Cabeza Fria

— ¿Esta es tu habitación? — Para vivir con dos adolescentes aparte de el, esta sorprendentemente ordenada. Chuuya desde que entraron parece tener un sempiterno sonrojo en las mejillas. — ¿Quien duerme ahí? 

Señala la segunda cama en la habitación, Chuuya resopla al recordar al peliazul, quien nunca esta en casa, y raras veces se despierta en la noche, asi que puede verlo en su propia cama. 

— Eh, su nombre es Shirase. Ambos compartimos la habitación... Yuan antes dormía aquí también, pero creció y al ser la única chica preferimos darle privacidad. Su habitación es la del lado. 

Asi que esta es la casa de Chuuya. Su familia tambien. Se sienta en el filo de la cama y examina a Chuuya.

Puede que Dazai sea reservado, y odie la vulnerabilidad mas que nadie, aunque con el entrometido de Chuuya no es que le guarde demasiados secretos intencionales. 

Es decir, si el es reservado, Chuuya lo es el doble. El tipo esquiva los temas personales por naturaleza, nunca habla de algo demasiado comprometedor por mas ruidoso que sea. Tal vez por ello siempre le pareció muy elegante, y una persona con gracia innata. 

Habla demasiado, pero tampoco es que sean cosas demasiado coherentes. A Dazai le gusta molestarlo con que se pone nervioso en su presencia.

El hecho de que Chuuya lo trajera a su casa para Nochebuena es bastante descolocado, Chuuya dijo que podrían venir aquí y probablemente conocería a Arthur y a Yuan, su familia. Chuuya ya conoce a sus familiares mas cercanos y no es que el se los haya particularmente presentado, solo los conoció y ahora es la estrella en ascenso de Kouyou y la nueva mira de su padre.

De hecho, su padre ha estado mucho mas irritable estos días, porque el imbécil no puede preguntarle a su hijo si el tipo con el que lo encontró besándose quien casualmente es el pupilo de Kouyou y el tienen algún tipo de relaciona. 

Primero porque nunca lo ha hecho; y ellos no tienen ese tipo de confianza. Segundo porque se siente impotente de no poder darle una charla incomoda por ello. Es un idiota, y prefiere salvar su trasero del compromiso antes que nada en el mundo. 

¿Como puede dirigir dos compañías multimillonarias si es así? Absolutamente ridículo.

Chuuya le dedica una expresión indescifrable ante su silencio, le dice que lo espere un segundo, y se dirige a una habitación en el fondo.

Luego vuelve bastante confundido, rascándose la cabeza y murmurando algo, Dazai tararea.

— Creo que vi una nota en la mesa. — Señala fuera de la puerta, y Chuuya murmura un gracias para después verlo con los ojos entrecerrados. — ¿Que? Me gusta prestar atención a los detalles. 

Ante su susurro juguetón Chuuya rodea los ojos y va hacia la mesa, al parecer Yuan la escribió rápidamente informándole que la enfermera no pudo venir por la terapia pulmonar de Arthur así que tuvo que llevárselo al hospital. Volverán para la cena de Navidad.

Genial, el único día que planea traer el trasero de Dazai para que conozca su casa y familia y ellos no están, en realidad esperaría esto de Shirase, no de Yuan y Arthur, es gracioso.

— Bueno, mierda. Ellos no vendrán hasta tarde. — Rie el pelirrojo, siempre tan poético. Entrando a la habitación dejando la puerta entreabierta, se sienta junto a Dazai y sus hombros están visiblemente tensos e incomodos. Se siente desnudo, como si alguien inspeccionara detenidamente lo mas crudo y profundo de su ser. Especialmente por lo minucioso que es Dazai. — Excelente, deberíamos irnos.

Dazai ríe, y es relajado y suelto, tararea una negativa.

— No, me gusta estar aquí, ¿no podemos quedarnos hasta que vuelvan? —  Hace un puchero tonto, y Chuuya lo empuja.

