Capítulo 6

El programa libre era ese día. Yuuri se encontraba preparado aun con el malestar que tenía. Decidió usar eso como una motivación y usar sus sentimientos a su favor para esa ronda.

Todavía no era hora de comenzar el espectáculo, se encontraba por su cuenta, escuchando música a todo volumen sin importarle si alguien se acercaba a hablarle e iniciar una platica.

Cerró sus ojos, con sus brazos acomodados a los lados de las sillas vacías. Era una mala idea recordar la canción con la cual se encontró hace meses. Llorando un río de lágrimas que se borraban entre las cobijas mientras la música sonaba. Cuando estaba en el delgado hilo de la esperanza y la desilusión.

—Ahora que lo pienso... él nunca contestó mis mensaje—divagó en entre sus pensamientos. Recordar ese día no le hacia bien. Pero prefería entrar en el mayor estado de melancolía para poder interpretar su papel.

Sintió a alguien sentarse cerca de él, únicamente por el ligero viento que golpeó su rostro. Miró por encima de su hombro, encontrando una cabellera rubia conocida y sólo pudo prepararse para lo que venía. Ya sabía que significaba esos encuentros en los cuales Yurio lo buscaba.

Deslizó sus audífonos parar poder escuchar.

¿Necesitas algo?

— ¿Por qué el cambio de actitud, cerdo?

—Así soy—respondió con una mueca. Era un mal día para jugar con su paciencia—. Y mi nombre es Yuuri. ¿Podrías dejar ese apodo? Ya estoy en forma.

—Que estés delgado no cambia que eres—respondió.

Yurio tenía una actitud hostil. Yuuri quiso relajarse, no iba a ceder ante provocaciones de un niño. Nunca lo había hecho y menos ahora sólo porque lo tomó en un mal momento. No era un patán, solo los quería lejos de su vida.

—No voy a pelear contigo—habló Yuuri con toda la paciencia del mundo—. ¿A qué viene la pregunta que me has dado? La gente cambia, todos los días. No tengo nada más que responderte.

— ¿Seguro que no tiene que ver con querer llevarte a Viktor?

Yuuri corrigió su posición, sentándose recto en el espaldar de la silla y dirigiendo una mirada sería al adolescente. Sentía que estaba por comenzar algo igual a la noche anterior, así que sólo lo observó unos segundos, esperando que el ruso entendiera que no debía jugar con el tema.

Ellos conocían lo que hubo detrás de ese día. Y mencionar eso había sido un golpe muy duro.

—Es todo tuyo—respondió—. Ahora estoy haciendo mi propia vida. Si cambio no es algo que les deba importar. Ni siquiera mantenemos contacto. No les afecta. Y no quiero escuchar esa pregunta de ti o de Viktor.

Una vez que terminó sus palabras se levantó y se dispuso a caminar. Iba a necesitar un trago cuando esa competencia terminara. Necesitaba desahogarse un poco de tanto estrés y el mal sabor de boca que tenía.

Fue donde estaba su equipo, buscando calmar el ardor de su estómago por el enfado y el control que tuvo para no decir algo inapropiado. Ante todo, tal vez Phichit tenía razón y seguía siendo demasiado blando hasta con las personas que buscaban herirlo. Pero no podía evitarlo, tenía un buen corazón y eso pasaba con las personas buenas.

Se acomodó los patines. Para su buena suerte, la pelea que tuvo con Viktor había sido olvidada por todos. O al menos eso quería pensar, porque no habían comentado nada. En parte, algunos desviaban la mirada como si esperaran un reclamo por parte del japonés o no quisieran incomodarlo.

Incluso J.J se mantuvo a la distancia, mostrando prudencia con el tema. Al fin y al cabo, eran problemas entre ellos y preferían no ondear temas ajenos. O si alguno lo haría sería cuando los reporteros no fueran a comerse vivos una historia de amor unilateral.

Por esa misma razón habían evitado que entrarán reporteros a penas se escuchó algo de su conversación. Nadie querría que su vida personal fuera expuesta, en especial si era un tema tan delicado.

—¿Crees que gane? —Preguntó Yuuri al aire, junto a Phichit. Su programa estaba a la altura de el de J.J, pero llevaba la distancia de unos cuantos puntos que podían costarle mucho.

—Confía en tus habilidades. Has perfeccionando esta rutina como ninguna otra en el pasado. Así que ahora muéstrame una linda sonrisa—dijo colocando un dedo índice en cada esquina de la boca de Yuuri, obligándole con delicadeza a sonreír.

Yuuri lo apartó con una risa.

