El retrato de la mente

Un par de días después, Dazai esta metiendo algunas cosas personales en su maleta, que, obviamente, las sirvientas no meterían por el. Hay música reproduciéndose de fondo, es tarde, y el vuelo sale por la madrugada. Su padre insistió en que viajara por el día pero el trabajo inherente a la existencia de Dazai es contradecir a este hombre, así que compro boletos a las dos de la mañana. 

Suspira, por fin pudo sacar a Elliot de su habitación para que haga sus necesidades en el jardín, así que se deshizo de esa bestia peluda unos minutos, anoche estuvo toda la noche despierto trabajando mientras ella chillaba a su alrededor con energía. Es un poco doloroso y al mismo tiempo reconfortante saber que pronto no la vera en meses porque no estará en casa. 

Pero pronto no vera nada de lo hay aquí, sus tontos afiches de la música que le gusta, el pequeño teclado que tiene cuando quiere tocar piano pero no salir de su habitación, tampoco podrá llevarse con el todos sus libros favoritos. 

Mierda, no estará aquí para aplastar las calificaciones de Fyodor y ser el primero en la clase porque simplemente tiene mas carisma que el, no podrá ser testigo de las estúpidas peleas de Gin y Tachihara mientras limpian la casa o hacen la comida, y aunque odia con cada centímetro de su ser las fiestas que hace su padre, extrañara la sala de baile porque ha vivido muchas cosas vergonzosas y memorables con Chuuya ahí-

Oh, demonios, Chuuya.

Suspira, y voltea hacia su caballete, el cual esta cubierto por una manta blanca. Sonríe, y le llega un mensaje de texto.

Akiko :

"¿Ya estas de camino a Tokio, momiazai?" 

doppo poeta:

Saludos, Yosano.

Su vuelo sale a las dos de la mañana con quince minutos.

Akiko :

quien carajo saluda de esa forma en un grupo de amigos.

propongo que saquemos a Kunikida del grupo.

maki (at) sushi:

Yosano-san, no deberías llamar a Dazai-san de esa forma. 

Voto porque dejemos a Kunikida del grupo.

Rampo-san:

voto por lo que dijo Yosano.

Tengo hambre.

Akiko:

momiazai, deja de ignorarnos. 

Rampo-san:

esta demasiado ocupado dandole besos de despedida a Chuuya-san muak muak.

Atsushi empanizado:

¿Quien es Chuuya-san?


Dazai sonríe, deja su teléfono sobre la maleta, ahora pasara todo su tiempo con esa pandilla de idiotas, dejar atrás todo, a Chuuya...

Va a extrañar tanto tontear alrededor de la mansión con el, ver películas o jugar videojuegos, lo ridículo de ver películas con Chuuya es que el idiota siempre se duerme antes de que termine, y ha descubierto que prefiere mucho mas debatir acerca de cultura general o literatura con Chuuya que con Fyodor simplemente porque el es mas divertido. Quiere dar vueltas por el techo de su casa con Chuuya, asi cada vez que sienta que esta a punto de caerse, el pelirrojo simplemente puede tomarlo de los hombros o la cintura para tranquilizarlo mientras se ríe de el. 

Mierda, quiere volver a robarle un beso rápido a Chuuya en con una manta de estrellas sobre ellos como sucedió anoche. Pasa la lengua por los labios pensativo, ¿Incluso esos momentos tensos en los que se sumerge en el vacío marino de sus ojos? Suspirando, voltea hacia la ventana, donde las cortinas se mecen con un soplo sensible de viento, entonces alguien toca tres veces. Su sonrisa se ensancha.

— Hm, ¿quien podrá ser? — Resopla estúpidamente al aire, como si Chuuya no fuera el único subnormal que entra a su habitación por la ventana, Chuuya asoma la cabeza con una expresión entre divertida y curiosa. — ¡Ah, Chuuya! Que sorpresa, ¿que te trae por aquí? 

El pelirrojo resopla, justo ahora tiene una sonrisa cansada, tranquila y apacible como rara vez lo es, tal vez un poco menos brillante por esa tristeza casi imperceptible en sus ojos.

—Vine a despedirme, y a reclamar mi legitimo derecho como cuidador de Elliot. — Dice orgulloso, Dazai alza una ceja juguetonamente.

— ¿En serio? Preferiría que te la llevaras de una vez, no es como que me hiciera falta. — Tararea, con ambas manos entrelazadas cordial e inocentemente en su espalda. 

Chuuya se acerca lentamente a el, y se sienta en el filo de su cama junto a la maleta. Alisando algunas arrugas distraídamente en la sabana, probablemente añorando de antemano como siempre.

