Faceta escolar

— Melodramatico — Sentencia el pelirrojo, secando su cabello con una toalla pequeña, Dazai camina de un lado a otro enfrente de el. Estalla en reproches cuando escucha eso.

— ¿Dramatico? ¡Pudiste dejarme un trauma, o algo parecido! ¡Tendre depresion! ¡Ansiedad! ¿Donde estan mis pastillas? — Chilla con un rostro de desagrado, agitando las manos y su cabestrillo.

Chuuya se encoge de hombros, restandole importancia. 

— Tenemos lo mismo, ¿no? No viste nada que no hayas visto antes. — Hace un gesto con la mano, roba un cepillo para el cabello en el escritorio del castaño, peinandose.

— ¡Es diferente! ¡E-es mio...O de los tipos del porno! ¡No tuyo! O de cualquier otro tipo que se cuela en mi casa todas las tardes. — Expresa lo ultimo con sarcasmo. Chuuya sonrie ante lo ultimo.

— ¿Viste algo que te gustara? Estas muy nervioso — Osamu se pone blanco, Chuuya se espanta por eso y se apresura a aclarar. — Era broma, diablos, Osamu, te dara un ataque.

El castaño le da la espalda, Chuuya se asoma con curiosidad.

— ¿Por que estas rojo? — Inquiere de forma estúpida. Osamu tiene ojos lagrimosos, probablemente de la vergüenza.

 — ¡No estoy rojo! — Chilla, tratando de encarar al pelirrojo, pero, en efecto, había un sonrojo extendiéndose por toda su cara.

— ¿Te gusto? — Chuuya no estaba tomandoselo en serio, la expresion de espanto del castaño le hizo estallar en carcajadas.

— ¡No soy gay! ¡Me gustan las mujeres! ¡Las mujeres! — Sentencia,  Dazai mira con desagrado a Chuuya riendose, luego desvia la mirada. Su expresion se transforma en incredulidad. — O al menos eso creo...

Chuuya no puede contener las lagrimas de gracia cuando escucha eso.


Dazai baja del auto en el que llega como todas las mañanas, se despide amigablemente de la chofer, esta responde con un asentimiento cortes.

Las clases son aburridas, en especial literatura. Algunas chicas murmuran sobre su llegada a la escuela después de faltar tres dias, y de su brazo vendado, no le interesa. No encuentra miradas de desprecio en ningun lado, por lo que puede asumir que Chuuya tenia razon.

Al final de la clase, discute con el maestro sobre los dias faltantes, este resopla y afirma que vera que puede hacer, quedan en alguna clase de trabajo extra para recuperar acumulativos faltantes, a pesar de que sin ellos aun pase el semestre. Dazai sale victorioso del aula al receso. 

— Dazai — Oh, esa estupida y molesta voz. — Supongo que dejaras de ser el primero despues de los dias que perdiste. — El chico se acerca a paso tranquilo y lento, con su estupido bento tan oscuro y asqueroso como el. 

Al menos eso piensa Osamu, mira con desagrado al pelinegro.

— Dostoveisky. — Es cortante, y a pesar de que se sienta con el todos los recreos, trata de mantener la distacia, por supuesto repeliendo a su rival.

Es un chico de casi quince años, por supuesto que no sabe el concepto de la inteligencia emocional. Por suerte, o por desgracia mas bien para el castaño, Fyodor si la conoce, y no se muestra ofendido o lastimado por su repulsion.

— ¿Seguro no te sentaras en la mesa de los perdedores aplazados este semestre? — Se burla mientras el perfecto desgraciado sirve te caliente gracias a su contenedor termico. Luego come algunas galletas que se son apetitosas desde donde se vean. Ventajas de tener un sirviente que te trae la comida recien hecha minutos antes del receso.

Ambos luchan constantemente en la boleta de calificaciones, ambas son perfectas siempre. De alguna forma ambos estudiantes de honor que se repelen toman el te y juegan ajedrez rapido todos los recreos. A los ojos e la escuela, son impecables.

(Dazai aun no sabe la cantidad de cosas que sucederan, asi que realmente piensa que seguira siendo el primero de la boleta.)

— Ahi es donde te dejare al final de este mes, cuando recupere los puntos que me faltan, el carisma es algo util cuando los maestros te tienen aprecio. — Cruza sus piernas, frunciendo el ceño y los labios. Arruga la nariz ante el olor del te. — ¿Donde mierda compraste esto? ¿Estaba en oferta en la tienda? 

Fyodor frunce suavemente el ceño, sus facciones naturalmente delicadas apenas lo demuestran.