—Basta, no hagas eso—dijo risueño—. Y luego preguntas porque la prensa y los fans nos está comenzando a molestar.

—La prensa sabe que somos el mejor dúo del año—afirmó el Tailandés, sacando su teléfono para tomar una foto de Yuuri riendo.

—Y los fans lo confirman—terminó la frase antes de echarse a reír con su mejor amigo.

Desde la Copa en Japón habían escuchado varias insinuaciones de un posible romance entre él y Phichit. Algo que era tan equivocado y ajeno a la realidad que hizo a ambos reír antes de preocuparse por lo que decía el resto de su amistad. Ellos se conocían bien y sabían como funcionaban las cosas.

¿A quién no le ha pasado que confunden un mejor amigo con una pareja? Era algo más bien común. Especialmente cuando eran tan cercanos como ellos. Phichit era su mayor soporte y por ello pudo seguir su vida con calma.

Incluso los fans de ambos se llevaban bien y mantenían una relación respetuosa unos con otros.

—Termina la competencia para ir a comer algo delicioso y regresar a Tailandia. Todos estarán felices de verte.

—Podemos celebrar con Katsudon.

—Toda buena competencia debe terminar así.

Miraron un momento el público en la pista.

Después de lo que pasó el otro día prefería mantenerse en un lugar público, lejos de cualquier espacio en el cual pudiera hablar con Viktor. No quería otra confrontación, menos frente a los medios de comunicación.

Vio un poco del espectáculo, esta vez pudiendo apreciar el resto de coreografías más que las veces anteriores.

Yurio lo vio antes de entrar. Su mirada era desafiante. Lo peor fue ver al rubio agarrar de la mano a Viktor, como si estuviera afirmando que era su entrenador, que había perdido y no tenía derecho a reclamar algo.

Se mordió el labio con frustración. No podía reclamar por algo que él mismo negó.

Vio su presentación, era buena pero creyó ver que algo importante le faltaba a todo. Yurio no aprovechaba su potencial al máximo. Tener a Viktor como entrenador no regalaba el talento o las horas de esfuerzo y motivación. Aunque Yurio tenía mucho de lo primero, dudaba que tuviera lo suficiente de lo segundo.

Cuando terminó Yurio, se arregló el traje de colores brillantes. Mirando a su alrededor antes de posar sus ojos encima del ruso de ojos verdes solo unos segundos para después regresar concentrado. Se sentía impaciente por entrar y patinar.

Las palabras de apoyo no se se hicieron esperar. Su mirada se encontró con los de su equipo y suspiró antes de dirigirse al centro de la pista de hielo. Miró a los jueces, el público, su equipo, los demás patinadores, Yurio mirándolo severamente y Viktor, analizándolo.

La música comenzó a sonar. La diferencia fue que esta vez se encontró a sí mismo apoyado en una de sus rodillas, con sus dedo a visiblemente extendidos hacia Viktor como algo inalcanzable antes de cerrar el puño y guiarlo a su pecho. Sus brazos sacudiéndose, y luego dándole la espalda, en señal de rendición.

Eso era lo que había pensado cuando ideó esa parte. Era tal y como lo imaginó en el Ice Castle.

Las vueltas, los giros y las manos en la cabeza mientras se desplazaba sutilmente en la pista. Escuchando la música y el sonido de sus patines raspando la superficie. El público desapareció con el silencio y pudo enfocarse en lo que hacia. Y, lastimosamente, viendo en ocasiones al hombre de cabellos platinados con su penetrante mirada recorriendo los espacios y recuerdos de su mente.

El salchow cuádruple que tardó tanto en perfeccionar para que en ese momento luciera fenomenal. Otro más, aunque pudiera agotarlo, necesitaba desquitar sus pensamientos en la pista.

Terminó con los brazos abiertos, sólo que prefirió cerrarlos sobre él para cubrir si pecho, como si protegiera su corazón.

Los aplausos sonaron y en la pista de hielo cayeron varios objetos distintos. Desde peluches con forma de animales y comida hasta hermosas flores frescas de colores vivos que fueron recogidos posteriormente por las pequeñas.

Se retiró, alegre mientras era recibido de buena gana por todos. Saludó a Mila y Sala cuando se acercaron a felicitarlo. Georgi a unos pocos paso a detrás de ellas.

—Eso ha sido hermoso, Yuuri—dijo la italiana con amabilidad.

—Parece que mejoras con cada práctica que haces—dijo Mila.

—Gracias, he hecho lo que he podido...—respondió con modestia. No por tener confianza debía actuar como un engreído, en especial si eran un par de chicas que siempre fueron amables con él.

—Apostaría mucho a que vas a ganarle a Yuri—dijo Georgi, mirando de reojo a su compañero rubio.

