Capítulo 5
Lori, Leni, Luna, Luan, Lucy y Lincoln, estan sentados en el sofá de la sala, observando como su madre muestra el alma partida llorando sin parar, en un sillón apartado. Devastando a sus hijos con los llantos que llenan la sala, ellos se miran todos entre sí, compartiendo la misma tristeza que su madre y una gran lástima por verla destruirse delante de ellos, nadie quiere vivir lo mismo que esta viviendo Rita, ser informada por su esposo de que una de las hijas menores fue violada, por el maestro de teatro que le enseño el principio de las pasarelas. Lola no fue la primera en ser abusada, hubo otras niñas más que hablaron ese día.
La mayor de las hermanas no puede apartar los ojos de la matriarca. Sentada en el sofá individual, con los dos codos clavados en sus rodillas, y su rostro apoyado en sus manos. Ocultando el rostro al igual que las lágrimas con sus palmas, aunque no quiera mostrarse débil delante de sus hijos, no puede aguantar su angustia y terror. Su pequeña hija, violada y abusada por el maestro, ese hombre que a simple vista parece una buena persona, incluso una figura paterna al comunicarse o hacer contacto con sus alumnas, incluso con su hija era demasiado amable.
Lori se levanta del sofá dirigiéndose hacia su madre, el rostro que siempre demuestra orden y calma, esta desfigurado por el dolor junto a las lágrimas de ella, arremetiendo dentro de Lori el impulso de lanzarse con sus brazos extendidos a su madre. Los sollozos de Rita incrementan, correspondiendo el gesto de la rubia al instante, aferrándose en sus brazos sin intención de soltarla.
Los demás Loud al ver como su hermana abraza a su madre, sienten que deben hacer lo mismo. Leni deja su cómodo lugar y se suma al abrazo con lágrimas en los ojos. Las siguientes en hacer lo mismo son Luan y Luna, por último Lincoln que no se queda atrás, lagrimeando al ver el rostro de todas las chicas ahogándose en lágrimas.
—•—
—¡Eso estuvo increíble, Lincoln! —la entusiasmada voz de Clyde elogia a su mejor amigo, reposando un brazo encima de los hombros del joven.
—¡Lo sé! ¡Por fin pude romper mi propio récord!
En esa tarde noche, el albino de la familia Loud y el, mejor amigo Clyde, festejan por la bienvenida del nuevo mes, pasando el primer día de Diciembre jugando en el árcade. Faltando cada vez menos para las vacaciones, consiente de eso, de que podrán pasar ese verano juntos, pasando por la cabeza del albino que será el último juntos. Clyde se ira a otra secundaria, en otra ciudad lejos de Royal Woods, y aunque será dolorosa la despedida, todavía hay tiempo. El verano y la navidad, serán grandes recuerdos para ellos de esa amistad tan unida y forjada desde años, creciendo como si fueran una familia.
El par de amigos caminan en los pasillos donde las paredes son las máquinas del árcade. Las pantallas llenas de cinemáticas pixeleadas o más realistas, iluminan en toda la oscuridad del lugar, introduciendo a todos los jóvenes que pasan la última hora de la tarde, alejados del cielo despegado oscureciendo lo azul, reemplazado por un anaranjado al pasar cada minuto. Hasta llegar a un negro decorado por las estrellas, subiendo cada vez más la luna llena, tomando protagonismo en la llegada de la noche calurosa.
El resplandor lunar es lo único que ilumina la ciudad, esfumando la electricidad de Royal Woods en un instante, bañando la ciudad en una capa negra sin razón alguna.
—¿Qué tal este? —pregunta el chico moreno mientras apunta una máquina donde la cinemática es la silueta de un ninja batallando contra una lluvia de kunai.
—No lo sé, Clyde, ya lo pasamos la semana pasada —responde Lincoln paseando otras pantallas con sonidos de diversas atmósferas, mirando con cierto desgano, apoderando en la mente del joven la idea que es las últimas vacaciones junto a Clyde.
—Es verdad.
El suspiro del joven deja salir su frustración, habían jugado la mayoría de los juegos en todo ese transcurso que para los chicos, solo habían pasado unos minutos dentro del establecimiento. La distracción por los videojuegos nubla por completo su conciencia en el tiempo, sin saber la hora, ellos creen que todavía es temprano.