— Que soez. ¿Pasaste estos tres dias en los barrios bajos? —  Lleva la taza a sus labios, toma un sorbo, y asi pasa el resto del recreo, a meros contraatques ofensivos contra el otro, vaya manera de decir que se les olvido la tabla de ajedrez en el aula de clases. 

— No se nada sobre esta clase de cosas. — El pelirrojo se rasca la cabeza mientras ve el papel frente a el. — ¿Te dan puntos extra por decorar tus trabajos? — Se refiere a la separacion, orden y buena presentacion, Osamu le da utilidad a sus marcadores de buena calidad. El castaño asiente. — Es lindo.

El rostro encantado del mas alto es una expresion exagerada y aun mas infantil cuando da una vuelta en su silla giratoria. Chuuya tuerce su boca en un gesto de desagrado.

— Tu no. El ensayo. — Deja el papel descuidadamente en el escritorio, acostandose en la cama como si fuera propia. — Maldicion, me duele la espalda. — Se queja y abosteza. — Tu cama es comoda. — Su voz es somnolienta, baja y densa. Osamu mira con diversion al pelirrojo estirandose en su cama sin permiso.

Despues de unos segundos, Chuuya mira fijamente a Dazai desde su posicion, acostado sobre si mismo con la cabeza ladeada.

— Supongo que soy muy guapo.... — Empieza a decir, tratando de sacar una disimulada platica por la  fijeza del pelirrojo sobre el. 

— No me gusta tu faceta escolar. — Eso llama la atencion de Osamu, primero porque 'faceta' es una palabra elocuente, y segundo porque ni siquiera sabia que tenia una de esas. — Eres aburrido, callado y serio. — Rezonga con el ceño fruncido. — Rompere tu ensayo para que llores mientras lo haces de nuevo.

Osamu desliza una mirada inquisitiva y una sonrisa presiona sus labios estirándolos en una sonrisa divertida, Chuuya luce aburrido. 

— ¿Si? — Cuestiona con la misma sonrisa. — ¿Como soy cuando no hago cosas de la escuela? — Vuelve a prestar parcial atencion a su ensayo, chequeando por ultima vez antes de colocarlo en un folder plastificado con dificultad gracias a su estupido cabestrillo. 

— Te quejas por todo, hablas hasta por los codos, eres descarado. — Enumera, y Osamu esta a punto de decir que en realidad es dos personas diferentes en un cuerpo porque ni siquiera el puede creerlo. — Y eres lloron.

Se averguenza un poco ante lo ultimo. Resta importancia con un gesto. 

— Solo llore una vez, exageras. — Corrige al borde la irritada verguenza, porque odia recordar esa clase de episodios de llanto. 

Chuuya se sienta en un movimiento, con rostro serio. 

— No lo digo por eso. — Rectifica, con la misma expresión. — Cuando te dije que no queria tu lastima, lloraste hasta que lo aceptara tu tonto reloj. —Asiente ante lo que acaba de decir, las cejas del castaño se disparan. — Cuando te dije que hueles a gasolina, lloraste porque era tu colonia favorita. — A dia de hoy, Osamu sigue ofendido por eso. — Cuando me viste desnudo, lloraste porque te daria un trauma. 

Esa es... una redundante forma de ver las situaciones. 

En primer lugar, Osamu no lloro en ninguno de esos momentos (en el ultimo casi, pero no. En el segundo un poco si.), presiono sin flaquear a Chuuya para que aceptara su reloj y lo vendiera, porque no deberia trabajar a su edad, mucho menos sostener a otros chicos. Le irrito un poco cuando el pelirrojo dijo eso de su olor, porque realmente el espero mucho en ese momento, pero Chuuya lo arruino con un comentario tonto (El no lo sabia, pero fue por mera inmadurez). 

De lo ultimo no puede decir nada.

— ¿Y porque te molesta que te diga lloron pero no quejumbroso o descarado? Si fuera tu me preocuparía de esas cosas. — Frunce las cejas y su tono es de desconcierto. Osamu tuerce la boca y le resta importancia, luego se atribuye con orgullo.

— Así como soy me aman todos. — Declara, llevando una mano a su pecho. — En especial tu.

Chuuya le mira con una expresión de "¿En serio?" sin responder, se vuelve a acostar en el colchon dandole la espalda al castaño.

— ¿Chuuya? — Llama anonadado. — ¿Porque no dices nada?

Una vez Chuuya despierta al dia siguiente, saluda a Yuan, ambos se preparan para ir cada quien por su rumbo,  Yuan le da un sandwich que ella misma preparo. 

