempre contaban de fantasmas que caminaban por sus pasillos o de escenas sangrientas ocurridas como si fuese una película proyectada en aquellas habitaciones que conservaban prácticamente todo como lo estuvo un día en el siglo XIX al ser habitada por Anthony Edward Stark, el primogénito y único hijo de Howard y María Stark.

-¿Qué tanto miras a la mansión, Vincent? -preguntó Daisy, ambos sentados en la orilla de la acera luego de perseguir a los paramédicos para unas cuantas palabras sobre el estado de los universitarios ya lejos de ahí camino al hospital.

-He cubierto muchos eventos, reportajes y situaciones de peligro como bien sabes, pero jamás había estado cerca de esta cosa pese a que ya había escuchado de ella.

-¿Te da miedo? -sonrió la joven mirando la construcción frente a ellos del otro lado de la acera.

-Sí... ¿no lo sientes? Es como si nos observara, rabiosa, enojada.

-Pues solo veo muchas ventanas y pisos por donde quiera a desnivel.

-Tu tierna edad no te permite ver lo que yo.

-Oh, vamos, estoy bromeando, la verdad es que sí, siento un escalofrío cada vez que tenemos que acercarnos a los jardines de la entrada, sobre todo ese ángel que llora, demasiado real.

-Puede ser la histeria colectiva, toda esta neurosis acumulada por la desaparición de ese par de mocosos. Quién sabe.

-¿Crees que ellos se hayan separado deliberadamente de sus grupos?

-No lo dudo, hoy en día todo se les hace fácil.

-¡Yo también soy joven!

-Pero tienes a un viejo camarógrafo cuidándote o ya tendría a alguien más trabajando conmigo -le bromeó el hombre mirando la mansión- Su valentía imprudente les ha dejado un susto de muerte.

-Ojalá pudiéramos entrevistarlos para saber qué sucedió, pero los padres ya han dicho que no quieren a la prensa cerca de ellos.

-Nos conformaremos con lo que sabemos. ¿Qué sabemos, Daisy?

La joven sacó de su morral que siempre le acompañaba, un cuaderno maltratado cuyas hojas apenas si se sostenían del resorte de alambre fino que trataba de mantenerlas unidas. Dando una mordida a su emparedado, le contó lo que habían podido indagar sobre los desaparecidos. Uno de ellos era un joven estudiante de ingeniería con altas notas, aficionado a la tecnología como todos los de su generación, de familia adinerada que estaba comenzando a probar suerte en las redes sociales con un canal de video. El otro muchacho era estudiante de leyes con un impresionante récord en deportes, capitán del equipo de fútbol con varios trofeos en su haber, cosa que le había ganado una beca en la universidad, familia de clase media y que vivía en los suburbios. Datos típicos de estudiantes universitarios.

-Al menos deberían tener un historial de consumo de drogas o algo así.

-Daisy...

-Oh, Vincent, era para hacerlo más interesante.

Las famosas bandas amarillas del cerco policíaco estaban siendo ya retiradas, los curiosos también se alejaban ya, sacando sus celulares para informar a sus contactos de lo que habían visto o escuchado. El personal de la universidad también se despedía de los Potts, quienes se quedaron con el capitán de la policía como sus elementos de seguridad, probablemente para terminar aquel asunto que aún esperaría días para convertirlo en caso cerrado hasta que los estudiantes rindieran sus confesiones y los médicos dieran el resultado de sus análisis. Tanto Daisy como Vincent estaban muy seguros de que, pasados unos meses, aquella noticia iba a perderse como muchas tantas otras de carácter sobrenatural. Siempre era así.

El día terminaba con un atardecer de viento frío con un cielo entre rojizo y morado. Todo el ajetreo alrededor de la Mansión Stark iba menguando hasta dejar la calle principal frente a la construcción completamente vacía. Vincent fue a dejar su equipo a la camioneta del canal, tronando los huesos de su cuello y estirando sus brazos. Iba a necesitar un buen baño caliente en esa vieja tina de su casa con un masaje de su esposa, a quien envió un mensaje de texto para avisarle que al fin todo acabado y que iría en cuanto entregaran las cosas a la televisora. El reflejo de la pantalla de su celular daba hacia la mansión con sus luces interiores siendo apagadas ya pues ese día como el siguiente no habría visitas guiadas ni estaría abierto al público.

-¿Qué...?

Vincent se giró al notar en ese reflejo como una de las habitaciones volvía a encenderse. Era la única de los cientos de habitaciones que miraban hacia esa parte de la calle. Buscó con la mirada a la reportera que estaba dentro ya de la camioneta acomodándose para dormir un poco al ser él quien iba a manejar. Volvió su mirada hacia esa ventana larga de cortinas cerradas por donde se colaba la luz del candelabro, sintiendo su corazón latir tan rápido cuando una sombra se dejó entrever en el estrecho hueco de las cortinas. Por la luz que le daba por la espalda y la distancia, fue imposible notar algún detalle, más Vincent supo que era un hombre, un hombre alto. La mano que sujetaba el celular se quedó blanca al apretar el teléfono con fuerza, temblando.

-En el nombre de Dios...

La sombra desapareció y la habitación quedó a oscuras nuevamente, como el resto de la mansión, dejando solamente la caseta de vigilancia con iluminación al igual que los jardines exteriores.

-¿Vincent? Ya quiero irme a casa.

-Y-Yo... sí, pequeña, vámonos. Larguémonos de aquí.

Ya no quiso mirar a la mansión, cada ventana oscura era como un ojo acusador de lo que había presenciado. Vincent se juró nunca más volver a ese sitio ni bajo amenaza de despido. Con manos aún temblorosas, subió a la camioneta que encendió torpemente. Las llantas chirriaron un poco al acelerar de pronto, dejando una pequeña marca en el pavimento. Fueron los últimos en dejar aquel lugar. Daisy arqueó una ceja al verle, pero no quiso hacer más comentarios, el quedarse solos frente a la Mansión Stark también le había puesto los pelos de punta sin razón aparente. La reportera se dejó caer sobre el asiento, terminando de colocarse el cinturón de seguridad al tiempo que miró por el espejo lateral de la camioneta que dio vuelta en la esquina siguiente. Su mano fue como rayo a la del camarógrafo sobre la palanca de velocidades al ver con ojos atónitos a un ángel de mármol salir de aquella zona turística a paso lento y girarse aparentemente hacia ellos.

-Vincent...

-No lo digas, Daisy, no lo digas. Jamás sucedió -murmuró con sudor frío aquél, porque también lo vio- Eso nunca pasó, ¿de acuerdo?

-Tengo miedo.

-Ya estamos lejos.

-Nunca pasó.

-Jamás.


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