—¿Qué tal ese? No lo jugamos desde hace tiempo, y escuché que le cambiaron bastantes cosas.
—¿La historia también?
—Sí, también la historia.
—¡Genial! Vamos.
Lincoln junto a Clyde se acercan con velocidad en su caminar, llegando a tan solo unos centímetros de aquella máquina, sienten la luz al hacer contacto con sus ojos reflejando los destellos azules, pero en un instante se apaga todo a su alrededor.
—¿Eh? ¿Qué pasó? —pregunta Clyde con la voz llena de temblores, moviendo la cabeza a todos los costados, hasta acercarse a su mejor amigo.
—No sé, me pregunto lo mismo.
Los dos jóvenes al salir del establecimiento, se encuentran con todo el alrededor oscuro, eso sorprende bastante a los chicos, escuchando más de una maldición proviniendo de algunos edificios cercanos. Nunca antes han presenciado un corte de electricidad, y menos en toda la ciudad mientras no estan en su casa. Sin ver nada más que oscuridad que se propaga delante de ellos, al costado y a las espaldas de ellos. El resplandor de la luna es lo único que alumbra su camino. Pero eso no soluciona que en los pasillos, o lugares angostos la oscuridad es la dueña.
—Seguro Flip perderá gran parte de su mercancía —dice Lincoln mientras camina con cuidado al lado de Clyde.
—Sí, pobre de Flip —responde el temeroso amigo del albino, apegándose más al lado de Lincoln encogiéndose los hombros ante cualquier ruido externo que se oculta detrás de las sombras que proyectan las casas.
Los dos concuerdan en sus opiniones, mostrando pena por el viejo comerciante. Se miran aunque es difícil por lo oscuro de la noche, igualmente pudiendo distinguirse en toda la oscuridad. El semblante de lastima cambia a unas risas sincronizadas, todo lo dicho es sarcasmo que para ellos, le parece divertido ver el descontento del anciano tacaño. No es crueldad o insensibilidad, solo el pensar la reacción y desesperación de Flip, les da una razón para lanzar carcajadas en la noche dominada de soledad, pareciendo ser los únicos habitantes de Royal Woods por unos momentos.
—¿Desde cuándo es de noche?
—No lo sé, pero mi mamá seguro esta buscándome.
—Mis padres también. Tenemos que ir rápido a nuestras casas.
—Concuerdo contigo, Clyde. Vamos.
El ruido de algunos autos se escuchan a la lejanía, proyectando los faroles claridad en las calles al romper el silencio. Los gritos, quejas e insultos de algunos edificios que al pasar pueden escuchar, son como los pájaros y sus cantos a la mañana, molestos y penetrantes, o eso les parece a los jóvenes al tener que levantarse por aquellas aves. Resultando molestos.
—¿Dónde estamos? —pregunta Clyde sin ser capaz de ubicarse en las calles que se familiarizo, esforzando la vista detrás de los lentes con gran grosor.
—Creo que a unas calles del parque de Royal Woods.
No puede orientarse, las calles no son visibles por la luz escasa de la luna. Los edificios son obstáculos para las resplandecientes luces del emisor lunar, desde el punto de los chicos, ir por donde se estan guiando, no es útil sin poder ver detrás en la espesa oscuridad. Las sombras de los edificios altos, no dejan entrar ni una pizca de luz, pero no tienen otra opción, es la dirección donde habían ido para ir al árcade. Tragando saliva, Lincoln tiene una pizca de confianza en poder encontrar alguna calle principal para poder guiarse.
—¿Listo amigo?
—Siempre estoy listo, Lincoln.
—Bien, entonces vamos.
Los primeros pasos de Lincoln son visto por su amigo, el cual no se mueve del lugar, ni dice nada. Hasta que al notar la distancia de él y la suya, estando a unos centímetros de introducirse en la oscuridad, tiene el valor de hablar.
—¡Espera! —Lincoln voltea al escuchar el grito del moreno, mostrando la confusión evidente en su rostro.
—¿Qué pasa?
