Capítulo 9

Se despertó con dolor de cabeza, sentía palpitares agudos mientras llevaba una mano a su cabeza con molestia. Intentaba recordar con precisión lo que pasó el día anterior. Aún tenía unos cuentos recuerdos, pero no podía rememorar que sucedió después de su segundo beso con Seung-Gil.

—Un momento...—murmuró—... ¿A quién besé?

Algunos recuerdos llegaron a su mente de improviso, se llenó de miedo cuando recordó partes de lo que había pasado la noche anterior. Repasó las escenas, él bailando con todas las personas que pudiera, dejando sus cosas de lado; deseaba poder recordar por completo lo que había hecho. Lo único que podía rememorar era los besos que tuvo.

—Ninguno es igual a los de Viktor...

Hizo un recuento en su cabeza. Los besos de Phichit eran dulces, tenía cariño y preocupación dirigida a él. El par de besos que se dio con Seung-Gil no eran inocentes, tampoco llevaban cariño. Eran apasionados, tenían deseo, pero buscar algo más allá de eso... Era inútil.

Con malestar se sentó en la cama. Frotó sus ojos y enfocó la mirada en la oscura habitación del hotel. Necesitaba sus lentes, pero ni siquiera sabía dónde dejó sus lentes de contacto en primer lugar.

—No entiendo porque he soñado con todas esas cosas—habló consigo mismo—, creí que ya había olvidado la mayor parte...

Volvió a respirar profundo. A pesar de haber soñado mucho de su pasado, existían cosas que no podía perder en el pasado, sólo estaban en su mente. Creía sentir el calor se los labios ajenos en su piel, recorriendo un camino como si pudieran dejar quemaduras en la carne y memoria.

《 —Creo en ti—》

Aun le dolía la cabeza y quería descansar, pero debía arreglar las cosas para tomar el vuelo de regreso a casa. Se sentó en el borde de la cama, sintiendo un peor malestar. Podía morir por la jaqueca y lo seca que estaba su garganta.

Buscó su celular, pero no lo encontró. Se asustó por el hecho de no recordar dónde lo había dejado. Dio la vuelta a las almohadas y movió las sábanas en busca del pequeño objeto, pero no lo encontraba por ningún lugar. Se agachó, hallándolo a un lado del velador, en el suelo.

Suspiró con alivió, lo único que le faltaba era haber perdido su celular. Lo encontró sin batería, así que lo conectó y dio la vuelta para entrar al tocador y beber algo de agua.

El baño estaba en perfecto orden, dejó el agua fría correr por sus dedos antes de limpiar su rostro y beber algo del agua de la llave. Tomó una toalla y la dejó a un lado para darse una ducha.

A los pocos minutos salió, el dolor había disminuido considerablemente con el agua caliente. Fue por su teléfono y lo prendió, las letras de la marca se mostraron y apenas se terminó de abrir, su celular comenzó a vibrar con una velocidad impresionante.

Vio decenas de mensajes llegando, aunque la mitad de ellos eran de Minami. A Yuuri le pareció extraño, si bien se mandaba mensajes con Minami casi todos los días, éste nunca había enviado tantos.

Pensó lo peor.

Abrió la bandeja de entrada, demasiados contactos para revisarlos. Una llamada entrante lo hizo dudar, pero después de comprobar el número, pudo contestar.

— ¡Yuuri-kun!

—Hola, Minami—saludó Yuuri con tranquilidad—. ¿Qué sucede? Has dejado mi mensajería llena.

¿No has leído nada de lo que te he enviado?

—Acabo de despertar, mi celular estaba sin batería.

¡Todos están hablando de ti!

¿Qué?

¡En todos los lugares del mundo del patinaje se encuentra al menos un artículo de ti!

No, no es posible...—murmuró—. ¿Qué es lo que están diciendo exactamente?

Será mejor que revises tus redes sociales...

La llamada fue colocada y Yuuri se apresuró a abrir el Instagram.

Quiso morir.

Las primeras fotos eran del beso que se dio con Phichit frente a todas las cámaras, todas con artículos especulando una relación. Luego, otras en las cuales estaba él en la discoteca con los demás patinadores. Él bebiendo, bailando, quitándose la ropa, sonriendo a la cámara. Artículos de artículos que estaban dedicados a hablar de la "Celebración de su victoria". Lo peor eran las fotos que había de él y Seung-gil. Pegados, bailando, en un beso que no podía definirse como casto. Creyó ver una traviesa lengua que revelaba el momento.

