II. Realidades obtusas
El joven párroco. No tan joven, por cierto, él ya tenía 25 años. Él se alejaba por aquel corredor extenso.
—¡¿Pensaron ustedes alguna vez en los pecados qué devoran el mundo virtuoso de esos seres imperfectos, a los que abruman con aquellas melodías sin escala que repudian y veneran las ciencias de hoy?!—Exclamo a mis oyentes sin darles posibilidad de responder y así continuo narrando esta historia. Mientras relleno sus huecos con los pensamientos de terceros que no tienen nada que ver conmigo...<<Quizás si un poquito...>>
Estoy totalmente dispuesto a deshacerme de este espectro, ya no pienso, ni razono; sólo me importa proteger a una extraña por la cual me siento totalmente atraído. No sé ni su nombre ahora, pero es como si ella fuese mi gravedad, que me jala y no me deja salir del abismo. Sé que sólo es su seductora silueta lo que me atrae.
<<¿Si se extinguiese esta pesadilla mi bella regresaría a mis brazos?>>Me cuestiono.
—Te dejará solo, de eso estamos seguros—escucho las voces de mi corazón.
—Tampoco sabes si esto es amor, pues no hemos sentido amor antes. Así podemos asegurarte que esto no lo es. Esto es obsesión y lo sabes muy bien amigo—,siguen cantando mis yos que suenan, se silencian y me desnudan. Sólo se que son mis culpas de hoy que me ahogan desde el ayer.
La criatura espectral sigue avanzando al compás de las campaneos que titilan y ese momento recuerdo una cosa, que no sé si me será de utilidad.
Desenvaino el crucifijo de madera que llevo en el cuello y como si de un conjuro se tratara; repito con vehemencia: —Bleiben Sie weg Spektrum—<<Manténgase alejado espectro; en mi lengua materna alemana>>.
El ente sigue avanzando y no hace caso al oírme, entonces miro mi alrededor tan distante.
Me espanto al mismo tiempo que contemplo con horror las paredes, al divisar que de estas brota una sustancia atezada; pero yo sólo sostengo a mi abstraída musa con una mano en su enjuta barbilla, mientras que con la otra, mi mustia y tambaleante fe.
Sigo tratando de alejarme; doy pasos hacia atrás, no creo poder llegar a ninguna parte porque estoy acorralado y no estoy seguro de que me oirían, aunque auxilio pidiese.
Ya sea que este espectro esté en mi mente o no. Mi seguridad es tan clara como el sombrío abismo.
El espectro que sigue andante no parece reaccionar a lo que digo, lo cual me da un susto terrible. Sigo retrocediendo, pero algo llama mi atención repentinamente, puedo sentir humedad que se forma en la planta de mis pies.
Esta sensación me aterra, pero contemplo con brío mi tenebroso alrededor; las paredes ya se consumen por la materia oscura que se traga la fina estampa sagrada del lienzo bendito, en este corredor maldito por los inquisidores del terror de tiempos extintos.
—¿Por qué proteger un alma condenada?—Escucho la retorcida voz interior en mí que se evapora entre las magulladuras del quebrado suelo de este palacio de cicatrices.
<<Porque nadie está condenado, nosotros forjamos nuestra condena con cada acto y cada movimiento>>
—¿Cómo estar seguro de ello? —-, sigue cuestionando, mi corazón.
Mientras veo al espectro que se encuentra en un estado místico y casi imperceptible. Entonces me quedo en un mutismo y alzo a mi bella musa que está gélida como todo en este lugar, e inspecciono sus rasgos, su mirada está perdida como si no se diera cuenta de nada, ni siquiera sé si reconoce mi rostro, está en un trance. Su brazo sigue sangrando y yo estoy manchado con liquido oscura que fluye y no deja de salir. Entonces bajo mi mano, como que acariciando su hombro y la pozo en sus pechos y siento que palpitante sigue su corazón.
Ahora me dispongo a ir adelante con ella en mis brazos y comienzo correr, nada me detiene ni si quiera aquel ser místico. Aunque en vez de eso siento otra presencia detrás de mí.
No me espanta está presencia, pero me detiene porque siento que me toca el hombro. Ese instante me doy cuenta que es uno más del simposio, aun no me detengo a mirarlo, entonces el me sigue, trotando de espaldas y me sobrepasa.
Otro joven estudiante como yo. Su mirada parece normal, pero aquellos ojos esmeraldas no reflejan nada, ni tormentos ni alegrías, aun así su caminar es relajado y parece ser buena persona comparado a mi.
