♫ Diseños y Melodías ♥

Nota de la autora:

Primero que todo, las disculpas de la demora. No me fui de parranda, ni nada parecido xD. En estas dos semanas he reescrito este capítulo hasta cuatro veces, de ahí la demora. 

¿Por qué reescribo a veces tanto un capítulo? Aquí mi respuesta.

Yo no publico por publicar. Me da igual si otros escritores publican rápido para mantenerse en el rating, como me criticaron por ahí. Ellos son ellos, yo soy yo. Y creo, que si me sigues desde hace cierto tiempo, sabrás que trato de mantener siempre a flote lo que pienso, mis convicciones, no por el qué dirán o qué harán los demás.

A veces actualizo muy rápido porque tengo las ideas claras, pero a veces me cuesta. Y desde que estoy en Wattpad trato de ser fiel a una premisa: primero debo estar medianamente conforme con lo que escribo, para luego sacarlo a la luz, porque creo que si es así, el lector notará eso y apreciará lo que lee.

Sin más, los dejo con la lectura ^^ 


Rodrigo

Aira se hallaba mirando el techo. Aclaradas los asuntos sobre sus admiradoras, no habían tenido mucho más cosas que les preocuparan, por lo que el resto de la velada había seguido con normalidad. Ella era un torbellino de verborrea total. Se la pasó contándole sobre cómo disfrutaba bailar, esperaba ganar el festival de danza, lo insoportable que era unas de sus compañeras, cómo deseaba que ésta se torciera el pie para ocupar su lugar y no bailar como una boba alrededor del patio en su función de la Luna —con la mirada de desaprobación de él y la posterior risa nerviosa de ella acompañada de ‹‹¡Es una broma!››.

Luego de eso, Rodrigo se levantó de su cama para encender su laptop que yacía sobre su escritorio, pero fue detenido por Aira:

—¿Qué haces? Debes descansar —dijo cogiéndolo del brazo para obligarlo a volver a la cama.

—Hay algo que quiero enseñarte.

—Ya luego lo haces, debes descansar —insistió la muchacha recordando que lo había oído toser muy fuerte minutos antes.

—Pero... quiero mostrártelo ahora.

—¿No puede ser después? —le inquirió Aira con el ceño fruncido. Él negó con la cabeza:

—No sé si vendrás mañana o pasado. Y ya quedan pocos días para Diciembre —dijo dándole la espalda, prosiguiendo su camino, sentándose frente a su escritorio y encendiendo su laptop que se hallaba en suspensión—. Lo ideal es que puedas ver esto que tengo para ti...

—¿Qué cosa?

—Ven, siéntate a mi lado y te lo mostraré —dijo invitándola con un movimiento de cabeza y moviendo una silla que se hallaba ahí.

Luego de hacer un par de clicks aquí y allá, volteó su laptop hacia donde estaba Aira para que pudiera contemplar mejor lo que había en aquélla. Los ojos de la chica se abrieron de par en par, sin siquiera pestañear, contemplando el diseño que tenía frente a sí.

La computadora mostraba una imagen de una chica de pelo negro largo, vestida con un polo amarillo y un pantalón blanco, de espaldas, sentada sobre lo que parecía ser la ladera de una colina, como observando al horizonte de un bosque a metros más allá. Era de estilo vintage, en tonos azules y verdosos. Sobre aquélla, en letras imprentas de color blanco y grandes, se leía "Mis Ansías".

—¿Es...? ¿Es...? ¿Es la portada para mi poemario? —habló incrédula. Él asintió.

—Aunque lo encargué hacer con el título que me pediste, "Mis Ansías", la persona que lo hizo no le puso tilde. Tuve que editar esa parte porque bueno... —Sus ojos rodaron como si tuviera que decir algo que le daba vergüenza—. Ya sabes, me explicaste el otro día que tiene acento ahí porque tiene un significado especial y...

Aira no respondió. Sólo siguió contemplando embelesada a los siguientes diseños.

La segunda imagen era de una de una fémina sentada sobre una gran ventana, con la cabeza agachada y con la mano derecha apoyada sobre una de sus rodillas, mientras parecía contemplar a lo que había fuera de la casa. Estaba cubierta por una cortina blanca. En el diseño predominaban los colores marrones, amarillos y blancos, del mismo estilo vintage de la primera. A su vez, en letras grandes y cursivas, se podía leer el título de su poemario.