¿Qué dirían sus amigos? No, mucho peor que eso. ¿Qué diría su familia?

—Nunca beberé de nuevo...

Siguió leyendo, viendo las diferentes fotos con diferentes ángulos. Los comentarios de cada uno, su rostro, una foto nueva debajo de la anterior. ¿De dónde habían sacado tantas fotos diferentes? Eran demasiados ángulos para que una sola persona hubiera estado tomándolas.

¿Acaso habían llamado a todo el grupo de reporteros de presa rosa para eso?

Gruñó, irritado y preocupado por lo que estaba colgado en la red. No podía salir, mejor dicho, no quería salir a dar la cara y pagar por sus actos. Ese día no.

—Salgamos, podría ser divertido—repitió las palabras de Phichit y de Mila. No, no era divertido.

Se acostó en su cama, revisando los mensajes en el celular. Tal y como lo supuso, estaban varios mensajes de Minako y Mari, preguntando que había sucedido esa noche.

—Si lo supiera, no estaría así...

Dio varias vueltas.

—Bueno, pudo ser peor... —se animó, dispuesto a terminar de empacar sus cosas y encontrarse con su mejor amigo y con su entrenador. Aun con el celular en mano, miró la pantalla mientras pasaba las fotos hasta que una premisa llamó su atención.

《CONFIRMADO, YUURI KATSUKI Y PHICHIT CHULANOUNT ESTÁN EN UNA RELACIÓN. (Con fotos)》

Yuuri frotó sus ojos, asegurándose de que había leído correctamente las letras en negrilla. Cuando volvió a leer se encontró con las mismas palabras.

—Así que Phichit es mi novio...—habló Yuuri, procesando las palabras—, y le soy infiel con Seung-gil al parecer...

Botó en celular en la cama y cubrió su rostro con las manos.

Mejor iba a dormir otra hora.

O eso planeaba. La puerta de la habitación sonó y no tuvo otro remedio que levantarse y salir de su lecho de lamentos para abrir la puerta y encontrar a su mejor amigo.

— ¿Yuuri?

El japonés llevó su mirada cansada, Phichit lo observaba con curiosidad.

—Ahora no, estoy ocupado siendo negativo...

Phichit se rió por el comentario que dio su amigo.

—Debemos tomar el vuelo, en el avión puedes lamentarte.

—Estamos en todo el Internet.

—Corrección, estás. Yo estoy en un cincuenta por ciento de las imágenes, además, sólo lo dicen páginas de chismes. No es nada que se relacione con lo profesional.

El japonés se relajó, Phichit hacía sonar muy fácil la situación cuando lo decía con esa simpleza en sus palabras.

Entonces notó una caja pequeña en la mano ajena.

— ¿Qué es eso?

— ¿Qué cosa? —Preguntó antes de dirigir su vista al lugar que observaba Yuuri. Su mirada se enserió y extendió el objeto con recelo—. Cuando te dejamos en tu habitación, ayer en la noche, lo encontramos, tiene tu nombre, es un regalo...

Yuuri recibió el objeto.

— ¿Y por qué lo tienes tú?

—Revisa quien lo envió, voy a hablar con Celestino para entregar las habitaciones hasta que salgas.

Lo vio dar la vuelta y cerrar la puerta, una vez que se encontró solo, observó a detalle la pequeña caja.

Era azul rey, llevaba un listón de color platino muy delgado, envolviendo con cuidado la caja. Encontró un pequeño papel que estaba escrito con una letra cursiva muy elegante: "Para Yuuri". Un nudo se formó en su estómago y con los dedos temblorosos, abrió para descubrir el objeto.

Tomó entre sus manos una cadena de plata que tenía colgando como péndulo una piedra preciosa de color negro. A simple vista, puso decir que se veía demasiado costosa para poder aceptarlo. Pasó sus dedos encima de la joya oscura y volvió para ver una nota cerrada. Abrió el papel y leyó de la misma letra fina, las palabras escritas.

"Tus trajes son hermosos, pero falta algo en tu cuello... Aunque no me quieras ver de nuevo, feliz cumpleaños, Yuuri. Atte: Viktor."

Yuuri sintió un nudo en la garganta. Acarició la joya entre sus dedos, tratando de averiguar que era. Él no sabía de piedras preciosas, no era fanático de usar ninguna clase de joyería. Aunque el collar era hermoso y tenía un aspecto unisex.