— No finjas que no preferirías estar en tu maldita mansión en lugar de estar en un momento incomodo aquí, idiota. — Dazai se encoge de hombros, esperando ilusamente que eso borre la expresión extraña en el rostro de Chuuya; nunca la había visto antes.

Así que cuando no sucede, Dazai esta escéptico. ¿Alguna vez hizo a Chuuya de menos de manera que este inseguro de su propia casa? No puede negarlo porque no esta tan seguro de si Chuuya es tan parecido a el que probablemente también se quema el cerebro sobrepensando cada cosa que dice. 

Bueno, solo a veces.

Pero a el no le importa, nunca lo ha hecho ni lo hará. 

Lo único que realmente quiere decirle ahora mismo, es que le gusta estar en un lugar tan Chuuya.

Hay discos pintados de negro que simulan ser de vinilo pegados en la pared frente al escritorio, con fotografías de bandas famosas en el centro, jugadores de deportes famosos y ristras de fotos de un fotomatón en la puerta, supone que la chica  sonriente debe ser Yuan, y el otro chico con cara graciosa Shirase. Sobre la mesa, un cargador, una taza de café sobre una pila de libros clásicos y poemarios. 

El resto de la habitación desprende ese aire adolescente de Chuuya. Ni siquiera esta tan adornada, pero le gusta el cactus en la macetera blanca junto a la puerta, esta bien cuidado, absolutamente Chuuya y su tonto sentido de responsabilidad.

— ¿Por que mentiría? Me gusta estar contigo. — Exhala, condensando todos sus pensamientos en una frase, Chuuya voltea súbitamente hacia el, ya no esta tan sonrojado, solo cohibido. Solo lo hace cuando lleva una mano a su barbilla y acaricia con su pulgar un poco. Tarareando. Inconsciente e imperceptiblemente frota sus muslos juntos con una sonrisa. 

No es una gran sorpresa cuando Chuuya se acerca para cerrar la distancia entre ellos con un beso ansioso y confundido, varios segundos después, cuando finalmente se permite soltarlo. Dazai da rienda suelta a su peligrosa imaginación y piensa que esa mirada aireada y lasciva es un desencadenante para algo mas. 

Así que mira hacia abajo.

Dazai lo decía en serio, le gusta estar con Chuuya, donde sea.

Es el quien vuelve a darle vida al beso, sube ligeramente la intensidad cuando baja las manos a los hombros contrarios y se mueve para sentarse con ambas rodillas aprisionando los muslos de Chuuya. El jadea. Sosteniendo sus caderas con un sonrojo en las mejillas. Desciende la mirada por el cuerpo de Dazai y sonríe brillante.

Incluso sobre sus piernas. Especialmente ahí.

— Supongo que podemos esperar hasta que vuelvan, entonces. — Su mirada es hambrienta, puede sentir su pulgar acariciar el hueso de su cadera a través de los pantalones ligeros que esta usando. Dazai sonríe como si fuera una ovejita indefensa, besando sus labios suavemente antes de mover su cadera hacia adelante- Y eso, bendito sea el cielo, es jodidamente glorioso.

Ambos jadean, y Chuuya se petrifica, porque el no es particularmente partidario de perder la cabeza de un momento a otro aunque siempre lo haga, y mantiene la cadera de Dazai quieta cuando se recupera de eso, el castaño hace un ligero puchero.

— ¿No quieres? — Se aleja un poco, mordiendo su mejilla interna y Chuuya tartamudea nervioso.

— Por supuesto que si. — Responde ligeramente indignado, recuerda lo que realmente importa después de un segundo, presionando el cuerpo del menor hacia abajo, quieto en su lugar. No le da demasiada importancia al repentino sonrojo de Dazai. — Pero, tu... eh, ¿no crees que es apresurado? Y encima tan repentino... preferiría una ocasión mas preparada. 

El castaño arruga su expresión, carraspeando.

