Promesa

— Lo que daría por ser ese violonchelo... 

La mirada de Dazai viajo del chico de pelo blanco, Nikolai, al instrumento entre las piernas de Dostoyevski, quien mecía el arco sobre las cuerdas de lo que a su parecer, era una enorme guitarra (Aunque es un violonchelo). Su sonrisa fue burlona. 

Hay cosas molestas e inevitables en la vida, inherentes. Como mear en la mañana, inhalar aire frio mientras masticas chicle de menta, o encontrarte con algo que tiene que ver con Fyodor Dostoveisky en Yokohama.

Para Dazai, la mas molesta es la ultima.

Para los inmigrantes rusos de segunda generación, es una tradición esencial tocar el chelo en su fiesta bohemia de año nuevo, Fyodor es el único de su familia que sabe tocarlo a estas alturas. Así que, por supuesto, Mijail Dostoveyski tiene que celebrarlo por lo grande. 

Tuvo la suerte de ser el ultimo de hijo de su familia, por lo que el mismo hombre nunca se molesto en aprender a tocar el instrumento. Como todo buen padre con una buena fortuna e indiscutible afección narcisista, debe presumir que su hijo si lo sabe, como si fuera un logro propio. 

Dazai podría sentir empatía por el.

Podría, palabra clave.

Pero no lo hace. 

Porque, je, casualmente su padre también es una perra psicótica y perfeccionista, que aparte de eso le gusta actuar como una dulce paloma inocente que trabaja cada maravilloso dia por su familia, tiene que agregar, por supuesto, trabaja en los bienes que no construyo, solo heredo, y, no es como si no tuviera mil idiotas que hacen su trabajo mucho mas fácil.

Como Osamu, la lotería viva y ambulante sacada de sus bolas con dieciséis años.

Podría sentir empatía por Fyodor, pero sentir lastima por una persona narcisista es equivalente a llamar cariñosamente un perro en la calle, si no te muerde, te ignora.

A Dazai le gusta particularmente el ego de Dostoveisky, es tan flexible como un osito de peluche, se estira, un poco. Es divertido de aplastar, suave.

Pero, si duermes con el (por supuesto, se refiere al osito), por la noche, la sensación de estar siendo observado es inevitable. 

Da miedo, y Osamu también disfruta toda la saga de El Conjuro. 

La presentación improvisada del pelinegro termina, y el y su arco se inclinan en una calculada muestra de humildad que no tiene.

El no necesita acercarse a obtener la aprobación de Nikolai, este ultimo ya salió disparado a llenarlo de sus cumplidos y buenas opiniones de alguien que no sabe ni siquiera lo que es una corchea.

Dazai opina que es patético, pero no es quien para criticar el gusto en hombres de Dostoveyski cuando Dostoveyski, bueno...

— ¡Deberíamos celebrarlo con un trago! — Exclama el de cabello blanco, abrazando de lado al menor por varios meses, este carraspea.

— No bebo con hombres. 

Dostoveisky, eh, probablemente no esta muy al tanto de que le gustan los hombres.

— ¿Has bebido alguna vez en tu vida, Dos-kun? — Inquiere con una sonrisa bufona, divertida. No parece estar burlándose de el de todas formas. 

— Por supuesto que si. — Pocas veces ha visto a Fyodor molesto por algo, molesto de tipo enfadado si, no irritado e insistente. Como un adolescente intentando convencer a su novio de que es genial.

Es gracioso. El ego de Dostoyevski es un adorable y manejable osito de felpa.

— ¡Entonces vamos! — En contra de su explicita voluntad lo arrastra hacia la barra libre. A la que no deberían tener acceso, pero a ninguno le importa de todos modos.

La fiesta de año nuevo de los Dostoyevski es aburrida, como todas las fiestas sin pastel. Celebran por lo alto en decoraciones y ofrecen algunos mariscos con champan como menú. Aburrido.

 El solo esta esperando ese momento, que, oh, parece estar pasando. Ese momento oportuno y desconcertante en el que una mata de cabello casi rosa hace su aparición. 

Dazai no tiene ni la menor idea de como Kouyou conoce a Mijail Dostoyevski, pero no podría importarle menos cuando la presencia esencialmente ejecutiva de su tía implica que Chuuya estará ahí.

Lo esta.

