♫ Una distinta forma de amar ♥

Milena

La charla se distendía sin novedad, para aburrimiento de la hermana de Rodrigo.

No sabía cuándo, pero de un momento a otro, su mejor amiga había pasado de ser su aliada a una firme admiradora de Noelia, llegando a preguntarse si, en verdad, su acompañante era la misma chica con la que solía compartir carpeta en la academia. Esto le estaba colmando la paciencia, a tal punto de producirle arcadas por enésima vez. Si a esto se sumaba que el efecto de oír hablar a la rubia era semejante al chirrido que producía una uña filuda sobre una pizarra, estaba demás decir que aquella velada no era nada de su agrado.

Transcurridos varios minutos más, en los que los nuevos conceptos de Diseño de moda y "no dejar que un hombre arruinara tus sueños" se mezclaban con las alabanzas de "mujer emprendedora y feminista", Milena decidió que su nivel de "tortura" llegara ahí nomás. De improvisto, agarró su mochila, se levantó de su silla y se retiró sin mediar palabra alguna a sus acompañantes, causándoles estupor...

—Estremadoyro, ¿a dónde vas? —oyó que la Turri exclamaba.

—¿Y ahora qué? —Detuvo su paso a la vez que se apoyaba en una de las paredes del restaurant—. ¡Por culpa de la oxigenada he desaprovechado la oportunidad de comer con Guido!

—¡Pero tú me dijiste que querías saber qué se traía entre manos con tu hermano! Aparte, llegamos juntas y...

—¿Me vas a decir que extrañas mi compañía? ¡Mejor quédate con tu nueva amiguita! —afirmó antes de voltear la cara y proseguir su camino.

La Turri no perdió oportunidad y la haló del brazo antes de que su amiga saliera por la puerta.

—¿Acaso estás celosa de Noelia?

Hizo un puchero antes de responder:

—Todo el santo almuerzo te la has pasado hable que te hable con ella. Y cuando parecía que, por fin, estabas de mi lado, bastó que dijera que había dejado a su novio, que montaría su boutique y demás mierdas más para que cayeras rendida a sus pies...

—Oye, pero no me puedes negar que eso es admirable. Es cool, ¿no crees?

—¿Cool? ¡¿Qué vas a saber tú lo que es cool?!

—Digo, no todas las mujeres de hoy abandonan a sus parejas por sus sueños, ¿o sí?

—¡Solo sabes la versión que ella te cuenta! —dijo fuera de sí—. Habrá que ver lo que dice su ex. Está acostumbrada a dejar botados a los hombres que engatusa. A mi pobre hermano lo estuvo persiguiendo, para luego enamorarlo, y cuando se cansó de él, lo dejó llorando y todo por irse a estudiar a Europa, la muy perra.

—Asuuu, no sabía que Rodri hubiera llorado por ella —afirmó la Turri con el ceño fruncido e imaginándose la escena.

Siempre que se había topado con Rodrigo, este se había mostrado tan formal y distante en su trato, que más de una vez se había preguntado si el joven tenía sentimientos de verdad. Por poco había estado a punto de catalogarlo como "hombre de hielo", de no ser porque su atractivo físico disipaba todas las suspicacias que su forma de ser despertaba en ella.

—Con lo seriecito que siempre se ve... —prosiguió la Turri rascándose la cabeza—. Oye, pero si era para estudiar y ahora por un trabajo, pues está bien que luche por sus sueños, ¿no?

—¡Me importa una mierda lo que haga esa oxigenada! —Milena movió la cabeza y volteó la mirada—.  Mientras se mantenga alejada de mi hermano, que si se atreve a buscarlo... si se atreve... para joderle la vida... si se atreve... ¡Juro que...! ¡Juro que...! ¡Juro que la dejo calva y le desfiguro la cara! —dijo levantando el dedo índice, como dando una orden presidencial, y sintiendo que el estómago le ardía por la rabia que empezaba a consumirla.

—Oye, ¡tampoco te expreses así! —habló su amiga asustada. Nunca antes la había visto de esa manera—. Eran enamorados en la secundaria. La gente suele terminar y eso... Para tu hermano debió de ser una relación más, ¿no? —dijo encogiéndose de hombros.