—No estoy listo —avergonzado por lo que dijo, y agitado por el miedo, empieza a respirar y exhalar dentro de una bolsa de papel, que había sacado de uno de sus bolsillos traseros del pantalón. Las manos temblorosas sostienen aquel envoltorio para que el aire no salga, y pudiera calmar la agitación en minutos.
—¿Mejor? —pregunta Lincoln aún en la otra acera, esperando a Clyde sin apurarlo.
—SÍ.
A veces a Lincoln le preocupa mucho su mejor amigo. Tiene problemas con muchas cosas, y algunas de esas son el variado catálogo de miedos, sus ansiedades cotidianas, y su gran inseguridad. Aunque todo eso haga sonar como una carga para cualquiera, su lealtad y amable personalidad, hacen contraste con todo lo anterior para Lincoln, queriéndolo aún con sus defectos. Para el albino, es como el único hermano menor en su gran familia.
Pasando por el oscuro pasillo, encuentran calles que para ellos son desconocidas, sin poder ver los nombres. Caminan por otras calles, hasta encontrar una calle muy familiar para Lincoln, y la única en poder verse su nombre, la avenida Franklin. La alegría de Lincoln y Clyde es reflejada en sus rostros, además de que al moreno le brillan los ojos con esperanza
—¡Qué bien! ¡Vamos, Clyde, le diré a mi papá que te lleve a tu casa!
Aunque la cercanía de ellos es corta, sus palabras exaltadas tienen un volumen similar a un llamado lejano. Lincoln mira a su amigo, el cual asiente por la propuesta para luego ir corriendo detrás del albino, sabiendo que es la dirección correcta por la mano en donde los autos pasan. A su lado, el moreno corre a menor velocidad por su bajo atletismo. Hasta que los pasos de él se detienen.
Lincoln nota eso al separarse un poco más del moreno, percibiendo mucho más los sonidos con el silencio, da media vuelta, viendo la silueta de su amigo a unos pasos de distancia.
—¿Qué pasa, Clyde? —pregunta de manera intrigada, respirando con dificultad por el cardio.
—R-Ra-Ra —el tartamudeo sigue pronunciando esa silaba con dificultad, sin armar una palabra, escuchando la respiración agitada teñida de temor.
—Ra ¿qué? —pregunta Lincoln dando un paso adelante, arrugando las cejas sin que se vea en la noche.
—¡Rata! —el grito del joven lleno de pavor, provoca que el pequeño animal se esfume corriendo a las alcantarillas, la cual está en el medio de los dos chicos. Mientras que Clyde corre al lado contrario donde estaban caminando, dejando preocupado a Lincoln cuando ve que sale de la acera, y empieza a correr en diagonal a la otra acera. En medio de la calle, el ruido de un auto con un motor ruidoso, provoca que la vista del albino observe todo con más lentitud.
Los ojos se agrandan de la impresión en los dos chicos, mayormente a Clyde, al sentir sus piernas conducirse solas a la vereda, los latidos del corazón se hacen más frecuentes, al igual que más poderosos por poder sentirlos con intensidad, sin poner una mano en la región donde habita el órgano. La adrenalina viaja por las venas, pero el sentir tanto miedo opaca en su totalidad ese estado. En cambio, Lincoln no puede hacer más que mirar como el auto sin luces, dobla en la calle donde habían caminado recto, para encontrarse en la avenida Franklin. La velocidad del motor, y el derrape para cambiar de calle, son los ruidos que dominan en ese tenso momento, hasta que algo con más volumen hace que esa ambientación se ponga más tensa, y quede en un silencio.
—¡Clyde!
Una melodía que sube de volumen con tonos agudos armoniosos, desgarran el sueño del propietario de la alarma, levantándose aun somnoliento. Para Lincoln, lo que acaba de ser espectador, no es un sueño, ni una pesadilla. Fue un recuerdo que nunca más quiere revivir, pero su mente no le hace caso, para él es común volver a vivir la muerte de su mejor amigo.
Mira al costado, enfocándose en el calendario de papel que una vez le regalo su padre, el día que lo recibió le pareció extraño. Tiene un celular donde tiene un calendario en él, no le es necesario uno de papel.
Con cansancio en sus parpados, se levanta de su cama, con un plumón tacha el día presente en el calendario, sin tener ánimos aunque recién se levante.