Tiene que tomarse un segundo para admirar la vista de Chuuya en un traje gris bastante juvenil dada la ausencia de una corbata. Sigue siendo justamente elegante. Característico de el. Bebe del paisaje un momento para no ser demasiado evidente una vez este frente a el.

Casualmente la barra esta no muy lejos de la entrada, así que cuando Chuuya (y Kouyou, pero Chuuya es quien importa ahora mismo) se adentra mas, se topa con Fyodor.

Y Dazai se topa la sorpresa de que se conocen. 

Fyodor y Chuuya.

Ambos nombres en una oración es grotesco, como si le vaciara una bolsa de sal a un cupcake. Un indefenso, gruñón, pequeño y bonito cupcake. 

Chuuya alza una mano, saltando a su numero especial que Dazai ha estudiado muchas veces, el de restar importancia a un asunto y volverlo algo informal. Porque el es así de agradable con todos sin distinción. Toma la mano de Dostoyevski y comparten un pequeño y amistoso abrazo.

Amistoso, como si se conocieran. Como si Sigmund Freud y James Dean se besaran y se abrazaran simulando un lazo de compañerismo remoto. Suena ridículo. (Pero Chuuya seria absolutamente James Dean, ambos son calientes)

En el transcurso de la linea de su linea de pensamientos peligrosa, que ha durado aproximadamente veinte segundos, Dazai tiene que apretar la mandíbula y aceptar que en Yokohama, todo inevitablemente tiene que ver con Fyodor Dostoyevski.

Y es molesto.

Arruga la nariz, tomando un vaso de...¿refresco? Carajo, ¿Qué es esto? ¿El cumpleaños numero cinco del perro? Horror. Se da la vuelta, bebiéndolo rápidamente, hasta que choca. 

Extraño, supone que sus pensamientos sobre Chuuya lo hacen perder su sentido de espacio y orientación. Pocas veces choca con una persona a menos que esa persona sea...

Muy torpe. Como la mujer que tiene enfrente, que parece haber derramado su propia bebida en el vestido verde esmeralda que no puede hacer una peor combinación con sus ojos.

Es decir, Dazai también tiene ojos marrones, ligeramente mas oscuros que los de ella, y el verde esta terminantemente prohibido en su guardarropa porque lo hace ver como un maldito pedazo de césped.

Pero, Sasaki sigue viéndose objetivamente igual de hermosa como la recuerda. Igual de atarantada, también. Nunca fue demasiado hábil para nada manual. La adorable desgraciada no puede ni siquiera caminar bien sin chocar contra alguien y verlo con ojos de cierva asustada.

Antes, Dazai creía ese acto.

Ahora solo es molesto por lo convincente que es.

Dazai — Dice ella, con sorpresa. Parpadea y sonríe aunque tenga su rostro indiferente en las narices. — Has crecido...mucho. — Murmura tímida. Aunque solo ha pasado un año y medio.

Ante su observación totalmente carente de habilidades sociales, Dazai sonríe. Resopla haciendo un excelente trabajo para ocultar su irritación.

— Si. — Responde, toma una servilleta de la mesa junto a ellos y se la ofrece, para no parecer demasiado maleducado. Es decir, lo mas maduro que se puede hacer cuando te encuentras a tu ex es demostrarle que ahora eres maduro y que no fue una gran perdida. Demostrarle que no tuvo una crisis de medio dia por su ruptura. Eso suele devastar su ego. — Si me disculpas, tengo que irme.

— Yo también tengo que ir al baño. — Suelta rápidamente, casi con desesperación. O bueno, realmente desesperada, porque tiene entre sus manos la manga del saco de Dazai.

— ... — Dazai calla, mirándola fijamente para que se cuenta de su error ella misma y lo suelte evitando toda la incomodidad. Por un momento, desea verla rogar un poco de su atención, pero eso es extremadamente sádico e inmaduro. Uno de los dos debe ser el ex prudente y adulto en la ex-relacion. Así que alza una ceja.

— ¿Puedes ayudarme? A limpiarlo... —  Pide ella, ladeando un poco su cabeza.

Dazai se siente un poco asqueado de tocarla, y es un sentimiento totalmente genuino y no el resentimiento del desamor, por supuesto.

O tal vez es la genuina indiferencia residual y la necesidad de reservarse a si mismo porque no le gusta Sasaki, al menos ya no. Es esa clase de cosas bonitas que no quieres tocar porque sabes que se van a romper, y las consecuencias siempre son peores para su propia persona.