— Idiota. — Murmura, reprochándole con esa sonrisa condescendiente. — Ella te ama, y así es como le pagas. 

— Oh dios, que ser tan frívolo y malévolo debo ser. — Responde sarcásticamente con una mano en el pecho. — Supongo que debería ser mas responsable de ahora en adelante con mi mascota, por ejemplo, asignándole un cuidador en mi ausencia. — Eso es lo que Chuuya dijo, el asiente, aprobando su idea. El continua con una sonrisa juguetona.

— Si en serio quieres el privilegio de darle de comer cuando es molesta, peinar su ridículamente denso cabello todos los días y sacarla al patio para que no haga desastres apestosos por todos lados.... Oh, y por supuesto, sacarla para que persiga mariposas en el jardin cada tarde, entonces debes aceptar mis condiciones. — Alza su barbilla con altivez, como si fuera un rey titulando a un caballero. Chuuya ríe.

— No importa lo que sea, ¿donde firmo? — Osamu sonríe suavemente, toma una de sus manos bajo la mirada atónita del pelirrojo.

— Tu y yo vamos a mantenernos en contacto. — Un rectángulo con una suave superficie azul marino se presiona contra su mano. —¿Lo ves? Ahora estamos a juego. — Balancea divertido otro celular de cobertor azul celeste, y Chuuya voltea hacia el de su mano, abre la boca aun en shock. Intercala miradas que van desde el celular de Dazai hasta el que esta en su mano.

— No puedo acep... — Esta a punto de decir, cuando Osamu sonríe y niega con la cabeza.

— Por supuesto que puedes, chibi. Dijiste que sin importar lo que fuera, aceptarías. — Repite, con ambas manos en su espalda. — No te preocupes por las llamadas y el internet, esta vinculada a la tarjeta de mi padre y el no lo sabe. — Suelta una risita, Chuuya enrojece.

— ¡¿Estas loco?! Van a acusarme de robo o estafa si me ven con esto, cuesta como un año de mi renta. — Sisea nervioso, apretando el aparato en sus manos. — Osamu, no tienes que hacerlo, en serio, no me molesta cuidar a Elliot por...

— Chuuya. — Suspira, con una sonrisa cansada e indulgente. Ya sabia que el pelirrojo pondría toda clase de peros para no aceptarlo. — Creo que para este punto puedes darte cuenta que no hago esto por Elliot. 

El pelirrojo enrojece aun mas, desviando la mirada, que adorable idiota. Fingiendo exasperación, Chuuya aprieta los labios y frunce su rostro sonrojado. 

— Esta bien. — Espeta, llevando una mano hecha puño a sus labios suavemente. Carraspea. — Como quieras.

Dazai sonrie.

— Mírate, ¡eres tan tierno cuando finges que nada sucede! ¡Estas rojo como un tomate! — El castaño explota en risas y Chuuya frunce el ceño y hace todo lo posible por negar eso, estampando su rostro contra una almohada. 

— Lo que digas, imbécil. ¿Ahora que? ¿Me hago una cuenta de instagram y subo historias de mis tres comidas diarias? — Espeta con la mandíbula apretada, el castaño forma su boca en una graciosa 'o' como si se le acabara de revelar el código Da Vinci en un segundo, aparta la maleta y se sienta con el pelirrojo, tomando el teléfono.

— ¡Esa es una increíble idea! Facebook es para ancianos, no lo descargues. Snapchat es para idiotas y bueno, Twitter es perturbador. —  Arrastrando al pelirrojo para que se acueste a su lado con un semblante en blanco, entra a Instagram y sale de su cuenta, al ser su ex-segundo celular.

Tararea una melodía mientras lo registra como "slug_nakahar4" y Chuuya se queja porque no sabe ingles, cuando le dice que significa le arrebata el teléfono, pero es demasiado tarde porque Dazai ya presiono registrar mientras ríe infantilmente.  

Osamu entra a la opción de tomar fotos, selecciona el filtro mas ridículo que encuentra y les toma una foto a ambos sin avisar al pelirrojo. Sonríe y usa esta foto como perfil. 

— Felicidades, Chuuya. Superaste la edad de piedra y ahora tienes una cuenta de Instagram. Estoy muy orgulloso de ti.  — Sonríe cariñosa y condescendientemente, maldito. 

En la foto ambos tienen el filtro de perrito, Dazai sonríe amigablemente y Chuuya frunce el ceño, el típico y divertido contraste hace reír al castaño. Chuuya también sonríe un poco. 

— ¿Y tu? ¿Como te llamas? — Toma el celular entre sus manos para buscar al castaño. Este balancea tímidamente sus piernas.