—Es de madrugada ¿Qué haces corriendo solo? Ejercitarse es bueno, hagámoslo juntos.—Me dice sin malicia. Eso me confunde bastante, esperaba que fuesen palabras de espanto pues llevo en mis brazos una "Novicia"...
Al intstante comienzo a balbucear al darme cuenta que estoy solo y no hay ni rastro de ella, porque sostengo la nada y caigo de rodillas al suelo.
Aquel joven seguía percibiendo que sostenía en sus brazos a la que él conocía como la musa del privilegio y un maldito sentimiento que corroe las mentes lo acechaba.
Mientras tanto el otro joven que contemplaba, lo que para él era un extraño momento. Uno de sus compañeros estaba en un estado lamentable y no sabía que era lo que pasaba. Ni siquiera se sentía con la fuerza para darle ayuda.
No sé qué está sucediendo, pero me mantengo alejado. No pienso estar en esta situación tan irreal y me concentro en ayudar a mi compañero que está arrodillado como si de una oración matutina se tratara.
—Necesitas ayuda—le digo, pero él no argumenta ni una palabra, es como si de una pesadilla no pudiese despertar, luce bastante desahuciado. Extiende las manos como si algo estuviera sosteniendo y yo nada veo, pero lo peor es que siento aquella presencia cerca de mí.
Siento que aquel ser es real, pero cómo creer en algo que no puedes ver. Siento algo bastante extraño, pero aun así me dispongo a ayudarlo creo que se llama Zeld. Lo vi ayer en la bienvenida... Según recuerdo no eligió a ninguna mujer, he hizo caer su vino y luego se marchó, <<sí creo que es él>>.
—Zeld deja que te ayude..—le digo mientras cojo su hombro, entonces él me cuestiona:— ¿Cómo sabe mi nombre?—Con tono desorientado mientras sus ojos se pierden por los alrededores.
Le explico rápidamente que lo vi ayer en la fiesta de bienvenida, aun parece confundido porque dice: —La fiesta fue hoy en la noche.
—No, al menos que me haya dormido veinticuatro horas y eso sería absurdo. Aunque de cierta forma creíble, porque la verdad estaba exhausto después de eso. Aun que creo que no tendría sentido—digo mientras tomo mi barbilla y hago un gesto como El pensador de Auguste Rodin.
—Amigo levántate alguien viene—. Suscito mientras oigo los pasos de alguna persona que se acerca, entonces el parece reaccionar y se para por sí sólo.
—Muchas gracias...—Me dice con pausa como queriendo recordar si sabe mi nombre o no, se le nota en los ojos.—Perdón por mi descortesía, me presento; mi nombre es Evans Berger—le digo mientras extiendo la mano para darnos un apretón, pero él la estrecha después de unos segundos haciendo notoria su desconfianza hacia mi persona porque me la da algo sudorosa y con lentitud.
Me parece bastante extraño haberlo visto así tan desorientado y el hecho de que se haya caída en frente de mí, me hace pensar que algo extraño está sucediendo aquí, pero puedo teorizar cuanto quiera inclusive me podría imaginar preciosidades como historias absurdas que sólo sabré yo. Igualmente me podre poner al tanto de la verdad y de las realidades obtusas en las cuales me pierda probablemente en algún momento. como diría Dupin:
La verdad no está siempre en el fondo de un pozo. En realidad, yo pienso que, en cuanto a lo que más importa conocer, es invariablemente superficial. La profundidad se encuentra en los valles, donde la buscamos, pero no en las cumbres de las montañas, que es donde la vemos
—Creo que todo esto me está causando hambre, que tal si desayunamos juntos—le propongo a Zeld y me doy cuenta de que la persona que supuestamente tenía que pasar por aquí, nunca lo hizo, en cambio sólo contemplo que una sombra se aleja y se pierde doblando por la esquina donde termina este corredor y comienza otro.
—Si, vamos a comer algo compañero, que ya me rugen las tripas—,me contesta Zeld, ya más calmado y con un poco más de confianza.
Esto me hace reaccionar de lo que acababa de ver y mientras con los ojos desorientados solamente miro el telar de las arañas en las esquinas y contesto secamente: —Claro vamos.—Enseguida nos marchamos, ambos en silencio, eso parece incómodo para ambos.
A decir verdad nadie parecía querer compartir ninguna palabra con el otro. Como que ambos con diferentes pensamientos hacerca de si mismos y de su realidad. Se alejan, aunque juntos caminen como niños que fueron reprendidos por su maestro.
No podía creer lo que estaba pasando era una completa distorsión de la realidad, ella estaba ahí y lo sentía pero no podía ver nada de ella.
