Diecisiete

Escucho que alguien entra, me giro y me encuentro con mi madre que está parada en el umbral de la puerta. Sus ojos se posan desde las maletas que hay en el piso hasta el lío de ropa que tengo en mi cama. Luce triste, desilusionada, y eso hace que me sienta horrible y mala hija.

—Sabía que este día iba a llegar, pero no pensé que fuera tan rápido —dice mientras camina hacia donde estoy.

Sus palabras me hieren mucho más de lo que demuestro y me dejan sin poder rebatir lo que ha dicho.

—No voy a vivir tan lejos, mamá, podemos vernos muy seguido. Nada va a cambiar.

Asiente y trata de sonreír, pero le sale una mueca extraña.

—Lo que más me preocupa es tu padre, Vivi. Trata de arreglar las cosas con él —dice con pesar.

La relación de nosotros está peor que siempre, incluso él no me habla cuando nos encontramos por accidente en el salón o la cocina. Otra que está resentida es Lena. No me dirige la palabra desde que se enteró que me iba a vivir sola.

—Voy a intentar hablar con él, no te preocupes por eso —afirmo para que se quede tranquila.

Suspira con alivio y empieza a ayudarme a arreglar la ropa.

—Sabes que estoy aquí para lo que necesites, mi niña, puedes confiar en mí siempre. Te amo —dicho esto, me abalanzo sobre ella y nos abrazamos con fuerza.

Es reconfortante estar en los brazos de mi mamá, sentir su calor y su olor que me traen tantos recuerdos. Mi madre siempre ha usado la misma fragancia, esa que me hace sentir en casa y protegida.

—Yo también te amo —digo entre su pelo, con los ojos cerrados y aferrada a todo lo que me proporciona su calidez.

—Es mejor que sigamos con esto —expresa divertida y se aleja de mí—. Estoy muy orgullosa de ti y de cada decisión que tomes.

—Muchas gracias, me da miedo todo esto —confieso con sinceridad.

Me mira con ternura y con esa complicidad que siempre hemos tenido. Esto es suficiente para que me sienta reconfortada y con ganas de seguir adelante.

—Vivi —llama Lena, haciendo que nos separemos—, Ruddy está fuera y pide verte.

—¿Qué? —pregunto con sorpresa.

—¿Quién es Ruddy? —cuestiona mi madre.

—Es el novio de Vivi —responde Lena, sonriendo pícara.

La miro de mala manera, pero ella me la sostiene con arrogancia y altanería. Genial, se está vengando porque me voy.

—Luego te cuento, mamá. —Me levanto de prisa y me dirijo hacia la puerta.

—¿Es el chico de la otra vez, Vivi? —pregunta y me paralizo.

—Sí, luego te cuento todo —dicho esto, salgo de mi cuarto en un santiamén, pero logro escuchar los "Vivi tiene novio" de Lena.

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Salgo a su encuentro, está recargado  en su camioneta, mirando algo en su celular. Esta vez lleva una camisa puesta, que le queda de maravilla, y unos jeans oscuros. Es la primera vez que lo veo con este tipo de ropa.

Me acerco, él guarda el aparato y me sonríe. Su pelo está recogido, pero le caen algunos mechones por la frente. Retira los lentes hacia atrás y me permito perderme en el azul de sus hermosos ojos.

Unimos nuestros labios en un dulce beso mientras me abraza y luego posa su rostro en mi cuello. Sonrío al sentir cómo aspira, porque me hace cosquilla cuando hace esto.

Ha pasado una semana desde que tuvimos la conversación aquella y se sinceró conmigo. Aún me cuesta creer que me dijo que me quiere, es algo que no me esperaba. No le respondí de la misma manera porque entiendo que es muy rápido y porque no deseo presionar las cosas.

—Te queda muy bien —halago, pasando mis manos por su pecho.

—Gracias, Vivi. —Noto cómo se sonroja—. ¿Estás lista?

—¿Lista? ¿De qué estás hablando?

—Rayos, no viste mi mensaje —afirma y niego con la cabeza—. Te estuve llamando y dejé uno.

—Oh —es lo único que logro decir—. Me quedé sin batería, lo siento.

Hace un puchero que, debido a sus mejillas pecosas, lo hacen ver exageradamente tierno.

—No importa, vámonos que el camino es largo. —Toma mi mano y me abre la puerta del vehículo.

—Espera, Ro, ¿qué haces? No te entiendo.

—Te invité a que me acompañes a visitar a mi hermana, Vivi. Por eso vine a buscarte.

Mi mente se queda en blanco por unos segundos, para luego caer en cuenta de qué significa esto. No puedo creer que vaya a conocer a un familiar suyo, a su amada hermana.

—¿Qué? —suelto horrorizada. Esto le hace gracia porque se carcajea.