Yuuri no quiso responder, cualquier respuesta le parecía incorrecta o inapropiada. Pero Georgi no intentaba desacreditar a Yurio, sino más bien parecía ser objetivo. El japonés lo analizó, pero decidió dejarlo de lado.

Recibió los resultados unos segundos después, posicionando en el primer lugar una puntuación muy alta y con diferencia de varios puntos en comparación a Yurio. Se dio la vuelta, mirando a Phichit con una gran sonrisa en su rostro. Unos segundos en silencio antes de celebrar en silencio con una sonrisa.

Aun faltaba J.J. No se quería emocionar antes de tiempo.

—Acabas de sobrepasar a Yuri Plisetski—dijo Phichit emocionado—. Hay que celebrarlo con comida y algo de beber.

—No quisiera beber alcohol...

— ¿Por qué no? Podría ser divertido...—dijo Mila son una sonrisa suspicaz. Yuuri la miró interrogante, no entendía a lo que se refería la pelirroja con sus palabras. Pero tampoco pudo preguntar porque Yakov llamó a sus patinadores y se retiraron con una sonrisa que desconcertó al japonés.

Se hizo una nota mental: No aceptar nunca jamás la invitación de ir a beber. En especial con los rusos.

Después de despejar su mente se quedó junto con Celestino mientras Phichit desapareció sin decir a donde iba. Junto a su entrenador vio la rutina de J.J. Era sin duda muy pulida y tenía un buen nivel de dificultad. El lugar estaba aclamándolo y Yuuri supo que el Grand Prix iba a ser muy complicado.

Esperó los resultados con cansancio, Celestino a su lado, colocando una mano en su hombro para apoyarlo en cuanto J.J dio sus últimos segundos en el programa y salió de la pista de patinaje para poder recibir sus resultados.

Esperó en silencio, con sus dedos temblando ligeramente cuando el puntaje fue marcado en la tabla.

—...¿Primer... lugar? —Preguntó Yuuri, su nombre en la primera línea. A tan solo dos cortos puntos de ser rebasado por J.J. un puntaje muy cerrado. Casi no gana, pero...

Se volteó donde Phichit y emocionado se lanzó a sus brazos al tiempo que ambos celebraron. Se separó de Phichit y abrazó a Celestino. Todos alegres mientras eran perseguidos por los lentes de diversas cámaras.

Yuuri sintió el éxtasis y la felicidad de haber ganado la medalla de oro. Y cuando subió al podio y mordió la medalla dorada, aún con la mirada cortante de terceros, sintió que era la persona más feliz del mundo.

Se sentía en la cima del mundo.

Después de eso, recibir a la presa no fue tan complicado como creyó que sería. Le preguntaron cosas acerca de sus planes para el Grand Prix, cosas bastante comunes.

— ¿Es cierto que ha mantenido una discusión con uno de los participantes de la Copa? —Yuuri se impresionó.

No entendía como pudieron averiguarlo. Los reporteros lo asustaba un poco.

—No es correcto que he tenido una discusión con un participante—respondió, después de todo no fue con un patinador. Así que no era mentira.

Cuando las preguntas lo abrumaron tuvo que salir, Celestino y Phichit se encargaron de que la prensa no lo siguiera por miedo a que dijeran algo incorrecto que arruinar el buen humor de Yuuri.

Él buscó un poco de aire fresco,  con una maleta en el hombro, saliendo por una de las puertas por las cuales no concurrirá mucha gente y poder salir a un espacio calmado. Vio a sus espaldas los reporteros intentar seguirlo cuando tomó el pomo de la puerta. No entendía cual era el ademán de querer seguir preguntando algo.

Abrió la puerta y se quedó helado.

—....

Vio a Yurio, tomando de la corbata oscura de a Viktor para robarle un beso. Pero eso no había sido lo peor de la visión. Lo peor fue ver a Viktor tomar el rostro ajeno y devolver el beso. Una cosa había sido el beso en la frente del día anterior, pero ese... Eso era diferente.

Yuuri no creía que era posible que su corazón se rompiera otra vez. Pero se equivoco.

Esta vez no pudo evitarlo, sintió las lagrimas bajar por sus mejillas. Más aún cuando los ojos verdes se pusieron sobre él, sabiendo que estaba ahí. 

Se quedó sin aire, necesitaba salir antes de que notara que estaba comenzando a llorar. Dio la vuelta. Phichit le sonreía y se acercaba a el. Algunos reporteros iban a llegar.

Iba a ver a Viktor y a Yurio. Quería hacer algo para que no pasara.