— ¿Shirase ceno ayer? — Pregunta, la pelirrosa niega. — Ese idiota morira de hambre-

— Tal vez come en otro lado. — La pelirrosa apoya su espalda baja en la maltrecha encimera de la cocina. Se encoge de hombros mientras mastica su propio sandwich. — Ayer trajo las medicinas de Arthur-san y luego se fue. 

Chuuya desliza una mirada curiosa sobre ella, piensa un momento y asiente. 

— ¿Rimbaud habra despertado ya? Ayer trato de matar a nuestro conejo, porque entro a su habitacion y lleno todo de pelos. — Suspira, Yuan rie y asiente. 

— Le lleve algo de cafe, dice que morira de una alergia. — Chuuya voltea los ojos, termina su sandwich y le resta importancia con un gesto.

— Ese viejo morira por amargado. — Escucha la carcajada de Yuan mientras se dirige a la habitacion del susodicho. Arthur Rimbaud, un hombre en el final de sus cuarenta que perdió a su esposo en un accidente automovilístico. Era viudo de Paul Verlaine, ambos hombres de Francia, perdieron todo lo que tenían al venir a Japón después de un robo a mano armada en su propia casa. 

Arthur quedo en la ruina después de perderle y recién le habían detectado una enfermedad pulmonar obstructiva. 

La vida de este hombre no fue fácil. Lleva años viviendo con un monton de mocosos en su edificio de apartamentos el cual tiene varios inquilinos, es lo unico que le queda para vivir, para llenar su soledad.

— Chuuya. —  Saluda el hombre, su voz suena ronca, y su pelo esta perfectamente peinado en su cabeza, pero hay ojeras en su rostro, incluso algunas arrugas y desmejoras. El hombre permanece en cama por su enfermedad. Ya hace un monton que se la detectaron, por lo que le ordenaron guardar reposo.

— Viejo, deberias preocuparte mas por tus pulmones y no tu cabello. — Chuuya aleja el peine de su mesa de noche y el cambio acerca las medicinas. — Siempre eres tan vanidoso.

— Cuando me cabello esta bien, todo esta bien. — Le sonrie al chico, quien ordena su habitacion. — Incluso mis pulmones.

— Sigue pensando en eso, tal vez se haga realidad. — Suspira, entonces le envia una mirada de reproche. — Mientras tanto no tendras tu cepillo.

Una sonrisa se extiende en los labios del mayor, este mira al chico melancólico.

 — ¿Como te va en la escuela? — Ante esa pregunta Chuuya se tensa, improvisa una mentira y carraspea. 

— Bien, si, muy bien, lo normal, es decir. — Se enreda, el pelingro asiente. 

— ¿Tienes amigos? Es decir, ¿buenas amistades? No quiero que termines juntandote con chicos descarrilados, Chuuya. — Regaña suavemente, Chuuya voltea sus ojos, como si fuera un niño malcriado frente a su padre.

Piensa un momento en silencio, en realidad el no deberia mentirle, es como su padre, recuerda que lo acogio con una especie de perro abandonado, a el y a sus amigos. El no deberia, pero no quiere decepcionarlo, ha visto ese rostro de decepcion, y este pobre hombre ha sido lastimado tantas veces, responde con una sonrisa sincera.

— Conoci a un chico. — Comenta casual, ordena las sabanas alrededor del pelinegro, este alza una ceja, incitandole a continuar. — Es lin- ah, listo. Mucho. El mejor de su clase. — Murmura, con cierto tono orgulloso. 

— Ya veo. — Mira directamente al pelirrojo y su expresión un poco ensoñada. — Paul era igual, el mas inteligente de la clase. — Relaciona con añoranza, luego agrega con cierta diversión. — Pero siempre se metía en problemas, en especial por sus amigos.

— ¿Si? Es raro que menciones a tu esposo cuando estoy hablándote de un amigo. — Gruñe, Arthur ríe a carcajadas. 

— Tal vez porque veo algo en tus ojos. — Replica, con un tono comprensivo y casual, siempre dice eso cuando quiere avergonzar a Chuuya, Chuuya se sienta a su lado, mirándolo de frente con una expresión que dice que no esta de acuerdo. — No tiene nada de malo si te gusta, ¿o tal vez te gusta una chica? 

— Basta de eso. No tengo tiempo para esas idioteces. — A diferencia de su tono, le da un apretón a su mano antes de levantarse para salir, Arthur tiene la ultima palabra de todas formas.

— Tráelo a cenar. — Invita, Chuuya se avergüenza mientras sale.

— ¡Claro que no! 

Corto el cap, ya se viene la trama.

Los quiero muchito, gracias por leer, votar y comentar ❤.

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