—¡¿Una relación más?! —exclamó Milena indignada a la vez que lanzaba su mochila a un costado, llena de rabia—. ¿Una relación más?

En ese instante, sus ojos se toparon con los de una pareja que estaba discutiendo metros más allá.

Eran estudiantes de colegio, por el buzo deportivo que vestían. El chico trataba de coger de la mano a su enamorada, pero ella no se dejaba. Luego, en su desesperación trató de abrazarla, pero la adolescente hizo lo imposible por zafarse de su agarre. Finalmente, la dejó ir. Y mientras ella se alejaba, era contemplada por su ahora ex pareja con lágrimas en los ojos.

Luego de que la chica se alejara de su vista, el estudiante seguía sollozando desconsoladamente, sin importarle que fuera contemplado por la gente del centro comercial. A Milena le pareció un cachorro abandonado llorando por un poco de cariño. Y de solo pensar que años atrás, su hermano hubiera pasado por una situación similar, sumido en su soledad y en su desesperanza, no pudo evitar sentir un nudo en la garganta.

—¡Tú no sabes lo que mi hermano sufrió por esa tipa! —dijo volviéndose a la Turri. Sentía que sus ojos le ardían por la rabia que la consumían—. ¡Tú no lo viste llorar desesperadamente! Tú no te asustaste cuando lo veías manifestar su ira por culpa de ella, dándose golpes en la pared o rompiendo objetos en su cuarto, tan ansioso... tan frustrado... tan mal... ¡a tal punto que mi padre estuvo a punto de mandarlo al manicomio!

—Wow. No lo sabía... —habló muy sorprendida—. ¿Tan feo le dio?

Ella asintió.

—Mi hermano se enamoró hasta el tuétano de esa tipa, porque para alguien como él, su pareja lo significa todo, ¿ok? —Apretó los puños con tal rabia, que por poco estuvo a punto de hacerse daño en su palma con sus uñas—. Esa tipa significaba su todo... ¡su vida! Y ella lo sabía... ¡lo sabía!

Milena hizo una pausa y respiró profundamente. Su mente retrocedió años atrás.

Era una tarde de primavera cuando, por primera vez, sus ojos se cruzaban con los de Noelia. Rodrigo, al día siguiente de comenzar su relación con ella, la había llevado a su casa para presentarla muy orgulloso a su familia.

Desde un primer momento no le había caído bien. Sus aires de superioridad; la manera tan despectiva con la que trataba a doña Irene, la empleada de su casa; la cara de aburrimiento que ponía cuando su hermano le hablaba sobre su afición por el cine o la cultura japonesa; para, finalmente, poner una cara de espanto cuando Rodrigo le sugirió ir donde su psicóloga para que le aconsejara cómo llevar mejor una relación con alguien como él, negándose rotundamente a ello; fueron los elementos perfectos para que Milena nunca la aceptase.

—Por mi hermano sé que le contó lo que la psicóloga le había aconsejado para que su relación funcionara... Le rogó ir no una, sino varias veces más para que la doctora se lo explicara mejor, pero siempre se negó. Decía que esas cosas eran para los locos. ¡Ignorante de mierda! —exclamó haciendo una mueca con la nariz como si todo le apestara.

—Pero todo el mundo pasa por frustraciones amorosas, ¿no? Es decir, ¿te acuerdas que te conté que me dejó mi ex en la secundaria? Sufrí mucho. Pero ya me ves, no hay heridas que el tiempo no cure —afirmó muy orgullosa de sí.

—¡No es lo mismo, Chaturri! —dijo negando con la cabeza. Su amiga la miraba con ojos interrogantes, a lo que ella acotó—: Según nos explicó su psicóloga, los chicos con el trastorno de mi hermano no aman como una persona cualquiera.

—¿Ah, no?