Soltó un suspiró, pegando su cabeza contra el colchón de la cama varias veces con confusión.

No iba a ser un tonto que lo buscara una vez más hasta el aeropuerto para pedir respuestas. Guardó en la misma caja que en la que vino la nota y el collar, cerrándola dentro de la maleta junto al resto de sus pertenencias restantes.

No tenía tiempo para pensar en el regalo cuando tenía que salir del país antes de que su carácter flaqueara y fuera a dar la vuelta para buscar otra respuesta que no iba a llegar. Tomó su celular, mirando la pantalla entre la indecisión de mandar un mensaje o dejar todo en la nada.

Escribió las primeras palabras, las borró. Las escribió nuevamente y se deshizo una vez más del contenido. Se molestó consigo mismo por no decidir que iba hacer en ese momento.

—No tengo tiempo para esto.

Después de una reprimenda mental, terminó de empacar todo y salió con sus cosas en las manos.

Era tiempo de regresar a Tailandia y prepararse para el Grand Prix.

Las maletas estaban firmemente arregladas en el piso del aeropuerto mientras la pelirroja sostenía el celular en sus manos, pasando mensajes con el patinador tailandés.

Todo está lleno de sus fotos, varias de ellas ni siquiera son nuestras...

Esperó hasta obtener otro mensaje.

Ya me imaginaba que iban a sacar provecho para tomar fotos...

Igual sirven. Déjame decirte que tengo un vídeo muy interesante.

Mila vio al resto del grupo acercarse y sonrió.

Están llegando, más tarde hablamos.

Llegar a Tailandia fue más relajante se lo que pensó. Esos meses con Phichit y el entrenador Celestino le hicieron bien, además, los patinadores tailandeses eran tan amables como el primer día y eso le ayudaba a asimilar ese lugar como un segundo hogar.

Los viajes eran agotadores y casi siempre llegaba para dormir unas cuantas horas más para reponerse. Por otra parte, si se mantenía lejos de las redes sociales, esperaba que se olvidaran de él en unos pocos días.

Su celular comenzó a sonar. Era Minami de nuevo.

¿¡Lo que dicen es cierto!?

¿Cuál de todas las cosas que dicen?

— ¡Todas ellas! —Yuuri se preocupó de que el muchacho fuera a perder la voz por lo fuerte que gritaba—. Nunca me dijiste que estabas en una relación con Phichit o que te gustaba divertirte así.

—Eso no es verdad—cortó de improviso al chico, parecía que le iba a dar un ataque—. Y lo de las fotos. ¡Es que no debí beber! No es como si yo...

Debí imaginarlo, Yuuri-kun es tan popular y atractivo. ¡Puedes salir con quien quieras!

Minami... ¿Estás escuchando?

— ¡Voy a estar apoyándote en el Grand Prix! ¡Así que espero ver una hermosa actuación y que tu novio no te distraiga mucho!

—Phichit no es...

— ¡Después de todo tu tema es dramático y parece que estás feliz!

—Minami...

— ¿Si?

—... Nada... olvídalo.

Después de tener una charla de unos cuantos minutos de cosas cotidianas, Minami se despidió para irse a su práctica. Yuuri colgó, preguntándose si era una buena idea dejar que los medios de comunicación dijeran lo que ellos quisieran sobre él y Phichit. Debían existir personas como el adolescente, quienes pensaban que todo era real y se dejaban influenciar por los rumores.

Revisó sus cosas, acercándose en específico a aquel cajón inferior que no tocaba. En silencio, sacó la prenda que estaba cuidadosamente doblada.

Negro, con adornos plateados, la tan conocida tela oscura semitransparente y los vuelos en la cadera.

— ¿Por qué lo sigo conservando...?

Guardó la prenda nuevamente.

Se la devolvería a Viktor en Barcelona.

La pista estaba llena de los patinadores que Yuuri conocía muy bien, a su lado, Phichit estaba entusiasmado con una conversación. Lo había visto con la mirada fija en la pantalla desde el momento en el cual abordaron al vuelo hasta que estuvieron en la pista de patinaje y llegó muchos después para encontrarse con él.

— ¿Con quién hablas?

—Con Seung-gil.

—No sabía que eran amigos...—dijo con sorpresa.

—Conversamos un poco cuando fuimos a dejarte a tu habitación ayer de noche...—habló con una sonrisa—, no te quedabas quieto.

— ¿Les causé muchos problemas?