¿Que? ¿Necesitas programar una cita? No es como si pretendiera hacer demasiado. Solo era una paja rápida. — Resopla, no parece desvergonzado por su poca elocuencia, sino por otra cosa, cierra sus ojos y mira hacia abajo, presionando un poco mas fuerte con el muslo de Chuuya hacia adelante. Chuuya abre sus ojos como platos al asimilar un pequeño, agudo y hermoso sonido brotar rápidamente de el. 

Oh, entonces solo quiere divertirse un poco, Chuuya por un momento pensó que se aceleraría y se dispondría a tener sexo ahí mismo, cuando no tiene absolutamente nada de lo básico par hacerlo. Entro en un inminente pánico. Pero el ahora lo entiende, puede hacer eso.

— Entonces la ropa se queda. — Dice en voz alta, Osamu se encoge de hombros,  lo toma como una condición, asintiendo.

— Si eso es lo que quieres, esta bien. — Responde aun sonrojado y la comisura de su labios se frunce en señal de que esta nervioso cuando dice. — No es como que quisiera que presumas tus abdominales de babosa en mi cara ahora mismo, tonto. Solo me gusta cuando haces eso. — Señala con la mirada hacia abajo, atribuyéndole otro pequeño movimiento, vuelve a jadear y se frota.

Cabeza fría, Chuuya. Fría como un maldito hielo...Mariposas, perros, conejos...Dazai montando su muslo...Inhala, exhala. Están en la posición perfecta para que el tome su cintura, les de la vuelta, arranque sus malditos pantalones de algodón y se lo folle de verdad, pero... Expresión neutral y aislada, Chuuya. En blanco. Es solo un adolescente con pensamientos adolescentes, si alguien lo escucha, ¿podría por favor, perdonarlo? Al menos hace el esfuerzo de contenerse y respetar sus propias reglas porque el no piensa con su pene.

— ¿Hacer, el que? — Se burla, llevando una sola mano hacia su barbilla y obligándole a verlo. Dazai gime hermosamente otra vez y el casi pierde la maldita cabeza. Puede que ya haya sucedido. Acomoda el rostro de Osamu para que este lo mire. Vuelve a bajar la mano a su cadera, amoldándola perfecta y fuertemente. — ¿Esto? — No solo presiona hacia abajo, sino que balancea su cuerpo hacia el, primero en círculos lentos, puede sentir a Dazai apretándolo con sus piernas y soltando un gemido sorprendido. — Necesito que me lo digas, vaquero.

Ante el apodo el castaño suelta una risa, y Chuuya baja la mirada a la mancha húmeda en su pantalón. De hecho, en ambos pantalones, Dazai debe estar pasándola realmente bien.

El castaño asiente, dudoso y sonrojado, muerde su mejilla interna y se aventura a moverse por si mismo, un poco mas rápido y duro, la excesiva presión es ligeramente dolorosa, pero eso es de alguna forma un incentivo mas emocionante.

Sus gemidos son mas fuertes y numerosos cuando se entrecorta y ahoga un sollozo en los labios de Chuuya cuando este se dispone a saborear salvajemente su boca, acuna el rostro del mayor en busca de un conector a tierra mientras sigue moviéndose y siendo presionado con fuerza. 

El pelirrojo jadea al soltarlo, respirando irregular, apenas esta siendo tocado, pero hay alguna extraña satisfacción y placer al tener a Dazai sobre el, tan perfecto como esta, su cabello se pega a su frente brillante, quizá su boca esta pecaminosa y ligeramente entreabierta, sus labios brillan y están mas rojos y hermosos que nunca. 

Sus largas y delgadas piernas tiemblan, aprieta sus muslos alrededor del suyo y se mueve como si diera saltitos, y por dios, nadie puede esperar que el sea estoico ante eso, es como- su primera actividad sexual en toda su maldita vida.