Quizás es ambas.

— Sasaki, yo no... — Empieza, frunciendo el ceño y tirando un poco de su muñeca para que lo suelte sin ser grosero, aunque ella ya lo haya sido en toda la maldita conversación. Prefiere no rebajarse.

— P-por favor. — Sus ojos son enormes, tan grandes como su acto de persuasión.

Es molesto. 

— O-osamu, por favor....quiero... — Una mano toca el hombro de Sasaki. 

Ella se sobresalta, soltando un hipido que suena perversamente asustado, como si fuera un niño atrapado por su madre con las manos en el tarro de galletas.

Dazai no lo entiende realmente.

— ¿Puedes darme permiso? Me gustaría probar ese pan de ahi. — dice Chuuya, retirando su mano y alzándola con una sonrisa frívola. ¿Desde cuando Chuuya...?

No parece importarle salirse totalmente de sus líneas de tipo honesto y ruidoso como a Sasaki no le interesa llorar un momento a solas con el en medio de la fiesta. Avergonzándolos a ambos.

¿Qué dira su padre? ¿Cuándo algún idiota se lo comente?

Solo puede resoplar. 

Chuuya hace eso, toma un pedazo de pan baguette. Lo muerde y aprovecha el brazo extendido de Dazai por el agarre de Sasaki para arrebatarlo sin verlo a los ojos. Esto es lo mas audaz que ha hecho el chibi desde que lo conoce. Lo arrastra unos metros de la muñeca enguantada hasta que escucha una nueva insistencia.

— O-osamu.... — Llama ella, buscando una ultima mirada de que recibirá lo que quiere mas tarde. Nunca llega, Chuuya mira sobre su hombro con desdén.

— Deberías aprender a dejar tu ego de lado y aceptar un rechazo, en lugar de usarlo para hacer una escena. — dice el, la mirada de Dazai se dispara con una sonrisa divertida y un par de matices sorprendidos en su semblante hasta la reacción de Sasaki. Eso suena mas inteligente de los labios rosados de Chuuya. Sasaki luce consternada. — Kouyou esta buscando a tu padre, ve.

Como si fuera poco, Nobuko Sasaki aprieta los puños, desvía la mirada y se va en dirección al circulo de hombres y mujeres charlando de negocios. Como un perrito regañado. O una perra, si Dazai se pone poético.

También, queda un resquicio de irritación por su osada familiaridad al llamarlo por su nombre, ¿Quién carajo se cree? Hum, aunque sin duda, todo el episodio bien podría ser distorsionado por la mente veloz de Dazai de que su (casi) novio y su ex pelean por el, el tiene un bando, por cierto.

— Chuuya — Sale de sus labios, el sonido es agradable. Se pregunta como Chuuya conoce  Sasaki, o a su padre. O cuantas conexiones hizo Chuuya en su ausencia. O si Chuuya esta interesado en besuquearse en el armario de la cocina de Fyodor. Pero el ya parece estar familiarizado con la parte mala. — ¿Te gusta ser siempre mi príncipe azul?

— No quiero saber como llegaste a esa conclusión. — Responde el pelirrojo, después muerde el pan suave y recién hecho. Eso es grosero. No tanto como Sasaki. Es divertido viniendo de Chuuya. — Pero la conozco, Kouyou me obligo a charlar con ella hace unas semanas para que sus padres aceptaran algo sobre una estrategia publicitaria. No resulto.

Escueto, como un ataque incontenible de mórbida curiosidad, por lo que lo hace mejor que su ex a partir de los errores de ella, pregunta.

— ¿Por ella? — Adivina, incitando a Chuuya a seguir hablando, mientras lo jala a la parte trasera, un patio tan verde y majestuoso que luce casi artificial. Es real. Su padre ardería de los celos por esto.

— Ella estuvo toda la reunión interrumpiendo a Kouyou por tonterias. Cuando le pedí amablemente que se callara, se enojo tanto que uso eso para arruinar el trato y dar lastima a su padre acerca de la mala atención que estuvo recibiendo por nuestra parte. ¡Como si eso importara o tuviera algo que ver con publicidad sobre autos! 

Y aunque Chuuya preferiría no quedar mal frente a Kouyou en absoluto, el considera las relaciones con los Sasaki como esencialmente triviales. Kouyou simplemente se dejo convencer por parte de Gen'mon acerca de contactar a su agencia para concertar una reunión. Ya atestiguaron como resulto. 

