La paradoja de la fama
— No, no estoy seguro de los malditos informes, Kouyou dejo a alguien a cargo de... oh — El castaño mayor se detiene justo en la puerta, y bueno si, en cualquier momento su padre podría hacer esto. Interrumpirlos vergonzosamente.
Chuuya esta eh, abrazandolo por la cintura, desde hace algunos segundos la babosa no ha dejado de tocarlo por todos lados, como si estuviera asegurandose de no estar besando el aire, un quimera maliciosa y viciada.
Así que su cabello esta ligeramente desordenado. El de Chuuya no esta mejor, se ha ocupado de hacerlo un desastre y jalarlo cada vez que Chuuya roza su sensible paladar con la lengua un buen par de veces.
Abrazarse a su cuello, y eso, es mas cursi de lo que deberia porque ambos estan muy abrazados y enredados entre si. Aunque el pelirrojo ha sido bastante decente y respetuoso con respecto a tocarlo en lugares mas peligrosos, considerablemente.
Chuuya se tensa, alejandose de sus labios, es gracioso porque siempre lo ha asemejado a un chihuahua asustadizo y cardiaco. Dazai voltea los ojos sobre si mismos a un nivel superior de fastidiado, casi se le sale un mugido exasperado. En cambio jadea ofendido.
Teniendo un rostro lo mas neutral que se puede estar cuando quieres saltar a la garganta de tu padre y cerrarle la maldita puerta en la cara.
— Señor Dazai. — Carraspea Chuuya, desviando la mirada del cuerpo semidesnudo de Dazai, este ultimo luce aburrido. A Osamu parece importarle una mierda si su padre piensa que estaban a punto de tener sexo. La situacion se ve mucho mas turbia de lo que es. Asimilando lo que el tipo venia diciendo, el se apresura a tomar la carpeta reposando sobre el escritorio y darsela. — Este es el...eh, informe, que pidio. — Finaliza tan cordial con desorientado.
El hombre, que despues de todos estos meses lo ha visto como el formal y repentino asistente de Kouyou, toma la carpeta de sus manos y carraspea.
— Gracias. — Sisea. Suspirando fuertemente, ni siquiera lo vio a la cara. No puede imaginar lo incomodo que esta el hombre. — Eh, hola, Osamu.
Dazai lo ignora como se espera, revolviendo su cabello y murmurando algo mientras se pierde de regreso al baño. Desvergonzado-
Chuuya nota que aun tiene la mano extendida pero vacia, Gen'mon sufre de un tic en la ceja mientras finge revisar a conciencia el balance. Chuuya asiente repetidas veces absolutamente horrorizado e incomodo. Abre la boca y señala a su propia espalda.
— Bueno yo- si...debo irme. — Chuuya es tan descarado como para darse la vuelta y seguir a Dazai en el baño. Puede oír a su hijo soltar una risita infantil.
Probablemente Gen'mon ha estado mucho tiempo desconcertado escuchándolos a escondidas cuando la puerta entreabierta del baño se cierra súbitamente y luego se escucha un golpe sordo en la pared.
Como si alguien chocara contra ella.
Su instinto caducado de padre le pide, le ruega que vaya a ver si el par de muchachos estan bien, pero esta tan caducado que en realidad prefiere tragarse su indignacion, ignorar el suave jadeo que sale a puerta cerrada y evitar toda la responsabilidad de algo incomodo dandose la vuelta y pasando saliva viciada.
(Es un poco tipico de el.)
Los días pasan, y exactamente las cosas nunca son siempre risas y momentos relajados, de hecho también existen los besos apasionados, gritos furiosos porque Chuuya es terriblemente malo en los videojuegos y... existir, que francamente es el momento mas aterrador hecho especialmente para Dazai, uno en el que entra al distorsionado hogar en que reside su mente, ya que es algo como una casa.
Cada espacio esta determinado para almacenar algo, albergarlo hasta que llegue el momento en el que necesita un uso.
Porque las cosas empolvadas en algún momento algo o alguien te hace recordar que debes limpiarlas y darles un uso. En el caso mas literal, la gente regala lo que ya no necesita, que ya no tiene una aplicación puntual mas útil que acumular el polvo que cae.