Su mano temblando por su esfuerzo para no sollozar en voz alta, nadie se había percatado de su estado. O eso creyó, porque ver la sonrisa de Phicit desvanecerse lentamente le dio a entender que algo estaba mal. Corrió hasta él, posicionándose a su lado.

Sus ojos se abrieron y cerró la puerta de inmediato, buscando eliminar la escena de la vista del japonés. Tomó su mano, llevándolo unos cuantos pasos hasta que sintió que Yuuri puso resistencia.

Lo observó, sus ojos castaños brillantes y con ligeras lágrimas resbalando por sus mejillas. Cubrió su boca con una mano, en una muestra de incredulidad y no hacer ningún ruido. Habían muchas personas saliendo en ese momento. No podía permitirse llorar, pero no podía evitar hacerlo. Recordó las palabras dulces que querían despertar esperanza en él. 

«—Aun me preocupo por ti, Yuuri. Pienso en ti a menudo.—»

—Yuuri, cálmate—pidió Phichit, tomando por los hombros del japonés. Las cosas se salieron de control. No sabía que hacer para calmarlo. Las palabras parecían no llegar a su lado consiente. En ese momento Yuuri no respondía.

«—No llores...—»

Se culpó, debió estar con su amigo sabiendo bien que esos dos rusos seguían rondando por el lugar. Se desespero, no sabía como distraer su mente.

Odiaba verlo llorar, indefenso, como cuando lo vio a través de la cámara. Cuando no podía hacer nada.

Lo peor era ver a los responsables llegar y sentir que no podía hacer nada para cambiar las cosas.

—Lo siento—murmuró. Tomó la mano de Yuuri y la hizo a un lado, cubriendo a medias la escena que silencio a todo el mundo.

Yuuri se quedó quieto. El suave tacto de unos labios tibios lo estremeció. Era de alguna manera muy dulce y delicado. Era el sentimiento que transmitía una persona que lo quería y se preocupaba por él. Sin pensarlo mucho, cerró sus ojos y se movió con poco siguiendo un beso tierno. Sus lágrimas se habían detenido, dejándose llevar por el momento. 

Los flashes de las cámaras inundando el lugar y Yuuri pudo volver a la realidad. Se separó y los mejores amigos se miraron a los ojos.

—La prensa... nos comerá vivos...—alcanzó a murmurar Yuuri. Ambos voltearon para ver el colectivo sorprendido.

Los vio a todos, Phichit quieto. Los reporteros listos para las preguntas, Celestino sorprendido, los patinadores mirándolos, y las que eso, Viktor y Yurio de igual manera, observando. 

Eran muchos rostros, demasiados. La mezcla de sentimientos lo hizo sentir enfermo, aún tenía el camino de lágrimas en sus ojos. Sintió que sus ojos se querían cerrar, cercano a un desmayo. No había dormido bien, tuvo dos impresiones mi fuertes y estaba en la vista de todos. Se movió y buscó sus lentes oscuros, colocándolos en su lugar.

Debía intentar salir de ahí cuanto antes.

—Vayámonos, Phichit—dijo calmado Yuuri antes de caminar. Sabía que debía pasar frente a todo el mundo. Debía lucir bien, pasó una mano por una de sus mejillas, limpiando cualquier resto y siguió caminando.

— ¡Señor Katsuki! —Gritó alguien de la prensa—. ¿Algún comentario con respecto al beso?

—Sin comentarios—respondió para todas y cada una de las preguntas que hacían mientras caminaba con el tailandés. Él actuaba como si nada, pero serio, respondiendo de la misma manera que Yuuri.

Salieron por la puerta principal. No tenía deseos de responder.Varios patinadores lo vieron en el camino, con una de sus mejillas aún húmeda. No quiso dar la cara, ya había dado demasiadas impresiones ese día.

Phichit miró a Mila unos segundos, con un semblante serio. Ella dirigió su vista a Viktor, frunciendo ligeramente sus cejas con disgustos. Comenzó a indagar que podía haber pasado para que esa escena diera lugar.

Después de todo, ellos ya habían hablando.

Abrió la puerta de la habitación, sentándose en el mueble que se encontraba. En silencio, Celestino se pegó a la pared a un lado de la puerta mientras observaba a sus patinadores en silencio.

—La prensa nos comerá vivos—comenzó a hablar Yuuri.

—Por el momento voy a evitar que se encuentren con la prensa y también negaré saber algo. Esto es algo entre ustedes dos, hablen y me dicen que es lo que han decidido hacer.

Salió, dejando a ambos en silencio. Yuuri se quitó los lentes oscuros, mostrando sus ojos rojos y cansados.