Era un hecho verídico pero fantaseoso. Como la materia oscura; percibo su aroma, pero ningún rastro de ella logro contemplar. Era un misterio para mí.
Dicen que lo incomprendido es subjetivo. Pero creo que lo que comprendemos, no existe realmente por que son falcedades idealizadas y estas no son una verdad absoluta y yo busco lo objetivo.
Ahora para colmo este idiota que me he encontrado, debe creer que estoy más loco que una cabra o que sufro de una enfermedad mental y por eso no recuerdo las fechas con exactitud.
Me gustaría sacarme la frustración partiendo la cara de mi compañero, pero Evans Berger no me hizo nada y quedaría como un completo desequilibrado y me da igual, pero él parece ser una buena persona, además que no me cuestionó después de todo, incluso su nombre me dijo.
Ahora mismo estamos caminando juntos para ir a desayunar, pero en un completo mutismo y yo agradezco en mis adentros, el hecho de que no me pregunte por lo sucedido hace un momento. No sé si notó la sombra que pasó perdiéndose en el corredor minutos antes. Aún me pregunto cómo fue que pasó todo esto, ella, mi dama sin nombre se esfumó y no puedo aceptarlo.
—Puedo deducir que, según su forma de caminar, usted es un alemán.— Suscita analítico mi compañero, así que decido seguir el juego. —Os puedo decir que eso es correcto Watson, así mismo puedo deducir que ahora usted está pensando que está marcher dans les rues de Grenoble por que usted no me engaña y puedo ver en usted el caminar despreocupado y ligero que tiene la alcurnia francesa.
Ahora agradezco mucho los viajes que tuvimos con mi madre a visitar al tío Gary Frank, un alemán enamorado de Francia a tal grado de dejar sus extensas tierras en Berlín a los pobres, bueno no las regaló.
No era tan buena persona después de todo, pero no cobró casi nada por sus tierras. Sólo lo suficiente para comprarse un pasaje a París y una pequeña casa en Niza: ese viejo al que llamaba tío barba roja porque exactamente su barba tenía un matiz similar a la grana, que contrastaba bastante con sus pecosas mejillas y me enseñó la lengua francesa obligatoriamente. Por que si quería hablarle, tenía que hacerlo en su prestado idioma. Una vez me dijo que por más que él quiera olvidar que era alemán, nunca podría lograr ser un francés realizado si no andaba como uno y me explicó como andaban. ¿Lo consiguió?. Eso no lo sé porque después de la ultima charla que tuvimos, mi madre y yo nos marchamos para no volver jamás. Ya que él quería adoptarme...
—Yo la verdad prefiero a Dupin compañero. —Me responde mi encabronado acompañante sacándome de mis recuerdos y comienzo a analizar discreto sus facciones. Asi logró contemplar que sus ojos no son esmeralda como creí más bien tienen una sierta tonalidad que se parece al musgo; su melena está desarreglada creo que por correr y su físico tampoco es el mejor de todos. Pero que va, a nadie se le nota el cuerpo con lo que llevamos puesto.
—Sí, claro Watson.— Dejo salir una carcajada y él también me sigue con la suya.
—Sí, soy francés y un gran amante de las historias policíacas. Monsiur Zeld—argumenta con orgullo cálido y mezcla de nostalgia,
—Lo podía suponer y adivinaré, estás aquí por obligación o tu novia te dejó plantado Evans, quizás al revés y ahora te escondes—inquiero con malicia para saber su reacción.
Él, en cambio sólo se muestra sonriente: —Cómo puedes pensar eso Zeld, estoy aquí porque amo a mi señor... —Interrumpo su respuesta con una sorna carcajada,—nadie está aquí por él, entiende, la vida no es para servir a un ser que fue creado por el deseo del hombre para no tener que explicarse a sí mismo que es la vida, vamos dime la verdad Evans—.Esta vez me acerqué más para tener su respuesta.
—Esa es mi respuesta y no la cambiaré, aunque así fuese una mentira, sólo me engaño a mí mismo...—Entonces se calla por unos segundos y como que piensa lo que dirá y luego prosigue:—Zeld, ahora es mi turno quiero saber sobre ti, cómo alguien que no tiene nada que ver con esto puede estar aquí.
—Sólo dos palabras y responderé a tú pregunta. Pura obligación—él quería la verdad, muy bien se la di.
—Ya sé que me estoy volviendo molesto, pero una cosa más. -Está pensativo de nuevo, <<¿que más quiere decir?>>, me pregunto y él prosigue:—¿Qué hacías en el suelo Zeld?
—Nunca más me preguntes eso.—Respondo y la veo. Es ella. << ¿Es real?>>.