Ojala el pudiera regalar los pensamientos de su mente, ya que es como si un abuelo que ha tenido muchas cosas en su vida solo las acumula y las guarda aunque su vida útil se expiro hace mucho. Aunque no las recuerde, no las necesite.
La diferencia es que Dazai las recuerda, a menudo, y quizás es un anciano que detesta que las cosas se empolven así que recurre a la autodestructiva actividad de recrearlas vívidamente una y otra vez.
Recurre a plasmarlas sencillamente.
Junto a la ventana, frente a su lienzo y su caballete. Desempolva sus recuerdos mediante su pincel, firme, lo frota como si aplicara una cantidad monstruosa de sal en una herida. Eso hasta que escucha pasos detrás de el.
Chuuya camina hacia el, observando el fondo gris del lienzo, raspado, muerde su labio al entender que Dazai esta haciéndolo de nuevo, dibujando a esa mujer que vio en una foto de un periódico viejo hace algunos meses. Tane Tsushima.
Chuuya se ve a si mismo carraspeando y animándose a decir algo, porque odia esa expresión sombría y distante en el rostro de Dazai.
— A decir verdad...— Murmura, sentándose en el banquito junto a el, tienen esa extraña cercanía que siempre invita al otro a integrarse sin que se lo pidan. O tal vez solo es el abierto lenguaje corporal del contrario que les hace saber que siempre pueden hacerlo. — Supongo que toda esa mierda de saber dibujar y pintar es realmente increíble.
El castaño se asombra ligeramente ante eso, aunque piensa que solo esta adulándolo, se da cuenta de su error. Chuuya no haría eso. Nunca da cumplidos fácil o indirectamente. Es sincero. Transparente.
— Quiero decir...— Agita su mano, como queriendo ubicar sus propios pensamientos en una torre de pisos sucesivos y simétricos.. — Ver algo, o sentirlo... en tu mente, y saber exactamente como darle una forma. Es una forma escalofriantemente buena de hacer tangibles tus sentimientos. Creo.
Asiente ante sus propios pensamientos, Dazai sonríe, vacilante, hermosamente casi conmovido. Pero hay un problema.
El puede verlo, puede ver lo que hace, lo que esta dándole forma con su lápiz o su pincel.
Y lo siente.
Pero no lo entiende, no importa cuanto tiempo le haya tomado materializarlo después de cada revelación. Nunca lo hace. Por ello lo dibuja, inútilmente. Sigue estando desconcertado después de eso. Lo único que entiende es que no quiere verlo, pero lo hace tangible porque como dice Chuuya, sus sentimientos no lo son, así que aferrarse a la epifanía de ellos es mas fácil.
Sonríe.
— Chuuya. — Pronuncia, aprisionando su labio inferior entre sus dientes, lo suelta para seguir cuando el pelirrojo tararea. — ¿Alguna vez te has preguntado porque los artistas mas icónicos y famosos terminan suicidándose?
Chuuya parece desconcertado por la pregunta, y tal vez un poco receloso porque sospecha que el castaño va a asemejarse con un artista famoso. Dazai, ante ese pensamiento, baja su mirada.
— ¿Supongo que por la presión? No lo se. Es extraño.
Por su respuesta Dazai sonríe, le gusta compartir pensamientos con el pequeño tonto de Chuuya que parece que ya no lo es tanto. Dazai debe admitir que la mejor decisión de Kouyou ha sido explotar el potencial de Chuuya.
Pero no solo es eso, Chuuya es diferente, ha cambiado desde que lo conoció. Su segunda Navidad juntos ya esta aproximándose, y el nunca pensó que seria testigo de eso. Le sembró la fascinación real por la lectura por medio de apuestas y trucos tontos.
Pero ahora esta un poco orgulloso de que pueda seguir el pensamiento filosófico. Es emocionante. Chuuya siempre fue astuto. Ahora es un poco mas inteligente.
Quiere estar ahí para ver hasta donde llegara.
— Eso es una idea bastante genérica, pero debe ser un factor importante. — Reflexiona, con una sonrisa. — Pero tengo la teoría de que, la razón principal es porque se vuelven famosos. Icónicos. Aislados al ser vistos como un ente de estatus superior, aunque al final solo son humanos que saben como manifestar sus sentimientos. Deben hacerlo por dos razones. La primera es, porque saben como hacerlo. Por supuesto, y la segunda...