— ¿Ni siquiera un café y ya me pides mi instagram? Típico pervertido. — Acuna sus mejillas con un sonrojo pequeño en los pómulos, Chuuya ríe a carcajadas.

— Te recuerdo que devoraste dos de mis dangos en la feria, creo que ya me gane tu instagram. — Lo empuja con el hombro, y Dazai sonríe. Termina la conversación con un ultimo susurro suave.

— Yo te buscare, cuando llegue a Tokio. — Promete.

Chuuya le devuelve la sonrisa, y es imposible para el no besar ese gesto con un toque dócil y ligero.

Nos vemos, Chuuya, recuerda venir puntualmente mañana a mi habitación, habrá algo esperándote

Es domingo, el pelirrojo se tomo se despertó bastante temprano y vino para saludar a Elliot, ella parece feliz de verlo, y también parece bastante feliz de haberse adueñado completamente de la cama de Dazai, donde esta acostada. Se pregunta a que se refiere Dazai, inspecciona la habitación, y solo esta el desastre ordenado en el escritorio de Dazai, su armario increíblemente grande para usar lo mismo prácticamente todos los días y...

 El caballete que suele usar mientras pinta cubierto con una manta, probablemente estuvo pintando, y no quería que la obra se arruinase por lo que la tapo.

Tararea y se asoma por la puerta, su cuerpo se eriza completamente al escuchar unos graves e imponentes tacones acercándose con pasos suspensivos, puede escucharlos incluso escaleras arriba, parpadea y luego la puerta principal se abre y...

Una mujer, con un atuendo formal y botas infernalmente altas e increíbles, lentes de sol en su rostro y una postura con porte impresionante, ella...tiene el cabello rojo, casi rosado, envidia ese tono suave y hermoso mientras toca distraídamente el suyo propio. Chuuya no suele prestarle atención al aspecto o la ropa de los desconocidos o incluso sus propios amigos y cercanos, pero ella...

Luce como una persona rencorosamente elegante, del tipo que a Chuuya realmente le gustaría ser, ella con un movimiento suave y corto retira los lentes de su rostro, e inhala y exhala un par de veces con irritación.

— ¿En donde, por todos los cielos, esta mi sobrino? — Inquiere con destemplanza, porque Chuuya no podría describir ese tono de voz y expresiones con otra palabra que no fuera ridículamente rebuscada y acertada.

— Kouyou... — Chuuya lo ha visto un par de veces, ese tipo de aspecto enclenque y somnoliento que tiene el padre de Dazai, el no tiene ningún rencor particular hacia el, porque ni siquiera ha entablado una conversación con el hombre, solo le parece indiferente y un poco irritante, el tipo parece estar al borde de una gripe mortal todo el tiempo. — Es... inesperado, volver a verte. De hecho, Osamu acaba de irse.

Ella alza ambas cejas, cerrado sus lentes de sol y guardándolos en su cartera de un rico color crema. Suspira y suelta su equipaje.

— Que desafortunado. Enviaste a mi sobrino al ejercito y ni siquiera estará bajo mi mando. — Reniega con una mueca molesta, resoplando. Gen'mon se rasca la nuca.

— No, Ozaki. Lo envié a una escuela en Tokio, por dios, no estamos en los años setenta. — Rueda los ojos, luego recupera la compostura bajo la mirada fría de la pelirrosa. 

— No lo digas como si fuera vieja, idiota. — Responde con desinterés, oh, accidentalmente eso fue aun mas elegante. Chuuya se siente mal por escuchar su conversación a escondidas.  Ella inspecciona sus uñas e ignora al hombre a su lado. — De todas formas, aunque planeaba visitar a mi sobrino, incluso con su ausencia tendré que ejecutar mis gestiones en la ciudad hospedándome aquí, así que dime, ¿la sala de invitados todavía es ese garaje de mal gusto que parecía ser, o ya es un lugar decente? 

Gen'mon resopla, no es su culpa que su esposa decidiera meter todas las cosas que Osamu dejo de usar ahí en lugar de regalarlas o tirarlas como una persona normal, tal vez iba a usarlas con...

El adopta un semblante serio, y le pide a la pelirrosa que avance por las escaleras, Chuuya se pone nervioso y decide volver a entrar en la habitación de Osamu lo mas rápido y silencioso que pueda, entrcerrando la puerta para no hacer mucho ruido.

Ella se llama, Ozaki, o Kouyou... es confuso saber cual de los dos es su nombre y cual es su apellido. El pelirrojo pasa saliva, que mujer tan intimidante.  

 — Jesús... en que me metí. — Reza al cielo, avanzando por la habitación, se acerca a la cama para acariciar a Elliot y ella baja sus orejas en tierna sumisión y deja algunas lamidas en su mano como agradecimiento y ánimos para seguir mimándola. Con un debil chirrido a sus espaldas, Chuuya suda frio.