—A parte de las fotos en las cuales están tú y él besándose como si el mañana no existiera... creo que no.

El rostro de Yuuri se tiñó de un ligero color rojizo y Phichit lanzó una carcajada al verlo.

— ¿Sabes? Dice que no besas nada mal...

— ¡No quiero escucharlo!—Gritó con su cara más roja.

—Ah, pero ayer disfrutabas de los besos, ¿no?

—Tú quieres que muera de la vergüenza...

—No, si te murieras me quedaría sin mi mejor amigo—dijo, deteniendo gradualmente su risa al encontrar a Yuuri tan azorado con sus palabras. Lo alegraba mucho, hace tiempo que no veía como el japonés regresaba a sus viejas costumbres de ser una persona tímida y vergonzosa. En parte, extrañaba un poco eso, pero también le gustaba que hubiera aprendido a levantar el rostro y defenderse como sea debido.

—Seung-gil me dio un par de ideas de canciones para patinar—habló—. Pudiéramos practicar un momento. Nos están dejando la pista más tiempo ya que en poco será el Grand Prix y debemos darlo todo.

Phichit reprodujo una canción de su Iphone, dejando que la música se escuchara. Yuuri prestó atención, apenas lograba diferencias algunas de las palabras, y esas, únicamente porque estaban en inglés. Sin embargo, la contradicción de la canción decía lo suficiente para que él tuviera una idea de que patinar. 

—Suena interesante...—susurró Yuuri—, creo que tengo ganas de patinar.

Phichit conectó el dispositivo para que se escuchara la música en toda la pista. Yuuri se acomodó algunos mechones que estaban cayendo a los lados, llevándolos suavemente detrás de su oreja.

La sensación de deslizarse lo hizo sentir cómodo. Miró de reojo como Phichit esperaba paciente para reiniciar la música. Se preparó y levantó su mano para poder dar una señal de estar listo. Los integrantes se retiraron, la última vez que Yuuri usó la pista por su cuenta había dado una buena actuación. Así que esta vez no fue necesario que Phichit utilizara su cámara, en ese momento tenía a muchas personas señalando con sus lentes a Yuuri.

La mano se levantada extendió sus dedos y fue atraída hasta su pecho. Dio una vuelta sobre sus patines y se imaginó mezclo las emociones en su pecho para poder hacer lo que tenía en su mente. Una sonrisa se formó en sus labios, llenó de confianza en sí mismo. Quería probar que tan atractivo podía ser.

Resbaló sus dedos de su propia mejilla al cuello, trazó un camino en diagonal, repasando sus caderas. Siguió en una mezcla de expresiones, desde una seria hasta otras sonrisas coquetas que lanzó a aquellos que estaban observándolo detenidamente. 

Los dedos pasaron por sus cabellos y luego por sus labios. Se preparó para un salto, tomando algo de velocidad para dar una buena ejecución. Hizo una combinación y extendió sus manos, dando varias vueltas hasta detenerse. Entonces, su sonrisa se borró cuando vio a su mejor amigo frente a él.

Yuuri movió su cabeza y llamó con su mano a Phichit para invitarlo a platinar a su lado.

Cada uno patinó por su cuenta, moviéndose de la manera que preferían al ritmo de la canción. Dando saltos, vueltas y movimientos que fueran lo suficientemente atractivos sin llegar a algo vulgar. Sonrisas ladinas y varios pasos hasta que llegaron uno frente al otro y la canción se detuvo. Escucharon los aplausos llenar el lugar. 

  —Vaya que ha cambiado tu patinaje, Yuuri.

El japonés sonrió con coquetería, tomando ligeramente el mentón de Phichit.

— ¿Quieres comprobar si lo que dijo Seung-gil es verdad?

Su cuerpo se congelo, la persona frente a él no parecía su amigo. Aquellos ojos castaños tenían un destello seductor que nunca había apreciado de cerca. Esas miradas no eran dirigidas nunca él, menos intencionalmente. Su rostro se pintó de un tono rojizo y no pudo decir nada coherente. Regresó a la realidad cuando escuchó la risa de Yuuri una vez que se apartó de él.

—Estoy bromeando—dijo lanzando una carcajada—. Es mi forma de pagarte la vergüenza que me hiciste sentir hace un momento.

Phichit se relajó cuando escuchó las palabras, por un momento había creído que era una propuesta real. 

Tal vez estaba haciendo algo muy peligroso al trasformar a Yuuri de esa manera. 