Si esta en medio de las piernas del chico mas hermoso que ha conocido en su vida, es una respuesta natural sentir la necesidad de satisfacerlo hasta hacerle perder la cordura, ahogar sus sollozos en medio de cada beso, atrapar sus caderas como su salvavidas y por dios alabar su belleza cuando es un buen chico y se esfuerza tanto-

El gime con necesidad cuanto lo desea, lo quiere y planea obtenerlo, cuando sus caderas tiemblan, el se balancea hacia adelante con un arrastre delicioso, y murmura casi, casi inconscientemente en su oído.

— C-chuuya. — Es jadeante, necesitado y quizá despierte algo salvaje en su cabeza escucharlo decir su nombre de esa forma. — ¿Que estas esperando?

Probablemente algo haga cortocircuito en su mente, o sea solo el excusándose por perder la cabeza con tres palabras.

Pero si Dazai pide amable, y hermosamente por mas, el simplemente le dará mas.

Casi puede ver sus fantasías realizarse finalmente cuando suelta sus caderas huesudas y toma su cintura apenas un poco mas pequeña, y antes de que se de cuenta esta estampándolo bocabajo en la cama y presionando su espalda hacia contra el colchón, Dazai zumba con satisfacción y gime al sentirlo presionarse detrás.

— Mmm, Chuuya, ¿no dijiste que no irías mas allá sin ropa? Eh — Gime suavemente, interrumpiéndose, arruga las sabanas entre sus dedos, casi esta babeando mientras se frota obscenamente contra la dureza del mayor, este se queda quieto de repente. Osamu bufa ligeramente, arrepintiéndose de ser tan cínico, intenta arreglarlo con una afirmación desesperada — Pero no tengo ningún problema con eso, en serio. 

Chuuya se inclina hacia abajo presionándose intencionalmente un poco mas y susurrando en su oído.

— Creo que hay alguien afuera. — El castaño abre su boca y luego la cierra, suspirando. Pasa saliva ligeramente tembloroso.

— ¿Ahora mismo? ¿En la sala? — Cuestiona, agudizando su oído y pensando si Chuuya solo esta mintiendo para que lo olvide. — No escucho nada.

El pelirrojo resopla, soltando su trasero y dejándolo al aire para asomarse a la puerta, Dazai inhala ruidosamente, ofendido en mayúscula. El mayor asoma su ojo por la puerta entreabierta y muerde su labio con nerviosismo.

— Mierda, es Shirase. — Sisea, mirando hacia abajo donde todavía hay una prominente erección y una mancha húmeda. — ¿Que demonios hace ese idiota después de tanto tiempo?

— Hm, ¿y Shirase se enojara si simplemente seguimos en donde estábamos? — Se queja, aun en la misma posición de antes, frunciendo el ceño, Chuuya sonríe cariñosamente. 

— No lo creo, amor. Pero tampoco creo que reaccione amable si nos encuentra así. — Lame sus labios, parece nervioso. Luego muerde el inferior y voltea hacia Dazai, ahora recuerda porque tiene una erección. Su trasero se levanta y desde este angulo simula ser un poco mas grande de lo que en realidad es- Su espalda aun esta arqueada y es probable que sea doloroso estar demasiado tiempo en esa posición, pero Dazai parece persistente y suelta varias risitas mientras mueve el culo.

— Fufu, ¿disfrutando la vista? Podrías estar adentro de ella si simplemente ignoráramos a ese tipo...— Hace un puchero, Chuuya desvía la mirada por la obscena referencia.

— ¿Desde cuando eres tan desvergonzado? Recuerdo aquella vez en la que tuviste una crisis porque me viste desnudo. — El también esta avergonzado por eso, pero en parte puede usarlo para avergonzar a Dazai.

No funciona.

— Si, tal vez necesite otro vistazo— Si lo tuviera de frente, perfectamente podría guiñarle el ojo, y Chuuya descubre que realmente no es fuerte. Es débil como una pluma arrastrada por el viento.