(Pero Chuuya no hace mención del padre de Dazai por evitarle sabores amargos)

Dazai sonríe indescifrablemente.

— Si, también tuve una mala pasada con ella. — ¿Debería aprovechar el hecho de que nunca le menciono a Chuuya que Sasaki era su novia, para que Chuuya sea tan expresivo acerca de ella? Por supuesto, su antiguo noviazgo causo una pequeña pelea entre ellos, pero la 'novia' nunca tuvo un nombre.

 Si lo mencionara ahora mismo, Chuuya analizaría el significado de sus palabras, y podría decidir mas sensatez en lugar de abrir su bocotá y describir como trituraría a Sasaki por arruinar un trato que también arruina su imagen frente a Kouyou, por como eso afectaría a Dazai. 

O podría avergonzarse y retractarse por pensar que se ha mostrado en el lado de Dazai, en otras palabras, demasiado apegado a el que Osamu podría creer que hace todo esto por su pe-

— Oye — Dice Chuuya, balanceado una mano frente a su rostro, con una ceja alzada. — Se que te quieres meter en las piernas de todo lo que se mueve, pero estoy hablándote. 

El tono de Chuuya no es burlón, como quizás le diría Rampo. Ni siquiera regañón, como normalmente le reprocharía Kunikida. 

Es molesto.

¿Chuuya esta celoso?

— No me gusta Sasaki. — Al menos ya no. Chuuya lo mira con una ceja alzada ante eso, sin creerlo completamente. O absolutamente, mas bien. Lo mira fijamente, Chuuya se ve bastante lindo hoy. — Me gustas t-

— ¡Oigan!

Nikolai alza una mano vigorosamente a lo lejos, y con la otra, que esta detrás de su cuerpo, oculta por su espalda, parece como también estuviera sosteniendo la de Fyodor, quien esta atrás de el. Dazai quiere morir.

Nikolai e incluso esa chica pelirroja que Dazai ha visto anteriormente en las fiestas de Atsushi, Montgomery, lo apoya con su tradición estúpida de año nuevo.

Hay una torre de pastelillos en un pequeño pabellón blanco en el centro, todo eso consiste en que se entregaran tres pastelillos a cada uno, y quien obtenga al menos uno de los anillos que solo tres de todos los postres tienen, debe darle la joya a la persona con la que quiere casarse este año.

Es estúpido, como Dazai dijo, porque tiene dieciséis. La mayoría de los presentes tienen esa edad, y aun así todos quieren saber si tendrán la oportunidad de obtener uno de los anillos. 

— También funciona si quieres emparejarte con alguien a lo largo del año — Dice Nikolai con un guiño. Añadiendo que gracias a la suerte mágica del anillo, esa persona corresponderá.

Ejem, estúpido. Dazai ni siquiera quiere jugar. Pero cuando mira a su lado....

Chuuya esta viéndolo.

Alza una ceja, con molestia. — ¿Que? 

Chuuya desvía la mirada. 

— Nada. 

El castaño resopla, viéndolo de reojo por un momento antes de sisear.

— Chuuya podría al menos disimular un poco, ¿no? Estas siendo abiertamente vergonzoso. — Acusa, metiendo las manos en sus bolsillos y desviando la mirada. Tampoco es que tenga derecho a reclamar. Han hecho cosas vergonzosas juntos, el uno al otro, Dazai se ha atrapado a si mismo pensando cosas vergonzosas con respecto a Chuuya.... Como ahora.

 Porque, si lo piensa bien, podría conseguir uno de esos estúpidos anillos y dárselo a Chuuya, ¿no? Es año nuevo, y desde esta perspectiva cursi y asquerosa podría ver el tiempo subsiguiente y advenedizo como una nueva oportunidad.

Podría dejar claro de una vez para si mismo y para Chuuya que, en realidad, no le molesta hablar hasta altas horas de la noche con Chuuya desde una ciudad a miles de kilómetros de distancia, aunque sea a través de un teléfono. 

O tal vez ser la primera persona que visita cuando viene de nuevo a Yokohama, y besarse con Chuuya en Navidad o probablemente en cualquier rincón oscuro que encuentre, descubrir otras primeras veces a lo largo del próximo año, este que viene, pero con el simple detalle de hacer todo eso con la idea concebida de que ellos son...