—...porque no saben que hacer con ellos. — Termina Chuuya, su rostro contrariado le indica que fue un pensamiento rápido y casi superfluo. Aun así, a Osamu le hace feliz saber que se complementan y se entienden.
— Exactamente. — Señala, y Chuuya se sonroja un poco a la luz de la luna que entra por la ventana. Desviando la mirada, le gusta un poco esa aprobación superficial que recibe del castaño. — Así que, imagínate ser alguien tan confundido con lo que sientes, entonces lo escribes, lo dibujas o lo cantas. Con fuerza, con la necesidad de identificarte. Supongo que estas personas logran su cometido, la gente se identifica con la pintura, con los libros, la música
— Pero entonces ellos te hacen ver como alguna deidad con todas las respuestas. Sin saber que en realidad estas tan perdido como cualquiera, te hacen inaccesible, rico y famoso. Pero nunca te dan la respuesta, solo sus interpretaciones. Sin saberlo, hacen tu vida miserable, pero si somos sinceros, ¿como podrían ser consientes de eso? Si ya eres inaccesible e icónico, nadie hace un real acercamiento a alguien que ve como un superior, es eso, algo prácticamente perfecto; inhumano. Y como nunca le encuentras una salida o solución a lo que sientes, te suicidas. — Finaliza como si jadeara sin aliento, pero hablo tan pausado y neutral como siempre.
Yo lo haría.
Aparta ese pensamiento.
Chuuya esta realmente perdido.
Es decir, es una temerosa falta de empatía por una mal justificada sensación de inferioridad, pero es una mera paradoja, porque si una persona que habla sobre los sentimientos y retrata las consecuencias, dolor y sufrimiento por ellos, ¿como podría ser esta persona alguien que no los tiene? ¿Alguien o algo superior a un simple humano? El primer pensamiento empático es saber que esa persona ha sido victima de ellos, del desamor, tristeza, impotencia y enojo, por ello puede plasmarlos.
Así que pasa saliva y casi ríe nerviosamente, pero no es tan imbécil como para hacerlo. Resopla.
— Así que crees que por ser visto como superior por expresarte de manera abstracta y no recibir retroalimentación cuando en el fondo estas confundido, genera desesperación y terminas acabando con todo. Por no entenderte, por mas que te esfuerces. — Recoge calculadoramente, bajando su mirada, en realidad escucho todos los pensamientos de Dazai (y puede que sea la primera vez que lo escucha hablar tanto) y descubrió que este tipo aparte de tener un culo pretencioso el realmente analiza, observa y... no obtiene la respuesta.
Suena a un dilema de tipo genio, y el mismo no es precisamente uno. Así que es frustrante.
— Supongo, pero no estoy seguro. — Asiente divertido el castaño, Chuuya levanta la mirada y hay pánico en el.
Lo que dice es ridículo.
— Solo espero que Harry Styles no termine suicidándose porque en realidad amo mucho su música, y el es lindo. — Eso es... profundo, estúpido y atroz.
Así que Dazai frunce infernalmente fuerte el ceño, y el cambio de tema no es molesto sino cuestionable.
— ¿Lindo? — Murmura receloso, en primer lugar porque no le encuentra nada lindo al tipo y segundo porque Chuuya esta realmente loco. — ¿Y que quieres decir? ¿Que la gente fea debería suicidarse?
Chuuya le envía una mirada seria, Dazai es realmente bueno distorsionando las cosas, pero el lo odia.
— No, imbécil. Me refiero a que es una persona objetivamente atractiva y con buenos sentimientos y no debería suicidarse porque es un gran tipo. — Afirma orgulloso, Dazai esta horrorizado.
— ¿Atractivo? Cuando lo veo pienso en un maldito pug. Ya sabes, esos perros con cara de cacahuate...
— ¡Como te atreves! — Vocifera el pelirrojo, luego lo señala. — ¡Si el otro día estabas escuchando su música! — Apuñala su pecho con el dedo, Dazai se encoge por ello mientras ríe.
— Su música, no viendo una maldita foto de el o escuchando sus entrevistas como un psicópata obsesionado. — Responde, y ríe mas fuerte por la indignación del pelirrojo.
