❦Single❦
Parte 1 de 2
Debes escuchar la canción 🌜🌻
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¿Quién diría que la vida de un cantante sería tan peculiar?
La observa recostada en su pecho, moviéndose con suavidad mientras él se limita a acariciar su piel desnuda con cariño y delicadeza, haciendo que ella se despierte con la tenue luz del mañana que aflora tras el cristal.
— Mmm...Norman. — murmura, acurrucándose más en él y levantando su carita sonrosada al ver su pecho desnudo y recordando todo lo que pasó la noche anterior.
Incluso en esos momentos de pasión, él nunca se mostraba rudo ante ella y su figura de niña frágil. Aún cuando la tomaba con pasión y ella entre suspiros pedía más de él, Norman le hizo tocar las estrellas siendo él mismo, haciendo que ella gimiera con él y para él, fundiendo sus últimas energías en un beso suave y lleno de amor.
Emma no podía lucir más radiante esa mañana.
— Buenos días. — susurra el chico de cabellos blancos con suavidad en su oreja, causando que su sensible piel se estremezca ante la calidez de su voz.
Emma sonríe con cariño y junta sus labios de forma necesitada, colocándose encima de él con delicadeza y sintiendo las manos de Norman ajustar en su fina cintura, causando un jadeo suave en ella.
— Papá me va a matar. — es lo que dice ella entre risas y besos húmedos recorriendo su blanco cuello.
— ¿Dejaría Yuugo que tu fueras mía? — murmura tiernamente él, mientras junta su frente con la de Emma, quien acaricia su fornida espalda con suavidad.
— Pero ya soy tuya, Norman. — admite con gracia, causando que el joven sonría y la bese nuevamente, como si su vida dependiera de los labios dulces de esa niña.
Esa niña que ya es mujer por él.
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— ¡Estás loco, completamente loco! — exclama Ray iracundo al recordar el preciso momento en donde entró a la habitación de su amigo y encontró a Emma sobre él, besándose con descaro y sin una prenda en sus cuerpos — ¡Nos echará si se entera que te metiste con su hija, ella tiene 18 años y tú 22! Espera... ¡apenas ayer cumplió 18 años, pedazo de imbécil! — grita más alterado aún su mejor (y escandaloso) amigo de la infancia.
— Ray tiene razón, Norman. Yūgo no aceptará esa relación, estás poniendo en peligro nuestra banda. — apoya con preocupación Don.
— Pero Emma... Ella es mi niña. — pronuncia encantado el albino, recordando la noche donde la hizo totalmente suya, al igual que ella lo hizo con él. Sus labios semiabiertos y ojitos verdes llenos de deseo, pidiendo más de él y gimiendo únicamente su nombre.
Tan solo recordar su pequeño y hermoso cuerpo bajo él lo volvía loco.
— ¡Y es la hija de nuestro mánager, maldita sea! — exclama ya harto Ray, quien recuerda lo duro que tuvieron que trabajar para estar donde estaban ahora mismo, en la cima de todas las bandas musicales.
— ¿Estás seguro que no me quieres ayudar, Ray? — interroga con linda sonrisa su mejor amigo y cantante principal de su banda, da toques y toques en su brazo con ternura y esa mirada ¡Oh, realmente detesta esa mirada de ángel tierno! —. Vamos, vamos, eres mi mejor amigo... Además, sin mis canciones no podrían seguir.
— Podemos conseguir a otro compositor y cantante. — suelta simple el azabache, haciendo que el albino reaccione ofendido ante sus frías palabras.
— Que cruel eres, Ray — alega con su sonrisita amable —. Vamos, nunca he pedido nada, solo quiero a Emma conmigo. — insiste dulcemente, incluso Don, quien observa encantado esa sonrisa y escucha tales palabras llenas de romanticismo está empezando a ceder.
Pasan una hora estando así, los tres en su mismo lugar, anhelando que rompan el silencio.
— Agh... Será tu problema si te descubren. — acepta el azabache, rodando los ojos al caer tan fácilmente en la petición de su amigo (de su querido y retrasado amigo).
— Sí, solo mío y nadie más, gracias Ray.
— Si si, a la chingada, sigue viendo a la niña de tus sueños, pedófilo. — habla sin prestarle atención a las dulces palabras que libera Norman de la pelirroja y lo feliz que le hace estar cerca a ella.
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Suspira cansino al caminar por las calurosas calles de California, mientras los rayos del sol bañan su pálida piel y espera a que Emma salga de su instituto para estar el resto del día juntos.