—Aquí como en el otro diseño... —prosiguió Rodrigo—, tuve que editar el título y...

Como antes, no le respondió. Él volteó su rostro hacia Aira para saber por qué no seguía el hilo de su conversación, pero ella parecía abstraída por completo. Estaba totalmente concentrada en apreciar aquellas imágenes, como si nunca antes hubiera visto algún diseño del programa Photoshop.

—Y este otro, es el último boceto.

La imagen que le mostraba era un diseño en colores grises, marrones y negros, con el mismo estilo de sus antecesoras. Era una foto de una playa, que tenía como protagonista la sombra de una silueta femenina, tomada a trasluz, en un bello atardecer. La mujer se hallaba sentada sobre la arena, dando la espalda para la cámara. En letras cursivas marrones con borde negro, muy elegantes, en la parte superior, podía leerse el título de su poemario. Y en la parte inferior, podía apreciarse, en el mismo estilo, pero con letras más pequeñas "Ansiass".

Él seguía esperando alguna reacción de Aira. Pero aquélla no llegaba. Ella seguía en otro mundo... en otra galaxia..., provocándole con esa lejanía pequeñas punzadas en su corazón, y un ardor en su interior, tan endemoniadamente familiar, que pensó que en ese momento iba a trastabillar.

Transcurrieron varios minutos más, en los cuales esperó en vano alguna respuesta de ella. Aira parecía estar mentalmente lejos de él, quizá en esa playa como en la de la imagen, la cual podía ver reflejada en sus ojos cuando inclinó su cabeza hacia la de ella para tratar de capturar su atención con la mirada.

Al darse cuenta de su reacción, Aira inclinó su cabeza sobre su hombro izquierdo y lo abrazó con su mano derecha. Con este gesto envió cientos de cargas eléctricas a toda su piel. Podía percibir tan cercano el olor de su perfume a vainilla, volviéndolo loco y provocando que sus mejillas se encendieran.

—¿Te gustan? —preguntó temeroso, a la vez que sentía que una gota de sudor bajaba por una de sus sienes.

—¿Si me gustan? —dijo sin voltearle a ver todavía. Rodrigo pasó saliva y sintió un estrujón en su estómago—. Claro.

—¿En serio?

—¡Por supuesto! —exclamó Aira sonriendo y, por fin, observándolo, provocando una. Luego movió su silla más a él para darle un fuerte abrazo—. ¡Están increíbles...! ¡Están preciosas...! ¡Están perfectas!

Rodrigo soltó un suspiro de alivio.

—Tienes razón... Ya queda poco tiempo para el cierre del concurso y debo ver los bocetos. Me había olvidado por completo de las portadas.

—¿Cuál escoges? —preguntó al tiempo que cliqueaba el mouse para que se visualizar los tres bocetos a la vez.

—Todas están bellas, pero... —Hizo una pausa—. ¿Puedo? —preguntó a la vez que extendía su brazo derecho sobre el mouse. Rodrigo no se opuso y con un gesto de la cabeza, le invitó a usarlo. Ella hizo un par de clicks y volvió a la tercera imagen—. Me gusta más la de la playa.

—Es una buena elección.

—Pero no solo es por eso.

—¿Ah, no?

Ella negó con la cabeza. En ese instante, la adolescente decidió abrir su interior y contarle lo que albergaba su corazón...

Aira

"Porque oírte hablar es una sublime melodía, que solo se compara con la más deliciosa ambrosía"

Al terminar de relatarle el último paseo que había tenido con su padre en la playa, antes de que este falleciera, no pudo evitar experimentar todos aquellos sentimientos de nostalgia, melancolía y soledad que había creído atrás.

—Desde esa vez... —Volvió a dirigir su mirada al diseño de la pantalla—. Pues cada vez que podía voy a la playa y me quedo sentada en la orilla como la mujer de la imagen... —Hizo una pausa—. Es por eso... es por eso...

Una lágrima caía por su mejilla. Como acto reflejo, Rodrigo se le acercó y le ofreció su pañuelo.