—21 de diciembre, sábado —mirando todos los números tachados con una cruz roja, mira el primer día del mes. El único en no ser tachado. El 1 de diciembre, cayendo el primer domingo del mes, y el comienzo del sufrimiento, al ver cómo murió su mejor amigo embestido por un automóvil, cayendo al suelo con la mandíbula colgando de manera anormal.
Sin querer alimentar el dolor, sale del cuarto, sintiendo el cuerpo sucio, lleno con una capa de impurezas se dirige al baño antes de ir a desayunar, y vuelve al cuarto.
Cuando termina de ponerse las zapatillas, sale de su cuarto, mirando la fila cotidiana para ir al baño, no quiere ir y encontrarse con sus hermanas, las cuales a unos pasos la tenía en frente. Poniéndose en el último lugar de la fila, intenta ser lo más sigiloso para no ser captado por las chicas. Un evento cotidiano en la casa más ruidosa de la ciudad, pero en esta ocasión se siente aliviado de ser el último en la fila, como siempre. Tener a una de sus hermanas dándole la espalda, lo pondría en alerta más de lo que esta ahora.
Adelante del albino se encuentra la hermana que tiene menos diferencia de edad, Lynn; quien da vuelta para encontrarlo, frente a frente. Ella no pudo dormir bien esa noche, necesitando sacar el enojo con un saco de boxeo, y aún lo necesita. Al mirar a su hermano, los ojos que cuelgan unos párpados arrugados por querer estar cerrados, muestra la falta de descanso, dando clara señal de no querer decirle nada o provocarla. Si Lynn ya es violenta con el desarrollo de su personalidad, estando en un estado tan inestable como para que el instinto la domine, lo menos que quiere es tenerla cerca.
La deportista al ver a Lincoln, arruga la frente desafiando la mirada opaca de él, tras un chasquido de lengua le vuelve a dar la espalda nuevamente. Sin disimular nada, murmura para ella misma con un volumen algo alto.
—Lo que me faltaba, tenía que estar el patético —su tono no es para nada amigable, obteniendo la atención de las hermanas más cercanas, repitiendo la misma acción que Lynn, algunas más notorias que otras. Quejándose del mismo modo cuando Luan cuenta un chiste. Todas menos Leni hacen eso, al igual que Lisa y Lola. Para la princesa, tiene que adaptarse a su personaje para salir vencedora, a la noche pudo mentalizar su personalidad reservada y tímida.
—¿Por qué hacen eso? Si Luan no dijo ningún chiste —pregunta Leni a Lori que tiene delante suyo, obteniendo una mirada irritante por parte de ella.
—Leni… —un suspiro cansador sale de los labios de la mayor— Solo cállate, y espera a que Luna salga del baño.
En el comedor
En la mesa se encuentra otra vez toda la familia reunida, esperando el desayuno de su padre, pero él no es visto por ninguno de sus hijos, eso es captado por todas las chicas junto a Lincoln al reunirse en una sola mesa. Las mayores tienen listo sus tazas con café, como siempre lo hacen en las mañanas. Esperando algún tipo de aperitivo para esperar hasta el almuerzo.
—Mamá, ¿por qué papá no esta haciendo nuestro desayuno? —pregunta la rockera tomando un gran trago del café amargo, vistiendo el pijama que para ella es una remera lila con las mangas cortada, junto a un short gris que hace un tiempo era negro.
—¡Oh! Es verdad, olvidé decirle ayer que Lucy volverá hoy de su campamento, y su padre fue a buscarla —la voz aguda de su madre responde a la aficionada del rock, sirviendo una taza de café para despertarse.
Lincoln al oír las palabras de Rita, los ojos se abren más de lo normal por la novedad que escucho. Una energizante electricidad recorre todo su cuerpo, terminando el recorrido en la espalda del chico provocando un escalofrío, no de miedo, uno de felicidad. Su hermana volverá por fin a ese campamento de poetas y escritores de una semana. Lincoln no sabe cómo funciona todo eso, pero le pareció raro tal campamento, siendo algo nuevo para él ese tipo de establecimiento.