—No. —Siguió negando con la cabeza. Aspiró una bocanada de aire para tratar de explicar en palabras sencillas lo que había aprendido del síndrome de su hermano a base de experiencia y error—. Los que tienen Asperger son muy especiales... tienen intereses... digamos... Ay, ¿cómo explicarlo? —Rodeó los ojos e hizo una pausa, a la vez que buscaba usar las palabras adecuadas—. Cuando se interesan en algo, parecen muy obsesionados en eso, ¿sí? Algunos hasta los tachan de locos. Y por eso mismo pueden parecer muy obsesionados con su pareja o con algún familiar. Están todo el día llamándote, todo el rato pendiente de ti, cómo te fue, si te notan triste no se tranquilizan hasta que les digas lo que te pasó, y si pueden hacerte feliz, hacen todo lo posible para eso, etc.

—¿Tanto así? —dijo la Turri espantada. Si alguna vez había tenido interés en Rodrigo, con lo que le explicaba su amiga, se le habían ido las ganas.

Milena asintió.

—Todavía recuerdo cuando le conté del chico que me gustaba en la secundaria —dijo rodando los ojos y con una mueca de decepción.

Ella le relató que, cuando tenía doce años, puso sus ojos en un compañero de su sección. Como tenía mucha confianza con su hermano, fue a contarle muy entusiasmada que le gustaba alguien, y que parecía ser que él también de ella. ¡Y para qué se lo dijo! Rodrigo, siempre bien intencionado en todo lo que pudiera hacer feliz a su hermana favorita, movió cielo y tierra para averiguar la dirección de la casa de los padres de quien le gustaba. Posteriormente, concertó una cita con ellos para formalizar lo que él consideraba una relación "con un futuro promisorio, ya que ambas partes se correspondían y sin ningún impedimento de por medio, ofreciéndose a supervisarlos, eso sí, dada la corta de edad de los implicados".

No era obvio mencionar que esto sorprendió a los señores, quienes se mostraron indecisos ante su propuesta, prometiéndole dar una respuesta en los siguientes días. Sin embargo, aquélla nunca se concretaría. El chico, ni bien se enteró, no dudó en ufanarse ante sus compañeros de que traía loquita a Milena y a burlarse de lo que su hermano había hecho, provocando que la pobre fuera objeto de bromas de mal gusto durante su primer año de secundaria.

—¡Qué vergüenza! —exclamó la Turri riéndose, mientras su amiga seguía rodando los ojos y negaba con la cabeza al recordar aquella bochornosa etapa—. ¿No te enojaste con él?

—Al principio, sí. No le hablé en semanas. Pero luego entendí que no lo hizo de mala fe, ¿ok?

Su amiga la observó todavía incrédula y preguntándose cómo ella hubiera reaccionado en una situación así.

—El asunto es que alguien como mi hermano suele hacer estas cosas —continuó Milena—, no te queda otra que aceptarlas y tener paciencia, muuuucha... pero muuuucha paciencia, y más si eres su enamorada.

—¿Cómo así?

—Es lo que te he querido decir. Los Asperger si se interesan en alguien, como puede ser su pareja o un familiar que adoran, lo hacen de una manera... digamos pues... peculiar... —habló tratando de sonar menos culpable—. Ya ves lo que hizo mi hermano para que yo fuera "feliz" —dijo haciendo un signo de comillas con sus dedos mientras hacía una mueca de desencanto—. Cualquier otro me hubiera dado un simple consejo y con eso hubiera bastado, ¿sí?

—Pues sí...

—¡Mi hermanito no! Como buen Asperger demuestra su amor de otra manera. Su cariño por alguien como yo es incomprensible para muchos. Y peor todavía si es su interés amoroso, ¿ok?

—¿Y eso?

—¿Cómo decirlo sin que suene malo? —Resopló profundo para pensar bien las palabras que iba a formular—: Cuando ellos se enamoran, lo hacen de verdad, hasta tal punto que creen que será hasta la muerte, ¿ok? Si dicen que te quieren, es porque es en serio. No porque sea un simple gusto, no. Es porque de VERDAD lo sienten. Y lo dan todo, ¡TODO!

—Ayyyy, ¿pero es que acaso no es lo ideal en el amor? —le interpeló la Turri cambiando la opinión que se acababa de hacer de Rodrigo al tiempo que volvía a verse a sí misma como la futura cuñada de su amiga—. Digo, es como pensar a la antigua, ¿no?