—Gracias. —Agarró el pañuelo de él y se limpió—. ¿Y sabes? El momento que más me gustaba ir era al atardecer, como en esa imagen. Iba para recordar, para reflexionar... —Volteó a observar a Rodrigo. Este tenía el ceño fruncido y la miraba fijamente, como si sus ojos atravesaran su alma—. Aunque luego mi mamá me regañaba por llegar siempre de noche a casa, decía que me podía pasar algo y...

—¿Sigues yendo a las playas tan tarde?

—Bueno, yo...

—¡Tu madre tiene razón! Es peligroso que te quedes tan de noche en la playa, sobre todo si es una deshabitada. ...

—¡Hey! Yo no me voy a cualquier lugar. Sé cuidarme sola y desde muy pequeña sé andar por la ciudad.

—Igual. ¡Tú sabes cómo es Lima de peligrosa! El otro día salió que habían violado a un par de chicas en unas playas del sur.

—Pero yo no me voy tan lejos. Me gusta ir a las de Miraflores, a Waikiki, cerca de Larcomar, y a las playas aledañas. Tienen serenazgo y todo eso.

—Bueno, si tú lo dices.

—¿Nunca has ido a esas playas de noche?

Él negó con la cabeza.

—Solo de paseo y de día.

—Es un sitio muy turístico, ya sabes. Pero esa zona me trae tantos recuerdos. Mi padre solía llevarme a pasear allá, sobre todo en otoño y primavera, cuando no estaba atestada de veraneantes, porque buscaba inspiración para sus canciones...

—Ya veo.

—Mi padre tenía razón... —Alzó su vista al techo—. En un lugar como esos encuentras la inspiración necesaria para escribir. De ahí nacieron la mayoría de mis versos que están publicados en Wattpad.

—¿En serio?

Asintió con la cabeza, a la vez que su mirada se perdía entre la imagen de la portada y el techo de la habitación, perdiéndose entre el color oscuro de la inmensidad de sus recuerdos iluminados por sus más preciados anhelos...

‹‹¿A dónde van las personas cuando se mueren, papá?

Con Dios, al cielo...

¿Son las nubes?

No, son cada una de las estrellas que puedes ver en la noche.››

Aira bajó la mirada mientras sintió un puñal de angustia sobre sí.

Quería rememorar con mayor claridad los momentos que había pasado con su padre, sin embargo, no podía. Por alguna extraña razón, algunos diálogos eran muy nítidos en su mente, mientras otros, no pasaban de unas cuántas líneas, y eso la aterrorizaba. Esto le provocó un nudo en la garganta y un ardor inmenso en ella.

—Lima se caracteriza por ser una ciudad con el cielo muy nublado, ¿sí?

—Ni que lo digas. La humedad de esta ciudad me provoca siempre crisis de asma.

—A mí siempre me ha gustado mirar las estrellas. Contemplarlas... perderme en la inmensidad de lo infinito. Son como cada uno de nosotros, a pesar de ser tan pequeños, formamos parte de un todo. Y hacen que la soledad que siento a veces... se disipe... pero solo a veces...

El ardor que sentía sobre su garganta se acentuó. Para no darse por derrotada, no quiso que Rodrigo la viera. Se paró y le dio la espalda. Trató de enfocar o su vista al techo y sobre aquello que se leía.

—¿Te gusta "Star Wars"?

—¿Eh?

—Ahí dice "A galaxy, far far away", el intro de la primera película.

—Bueno, sí...

—Te lo quise preguntar ayer... —dijo ella todavía concentrada en el techo—, pero... entre una y otra... se me pasó.

Seguía extasiada observando el techo, como si quisiera perderse y crear aquella inmensidad ficticia para apaciguar a los demonios internos que volvían a abatirla y parecían no quererla dejar en paz...

—Ese techo de color negro con esas letras es alucinante —habló observándolo. Él parecía entretenido contemplándola tal cual—. Pero le faltan las estrellas para parecer a una galaxia... como la que sale de la película.

—Podría pensar en pintar el techo de alguna manera para que se pareciera a lo que dices.

—¿En serio?

Él asintió.

—¿Por qué no?

—Quedaría genial. —Sonrió al saber que su propuesta había tenido buena acogida—. Me encantaría ver el techo de negro pintado con estrellas, como las que solía ver en mis paseos de noche a las playas de Lima... —dijo mientras seguía extasiada observando el techo.