— ¡No hay nada de malo en ver sus entrevistas! — Chuuya es un fan, eso es lo que es. No un asqueroso obsesionado.
— Tu habilidad para mentir es tan mala como tu gusto por los hombres. — Concluye, sonriendo burlonamente, Chuuya lo mira aburrido. — Imagínate ser gay y decir que tu mayor obsesión es Harry Styles, es grotesco. Inaceptable. Y debería ser señalado por la sociedad.
— Tu deberías ser señalado por la sociedad, literalmente estas criticándome como el maldito Gordon Ramsay porque puede que sea gay y me gusta Harry Styles. Imbécil. En realidad solo estas celoso... — Responde, y Dazai lo interrumpe sarcástico.
— Oh dios mio, estoy tan celoso por tu enamoramiento de un cantante al que nunca vas a tener oportunidad de conocer en tu vida... Soy tan miserable...— Lleva una mano a su pecho dramáticamente y luego lleva ambas a su cuello, fingiendo estrangularse. Maldito enfermo. — Debería acabar con todo ahora mismo.
Chuuya esta furioso, así que lleva ambas manos al cuello de Dazai y las aprieta (no tanto, es física y emocionalmente incapaz de hacerle un daño real e intencional solo por esto) de verdad, mientras se defiende.
— Yo voy a acabar contigo con mis propias manos, estúpido. — Espeta zarandeándolo, Dazai suelta carcajadas ahogadas por todo esto. Probablemente nunca haya reído tanto en su vida. Después de casi dos segundos Chuuya se detiene. Acaba de descubrir muchas cosas, en primer lugar, es bastante probable que sea gay, y segundo, tiene la sensación de deja vu. — Espera un momento, no me refería a eso, sino que estas celoso por mi increíble gusto musical y gusto en ya sabes...hombres.
Lo ultimo es vacilante porque ciertamente el no es tan desvergonzado como Dazai, así para decir abiertamente una sexualidad de la que no esta seguro, una que implica que podría querer o no besar a un chico, es decir, como Dazai, que tal vez quiera tomar de la mano a un chico, como Dazai, y tal vez en algún futuro quiera tener sexo o algo así con un chico, como Dazai.
O tal vez el solo esta pensándolo demasiado y en realidad decir que te gustan los hombres no implica nada de eso cuando estas con uno. Eso es homofóbico, o tal vez una forma distorsionada de coqueteo, y el no es Dazai, que coquetea con cualquier persona sin reparar en las consecuencias.
Dazai hace una mueca, nerviosa, y puede casi ver que sus pómulos altos y nítidos estén sonrojándose.
— Ehh, esto ya lo vivimos una vez, pero era totalmente lo opuesto, ¿no es curioso? deberíamos recopilar todas las veces en las que eres un chibi torpe que no puede aclarar lo que dice. — Sisea entredientes, desviando la mirada cuando Chuuya calcula todo lo que dice.
— ¡Pero si la primera vez fuiste tu quien no aclaro lo de Sasaki! — Reprocha ofendido, y en realidad aunque Dazai no lo haya aclarado a la primera esa vez, el tenia razón, jamas, estaría absolutamente celoso de uno de los idiotas que salen con Dazai, o besan a Dazai o...que luego lo acosan porque Dazai termino rompiéndoles el corazón. Nunca. — Y, ¿eso significa que si estas celoso...?
Osamu podría preguntar, celoso, ¿de que? Pero en realidad la respuesta es bastante axiomática. Así que lleva un mechón de pelo distraídamente detrás de su oreja, y puede o no que un segundo después Chuuya este babeando por eso. Abre la boca pero en su lugar sale un quejido tímido. Luego dice:
— Bueno, es probable que si este un poco celoso de el por eso... — Murmura, tartamudeando ridículamente, el odia ser vulnerable. Así que todo esto es en extremo desagradable y tonto.
Chuuya abre sus ojos como platos, perplejo, se sonroja furiosamente y espeta cerrando sus ojos con vergüenza. Dazai podría desmayarse del cansancio y la humillación al segundo que sigue por lo que viene.
— ¡Seguía refiriéndome a mi gusto por la música y los hombres, idiota!