— ¡Por supuesto que no! — Espeta el contrario, cruzándose resueltamente de brazos. — No significa nada, quiero decir, el hecho de que sobre pienses todo y que-  bueno, que tu hagas cualquier mínima y estúpida cosa con siete intenciones detrás no significa que yo también lo haga, estaba viéndote, ¿esta bien? Quizás estaba pensando en... ¡Lo estúpido que te ves con guantes! ¡Nunca usas guantes! ¿Estas copiándome?

— Eso es absurdo — Se burla el castaño, aunque siempre mantiene la irritación que solo el tonto de Chuuya ladrando cosas sin sentido podría causar. Dazai es un chico muy sereno, en serio, es bastante difícil irritarlo como lo consigue Chuuya. Suspira. Y aquí el pensando en pasar su vida con el. Seria divertido. Seria un desastre. — Aunque creo que estabas pensando en participar en el juego de Nikolai, ¿no? Pues, yo conseguiré un anillo. Ya lo veras.

Chuuya se burla, mirándolo con presunción. — ¿Qué me importa, de todas formas? Apuesto a que no podrías comer ni la mitad de uno de los pastelitos porque tienes el estomago de un bebe. Ni de broma encontrarías el anillo. 

— ¡Chuuya no sabe de lo que habla! — Chilla.

Su estomago podría soportar mucho, solo es mas sensible que los demás en cuanto a comer cualquier cosa. Pero podría comer veinte pastelillos si quisiera. 

Y como todo lo que en el universo ha sido creado es una oportunidad para ser convertido en una competencia entre ellos, sucede...

— Eh, ellos saben que no se trata de tomar todos los pasteles que puedas, sino de probar suerte con tres, ¿no es así? — dice Lucy, masticando por pocos su propio pastelillo. Nikolai se encoge de hombros.

— Seria bueno que al menos uno ellos encontrara un anillo, así podrían dárselo al otro. — Objeta el peliblanco. Fyodor, detrás de el, rueda los ojos. — Yo creo que están hasta los sesos en el otro.

— Es hasta los huesos, kolya. Lo dices de forma espeluznante. — Rectifica el pelinegro.

— Hablo el señor normal, ¿no es así? — murmura Lucy, mirando el otro espectáculo que constituyen Fyodor y Nikolar dejando de lado a el par de tontos que eran Dazai y Chuuya metiéndose pasteles a la boca como si fueran gomitas diminutas.

Por supuesto, ella pensó que no seria escuchada, pero retrocede por la intimidante mirada de el Dostoyevsky.

— ¡Lo tengo! — Exclama Dazai, de forma estrangulada. Probablemente por el pastelillo que tiene en la boca, probablemente por la emoción. Alza el anillo plateado para que todos puedan verlo. — ¡Chuuya es un perdedor!

El pelirrojo gruñe, escuchando la risa malévola del menor mientras se burla del el. Aprieta los puños con las mejillas llenas de dulce. Este maldito.

+++

Pronto, llega la noche, y Dazai se desplaza por su teléfono ignorando a los demás. Es una enfermedad moderna, estar en un lugar publico y preferir por inmiscuirse en ese pequeño pedazo de códigos binarios del mal, en lugar de socializar como requiere la biología humana, una patología a la que ni siquiera el esta exento.

Es arrastrado afuera otra vez por el repentino jaleo, faltan pocos minutos para año nuevo.

Mete el teléfono en su bolsillo mientras sonríe. Siente el pequeño objeto redondo a su lado.

Afuera, encuentra a Chuuya, quien sonríe cortésmente ante un circulo de hombres y mujeres que no pueden dejar los negocios de lado incluso en este momento, parece que su querido chibi esta yendo por ese camino, guiado por Kouyou. Parece estar participando, incluso. Dazai suspira. 

De alguna forma, un repentino sentimiento invasivo (porque Dazai no tiene sentimientos) se apodera de su pecho con su (para nada cómodo) cálido y asqueroso peso. 

Debe ser algo como... orgullo, pero no propio, aunque le gustaría que así fuera, en realidad- Solo le gusta ver a Chuuya ahora, bueno, le gusta saber que ha encontrado algo que le gusta. 

Después de todo. Algo que sea solo para el, incluso aunque el renuente y rudo chico de antes lo vería como imposible. Siempre preocupándose por los demás aunque las cosas que podría hacer para mantenerlo todo bajo control eran mínimas. 