Pasar el día juntos...realmente le había dolido escuchar eso salir de los labios de ella, quien se quejaba al no verlo porque siempre está ocupado practicando y escribiendo canciones todo el día.
Aunque luego ella le admite con picardía que se ve totalmente sexy entre papeles y acordes, con su cabello blanco despeinado y ojos de completa seriedad, causando muchas veces ser la distracción principal para él, quien la arrincona en su sala de estar y une sus labios con pasión.
«Emma tiene razón... Necesitamos pasar más tiempo juntos» piensa con algo de lástima al recordar el abrazo de despedida que se dieron cuando iba a viajar por Europa para uno de sus más esperados conciertos.
Odiaba tanto alejarse de ella.
— No... Emma merece mucho más, y ya es hora de que Yūgo se entere — murmura con seriedad, acariciando su barbilla mientras ese cabello de vivo color naranja interrumpe sus pensamientos al aparecer en su mirada cielo —. ¡Em... — calla rápidamente al ver que no está sola, y su ceño se frunce al verla sonreír con alegría a aquel joven alto y de ojos carmesí, ese mismo quien posa su brazo por sus hombros y se divierte con ella.
— ¡Oh, Norman! — exclama entusiasmada la niña, yendo directamente a él y lanzándose a sus brazos con alegría, mientras él sonríe calmado al tenerla tan cerca nuevamente.
Mira al joven de ojos rubí, quien sonríe amable y alza su manito con suavidad y timidez, saludándolo. Norman lo ignora con frialdad y tan solo toma el rostro de la niña y une sus labios con cariño y deseo.
Emma corresponde suavemente hasta que no puede más, y jadea con un hermoso sonrojo en el rostro, sintiendo palpitar con frenesí su corazón.
— Lo siento Oliver — habla con vergüenza la pelirroja, quien da una leve reverencia y le sonríe tierna —. Mañana te puedo explicar la clase, pero hoy le prometí a Norman...
— No te preocupes, se lo pediré a Zack — la interrumpe con suavidad el chico de cabellos plateados, sonriéndole —. Ah... Por cierto, soy fan de sus canciones. — finaliza con leve emoción, dirigiéndose a Norman y chillando por lo bajo al pasar a su lado.
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— Espera...¿quieres decirle a Yuugo todo? Norman, no, tenemos que esperar más. — habla Emma con preocupación, mas todo se inunda en silencio y sus ojos esmeraldas se abren con asombro al ver a su padre viéndolos desde lo lejos.
— Soy alérgico a las esperas, Emma. — susurra con cariño y gracia Norman, al ver la expresión nerviosa de su niña bella, quien aprieta su mano con temor.
Yūgo se acerca a ellos, con el ceño fruncido ante tanta cercanía.
— ¿Pero qué diablos? — es lo único que dice al ver a su hija de antenita bonita totalmente sonrojada y Norman, con su típica sonrisa amable.
— ¿Dejarías que tu hija sea mía, para así amarla con libertad?
Yūgo se desmaya.
Emma grita.
Norman queda en blanco, pero sonríe.
— Tomaré eso como un "sí".
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— Antena, yo sé que a veces su cara puede engañarte y su voz es hermosa como la de los mismos ángeles — habla Yūgo, después de su preocupante desmayo, haciendo que Norman sonría dulce al ser halagado de tal forma por su futuro suegro —. ¿Pero realmente te gusta alguien como él, que no tiene color y parece muerto?
— ¡Papá! — se queja la menor con vergüenza, mientras continúa acurrucada en el pecho de Norman (ya que al menos así no lo mataría).
— Lo siento, Yūgo, nunca creí que me enamoraría de su hija, ella es tu niña y mi alma gemela a la vez — pronuncia esta vez Norman, dejando de lado su sonrisa amable y adaptando seriedad al verlo fruncir el ceño —. No quiero preocuparte, ella estará bien conmigo, así que, por favor ¿dejarías que tu hija sea mía?
Yūgo lo mira y trata de no ceder ante aquellas palabras, así que tan solo se limita a respirar y observar los bellos ojos de Emma, los cuales miran al cantante con tanto amor.
Yūgo no puede romper los sueños de su hija.
— Si la haces llorar, te mataré.
Emma sonríe y ríe con total emoción, abrazando a Norman mientras este acaricia su rostro y sin miedo alguno la besa frente a él, disfrutando de sus labios de tierno cerezo.
Emma continúa y simplemente ya no quiere parar.
— Tu niña... Tu linda niña ya es mía.
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🌻¡Leer bromance es muy bueno para la salud de los lectores!🌻
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