— Cállate. — Le suelta una palmada en el trasero. Empujando sus caderas hacia un lado para darle la vuelta, Dazai se deja hacer como si fuera un muñeco de trapo, su sonrisa es juguetona y sigue despeinado al verlo cara a cara, luce muy relajado, ambas manos los lados de su cabeza, Chuuya sabe que no hizo mas que provocarlo. 

Sonríe de la misma forma arrogante, y para rematar decide desabotonar su abrigo negro y quitárselo lentamente. 

La mirada de Dazai recorre todo su pecho y se detiene en su delgada cintura. Su expresión es calculadora, luego vuelve a subir la mirada y Chuuya se inclina para besarlo. El castaño corresponde con anhelo, bebiendo de sus labios como si fuera un hombre sediento después correr ida y vuelta por el Desierto del Sahara.  

Se aferra a su cuello y sonríe durante el beso, se cuelga completamente de Chuya rodeando sus caderas con las piernas. Parece un koala. 

Suelta pequeños gemidos mientras se remueve suciamente contra Chuuya, muerde sus labios y de ambos brota un jadeo. Chuuya lo mira a los ojos con una fiereza depredadora, sin embargo, sus manos acarician gentilmente su rostro durante y después del beso, lo sostienen con indiscutible ternura y hace todo lo que puede para no dejar caer su peso contra el. Casi se avergüenza de ser tan pervertido y exigente hace unos segundos por esos toques agraciados y mirada deseosa, sin embargo contenida. 

Chuuya parece salir de la pequeña burbuja en la Dazai los metió a ambos, descendiendo para besar su cuello, el cual huele a su colonia, no es su favorita, pero es muy fresca, tal como le gustan a Dazai. Deja un beso ahí y puede sentirlo estremeciéndose. 

El pelirrojo ha estado pensando en algo durante un tiempo, suspira contra su piel, cansado. Quizá avergonzado y reprimido. La piel de Dazai es tan sensible que incluso con ese gesto pequeño suelta una exhalación apreciable. 

Chuuya va a pasar el resto de sus días aquí, escondiéndose en la protección y el suave olor de su cuello. La forma en la que se deja reposar sobre el es casi como si lo abrazara. Probablemente Osamu siente lo mismo, porque baja sus brazos de su cuello para literalmente abrazarlo por el torso, haciendo circulas tímidos y torpes en su espalda.

Es increíble que Dazai sea todo lo contrario a eso.

El pelirrojo deja otro beso en su cuello y pregunta con una suave sonrisa, buscando una peligrosa prueba para si mismo. 

— ¿Puedo morderte? ¿Aquí? — Marcando territorio, dijo Yuan. Si aquella fue realmente la intención de Dazai, el también puede hacerlo, ¿verdad? Tal vez a Osamu incluso le guste eso.

— ¿Quieres hacerlo? — Su tono es divertido, no burlón. Pasaría de cruel si Chuuya estuviera nervioso, en cambio tararea. — ¿Por que?

Ah, bueno, esa es una pregunta ligeramente comprometedora. 

Pero sabe que quiere darle esa respuesta al castaño, para ser mas específicos en su subida a las nubes ahora mismo, el quiere darle todo.

— No lo se. — Responde, genuinamente. Luego resopla suavemente, admitiendo con las mejillas vulnerablemente sonrojadas. — Creo que me gustas.

Ante eso, Osamu sonríe, y tal vez su pecho vibre de la pura emoción, como si un escalofrió helado le atravesara. Lo sabe, el también.

— Entonces hazlo. 

Chuuya no necesita mas que eso para enterrar sus dientes sobre su piel morena. 

Acaricia la linea de su mandíbula con una mano y la otra esta sobre su pierna, frotando para relajarlo. Suelta un gemido de dolor e incluso puede distinguir satisfacción. Chuuya lo chupetea después de eso y alivia la mordida no demasiado fuerte en el hueco de su cuello. Puede sentirlo, estremecerse y por su deplorable umbral de dolor sus ojos incluso están cristalinos.