—No te pongas así, cariño, sucede que no quiero ir solo. Así que pensé en pedirte que me acompañaras.

Niego varias veces con la cabeza, los nervios me han nublado la razón.

—Además, es en un campo que vive, vamos a ver muchas cosas y nos hará bien un poco de aire puro. ¿Qué dices?

—Está bien, pero debo arreglarme —contesto sin sopesarlo mucho y camino de regreso a la casa a pasos rápidos.

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El viaje hacia la casa de la hermana de Ruddy ha sido maravilloso. No solo por el hermoso panorama a nuestro alrededor, los árboles y el sentimiento de paz que nos proporciona la carretera. También está el hecho de que él se ha abierto conmigo de una manera que pensé no lo haría. Me ha contado muchas anécdotas de su infancia, de su adolescencia y de cuando descubrió que la música era lo que lo llenaba.

Asimismo, me dijo todo lo que padeció por sus adicciones y depresión, sobre los amores fallidos y las cosas que espera cumplir en el futuro. Es un chico maravilloso que fue golpeado desde muy niño y, aun así, sigue de pie.

Yo también le conté parte de mi infancia, le hablé de mis miedos al fracaso, que luego de lo que pasó con mi exnovio me cuesta creer en él. Le dije lo que está pasando entre mi padre y yo, sobre Lena y mi madre.

Él me escucha en silencio, muestra interés y me da consejos muy prácticos. Es increíble que cuando conoces a Ruddy piensas que es una persona inmadura y creída. Es lo que yo creía de él. Pero es todo lo contrario, y agradezco que esté en mi vida.

Entramos a un camino de tierra, a lo lejos se vislumbra una casa grande con tonos rústicos.

—Llegamos —informa—, te advierto que mi hermana es un poco intensa en cuanto a demostrar sus sentimientos y puede decir tonterías sobre mí.

Me río por la cara de espanto que tiene y me acerco para darle un beso en los labios. Trato de alejarme, pero él no lo permite y se adueña de mi boca.

—Ro —hablo sobre sus labios—, debemos entrar.

Emite un sonidito extraño y se separa. Me carcajeo por lo infantil que luce.

Toma mi mano entre la suya y caminamos hacia la entrada. La puerta se abre de repente y sale una mujer que se abalanza sobre Ruddy. Él la atrapa mientras ella besa sus mejillas muchas veces.

—Ro, qué alegría tenerte aquí —dice emocionada, sin percatarse de mi presencia.

—Yo también te extrañé, Nath. —Se la logra quitar de encima, pero ella acaricia su frente y echa para atrás el pelo que le cae ahí—. Ella es Vivi, mi novia. —Los ojos grises de la chica se posan sobre mí y puedo notar lo bella que es.

Mis mejillas empiezan a arder por cómo me presentó. Ella se me acerca, su sonrisa se ensancha de una manera que da miedo y me mira con intensidad.

—Hola, Vivi, soy Nathalia —saluda y me extiende una de sus manos. Se la tomo y la aprieta con fuerza.

—Mucho gusto, Ruddy me ha hablado mucho de ti.

—Espero que cosas buenas. —Lo mira sin dejar de reír—. Pasen, estoy haciendo el almuerzo.

Por dentro la casa es mucho más bella y grande, pero sin dejar de ser acogedora. Hay montones de fotos de la familia de ella que observo con curiosidad.

Nos habla de su esposo y que no podrá llegar porque está en otro pueblo trabajando.

La comida es exquisita, y la hace más agradable que almorzamos en el jardín grande y bien cuidado. El panorama es espectacular, está todo rodeado de verdes árboles y ambientado con los sonidos de diversos animales.

Ruddy se ausenta para ir al baño y aprovecho esto para ayudar a Nathalia a recoger la mesa y lavar los platos.

—Muchas gracias, pero no tienes que hacerlo. —Me seco las manos con una toallita y encojo los hombros.

—No es nada, muchas gracias a ti por la comida, estuvo deliciosa.

Ella asiente y toma mis manos entre las suyas. Sus ojos se tornan cristalinos y una lágrima cae por su mejilla.

—¿Qué sucede? ¿Pasa algo? —cuestiono preocupada.

—No es eso, me alegra muchísimo que estés aquí. —Mi cara debe ser un poema—. Lo que sucede es que estoy feliz por Ro, es la primera vez que me presenta una novia.

Mis ojos se abren por la sorpresa y algo se mueve dentro de mí.

—Es un honor estar aquí y conocerte, Nathalia, eres muy importante para él. —Asiente y me acorrala en un abrazo que correspondo.

Miro hacia el frente y vislumbro a Ro, quien observa la escena muy feliz y sonríe genuino. Camina hacia nosotras y se une al abrazo.

Logro percibir todo el amor y cariño que se tienen, y ser parte de esto me llena de una dicha inexplicable.


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