Se ve mucho mas feliz. Chuuya se ve lindo siendo feliz.

Dazai quiere creer que no sabe lo que significan estos sentimientos con respecto a Chuuya, pero lo sabe. Es irritante, pesado y encantador. 

(Curiosamente, estos también serian adjetivos con los que podría describir a Chuuya.

Parece que su chibi decidió personificarse a si mismo en su definición de amor. Eso tiene sentido, supone.)

Repentinamente, una llovizna tímida advierte a todos del mal clima próximo, y aunque todos corren hacia adentro, riendo y quejándose del desafortunado incidente, se dirigen al patio trasero otra vez, donde empezaran los fuegos artificiales recibiendo al Año Nuevo.

Dazai se queda.

La lluvia, pronto, azota sin fuerza, no del tipo ventoso, sino de las gotas sempiternas e incesantes que caen gentilmente, pero es algo ruidoso. 

A Dazai le gusta la lluvia, el ruido de fondo le permite sumirse en sus propios pensamientos, pero la melodía compuesta por el cielo es lo suficiente relajante como para dejar de lado lo que lo atormenta y centrarse en lo que le hace sentir vivo. 

Su saco esta empapado, pronto. El mira hacia abajo con una sonrisa, y encuentra el pequeño anillo de plata en su palma. 

— Déjame adivinar, ¿estas pensando en lo terrible de otro año en el que no lograste caer de un precipicio? —, saluda Chuuya, burlándose.

Y, aunque eso también podría ser un tema bastante interesante para su cerebro que nunca duerme, en realidad pensaba en todos los años que vendrán.

Voltea hacia Chuuya, quien mete las manos en sus bolsillos, tampoco parece importarle la lluvia. Dazai tiene que admitirlo, es incluso mas guapo cuando las gotas de lluvia en su rostro de porcelana reflejan la luz. El universo parece tener favoritos. Dazai se considera algo demasiado ambicioso por atreverse a fantasear con atesorar algo de la belleza de Chuuya con el. Por siempre. Aunque debe intentarlo.

— Chibi esta muy orgulloso de conocerme tan bien, ¿no es así? — Dazai sonríe, y tiene un solo hoyuelo. Para Chuuya es un detalle tortuosamente perfecto. Eso duele, al mismo tiempo es gracioso como enciende todas sus alarmas internas. — Aunque no podría decir lo mismo en sentido bíblico, puesto que Chuuya se quedo corto esa vez. — Le da un codazo, guiñando al dia de Noche Buena.

Chuuya siente que su cara se calienta, bueno. Tal vez si pudo haber follado a Dazai ese dia y tener esa intención desde el principio, con suerte Shirase llegaría un poco después cuando Chuuya ya no fuera virgen. Ni tampoco Dazai. Pero tampoco es que vaya a admitirlo... Y de todas formas, ese ni siquiera era el punto...

 — En realidad, estaba pensando en alguien —. Admite Dazai, Chuuya sale de sus pensamientos para escanearlo rápidamente a su lado y encontrarlo viendo el anillo en su mano. Su corazón se comprime un poco, a decir verdad. La incertidumbre sobre si Dazai esta dubitando acerca del propósito del anillo le asusta. Y si es eso en lo que piensa, ¿quien...?

— No puedo creer que el tonto juego de Nikolai me diera justo lo que necesitaba —, se burla Dazai, la lluvia cae como el riego a una flor vanidosa sobre el, realmente encantador de admirar. Es irónico que estas gotas tengan el impacto mas parecido a proyectiles en Chuuya. Antes de...— Creo que es la excusa que buscaba para tenerte a mi lado siempre.

Proyectiles... no, mas bien malditos meteoros. 

Dazai se voltea para verlo (Un acto carente de la cobardía usual en el castaño que asombra a Chuuya, ahora esta sintiendo demasiado), probablemente para observar su reacción. Chuuya no tiene idea de la cara que esta haciendo en este momento, pero si todo lo que cruza rápidamente sin ver a ambos lados por su cabeza se esta reflejando, entonces debe ser vergonzoso. Jodidamente vergonzoso.

Y Chuuya cree que el pitido vacío que suena en el fondo de su mente es producto de la vergüenza en si misma, pero luego puede verlo, oh, claramente el cielo esta diciéndole que no puede rechazar esto.