El castaño acuna su mejilla sin ninguna emoción en particular en su rostro, solo es neutral y podría pasar de pensativa, con ese suave toque suyo le dirige a sus labios. Es como volver a casa.

El pelirrojo atrapa su labio inferior, succionando con avidez como si buscara beber directamente de su alma, su cavidad húmeda lo recibe con un zumbido de satisfacción, en serio, Dazai es extremadamente ruidoso-

El castaño se deja hacer, aunque en realidad sabe que este tan buen besador que probablemente podría voltearlo ahora mismo y darle un maldito orgasmo solo besándolo. Frota su labio superior con el de Chuuya y permite que su lengua le de todo el placer que realmente desea. 

La cosa que Dazai es demasiado perezoso como para conseguir las cosas por su cuenta, así que usa sus adorables encantos para manipular a Chuuya y conseguir que le de absolutamente todo.

El pelirrojo ladea su cabeza, siendo consiente de que probablemente este exprimiendo tanto a Dazai que este actualmente es como un débil muñeco inflable, su brazo cayo rendido a la cama y dejo de abrazarlo, pero quizá hay un resquicio de energía cariñosa y vergonzosa en el, porque con su otra mano toma la de Chuuya que esta en su mejilla, presionándolas juntas. 

Chuuya se separa con sorpresa, observando atento el rostro apacible del castaño, ojos cerrados, tan suave y ligero que parece estar en un estado de inconciencia, sus largas pestañas rozan sus pómulos brillantes y rosados. Las pecas de su nariz son visibles por la luz amarilla de su habitación, sus labios suaves entreabiertos, y cuando conduce la mirada hacia la unión de sus manos, sonríe. 

Esta vez continuara el beso hasta quedarse sin aliento, cuando el aire viciado del lugar no sea suficiente para alojar todo lo que siente, lo besa con mas emoción, como si quisiera encajar sus labios juntos como piezas de un rompecabezas. El castaño aprieta sus dedos entre los suyos  

Su agarre es un poco tenso cuando escucha una voz que no proviene del pelirrojo sobre el, parpadea un par de veces, sumido en un pánico silencioso, Chuuya se detiene abruptamente otra vez, como si apenas recordara que llevan algun rato sin estar solos en casa.

Dazai actúa. — ¡Chuuya, oh dios mio! — Grita repentinamente, un par de ojos azules salen disparados e interrogantes en su dirección. —¡Ten piedad, Chuuya, ah-!

Lo ultimo es mas real que cual silaba de todo eso, Chuuya vibra en furiosa vergüenza mientras rápido y para su sorpresa, tapa su boca.

— ¡¿Que demonios estas haciendo?! ¡Creerán que estoy cometiendo un homicidio! — Chilla, sin ser consiente de la nueva estupefacta presencia a sus espaldas. 

El castaño frunce el ceño y sus pómulos también están rojos cuando destapa su boca. 

— Por supuesto que no, chibi. Es obvio que suena como si estuvieras follándome. — Hace un gesto que le indica a Chuuya que el realmente piensa eso. Si es posible, se sonroja mucho mas. 

— ¡¿Y por que querría que pensaran que eso esta pasando?! — Tapa su rostro aun avergonzado, Osamu suelta varias risitas. Ambos son interrumpidos, Shirase, parado junto a la puerta ahora completamente abierta, señala con impresión.

— ¡Wow, Chuuya! ¿Eres gay?

Y puede que, Chuuya, en serio se desmaye de la vergüenza. 

oigan, JAJAJAJA. Me estremezco de pensar que yo escribí eso, pero que puedo decir, ya les tocaba a los hormonados su momento, no hubo sexo en La estafa del siglo, toco aqui 🤧.

Disculpen la falta de actualización, pero definitivamente el próximo capitulo sera acerca de la cena con el suegrito y la familia 🙌, nunca he tenido una cena de decente de esas, manden ideas 🏂.

¡Gracias por leer, votar y comentar 💕!

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