—No sé qué me está pasando.—Le digo a Evans frustrado mientras lo cojo del cuello, mientras lo miro a los ojos con furia, entonces él me empuja abruptamente y luego lo suelto, miéntras yo me tambaleo.
Así en alguno de los sitios mientras Zeld y Evans se miraban con furia el uno al otro, ella corría despavorida a algún lugar donde pudiera protegerse.
Estoy corriendo y no sé de que me escapo pero ahora creo que ya no soy yo misma, porque no puedo ver mis pasos, sólo escucho mis pisadas retumbar en el corredor ahora mismo, y no se cómo es que me siento viva. Y no comprendo esta realidad, y cierro los ojos mientras sigo.
Mientras Evans trata de contenerse las ganas de matar a Zeld por sus continuas agresiones, se siente una presencia que hace que el piso de caoba se pierda en un remolino de musgo oscuro que arrastra todo a su paso como si de un castigo se tratara.
—Zeld no se nada de alcantarillas pero creo que tenemos que ¡Correer!—, sujeto a mi compañero que parece confundido y realmente afligido.
Asi aceleramos el paso, tan fugaces como se nos permite con una sotana, pero en este fatídico esfuerzo no es funcional.
Somos casi arrastrados por aquella sustancia que en sus adentros se pareceria más a una viscosidad con aroma pestilente pero embriagador, como un vino bien añejo y amargo.
En este momento la belleza de Orlena y su risa no se perdía.
Era libre e incontrolable una rosa marchita que florecía con espinas más hirientes que las manos de quien la partió.
—Si esto es la maldad, el deseo que es el terror del mundo, sería como un laberinto al cual entras con ganas de perderte y no de salir—<<Soy todo lo tengo que ser y no me detendrá más, nadie>> me siento segura de lo que pienso y digo.
Tantos años de soledad y fatalidades pasé por no odiar a nadie. Fui pisoteada de todas las maneras existentes y nunca nadie se compadeció o lastima me tuvo.
—Soy la manzana de lo prohibido y hoy quiero ser liberada.
—De quien te quieres librar, yo te ayudo cordero—responde una voz con tonos infantiles a su oído, y puede ella sentir como esas voces aspiran de se cuerpo un poco de su alma.
Esta sensación desagradable hace que ella se quede en un mutismo y despierta sudando encadenada en una silla.
No hay nadie a su alrededor, sólo ve que algo penetra por su piel como si fuesen mil agujas, es barro negro y viscoso que se mete a ella mientras grita como mil demonios.
Alguien la abraza por detrás. Será un espectro o que será. Luego todo se oscurece y no hay nada más que una tenue esperanza intermitente su corazón.
Solo siento que me tocan se que es mi perseguidor. El que desde niña me habla al oído con una risa tétrica, cual viento que amaina las penas del mundo.
Es difícil no temblar pero tengo deseo de vengarme y eso espero me salve muchas veces.
Se que me gusta la buena fortuna y la paganía, por que soy humana y es indeleble quitar el pecado en mí. Aún así se que hay algo que me hace odiar la vida y querer destruir a todos, pero a veces siento que algo falta. Algo que me quitaron, pero no recuerdo nada al respecto.
No se que pasa después de desear algo, Si el hecho de que se cumpla lo que deseo, si es bueno o malo, no me importa. Es inútil saber si me siento feliz o desgarrada, sólo quiero que la vida deje su morada. <<Creo que estoy enloqueciendo o quizás nunca estuve cuerda del todo>>
Mientras tanto Zeld y Evans corren como niños a los que su mamá regañará por romper su florero favorito. Así de rápido corren.
Hasta que ambos llegan a la puerta de la cafetería y entran jadeantes y sudados, total o parcialmente desorientados, ahora Zeld posa sus ojos en lo que más destaca y contempla primero una mesa circular al centro y muchas mesas cuadradas que la rodean. Ni un sólo rastro de vida hallan.
No hay nada en ese lugar según Zeld, pero Evans mira con preocupación y espanto el suelo de azulejos blancos.
En el fondo, en el rincon izquierdo hay algo... y mientras él trata de adentrarse más con la mirada en esa esquina en la que ese algo brilla...
Enseguida las puertas se abren y otros llegan.
Ahora la cafetería está repleta de personas...que dejan salir carcajadas bestiales y como estampida todos se adentran al lugar, en el que segundos antes sólo estabamos nosotros y eso...
Nota de autor
Marcher dans les rues de Grenoble:
Caminando por las calles de Grenoble
Grenoble: Cuidad francesa antigua, existe desde el 43 a.C
--Hola les habla la autora y espero les guste el capítulo, mis condenados a la lectura---
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top