«Por fin, la señorita pesimismo y oscuridad volverá. Podre quitarme todo este estrés en ella. Si es que ella quiere, o lleguemos a un acuerdo» El pensamiento de Lynn parece malévolo, siendo eso así. Mientras que en el costado de Lincoln, Lana puede notar la sonrisa de su hermano. La primera vez desde hace semanas, los labios de Lincoln sonríen sin ningún esfuerzo engañoso. Pero para Lana no es nada satisfactorio verlo de ese modo, los engaños de Lola sirven en su gemela. Estando manipulada por la princesa, al igual que Lynn y Luna. Un trío peligroso por el carácter que manejan, no solo por lo violento, si no también el descarado, sin temor a mostrar sus opiniones, o en este caso, castigos para su hermano.
La rubia con la cara llena de amargura, le da una patada en el tobillo del Loud, estando él reteniendo un quejido de dolor, sin lograr disimular la cara arrugada al recibir el golpe. Al lado de Lincoln, Lynn está sentada. La cual ve a su hermano con una cara ridícula, dándole una idea que ella disfrutará realizarla
—¡Dos por hacer una cara tonta!
—¡Auch!
Todas son testigos de tal acto, pero no hacen nada para detener a su hermana, Luan no dice nada para que no piensen que esta en su contra, mientras que Leni está distraída, y Lori no comenta nada por el mismo motivo de Luan. La mayor ya esta más decidida que anoche, teniendo la intención de saber la verdad, y ver en video qué pasó en la habitación de Lola. Teniendo en mente pedirle después la grabación a su hermana Lisa, o a Luan si es que tiene la evidencia.
Luna al ver como dos de las menores muestran odio a su hermano, le llega una idea, el castigo que le caerá al albino. Ella sabe que puede llegar lejos la situación, pero Lincoln realizó una acción que es imperdonable, y ese castigo es la oportunidad de que tenga posibilidades de un perdón.
Minutos después.
Los minutos pasan y los hijos del matrimonio Loud, desayunaron un desayuno sencillo pero sabroso por parte de su madre. Luna al ver que todas sus hermanas miran la televisión, llama la atención de Lynn y Lana, dificultando el hecho de ser sigilosa, porque al lado de la mecánica esta su gemela, que no debe enterarse por el momento. Con disimulo la puede llamar por un papel en su costado, en un ángulo fuera de la vista de sus demás hermanas. Lo mismo realiza con Lynn, la cual fue más difícil convencerla, escribiendo en varios papeles que la acompañe, afortunadamente Lynn es disimulada al negar los pedidos de Luna, hasta que en uno le propone que le dirá la verdad, sobre lo que le pasó a Lola antes.
Dejando la sala, acompañada de sus otras dos hermanas, sale del cuarto sin decirle nada a sus demás familiares. Eso llama la atención de varias de sus hermanas, mayormente de Luan, la cual está al pendiente de todo, aunque más enfocada en las acciones de Lola y Lincoln, pero sus demás hermanas también pueden estar involucradas en la mentira de cualquiera de los dos. No es detective, pero debe estar atenta a todo, y eso esta haciendo. Prefiere no seguirla y seguir mirando la televisión, prestando atención a los actos de Lola de reojo.
En el cuarto de Lynn y Lucy.
—¿Por qué estamos en mi cuarto? —pregunta Lynn entrando a la habitación que Luna abre sin pedirle permiso a la dueña.
—Porque es el lugar donde solo Lucy y tu pueden entrar sin pedir permiso, y si vamos al mío Luan podría entrar en cualquier momento, al igual que Lola en el cuarto de Lana —responde sin ataduras, cerrando la puerta detrás de ella y trancando por las dudas de que entre alguien
La deportista hace silencio, no le gusta ver como su hermana Luna hace esto sin permiso de ella, pero antes de reclamar, prefiere callarse y no arruinar la única oportunidad de saber qué pasó con Lola. Le llama fuertemente la atención ese tema, nunca antes había visto o escuchado sobre eso, y al saber que Lincoln quiso abusar de Lola, la intriga bastante, además de enojar por violar la ideología de Lynn. Queriendo la igualdad en los dos géneros, y al querer eso, ella odia bastante a los abusadores, violadores y machistas. Ese es el motivo del porque se exige tanto en los deportes, mostrando que una mujer también puede ser igual de fuerte que un hombre, incluso más.