Milena negó con la cabeza.

—En principio, pues no... y sí. Ya te lo conté... Lo que quiero decir es que... —Se encogió de hombros y volvió a respirar profundo, mientras trataba de escoger las palabras adecuadas para explicarle el punto de vista de su hermano—. A veces, pues pueden parecer que están como... obsesionados contigo y todo eso. Están a cada rato llamándote, preguntándote cómo estás, si no te ven un día pueden desesperarse por la ansiedad de no saber de ti, enojarse por eso y no saben manejar dichas emociones, se sienten frustrados y esto dar pie a malentendidos y a peleas muy feas, etc., a tal punto de que pueden resultarte muyyy, pero muyyy pesados porque te sientes como acorralado o asfixiado. —Miró hacia arriba recordando las múltiples anécdotas que había tenido con Rodrigo—. Si cuando estaba en el colegio, no pasaba ni un día sin que me llamara a cada rato. Pero ahora que ya me gradué, felizmente que le hice saber que ya soy independiente y, ¡por fin!, me ha dejado en paz.

—¿Llamándote todo el rato? —preguntó haciendo una mueca de desagrado, arrepintiéndose de lo que había pensado antes. Milena asintió—. Pero no me contaste que si no es porque tú la llamas ahora, él ni se comunicaría contigo.

—Es que eso es ahora. Cuando me gradué, le hice saber a duras penas que ya soy independiente. Y ahora que lo ha comprendido, ya ni bola me da. —Se encogió de hombros—. Así son los Aspergers, muy al extremo: pueden quererte mucho, pero ser bien distantes y buscarte a cuenta gotas, solo cuando lo creen necesario; o estar siempre pendientes de una, a tal punto que pueden ser muy intensos y siempre querer saber de ti, a toda hora y a cada rato.

—Ay no, yo me aburriría si alguien fuera así conmigo. Necesito mi espacio.

—Es que para ellos su pareja significa su universo. De ahí lo que te digo, que están siempre pendientes, todos los días, de esa persona que aman. Y sin ella, pues el mundo se les viene encima, literalmente hablando.

—Asuuuu, ¿en serio? —preguntó la Turri de lo más interesada.

—Ajá. Y eso lo sabía muy bien la oxigenada. Sabía muuuuy bien lo que ella significaba para él, ¡la muy perra! Lo sabía, porque él me contó que le dijo que la quería antes de terminar. Pero a ella no le importó, ¿ok? ¡No le importó! Ella era su mundo... su vida... ¡y cuando se alejó de su lado, se la destrozó por completo!

—Pucha —exclamó haciendo una mueca y sintiendo pena por Rodrigo—. Entonces... la pasó muy mal, ¿no?

Ella asintió con una mueca.

En ese instante, su vista se volvió a topar con la de aquel muchacho que había observado minutos antes. Él ya no lloraba. Solo se hallaba encogido y meditabundo leyendo una hoja de papel. En cuestión de segundos, rememoró las ocasiones interminables que había visto a su hermano sollozar, y los sentimientos de frustración y de ira por no haber sabido qué hacer ante ello la invadieron por completo...

—Por eso es que ¡la odio! ¿Entiendes? ¡La odio!

La Turri observó a su amiga con compasión. Ella rechinaba los dientes y apretaba su puño, dispuesta a darle una estocada a una Noelia imaginaria, mientras que lo más probable fuera que la real ya se hubiera ido hace rato, al haber sido abandonada por ambas jóvenes en el restaurante.

—Quise creer que había cambiado —prosiguió Milena—, y quizá, en el fondo, cerciorarme de que hubiera madurado y rehecho su vida con otra persona, pero no. ¡Sigue tan engreída, tan superficial y estúpida como antes! —Hizo el gesto de imitarla, al hablar de una forma bastante tonta—. Y lo peor era que parecía interesada en él, ¿viste?

—¿Cuándo?

—Cuando dijo que trataría de rehacer su vida en el Perú junto a un hombre que la apoyara en sus proyectos. Y al poco rato me preguntó por su teléfono pues—dijo haciendo una mueca de asco.