Hay fuegos artificiales en los ojos de Dazai, iluminando sus facciones de muñeca perfecta y recordándole a Chuuya que todo esto ha pasado tan rápido como esta misma fugaz luz. Chuuya no puede rechazarlo.

 Tampoco es que quisiera. O que lo haría. Pero el pánico hace cosas con la cabeza de la gente. Porque la posibilidad se instala en su mente como algo catastrófico que no puede evitar, aunque en realidad lo único que tiene que decir es...

 — Si  —, exhala Chuuya, y todo el peso abandona su mente como si hubiese estado una vida esperando por esto, la sensación de sentirse demasiado ligero le provoca escalofríos y entonces recupera sus sentidos.  — Espera, ¿estas pidiéndome matrimonio?

Un segundo, no, debe ser un minuto. O quizás dos. Ambos están en silencio, excepto el cielo. El cielo explota en colores maravilloso que no son capaces de observar perdiéndose en los colores realmente importantes en los ojos contrarios.

Honestamente, Dazai no sabe si reír o llorar por la vergüenza.

— Chuuya...

—....Porque, si es así, estas loco, Osamu. Mira, quizás este un poco enamorado de ti. P-pero solo tenemos dieciséis entonces... ¿Qué carajo sucede contigo, tan de repente? ¡P-pero-! ¿Quizás...en el fu-?

— ¡Chuuya!  —, el mencionado es tomado por los hombros, Dazai tiene una sonrisa avergonzada en los labios, y ni siquiera la fría lluvia es incapaz de apaciguar el rosa en sus mejillas. Con esa expresión, Chuuya lo asemeja rápidamente a un gatito empapado. Seria mucho mas tierno si el pelirrojo no estuviera avergonzado por lo siguiente.  El castaño toma aire — Yo... estaba diciendo que quiero que lleves el anillo porque... ¿Espera, estas enamorado de mi?  

Ambos se quedan rígidos, y el espectáculo sigue detrás. Todos reciben el año nuevo con risas, felicidad y champaña. Chuuya esta cuestionando seriamente todas sus decisiones de vida hasta ahora. Como, ¿realmente tuvo que robar específicamente esa casa de ricos esa noche? O tal vez debería simplemente culparse a si mismo por enamorarse del chico que vivía en esa casa de ricos en primer lugar.

 — ¿Tu estas enamorado de mi?  —, pregunta Chuuya, frunciendo el ceño.  — ¿Si no porque estas pidiéndome matrimonio...?

— ¡Si! Quiero decir... No. El anillo es una forma de decirle a alguien que quieres casarte con el en el futuro, ¿recuerdas? Pero no tiene que ser inmediatamente después.  — ¿verdad? Dazai ni siquiera sabe que es lo que lo impulsa a ser tan abiertamente vergonzoso justo ahora. Debe ser porque aun no se ha burlado de que Chuuya ha estado malinterpretando esto desde el principio. Recordara hacerlo mas tarde.

El pelirrojo da un paso hacia adelante. Una sonrisa florece en sus labios húmedos y rosas. Dazai cree que nada puede verse mejor en el universo, nada mas perfecto para tomar y probar.

— ¿Es como... un anillo de promesa?

Con eso, Dazai corresponde la sonrisa. Todo el contexto se despliega como un pergamino antiguo y oculto en su mente. Una promesa. De que estarán juntos. Probablemente para siempre.

Dazai cree que vivir un "por siempre" vale la pena, aun si significa literalmente vivir. Porque conlleva vivir con Chuuya.

Eso no le molesta.

Sus manos viajan hasta tomar la mano de Chuuya, desde su traje húmedo hasta su muñeca, y tomar su izquierda temblorosa como si ya estuviera en el altar después de todo.

— ¿De que me casare con Chuuya, y nadie mas que el?  —, tararea Dazai, mirando como el objeto plateado se desliza por el anular del pelirrojo. Levanta la mirada cuidadosamente y mira a Chuuya a través de sus pestañas. — Si, supongo que acepto. 

Por dios, cuanto tiempo. Algún dia tiene que terminar esta historia JASKJKAJS, estoy dando mi best, pidoperdon.

Igual, quedo largo el cap bandamax, espero que les guste. Diganme que valio la pena la espera 😭. Ya mis tilines estan prácticamente en la boda, pero ya saben, falta la trama.

¡Dejen sus votos y comentarios! Gracias por leer 🥺💖.

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