—Ya Luna, dinos lo que pasó con mi gemela, y eso de que fue violada —la tristeza que es trasmitida por la voz de Lana, al por fin poder enterarse de ese abuso que sufrió Lola. No quiere saber lo que le pasó, porque sabe que puede hacerla sufrir aún más, de lo que ya está sufriendo por impotencia, de no haber estado con ella. La más querida y favorita hermana.
—Está bien. Les contare sobre ese día, en el cual Lola llegó con papá —con pesar en el pecho al recordar todas las imágenes de ese día, la voz de Luna llena el cuarto con el relato que llena de dolor los oídos de las dos hermanas menores.
En el cuarto de Lincoln
El albino cuando termina de desayunar, se cepillo los dientes y entra a su cuarto, aunque su madre le ofreció el control remoto al ser el primero el terminar el desayuno, algo que sorprendió a ella cuando su hijo se negó. Subiendo las escaleras con una pierna cojeando y el brazo adolorido. El dolor de los golpes que recibió por sus dos hermanas, son más dolorosos que otras veces. Si no fuese porque la deportista es tan fuerte y él tan patético, le hubiese insultado y reclamado a su hermana Lynn.
Lincoln desarrolla otro punto de vista de sus hermanas, o mejor dicho, una desconfianza y cierto odio a ellas, el cual todavía no nota por el momento, no es tan fuerte como el duelo que aún está pasando.
Es algo personal con las hermanas mayores, aunque las menores no hacen que esa llama arda en su interior. Además, esa desconfianza aumenta al ver como todas parecen estar contra él, percibiendo un mal presagio que, si sigue estando cerca del alcance de ellas, saldrá herido de alguna manera.
A Lynn no le sorprendería por su forma de ser, pero las demás tienen una mirada ajena a las de ellas, incluso demostraron descaradamente el fastidio a su persona en la fila de baño. Ni una palabra, aunque sea un hola.
Lincoln no se acercó a Lola en la mañana, le parece que ella tiene miedo de él, y si intentaba acercarse a ella, esta seguro que empeoraría las cosas. Vuelve a pensar en el origen de esa actitud tímida, una vez lo había visto, cuando ese desgraciado manchó la mente de Lola llegando a despertarse a gritos.
¿Acaso el golpe hizo que recordara lo que ese pedófilo le hizo? Si fuese así, sentiría como en su pecho la culpa lo tacharia como un monstruo.
Un grito de parte de su madre llama su atención, siendo un grito que avisa lo que estaba esperando hace tiempo.
—¡Lana, Lynn, Luna y Lincoln, bajen que Lucy llegó!
La felicidad lo invade como hace unos minutos al escuchar que volvería, al igual que en la voz de su madre trasmite la misma felicidad. Sale de su cuarto, teniendo delante de él una escena curiosa.
En el cuarto de Lynn. Luna y Lana salen, la mayor se pasa su mano en el codo, acariciándolo con incomodidad, mientras que Lana, no muestra su rostro por estar cabizbaja, caminando se dirige al baño con unos pasos pesados, y sus manos formando dos puños apretando las palmas con fuerza. La mayor persigue a su hermana con la mirada, los ojos de ella no los puede ver, pero percibe la tristeza que debe cargar los ojos de la rockera. Luna mira adentro del cuarto de Lynn, cuando Lana entra en el baño.
Lynn está acostada, con el rostro hundido en la almohada, aparentemente llorando en silencio. Sin querer ver más, cierra la puerta detrás de ella. Lista para bajar después de respirar para calmar los nervios, algo que cambia cuando mira a su hermano, mostrando un semblante que el horror en verlo es mucho más notorio, rebajando con la mirada al menor. Mostrando los dientes al morder con furia. A Lincoln le causa miedo verla así, eso no lo niega. Después de unos segundos conectando sus miradas, Luna se rinde y baja por las escaleras.
Lincoln hace lo mismo, pero después de calmar la respiración. Hoy volverá a ver a su heroína de la oscuridad, podrá desahogar sus penas con ella, olvidar los problemas con sus abrazos y poemas, volverá a sentirse bien. Baja las escaleras casi corriendo con entusiasmo, y una leve sonrisa en el rostro. Hasta que al bajar y mirar a Lucy, esa sonrisa se borra.
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