—Ah, sí. ¡Buena esa! —dijo la Turri sonriendo y dándole una palma en la espalda—. Pero, ¿cómo se te ocurre decirle que Rodrigo no tiene celular ni Facebook ni nada? Digo, a estas alturas, ¿quién no tiene un teléfono en dónde lo puedan ubicar? A no ser que fueras pobre o vivieras en un lugar alejado. Pero aquí, ¿en la capital? —Meneó la cabeza—. No se tragó el cuento para nada.

—¡Para lo que me importa! —Milena se encogió de hombros—. Nunca le voy a perdonar lo que le hizo a mi hermano. A él le costó mucho, pero muchísimo sobreponerse y salir adelante. Y ahora que está interesado en otra chica, voy a hacer todo lo que esté a mi alcance para que sea feliz con ella, ¿ok? Ni esa oxigenada ni nadie más se va a interponer entre ellos dos.

—¿Ni siquiera yo? —la interpeló con los ojos de cordero degollado y rogándole con ambas manos—. Mira que puedo ser una buena cuñada, te lo prometo.

Milena le respondió con una negativa de la cabeza. Finalmente, cogió la mochila que había dejado a un costado; se retiró de aquel lugar al tiempo que dejaba atrás a aquel muchacho del centro comercial y a su sufrimiento, encomendándose al cielo para que lo que hubiera atestiguado en ese joven fuera solo un lejano recuerdo de lo que le había pasado a Rodrigo y no una premonición de un indeseado futuro para él...

Luego de terminar de narrarle a su hermano lo sucedido, estuvo a la expectativa. No sabía cómo iba a reaccionar. Sin embargo, Rodrigo no parecía mostrar gesto alguno. Inexpresivo como le era habitual, solo se limitó a asentir o a acomodarse el pelo en contadas ocasiones durante su relato.

La ansiedad por saber cómo respondería su hermano, finalmente, terminó por consumirla. Decidió ir al grano y formular la pregunta que tanto había odiado:

—Y dime, ¿qué piensas de todo esto que te he contado?

—Pues no sé. Por un lado es triste que haya terminado con su prometido al poco tiempo de morir su padre, ¿no? Pero por otro, pues me alegra que luche por sus sueños. Si ella considera que es lo mejor, pues allá ella. Siempre voy a desearle lo mejor a los demás.

—¡No me refiero a eso!

—¿Ah, no?

Ella meneó la cabeza.

—¿Aún sientes algo por la oxigenada esa?

Rodrigo frunció el ceño.

—No. ¿Por qué lo preguntas?

—Porque tú estuviste muy enamorado de ella, ¿o no?

Su hermano asintió y luego tosió.

—Pero eso ya es pasado. La quise mucho, es cierto. Pero ahora estoy interesado en otra persona, ya lo sabes... —dijo a la vez que volvía a toser.

Se levantó de su cama y decidió tomar un poco de su jarabe. Después se echó a su cama y se cubrió con las frazadas.

—Entonces... ¿Eso quiere decir que estás enamorado de Aira? —preguntó con tanto temor Milena, de tal manera que le recordó a Rodrigo cuando la mencionada se lo preguntaba, provocándole una sonrisa.

Él no le respondió. Agachó su cabeza y observó al hilo rojo que estaba amarrado a su muñeca. Sonrió, para luego extender sus brazos y apoyar su cabeza en ellos, a la vez que contemplaba el techo de su cuarto y lo que decía en él:

‹‹A galaxy, far far away››

Anotaciones Finales

Perdón por la demora, pero es que a veces tengo ocupaciones miles y bueno, ya saben.

Este capítulo lo he cortado en dos, porque me estaba saliendo muy largo. Y tampoco quise hacerlos esperar mucho, pero bueno. Como ya tengo una buena parte avanzada de la segunda parte de este capítulo, lo debo estar subiendo pronto. 

Me despido, no sin antes desearles un Feliz Día de las Madres, que cae este domingo en Perú, no sé en otros países, y como regalo, les estaré obsequiando un relato de spin off de la madre de Rodrigo este domingo :D 

Si les gustó, no se olviden de votar y comentar ^^ Gracias por leerme :D 

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