—Podría intentarlo. Hace tiempo que no pinto mi cuarto y creo que ya toca. Todos necesitamos un cambio de diseño... un cambio de visión... un cambio de enfoque, ¿no?

—¿Un nuevo diseño, como el de la portada de mi poemario?

—Uhm... Si tú lo dices, pues así sería.

—Creo que yo también necesito un nuevo diseño en mi vida, porque ya no quiero estar así como estoy ahora —dijo sintiendo que el ardor que había experimentado antes volviera a ella.

—¿Eh? —preguntó Rodrigo con una interrogante en su rostro.

—¿Sabes? Desde que mi papá se marchó, siempre me sentí muy sola... muy sola... —El ardor se acentuó dentro de ella—. Por eso, cuando yo iba a la playa más que inspiración... yo buscaba... yo ansiaba... Hizo una pausa, tratando de regularizar su respiración—. Quería encontrarlo en la inmensidad de las estrellas... porque él me dijo que, cuando alguien moría... que cuando alguien moría... era una estrella que estaba en el cielo, y aunque soy atea yo... yo... yo...

Su vista seguía perdida en aquella inmensidad de esa galaxia ficticia, ansiando encontrar aquella estrella para sí. Las lágrimas que había estado conteniendo volvieron a traicionarla, haciendo que se limpiara con el pañuelo húmedo que tenía antes.

—Sé que es estúpido, y algo como eso nunca va a suceder. Él se murió y no lo voy a volver a ver, lo sé... Pero yo... yo...

Trató de hablar más, pero ya no pudo. Su respiración se había vuelto incontenible, y sus palabras eran ahogadas por sus lágrimas, sus desdichas y sus desesperanzas.

—Ven para acá...

Rodrigo acortó la distancia entre ambos, y la haló hacia la cama. Ahí la abrazó tan fuerte, y ella se hundió entre sus brazos, sus caricias y sus consuelos, provocando que aquéllos se convirtieran en los más hermosos de sus anhelos...

Mientras se regularizaba su respiración y sus lágrimas eran limpiadas por él, se dio cuenta de algo más. No solo sus abrazos y sus caricias le servían de apoyo. Las palabras que le susurraba al oído para tranquilizarla tenían un efecto tal, que se sorprendió de que pudiera recuperar la calma en tan pocos instantes, a diferencia de otras personas en situaciones similares.

En ese instante, cuando él le dijo al oído por enésima vez "No te preocupes. Ya no estás sola. Todo estará bien", al tiempo que la atraía hacia sí con sus brazos, para luego estamparle un beso en la oreja y luego en la frente, algo cambió. Experimentó nuevas y desconocidas sensaciones. Experimentó nuevas y desconocidas emociones. Experimentó nuevas y desconocidas revoluciones. Él era energía pura y le enviaba cientos de descargas eléctricas a cada milímetro de su piel y de su alma. Porque nunca nadie, cuando había tratado de calmarle al darle palabras de consuelo y al abrazarla, había provocado lo que ella experimentaba en esos instantes.

Le gustaba oírlo... le gusta percibirlo... le gustaba sentirlo... Su tono tan especial de hablar... su manera tan tierna de abrazar... su manera tan gentil de besar, su manera tan excitante de acariciar... Todo en él era una composición de una perfecta y electrizante melodía, que parecía haber sido creada a su medida...

El leve toque de su piel contra la suya, solo se comparaba con la de las delicadas sábanas que sentía detrás de sí, multiplicando en cantidades exponenciales la electricidad que había sentido hacía antes. No supo cuándo, pero en algún momento, él la abrazó con tal intensidad hacia sí, perdiéndose en sus labios, en sus caricias, y en su ser... Solo se dejó llevar por lo que sentía para desaparecer todo el cúmulo de sensaciones negativas para dar paso a unas positivas.

Anotaciones Finales:

Lean y no juzguen :v xD No me pidan mi dirección para ahorcarme o algo, porque al igual que las estrellas que busca Aira, yo vivo en una galaxia, a far a far away :v xD Ok, no xD. 

Si les gustó, pues déjenme su votito y su comentario ^_^ , ya saben que soy pedilona, pero es porque me gusta ver sus reacciones ante lo que tanto trabajo y tiempo he dedicado :3 

El próximo capítulo ya viene en dos o tres días, lo prometo. Lo tengo ya avanzado en un 80%.  

Nos leemos ;) 

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