— Tu... ¿estas limpiando la habitación de mi sobrino? Creo que lo primero que deberías hacer es sacar al perro para higienizar este lugar correctamente...Osamu se ha vuelto muy adolescente y desordenado. — El pelirrojo se eriza, como por enésima vez, se pone rígido y voltea hacia esa voz imponente y profunda. El voltea lenta y propiamente hacia ella, no es tan patético como para empezar a temblar, así que asiente cauteloso, para no levantar sospechas a la mujer.

—Si, señora. — Responde, firme, se arrepiente de su tono demasiado militar cuando ella alza la ceja con algo que no sabe decir si es interés o indignación. Su mano de aspecto suave y cuidado para su propia cadera para decir.

— No luces como un sirviente... — Musita, no parece darle mucha momentánea importancia porque continua. — Y me alegra que me digas señora, la mayoría de personas asume que soy una señorita porque no estoy casada. Nunca he visto que apliquen eso con los hombres. — Lo ultimo sale de ella con molestia, Chuuya sonríe un poco, tal vez no entiende el punto. — ¿Realmente trabajas aquí, mocoso? 

Chuuya la ve avanzar hacia el, o bueno, creyó que era hacia el, pero en realidad merodea por la habitación sin entrometerse demasiado en lo que esta en su lugar, Elliot sale despavorida cuando ella esta demasiado cerca. 

— Yo... eh, bueno...— Chuuya se rasca la nuca e intenta pasar saliva en seco, lo cual le hace parecer que se esta ahogando.

— Parece que Osamu sigue con ese viejo habito de pintar. — Comenta ella al aire, ignorando su balbuceo. Rápidamente descubre el caballete tirando súbitamente de la manta. — Sigue afinando y usando las técnicas correctas... — Murmura, limpiando una partícula de polvo en el lienzo, Chuuya abre sus ojos como platos y se congela al ver la canva, Kouyou dirige su mirada hacia el. — Mira...¿pero si no eres tu el del cuadro? 

Chuuya se acerca al lienzo sujetado por el caballete, se ahoga, ahora de verdad...demonios, ¿en realidad es el?

Ese lugar... lo reconoce, es el techo. Detrás de el puede ver el violeta y bermellón característico de los minutos antes del amanecer, un alba iluminando sus ojos de apariencia gélida y brillante. Mierda, ¿incluso sus mejillas estaban un poco sonrojadas? Puede que se vea aun mas avergonzado ahora mismo. ¿Y esas son las pecas de su nariz? Resopla temblorosamente, acercándose al cuadro, su cabello se ve como fuego, con un color durazno débil en el centro pero con un margen de bronce y jengibre maravilloso. 

Y el... esta sonriendo, con fuerza, se ve tan dolorosamente feliz y brillante. Esta seguro de que Dazai exagero y embelleció varios detalles, Kouyou esta analizándolo sin que se de cuenta. 

— Esa caballa molesta...— Murmura, con una sonrisa fuerte y le duelen las mejillas por la intensidad de esta, puede sentir sus orejas rojas ahora mismo, esto es...oh dios mio. 

Podía imaginar a Dazai dibujando esto, con un rostro neutral que congela el tiempo pero toques suaves y amables al lienzo calentando y posponiendo cualquier vuelta a la realidad fuera de la pintura. 

— Realmente no se permitió omitir ni un detalle. — Comenta ella, con una mirada calculadora sobre el, Chuuya la mira un segundo pero inmediatamente desvía la mirada avergonzado. Kouyou sonríe suavemente, hay una imperceptible dulzura en sus ojos mientras lo observa fijamente — Muchacho, ¿quien eres? 

Hay muchas respuestas e interpretaciones alternativas para esa pregunta, Chuuya se ve a si mismo optando por cualquiera de ellas con una expresión pensativa y melancólica, podría estarle preguntando que es el de Dazai, que clase de persona es y de donde proviene, o puede que este preguntando porque Dazai se molesto en hacer un cuadro entero de el. Chuuya parece anonadado, perdido en cualquiera de estas contestaciones. Baja la mirada y resopla.

— Soy Chuuya Nakahara, señora. 

"El casi algo de Osamu. Mucho gusto." Piensa sarcásticamente, Dazai nunca se ha molestado en decirle o preguntarle que carajo son, así que esa idea es tan acertada como indeseable en su cabeza.

Kouyou sonríe ahora con fiereza y astucia y..

...Esa es la única advertencia que recibe Chuuya de que su vida va a tomar un giro inesperado.

siendo sincera, aqui se viene mi parte favorita jajs. 

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