— ¿Qué fue eso, Phichit? —Preguntó Yuuri.

—Lo siento...—comenzó a hablar—. Pero te vi llorar y...

Se calló, relajando su cuerpo. No estaba hablando con alguien intratable. Estaba hablando con Yuuri. El chico dulce y amable que conocía desde hace años.

—Yuuri, no quiero verte llorar por Viktor de nuevo—comenzó a hablar, despeinando los cabellos oscuros—. No me gusta verte llorar, estaban tan dolido y desconectado del mundo que no sabía que hacer. Fue un impulso, sólo quería que dejaras de pensar en lo malo. Te lo dije antes, yo velo por su seguridad y felicidad, y estoy dispuesto a hacer lo necesario para ayudarte.

— ¿Lo necesario? —Preguntó Yuuri

—Lo que sea.

El chico de cabellos oscuros se acercó a su amigo, pasando los brazos alrededor de él. Phichit se quedó a la expectativa cuando la cabeza fue acomodada en su pecho.

—Abrázame—murmuró muy bajo antes de comenzaran a brotar lágrimas silenciosas.

Y tal y como pidió, sin decir nada, abrazó a Yuuri el silencio. Acarició su cabello con suavidad escuchando el sonido de la nariz de Yuuri y su garganta, con la respiración entrecortada. Varios minutos en silencio a medida que se desahogaba

—Perdón—dijo Yuuri separándose cuando controlo su llanto, formó una sonrisa con algo de dificultad—, no cumplí mi promesa. 

— ¿Acaso importa?—Respondió sonriendo. 

—Bueno, a mi sí...—habló—. ¿Qué haremos con la prensa? No quiero saber nada de ellos...

— ¿Y qué les digo?—Preguntó, mirando a Yuuri interrogante.

— Lo que tu quieras...—suspiró.

Un día con demasiadas emociones.  

—Olvida eso—dijo tomando las manos de Yuuri—. Aun es temprano, vamos a celebrar esa medalla de oro. Conozco algunas personas que quisieran ir.

—Siento que soy un desastre ahora mismo...

—Lávate la cara y vístete—dijo Phichit—. Vamos a salir a comer algo. No tengo idea de a donde ir en Rusia, pero conozco a alguien que si sabe.

Dicho eso, el tailandés obligó a Yuuri a levantarse y lo guió a la puerta del baño. Yuuri no alcanzó a refutar sus palabras.

Cuando la habitación se encontró en paz, la mirada de Phichit se tornó seria. No sabía que hacer en una situación así. Claro que recordaba lo que Yuuri le contó de las aguas termales. El japonés se reservo muchas de las cosas que pasaron, para que su familia y amigos no se preocuparan. Recién en Tailandia, un día que se encontraban hablando, pudo preguntarle a Yuuri lo que pasó ese día.

Lo recordó:

«—No se lo he dicho a nadie...—las palabras de Yuuri resonaron en su mente como de manera fugaz pero muy solida—. Lo que te voy a contar es una mezcla de lo que sucedió y muchos saben y lo que paso, pero decidí no decirlo. Te lo suplico, Phichit, no odies a Viktor por esto... Esa no es mi intención, solo quiero responderte de la manera más sincera. Es lo mínimo que puedo hacer por alguien que ha hecho tanto por mi...»

Negó con la cabeza, después de saber tanto no podía dejar pasar las acciones del ruso.

— ¿Dices que haga lo que quiera...? —Habló para él en un tono bajo. Bien... veamos que tanto puede soportar Viktor Nikiforov...

Una sonrisa se formó en sus labios.

Hola~

He estado con la mente muy activa para escribir Melpómene, no sé el porqué si el capitulo 10 fue una bendición para estos ojos vírgenes. Aaahhh~

¿Qué les ha parecido este capítulo? ¿Qué creen que vaya a pasar?

Por ahí leí que creen que me gusta ver el mundo arder. Pues sí, ese es mi mayor placer. En este espacio, por recomendación de una lectora, esta un dispensador de pegamento para que puedan unir las partes de sus bellos corazones :3 

Me divierte mucho ver a muchas de mis lectoras de "Moondance" escribir cosas hermosas y lanzar flores y colores sobre Viktor. Pero en "Melpómene", ver como quieren enjuiciar el ruso X'D Me rió mucho. 

Muy pronto sabrá lo que pasó el día de la competencia de Ágape y Eros, antes y después.

Aclaraciones: No odio ningún personaje. Esta historia es Vikturi, lean las etiquetas. Que lo ponga en situaciones con Phichit es porque me gusta él y la pareja no me disgusta.

Gracias por leer :D

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