— Chuuya, espera, ¿que demonios estas cantando? — Yuan se detiene en la puerta de la cocina con una expresión y postura petrificada, el pelirrojo revuelve miso en una olla pequeña y se da la vuelta, lleva un delantal sobre su elegante ropa negra que aquella amable (y hermosa) señora le había regalado.
Al principio le parecía demasiado, pero no podría decir nada negativo cuando Chuuya les conto a ella y Arthur sobre su nueva jefa y tutora. Arthur, que es algo desconfiado, se pregunto como alguien podría simplemente hacer un favor de esa magnitud por alguien recién conocido, pero después de charlar con la señora Kouyou supo que Chuuya estaba en buenas manos y que era una inversión a largo plazo.
Mas extraño que eso, entra a la cocina a buscar algo de comer y bueno... Chuuya estaba cantando la canción mas romántica y asquerosa que alguna vez Yuan escucho, así que...
— Nada, lo escuche en la radio. — Carraspea, vertiendo nerviosamente la sopa en un plato sobre la mesa. Su conejo, Inu, quien esta reposando sobre una de las sillas, se baja para seguirlo mientras se quita el delantal y va a llamar a Arthur para comer, quien recientemente tiene suficiente fuerza y energía para levantarse y tomar el desayuno para después salir a tomar aire fresco. Chuuya pasa por su lado mientras ella analiza la información recibida, abre los ojos ligeramente asombrada al divisar un rasguño en el cuello de Chuuya al pasar.
Cuando Arthur ya esta saliendo y dirigiéndose a la mesa, Yuan muerde su labio reprimiendo una risa ante su nueva ocurrencia malvada.
Corta algunas frutas para fingir que desayuna mientras se sienta junto al asiento de Arthur, el la saluda con un semblante brilloso y su cabello tan envidiable como siempre.
Junto a ellos comiendo, Chuuya se acerca a limpiar lo utilizado como siempre después de cocinar, ella sonríe y finge normalidad mientras llama Inu y palmea sus muslos para que el se suba, el hace precisamente eso, y Yuan le da un poco de mandarina mientras tararea.
— ¿Que tal van las cosas con Ozaki-san, Chuuya? — Pregunta Arthur mientras sorbe un poco de sopa, sonríe ante su sabor, Chuuya sonríe tímidamente por ello, pero no responde inmediatamente.
Así que Yuan toma la palabra.
— ¿Ella te ha presentado algún chico? — Incluso Arthur puede notar como Chuuya se eriza súbitamente, Yuan sonríe al pelinegro, quien ha centrado toda su atención en la respuesta de Chuuya, el tartamudea. Es tan adorablemente malo disimulando.
— Oh, eso suena interesante. Recuerdo que Chuuya negaba que le gustan los chicos, pero yo siempre lo supe. Yo mismo lo hice a su edad. — Afirma orgulloso, Yuan explota en risas, alegando algo sobre la edad de piedra que Arthur no puede entender.
— Yo no... — Esta a punto de negar, pero lo recuerda, el negaba cuando estaba pequeño, en su defensa, había un pequeño problema con respecto a eso. Cuando Arthur lo encontró a los once años, sucio, con cicatrices de batalla y una expresión sombría que se le fue inculcada en su tiempo ligeramente mas oscuro, el ya sabia perfectamente lo que le sucedía a los chicos con orientaciones fuera de la heterónoma. — Bueno si, el es... su sobrino o algo así. — Sonríe, y quizás su voz suene ligeramente orgullosa. Chasquea los dientes cuando nota que ambos comparten una mirada entre ellos con los ojos abiertos como platos.
Prefiere hacer eso, restar importancia con un gesto porque definitivamente hay alguien, hay un chico, en este caso, Dazai. Pero ninguno de los ha acordado nada ni ha hecho el intento, y Chuuya-
Dios, Chuuya no tiene idea de si quiere correr por un campo con un anillo en la mano junto a el o estrangularlo por ser un idiota una gran parte del tiempo.
Solo quiere estar a su lado, aunque sea sin anillo en la mano o aunque sea con ambas manos en su solapa, o...
Tal vez besando sus delgados y rosáceos labios mientras sostiene su delgado cuerpo entre sus manos, sintiendo que la forma en la que se derrite contra el es la forma en la que puede sangrar todo lo que siente, lo que no entiende pero anhela de todas formas y no sabe por que.