—No hagas eso, Yuuri—soltó, sonriendo con calma—, me ilusionas.

—Y yo voy a creer que eso es verdad—respondió—. ¿Sabes? Creo que encontré algo interesante para mi coreografía.

— ¿Ah, sí?—. Phichit se mostró interés genuino.

— ¿Has escuchado de la catarsis?

— ¿Catarsis?

Yuuri sonrió.

—Lograré un nuevo nivel de empatía en el público—respondió—. Ya sabes, soy la musa de la tragedia, entonces voy a usar una de sus facultades.

—No estoy entendiendo lo que dices.

—Es una purificación emocional, corporal, mental y espiritual que tienen los espectadores cuando ven una obra trágica, todo esto porque ven el resultado de sus acciones reflejadas en el personaje—explicó—, o al menos, eso es lo que leí.

—Transmitir tragedia al publico.

—Si no trasmitimos nada al patinar, no tiene sentido—sonrió—. Nos vamos a ayudar y llegaremos al podio.

Ambos chocaron las palmas de sus manos antes de tener un apretón amistoso.

—Suena a que tenemos mucho que hacer—habló Phichit—. Enséñame que puedes hacer, Melpómene.   

—Ahora pasas todo el tiempo en el teléfono, Mila—reclamó el hombre, viendo como la pelirroja se detenía para observar la pantalla.

—Lo siento, he estado hablando con algunas personas—explicó—. Me muestran cosas interesantes.

Su voz sonó más alta, intentando llamar la atención de las personas que estaban cerca de ella. Cuando vio una par de ojos topacio mirarla casi de inmediato una sonrisa suspicaz se formó en sus labios. No necesitaba ser muy lista para saber que estaba escuchándola.

—Hablas con ese tailandés, ¿no es verdad? —Habló Yurio. Yakov iba a detener cualquier conversación, pero al ver que Mila tenía algo en mente sintió curiosidad por sus acciones y le permitió continuar.

—Ya casi somos mejores amigos—habló con una sonrisa—. Hablo con él, es muy amigable. Y también con Yuuri, es muy lindo.

Viktor frunció ligeramente su expresión antes de dar la vuelta.

—Justo ahora me acaba de decir que ellos son la nueva noticia del mundo del patinaje—siguió hablando, aun cuando veía la constante irritación en ambos—. Después de todo, hay fotos de él por todas partes. Incluso se filtró un vídeo de su entrenamiento de él.

Una sonrisa más grande se extendió en su rostro. Viktor sacó su celular con velocidad, entrado directamente a una de las aplicaciones para entender que estaba colgado en Internet.

Una discoteca, alcohol, baile, besos... y una confirmación de una relación. 

Además de eso, un acercamiento. Yuuri actuando con atrevimiento y a una distancia poco discreta de que se suponía, ahora era su novio. 

—Yuuri...—murmuró despacio.

La pelirroja iba a seguir hablando cuando vio al hombre de cabellos estrujar su celular con fuerza, sus nudillos se tornaron blancos por la presión antes de soltar el agarre. Hubo un silencio sepulcral cuando vieron a Viktor dar la vuelta sin decir nada, patinando.

Mila creyó ver una fina lágrima resbalando por la mejilla contraria.

— ¿Viktor...?

—Me alegro que sea feliz...

Después de eso no importó cuantas veces llamaron a Viktor. Él no regreso a la pista.

Hola~

¡He visto como separan con imágenes un par de historias y me parece muy bonito! Yo, en lo personal, no quiero usar separadores con el estilo de la portada, así que escogí unos simples para que quedara bonito. Espero que no les moleste como he cambiado la apariencia de la historia, porque voy a ir corrigiendo de esta manera los demás capítulos, esto incluye a Moondance y Hardened Heart.

La canción de la cual hablé en el anterior capítulo si existe. Se llama "Melpómene" y es de "Kashmir". 

La Catarsis sí existe, es un tema muy interesante y las invito a leerlo <3 Estaba hablando con una amiga de eso y me pareció una buena idea agregarlo. 

Por cierto, Yuuri no recuerda todo lo que pasó en la fiesta. Y tampoco está completamente narrado todas sus experiencias del pasado. Tengo planeado un par de cosas, mientras tanto, sigan leyendo.

¿Qué les pareció el capítulo?

La historia llegó al puesto #114 en la categoría "fanfic" la ultima vez que vi. MUCHAS GRACIAS POR LEER <3 

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