— Quieres decir que es.. — Yuan hace gestos extraños, llamando la atención de Rimbaud para que este le confirme si escucharon lo mismo. — El sobrino. De tu jefa.
Rimbaud esta de lo mas estupefacto, su cara es un poema cuando voltea atónito hacia Yuan y boquea como un pescado.
Chuuya tararea de espaldas a ellos, secando sus manos, aunque hay un persistente sonrojo en sus mejillas. O tal vez en toda su cara.
— Como... ¡Estas saliendo con el sobrino de tu jefa! — Chilla, Arthur sonríe tontamente, compartiendo su emoción pero siendo lo mas maduro posible ante eso. — ¡¿Y que?! ¡¿Tu vida ahora es una comedia romántica y no te molestas en decírnoslo?!
— He visto desfiles del orgullo menos gay que eso. — Rimbaud alza ambas cejas, suena bastante adelantado para el. Pero es el viejo y audaz Rimbaud después de todo.
— ¡Ustedes...! — Señala acusadoramente, dándose la vuelta a la velocidad de un rayo, aunque su rostro se parece mas bien a un furioso tomate. — ¡No pueden castigarme por eso! ¡Apenas he podido b-besarlo y yo...! — Toca su frente, y siente que su cara esta caliente, arruga su expresión en algo desesperado para arreglar lo que dijo. — Mierda, no tengo idea de si el solo piensa que es un juego- o algo así. El es tan complicado y es un idiota...
Su cuerpo se sacude hacia atrás cuando nota que Yuan esta completamente sonrojada y Arthur esta boquiabierto...y cada cosa que dice empeora mas su situación.
— ¡¿Que ustedes ya se besaron y no sabes si esta jugando contigo?! — Espeta la pelirrosa, dejando de lado el completo shoujo que es esto. — ¡Estas tan enamorado que cantabas esa asquerosa canción! ¡Y por dios! ¡¿Incluso tienes un rasguño en el cuello?! ¡Esta marcando territorio, Chuuya! ¿No te das cuenta?
— ¡¿Un rasguño?! — Arthur parece horrorizado, y también un poco avergonzado, voltea mortalmente serio a Chuuya. — Chuuya-kun, estoy seguro de que ustedes se quieren mucho, pero precipitar las cosas va en contra de las normas de la charla. — Espeta con voz paternal, como seria y preocupada. Chuuya se sonroja violentamente. Llevando una mano a su cuello- ¿En que momento Osamu pudo haberlo arañado?
Eh, probablemente cuando lo condujo a la pared del baño cuando su padre los encontró... oh, demonios. Ni siquiera pudo sentirlo o cubrirlo...
Quizá los reproches de ambos sean demasiado, porque el se siente ligeramente mareado. ¿Marcando territorio? ¿Enamorado? ¿La charla? Su rostro se pone pálido ante lo ultimo, el no ha hecho eso con Dazai, y quizá lo haya pensado pero- Es diferente, mucho. Absolutamente.
— Eh, Arthur-san, no seas aburrido. Pronto tendrás un nuero, ¿eh? Las cosas funcionan así en estos días, estoy segura de que en un par de días Chuuya vendrá a anunciarte que se casara con el millonario sobrino de su jefa y todas esas cosas increíbles, ¿no? — Su tono es travieso y cómplice, Rimbaud toca su sien como si asimilara todo eso.
— ¿Casarse? — Murmura atontado, luego dirige su mirada a Chuuya. — ¿No podemos conocerlo antes de eso?
¿Conocerlo?
Chuuya parpadea rápidamente varias veces, ¿Dazai? ¿Conocer a Rimbaud y Yuan? Y quizás a Shirase- pero el nunca esta aquí porque esta haciendo dios sabe que, pero el siempre fue así de reservado.
Ellos se conocen como desde hace dos años, y Dazai nunca ha conocido a sus amigos, o mas bien, familia.
Sonríe, tal vez sea una buena idea.
Espero sinceramente que les haya gustado el capitulo, a mi me divirtió escribirlo. Aunque no prometo una actualizacion rapida porque es un poco largo jaja.
En todo caso, ¡gracias por leer, votar y comentar 💕! El apoyo que recibe esta historia es suficiente para que llore brillitos.
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